Hora de encontrar un camino.

— El amor es horrible, es literalmente lo peor que existe – se queja Valeria.

Como es costumbre, ella vino a su cita.

—¿Por qué sientes eso? – cuestiono.

—Mire, he hecho cometido muchas cagadas en la vida, pero mi mayor cagada es mi vida amorosa.

Ella camina por la sala. Al parecer eso la ayuda a expresarse mejor, entonces le doy libertad para hacerlo.

—El hecho de...— empiezo, pero ella me interrumpe.

—Sé lo que dirá, pero quiero mi romance adolescente. Lo peor es que ni siquiera me agradan los adolescentes, pero según los libros el romance es hermoso y hay príncipes azules, o princesas. Ahí otro problema no sé qué carajos soy, ¿soy hetero? ¿Bisexual? ¿Pansexual?, ¿usted qué cree? – la miro pensativo – viendo, ¿Qué vibras doy?

No puedo responder a eso, no es parte de mi trabajo. De hecho, ni siquiera he pensado en eso.

—No puedes basar tus expectativas románticas, es libros. Y descubrir tu sexualidad es un proceso complicado, tienes que experimentar muchos procesos para descubrirlo. — le recuerdo.

—¿y si no me gusta quién soy?

—¿Qué te hace pensar que no te gustara?

—No me gusta como soy actualmente, y todo el mundo habla sobre madurar, evolucionar. Tengo toda mi fe en eso, pero ¿y si lo que soy no me gusta? ¿Y si nunca me siento completamente bien con lo que soy? – sus palabras activaron un recuerdo que había guardado en lo más profundo de mi subconsciente. Pero aparto automáticamente todo recuerdo de mi cabeza.

—El crecer es un proceso que te lleva a encontrar quién eres, pero no puedo asegurarte que en quien te conviertas te gustara, no puedo asegurarte que cuando seas mayor amaras todo de ti, para eso tienes que trabajar mucho en tu persona. No me refiero a que cambies para agradarle al mundo, sino descubrir que no te gusta y por qué. Descubrir tu identidad nunca es fácil... Pero es un proceso que las personas atraviesan constantemente. — respondo, tranquilamente.

Ella me mira sería. Sé que lo que dije le afecto de alguna manera, pero también sé que no lo admitirá.

—¿vio? Me volví a desviar del tema. En fin, mi miserable vida amorosa. Empecé la escuela, lo cual fue menos traumático de lo que pensé que sería. Conocí a un chico en la cafetería de mi escuela y fue divertido, y bueno, le entregué un chicle con mi Instagram, subió una historia burlándose de mí. Y yo me enojé muchísimo...

—¿y qué hiciste con ese enojo? – pregunte, ocultando la incertidumbre hacia su respuesta.

—Fui y le pegue un chicle en el pelo y le grite: sube esto a Instagram malnacido— dice sonriendo.

Siento unas inmensas ganas de reírme, pero me detengo.

—Valeria, hemos hablado sobre el manejo sano de las emociones.

—Lo sé, respirar, no actuar por impulso, bla, bla, pero ¿Por qué tengo que tener responsabilidad afectiva con alguien al cual no le intereso lastimarme?

—Porque lastimar personas no hace que tu dolor desaparezca. Ir por ahí actuando desde la impulsividad, no hará que tu vida mejore, no hará que seas mejor persona...

—Quizás tenga razón. Pero de todas maneras no me arrepiento de nada.

—¿tuviste consecuencias?

—Sí, me suspendieron dos días, pero a él lo suspendieron una semana por acoso cibernético y quedo calvo – se ríe abiertamente.

Dios o ente poderoso del más allá, denme paciencia...

—El lugar es un poco lejos, pero es muy lindo - explica Alex manejando.

— ¿Haces esto muy seguido? - pregunta Lia asomándose por los asientos.

—La verdad, sí, es algo que solía hacer mucho en Alemania, aquí no tanto, pero intento salir de vez en cuando. — explica.

En el trayecto recibo un mensaje de Mic.

Mimi: ¿Qué haces?

Blue: En una cita.

Mimi: ¿estas revisando tu celular en una cita?

Mimi: Eso no se hace, respeta.

Blue: Estoy en camino al lugar de la cita, aún no he llegado.

Mimi: No importa, no se usan teléfonos en las citas.

Blue: Lo sé. De todas maneras, a donde voy no poder usar mi teléfono.

Mimi: ¿A dónde vas?

Blue: A un bosque.

Mimi: ¿y tu desde cuando la rata de cuidad sale decidió que era buena idea alejarse de la comodidad de su hogar?

Blue: Obviamente no fue mi idea.

Blue: ¿Cómo que rata?

Mimi: Deja el teléfono :) 

Mucho tiempo después llegamos al sitio. Es como un parque-bosque. No sé cómo, pero Alex nos convenció de hacer algo llamado senderismo.

