Cuelgo la llamada con mi madre y mi cabeza no para de dar vueltas...

A ver...

Esta se supone que era mi noche, pase un horrible año siendo despellejada por la prensa y mis padres. Lidiando con demasiadas cosas, lo único que quería era un día para mí. Donde solo se tratará de mi felicidad...

¿Es mucho pedir?

Sonará loco, estúpido o como sea...

Pero hoy es mi día, mi hermano está aquí, mis novios organizaron una maravillosa fiesta y no dejaré que un psicópata con una muñeca o un traidor de mierda me arruinen la noche.

No dejaré que nada de eso me moleste. Así que por una noche ignoraré todos los problemas del mundo y simplemente disfrutaré de la atención. Estoy verdaderamente cansada de intentar resolver los problemas de los demás. Ya mañana veo que hago con mi vida.

Pero tengo que encargarme de algo primero.

Respiro profundo y me sonrió de la manera más hipócrita posible.

No tengo ganas de una estúpida escena.

Camino hacia mi objetivo y al verme sonríe como si estuviera viendo a dios o algo así.

Te odio...

- Lia, feliz cumpleaños - ella intenta abrazar, pero lo evito.

- No me toques - respondo, sonriendo.

-¿todo bien? - pregunta luciendo verdaderamente extrañada.

Lo vengativa lo heredé de mi padre...

-Sé lo que hiciste...- su expresión cambia drásticamente y paso de ver a dios a escuchar que atropellaron a su perro.

Hipócrita.

-Amelia yo...

-Cállate. Haremos esto; tú inventarás una estúpida excusa para irte, y yo me quedaré a disfrutar. Mantente lo más lejos de mi...

O te lanzo por la borda. - pienso.

-Lo hice por mi hermano - sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se quiebra.

Muy tarde para llorar.

-Fingir ser mi amiga mientras mi mundo se caía a pedazos, ¿hum? Apoyarme con Jake, y sus comentarios, dar una maldita entrevista hablando mentiras sobre mi ¿eso fue por tu hermano?

-Amelia...

-Cállate, dame tiempo para pensar, pero ahora solo puedo mirarte con odio, así que lárgate antes de que pierda la decencia.

-De verdad lo lamento - ella intenta tomarme del brazo...

Estás jugando con mi paciencia.

-Que no me toques - digo sin borrar mi radiante sonrisa para no levantar sospechas. - eras mi amiga, y aun así, no me vendiste a la presa una sino montones de veces.

-Se que estuvo mal... - intenta excusarse.

-¿mal? Malo era que hablaras con la prensa, pero seguirme a hasta mi casa, meterte en mi edificio y tomar fotos, eso es mezquino - le respondo.

-Creí que tú lo entenderías. - me susurra.

-¿entender qué exactamente?, ¿tu hipocresía al fingir ser mi amiga?, ¿todos tus malos tratos debí a la culpa? ¿Qué vieras como mi reputación se caiga a pedazos mientras decías que todo estaría bien?

Es extraño, sé por qué hizo, entiendo sus razones...

-¿todo en orden? - me pregunta mi cuñada, quien parece que presencio parte de la escena.

-Leila, sí, claro. Selena ya se iba... ¿Verdad? - la miro y ella asiente sin mirarme.

-¿segura que estás bien? - me pregunta, Leila, una vez que Selena está lo suficientemente lejos para no escuchar.

No, pero mínimo estoy mejor sin una traidora en mi vida.

-Sí, ¿y tú? No hemos hablado mucho últimamente. - paso el resto de la noche hablando con mis invitados, ignorando la clara confusión por la desaparición de Selena. Eso no podría preocuparme menos...

Lo que sí me preocupa y muchos es el aspecto demacrado de mi hermano.

Por mucho que sé que se esforzó por arreglarse, no tapo sus enormes ojeras apropiadamente. Sé que él no está bien, está mucho más delgado, triste...

Parece que se va a desplomar en cualquier momento.

-¿te gusta la fiesta? - le pregunto.

-¿Eso no debería preguntártelo y a ti?

-Te encanta llevarme la contraria, ¿no?

-Sí, la estoy pasando bien...

-Me alegra. Diego, quiero hablar contigo de algo importante... - empiezo y su sonrisa en reemplazada por una mueca de pánico.

-Dime por favor que no estás embarazada. Aún eres joven, ¿sabes? No digo que no serás buena madre...- antes de que pueda seguir hablando lo interrumpo:

-No estoy embarazada, ¿vale?

-Pero si lo estás no te juzgarían, tus novios parecen buenos...

-Diego quiero hablar de nuestros padres. - suelto haciendo que deje de hablar.

