Hora de analizar mis sentimientos.

En menos de una hora se termina turno y no podría estar más feliz. Fue una muy larga noche, pero por suerte ya termino.

Arrastro mi convaleciente alma por los pasillos de hospital para llegar a los vestidores. En el camino me encuentro a Alex.

— Hola – saludo.

— Hola ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?, ¿nervioso por la gran operación? – pregunto animada.

—Un poco, pero todo bien. Te preparé muffins – me entrega un recipiente.

Me muero...

Mi corazón suela un chillido de felicidad.

—Muchas gracias —Lo abrazo – Por eso te qu... — me callo antes de terminar.

No se suponía que diría eso.

Yo...

No sé ni que iba a decir, bueno sí, en parte sí, pero todo fue automáticamente, ni siquiera lo pensé. O sea, sí, pero no. Solo lo sentí, solo lo dije, o casi...

¿Yo los...?

¿Yo lo...?

No.

Sí.

Mierda...

—Te lo agradezco mucho – sonrío con incomodidad.

—Un placer.

—Bueno, casi se termina mi turno, pero me quedaré para ver la operación. Mucha suerte, seguro te va genial – digo.

—Gracias... — sonríe.

Yo...

¿De verdad lo...?

¿Los...?

Mi cerebro va a todo lo que da analizando y recapitulando los últimos meses de mi vida.

Solo hay una respuesta para esa pregunta.

Sí, solo que no lo note. Por alguna razón no lo note, ¿Cómo no lo note?

Es decir...

Creí que era solo enamoramiento, pero llego a mucho más.

Jamás me había sentido así, es decir, llegué a apreciar a mis ex parejas, ¿pero sentir amor?

¿Amor?

¿Siento amor por ellos?

Bueno, ya es momento de superar eso. Ya tengo que dejar de escandalizarme cada que menciono la palabra amor, o algo relacionado. Pero siento que decir que siento amor por ellos es...

Bueno, ¿el querer es amor? Es fuerte decir...

Creo que el haberles comprado una estrella es una importante señal.

—Mady ¿puedo pedirte un consejo? – le pregunto a la chica junto a mí, mientras caminamos en busca de Linzie.

—Por supuesto, ¿Qué pasa? – responde automáticamente.

—¿Cómo sabes si quieres a alguien? – cuestiono. Ella me mira unos segundos, sé que la pregunta es extraña, pero también sé que ella es incapaz de juzgarme.

—¿esto va, por un lado, más romántico? – pegunta.

—Sí.

—¿quieres sabes si los quieres o si ellos te quieren?

—No sé si los quiero, o sea, parece que sí, pero no tengo con que compararlo. — explico apenada.

—¿a qué te refieres? – pregunta curiosa.

—Nunca había sentido esto por nadie... — confieso.

—¿en el buen sentido o en el malo?

—En el mejor de los sentidos. — respondo, siendo.

—¿y eso no es una señal? – cuestiona, con una sonrisa.

—¿una señal?

—Una señal de que los quieres... — explica con obviedad.

—Quizás solo me enamore muy fuerte.

—Quizás... — sonríe.

—Sí – me rasco la nuca incómoda.

—Lia, sé que cuando los sentimientos empiezan a evolucionar puede ser aterrador, y cuesta mucho aceptar lo que sientes, quizás por miedo o inseguridad, pero no dejes que el miedo te impida disfrutar de ese hermoso sentimiento. Quizás tengas razón o quizás tienes miedo.

¿Miedo?

Claro que tengo miedo.

Tengo miedo que ellos me rompan el corazón.

Tengo miedo de que un día ellos decidan desaparecer.

Tengo miedo de que mi padre tengan razón y ellos solo me estén usando. Lo cual no tiene sentido porque son tan maravillosos, pero por mucho que todo apunte a un lindo final, no siento que eso sea algo realmente posible.

A veces siento que la posibilidad de ser feliz es muy ajena a mí.

Y abrirle mi corazón a alguien es darle la oportunidad destruirte, pero ya no es cuestión de abrir mi corazón, es que ya son parte de él. Y si algún día se van el hecho de que los quiera solo lo hará peor. Pero ya es tarde...

Ya los quiero...

Y mucho...

—Es aterrado, Madisson...

—Lo sé, y está bien tener miedo, pero como ya dije no dejes que eso te quite la oportunidad de ser disfrutar un sentimiento tan lindo.

—Tienes razón.

—Ya van a empezar – anuncia uno de mis compañeros.

—Amelia, una cosa más...

—Dime...

—Se nota a lenguas que el sentimiento es completamente recíproco.

Mis pulmones dejan de funcionar al escuchar eso...

¿Ellos me quieren?

—Suerte, Dylan – le digo.

—Tú puedes, solo evita tirar las cosas al piso – bromea la rubia.

—Sí, Andrew, si tiene cara de ser capaz de enterarte un bisturí en la cara – aporta Linzie.

—Tampoco tanto – lo defiendo.

—Bueno, suerte Dylan – murmura Sel. Él entra al quirófano y nosotros vamos al mirador.

Ahí están Blue y Lexie, pero no me acerco a ellos ni ellos a mí. En el trabajo preferimos mantener distancia para evitar conflictos, todo el mundo sabe de nosotros, pero no les damos de que hablar.

Por alguna extraña razón Selena, digo que se iría a ver, no sé qué, ella se moría por ver la operación, pero supongo que sus razones tendrán.

Un rato después de que empieza la operación recibo una llamada de mi tía, así que salgo a contestarla. De regreso a la galería me encuentro con Selena la cual también está hablando por teléfono.

—Ya te dije todo lo que sé. — se queja – prometo que si averiguo más sobre ellos los llamará – responde. Pero antes de que pueda preguntarle algo, ella se aleja, sin notar mis presencias.

Horas después la operación termina y todo salió de maravilla. No es sorpresa, pero igual me parece importante mencionarlo.

Sabía que lo haría increíble.

Nos acercamos a Dylan para felicitarlo.

—Genial, estás entero – señala Linzie.

—Sí, ni yo me lo creo – responde.

—Tenemos que celebrar – propone Mady – y de una celebramos el cumpleaños de Sel.

—Pero si mi cumpleaños es mañana – se queja.

—No importa, celebramos desde hoy – la abrazo, y puedo sentir como cada músculo de su cuerpo se tensa.

Quizás la abrace muy de repente.

—No voy a volver a ese bar raro de aquí cerca – dictamina la ya mencionada.

—Pues podemos ir a mi casa – sugiero.

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