Algo me dice que es mala idea...

Pero tenemos esperanza, es lo único que me queda.

—Antes de ir —empieza Alex, mientras caminamos — ¿tienen algún tipo de experiencia en esto? - negamos— bien, como no tienen experiencia, no nos adentraremos mucho, para evitar problemas, ¿vale?

—Vale...— responde Lexie.

—Bien, tomen esto— nos entrega unos guantes, cascos, una cuerda, entre otras cosas.

No sabía qué ser necesitada tanto para caminar por un bosque.

—¿Por qué tantas cosas? — pregunto divertido.

—Es por protección, hay algunos caminos un poco complicados, los intentaremos evitar, pero de que no se pueda, necesitan protección.

—Entiendo— respondo.

—Y antes, ¿hacen ejercicio seguido o algo? - cuestiona.

—Sí, a veces...— responde Lia.

—Perfecto, vamos.

Nos adentramos al bosque, caminamos un poco, es muy lindo, muy grande, creo que es obvio, pero hay muchos árboles.

—No se separen, que se pueden perder— exige.

—¿Desde cuándo te gusta hacer esto?— pregunta Lexie.

—Desde que tengo memoria. Cerca de mi casa había un bosque, pasaba más tiempo ahí que en mi casa— explica con nostalgia.

—Qué lindo, lo más cerca que he estado de un bosque es el cambural que había detrás de mi casa en Venezuela – comenta Lia.

—¿Qué es un cambural? – cuestiona Lexie.

—Un lugar donde hay muchos árboles de plátanos, frutas, y uno que otro animal posiblemente letal.

—Yo nunca estuve cerca de la naturaleza, o cosas, así, creo que la única vez que estuve cerca de algo parecido, fue cuando mi hermana quiso tener un cumpleaños en la granja.

—No te gusto, ¿verdad? – cuestiono Alex, con una sonrisa burlona.

—Fui miserable cada minuto y desarrollé fobia a los toros, pero sobreviví. — responde, Lexie.

¿Por qué no me sorprende?

—¿Conoces este bosque? — pregunto.

—Lo suficiente para no perdernos— responde con burla.

—Vaya, tu sí que transmites confianza— comenta Lia con una sobreactuaba alegría.

—Prometo intentar no perdernos— responde Alex.

—¿Intentar? — cuestiona Lexie preocupado, haciendo que Alex lo mire severamente mal.

—¿vamos a un lugar en específico o solo caminamos? — pregunto para intentar cambiar el tema.

—No tenemos un destino en específico, solo tenemos un lago como punto de referencia.

—¿Por qué te gusta hacer esto? — interviene Lia.

—Supongo que, porque me gusta estar lejos de todo, y porque amo la naturaleza.

Recordatorio mental; Alex disfruta la soledad.

Caminamos por mucho tiempo.

Todo es muy hermoso...

Los árboles, las flores, todo se siente tan tranquilo.

Ya entiendo por qué a Alex le gusta tanto.

Nunca me gustó mucho la naturaleza, siempre fui el tipo de chico que prefería la comodidad de su cuarto antes que salir. Pero esto es bueno, nos permite conocer los gustos e intereses de las personas con las cuales estoy intentando tener una relación.

En otras palabras, intento ver esto de la mejor manera porque le gusta a Alex, si fuera por mí estaríamos en la quinta avenida. Y no quiero ser negativo, pero creo que es la quinta vez que caminamos por aquí.

No sé, es bosque... Todo se parece.

Alex se detiene abruptamente. Mira de lado a lado, una expresión de confusión se forma en su cara. Lia y Lexie también lo notaron.

—¿Todo bien? — pregunta Lexie.

—Sí— La gira a la derecha— síganme.

Nadie dice nada por unos cuantos minutos, el ambiente está un poco tenso.

Caminamos, y caminamos, no sé por cuánto tiempo, solo sé que fue mucho.

Esto me da mala espina.

—Scheisse— dice Alex en alemán deteniéndose abruptamente.

— ¿estamos perdidos verdad? - pregunta Lia.

—Definitivamente— admite— pero lo resolveré, solo denme tiempo.

Buen momento para que no haya señal de teléfono, ningún tipo de señalización que indique donde estamos.

Maravilloso...

—¿Tienes un mapa o algo?— pregunta Lexie. Alex saca algo de su mochila.

—Tengo esto— muestra un papel medio dañado.

—Creo que servirá.

—Bien, y voy a marcar este árbol, será como un punto de referencia.

—Vamos— dice Lia.

No pienso que sea tan malo, solo hay que mantener la calma y mantener una buena disposición.

Me acerco a Alex que tiene el mapa.

—¿Dónde se supone que estamos?— pregunto.

—Todavía no sé - responde.

—¿Cómo no?— me quejo.