-¿Qué paso con ellos? - pregunta, serio.

-Antes que nada, quería disculparme - susurro con la voz entre cortada y la mirada fija en el mar, no puedo ni mirarlo.

-¿Por qué?

-Por haberte dejado solo tanto tiempo, no debí hacerlo, debía protegerte y no lo hice bien. Lo lamento... Tanto. Fui una mala hermana mayor.

-¿estás jugando? - pregunta con burla - ¿mala hermana? Amelia sacrificaste tu adolescencia por cuidarme, me cuidaste de todo lo que podías... Eres muchas cosas, pero una mala hermana jamás.

-No fui suficiente... - lo miro.

-No podías seguir sacrificando por mí, siempre me sentí como una carga para ti. Incluso estando aquí, estabas preocupada por mí... El malo soy yo, siempre hice tu vida más difícil.

-¡No! nunca digas eso de nuevo, tú mejoraste mi vida de manera que nunca podre explicarle a nadie. ¿Okay? - las lágrimas ruedan por mis mejillas con libertad.

-No es cierto, sin mí no tendrías tantos problemas...

-Te amo mucho y me disculpo si alguna vez te hice sentir como una carga, ¿sí? Eso no es cierto - digo mientras acaricio su rostro con cuidado.

-Perdón por hacer tu vida tan mala - él hace todo lo que puede, por no llorar, pero se nota que está por desbordarse por las lágrimas.

-Cada minuto contigo me hizo inmensamente feliz. Nunca lo olvides, no eres una carga, mi niño, eres mi todo, jamás me sentí mal por ti, de hecho, eres la única razón por la que luché, luche por ti, por mí y por nuestro futuro, lejos de esos monstruos.

-¿de verdad soy bueno? - me pregunta dándole rienda suelta a sus lágrimas.

Por unos segundos no lo vi a él, sino su pequeña versión de seis años que corría a mi cuarto mientras nuestros padres gritaban...

-¿mamá y papá están molestos por mí? - preguntaba subiendo a mi cama.

-No, nunca, solo que están estresados por cosas que han estado pasando, pero no eres tú.

-¿lo prometes? - sus pequeños brazos me rodeaban, ese era mi lugar seguro, el único lugar donde sentía que estaba bien...

Él siempre ha sido mi hogar.

-Eres el mejor - le respondo abrazándolo con fuerza.

-Tú también, eres la mejor hermana del mundo - susurra.

Escuche una risa que era fácilmente de reconocer para mí y me separe de mi hermano, era la risa de Lexie...

Estamos bastante lejos de todos por lo que no nos ven, pero nosotros, sí a ellos, vi a mis novios, vi a mis amigos, a mi tía. Vi una sala llena de personas que me querían, me sentía cómoda ahí, tenía el trabajo de mis sueños, dinero como para no trabajar por el resto de mi vida y vivir bien, personas increíbles, una mascota maravillosa, que a pesar de que se está comiendo mis aperitivos, es increíble.

Tengo todo por lo que luche por tanto tiempo, tenía felicidad y paz...

A pesar de todo, a pesar de Selena, de la prensa, de mis padres, mi vida era realmente buena. Ya no tenía que luchar, solo disfrutar...

Ojalá mi cabeza, no gritara que algo muy malo está a punto de pasar.

-Ya no tenemos que luchar, ya cree el futuro que tanto te prometí...

-¿a qué te refieres?

-Que ya somos libres, ya podemos huir juntos.

-Amelia...

-La tía y yo tendremos tu custodia, iras a una buena escuela, tendrás un increíble cuarto, Lexie podría enseñarte a jugar beisbol. Será magnífico. Lo prometo.

-No quiero molestar, ya tienes una vida aquí y no quiero interferir.

-La vida que tengo la cree con la intención de que fueras parte de ella, hice todo para que ambos pudiéramos vivir bien. Esta vida también es para ti.

-Pero tienes turnos largos, novios y vives con alguien... - argumenta.

-Ya hablé con Linzie y no tiene problema, los chicos están bien y en mis turnos estarás con la tía...

-No quiero seguir frenándote, frenando tus sueños... - él no parece muy feliz con mi propuesta.

-No me frenas. - le aseguro.

-¿y nuestros padres? - pregunta frutado.

-Yo me encargo de ellos, tú solo tienes que decir que sí o que no.

-¿segura que no te molesta?

-Que no necio...- digo divertida.

-Entonces sí, me encantaría vivir contigo. - al escucharlo una enorme felicidad me invade.

-Una cosa más...

-¿que? - dice arrastrando la lengua.

-Ambos iremos a terapia. Y no está en discusión.