—Es un mapa viejo, solo muestra ciertos tipos de árboles y donde se supone que están, todavía estoy descifrando que árbol son estos— dice irritado señalando los árboles de nuestro alrededor.

—Bien, calma.

Alex revisa una y otra vez el mapa, nadie dice nada.

—Creo que lo tengo— dice minutos después— por aquí.

Y volvemos a caminar.

—¿Ese no es el árbol que marco Lia?— dice Lexie casi sin aliento por todo lo que caminamos.

—Mierda— dice Alex molesto.

—Estamos muy perdidos— dice Lia irritada.

—No me digas, no me había dado cuenta— responde Alex tajante.

—No me hables así, señor, hago esto desde niño - expresa ella ahora más molesta.

—Sí, pero no con personas— se defiende— no se supone que esto debería estar pasado.

—Claramente— responde Lexie.

—Esto no ayuda, deberíamos buscar soluciones, no echarle leña al fuego - grito, interrumpiendo lo que sea que Alex iba a decir.

Si sigue discutiendo van a acabar con mi paciencia.

—Dame el mapa— le pido a Alex. Bueno, a intentar resolverlo, nada nuevo en mi vida.

—Por aquí— dijo.

Volvemos a caminar. Mucho rato después Lexie habla.

—¿Es el camino correcto? — pregunta.

—Mínimo, no estamos caminando en círculos— me quejo molesto— No sé muy bien que es eso— señalo un punto específico del mapa, Alex se acerca.

—Yo sí, es por aquí— Y Alex vuelve a tomar el mando.

Como nos volvamos a perder juro que no dejaré que Alex escoja otra de nuestras citas.

Ya nos quedamos sin agua, comida o paciencia.

Lia se detiene.

—Ay no— dice.

Sigo su mirada encontrándome pequeña colina, pero con piedras. No es muy gradé, pero se ve complicado.

—¿Vamos a tener que escalar eso? — pregunta la ya mencionada – cuando vinimos no había colina.

Miro a Alex, él asiente— Sí, al parecer, sí— digo.

—Yo voy primero— dice Alex-Blue tú después, Lia detrás de Blue y Lexie tú de último, ¿vale? - todos asentimos.

Alex sube con una, sorpréndete agilidad y amarra una cuerda a un árbol, luego lanza la otra punta y me pide que la amarre a un árbol.

—Apóyense de la cuerda— indica.

Intento subir, mierda.

¿Por qué carajos parecía tan fácil?

Me aferro a la cuerda como si mi vida dependiera de ello, aunque un poco sí.

Esto no pasaría en mi casa viendo películas.

Subo con dificultad, los chicos suben después y continuamos.

—No puedo más— se queja Lia, deteniéndose.

—Yo tampoco— me quejo.

—Lia sube a mi espalda— demanda Lexie, ella lo mira incrédula

—¿Qué?— dice.

—Sube a mi espalda— repite.

—Bien— acto seguido Lexie se agacha ligeramente y Lia sube a su espalda y se aferra a ella como si su vida dependiera de ello.

—Si caigo te arrastro conmigo— amenaza ella.

—¿quieres subir a mi espalda?— me pregunta Alex. Suelto una sonora carcajada.

Lo miro, pero él sigue serio.

—¿es en serio?— pregunto.

—Sí, ¿por qué no?

—Bueno— subo a su espalda y es más incómodo de lo que esperada— Esto es raro.

—Esto es tan raro para ti como lo es para mí— responde— créeme.

Seguimos caminando por mucho tiempo más. El sol ya se ha empezado a ocultar, Alex con el tiempo se hartó de tenerme, de tener en su espalda y decidió que era momento de que yo le devolviera el favor, ahora él va en mi espalda.

—Ya pasamos por aquí— dice Alex.

—No me jodas— digo perdiendo la poca paciencia que me quedaba.

—Sí, es la entrada— dice Lexie muy alegre.

Los chicos se apresuran a la salida, pero yo me quedo un poco más atrás. Viéndolos. La luz del sol pega directo en nosotros, mezclándose con los árboles, creando un contraste casi celestial.

Rápidamente, saco mi teléfono para tomar unas cuantas. Después de unas tres o cuatro fotos me puedo dar cuenta de que más allá del atardecer y la naturaleza se puede ver a Alex, Lia, y Lexie caminando en el horizonte.

No es mi cámara, pero definitivamente la foto salió muy bien.

—Esta debió ser la peor cita del mundo— dice Alex apenado. Una vez que ya estamos en el auto.

—No fue mala, solo inolvidable— dice Lia, sonriendo.

—Muy inolvidable— aporta Lexie alegre.

—Me alegra que mínimo será un recuerdo divertido.

—¿vamos por comida chatarra? — pregunto.

—Sí, por favor— responde Lexie.

Creo que hoy llegaré tarde a casa...

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