Hora de actuar.

—Hola - saludo agitada. Se suponía que teníamos que llegar hace veinte minutos, pero digamos que a mí y a Alex se nos fue el tiempo.

— Llegaron. — anuncia Lexie.

—Tuvimos un pequeño percance - explica Alex.

Tomo asiento junto a Blue y dejo mi teléfono en la mesa.

Mi padre no respondió mi mensaje, pero si lo vio, lo que es más aterrador. El silencio en mi familia nunca significa nada bueno.

No tengo ni la menor idea de lo que está haciendo, pero sé que es malo para mí.

O quizás solo te haces ideas...

Sí, seguro solo soy yo sobre pensando.

— Chicos— habla Blue.

—Buenas tardes, perdón la tardanza, el tráfico es una locura— dice una voz femenina.

Los chicos empiezan a hablar de especialidad, familia y yo me dedico a hacer lo que mejor hago cuando estoy en un lugar fuera de mi zona de confort: sonreír, asentir, y dar pequeñas respuestas.

Fingir que todo está bien, tengo años de experiencia. Mi técnica es casi perfecta, pero hoy no me esfuerzo demasiado, o sea si me tomo mi tiempo para fingir que estoy bien, pero esta no es mi mejor actuación.

No puedo parar de pensar en lo que me responderá mi padre.

Por lo que Diego me dijo, mis padres están raros, tensos, y llevan días discutiendo. Lo cual no es raro, ellos se la viven peleando, pero creo que esta vez sí es por mi culpa.

Quisiera poder ir a buscar a Diego y sacarlo de ahí como hacía antes...

Antes lo llevaba a mi departamento por semanas hasta que mis padres se calmaban y podía volver.

Una parte de mí se siente realmente culpable, siento que quizás debí traerlo conmigo, pero mis padres jamás lo permitirían. Y como si no fuera lo suficientemente mala como hermana mayor hice que mis padres discutieran y ahora él tiene que liderar con eso.

He hablado con él todos los días para que no se sienta solo, y Georgia igual. Espero que eso ayude.

—¿y tú Mic? Blue digo que eras psicóloga – pregunta Lexie.

—Sí, soy psicóloga forense.

—Es impresionante, debes haber escuchado y visto de todo – respondo.

—Sí, pero con el tiempo uno se acostumbra. — dice sonriendo.

Ella me agrada bastante, quizás fue la manera en la que nos conocimos, pero me agrada.

A demás de que se nota que quiere a Blue y se preocupa por él. Tienen una muy linda amistad.

Todo fluye bien... creo. Bueno, yo siento que todo fluye bien.

Incluso por momentos me puede olvidar de mi padre.

—No puedo creer eso de ti— me burlo de Lexie. Leila contó que en la secundaria el dúo dinámico tiro una bomba de olor en su salón para saltarse un examante.

Mi teléfono vibra. Lo levanto rápidamente.

Padre: La voy a llamar en cinco minutos y por su bien debería contestar.

Mi sonrisa se esfuma rápidamente al leer esto.

Ay no...

Respira Lia, Estás en una reunión importante, no puedes darte el lujo de parecer triste.

—Voy al baño un momento— sonrió con una de mis mejores sonrisas.

Recuerdo algo muy importante que me enseño mi madre: ocultar lo que sientes es difícil, sobre todo para las personas con ojos expresivos, pero si sonríes de manera correcta no se fijarán en lo que ellos demuestran. Claro, con algunas excepciones, pero puedes controlarlo.

Me enseñaron que la gente tiene que ver lo que tú quieras que vean, pero no contaron con que no todo el mundo es igual de desinteresados conmigo como lo son ellos.

Durante tanto tiempo fingí mis sentimientos que ya no sabía que sentía de verdad, solo sabía que debía sentir para hacer feliz a mi padre.

Casi que corro al baño para contestar. Me encierro en el primer cubículo que encuentro disponible.

—Amelia Alexsandra Pérez Guzmán— saluda mi padre.

Estoy en problemas...

—Padre...

—Dedo admitir que su mensaje me decepciono, no me sorprendió, pero si me decepciono - eso dolió...

Si pensé en la posibilidad, pero no lo esperaba, y duele como la mierda.

Eso, Amelia, sigue cavando tu propia tumba.

—Sé que no es lo que esperaban, pero es mi decisión y espero que la respeten— respondo.

Eso, finge que no quieres llorar.

Ya tomé una decisión, no la cambiaré (otra vez) esta vez es definitivo, además si hago algo puede que me lleve a los chicos por delante, y eso es lo último que quiero.

Solo que esto sumara una cosa más a la lista de razones por las que mi padre esté molesto, pero ya no puede hacer nada.

Cuando tuve que contarle a mi padre sobre mi decisión de estudiar medicina, Georgia me dijo; No puedes controlar los sentimientos o reacciones de los demás, solo puedes controlar tu reacción hacia ellos y la manera en estos te afectan.

Claro que después me mandaron a la mierda y Georgia me acogió en su casa y me ayudó con la colegiatura, pero esa es otra historia.

El punto es...

Ellos reaccionaron catastróficamente mal, pero yo me mantuve y esa fue una de mis mejores decisiones (claro que en cuanto vi lo molesto que estaba mi padre casi dejo todo, pero me logré mantener), ahora tengo que hacer lo mismo, mantenerme fuerte y segura de mi decisión, esta vez de verdad.

Tengo que hacerlo por mí...

—Amelia, yo siempre he respetado sus decisiones, las apoye o no.

Mentira.

—Pero esto es algo que involucra a muchas más personas de las que cree— termina.

—Sí, pero no son las personas que usted está considerando. Usted está pensando en sus amigos, la prensa, mi madre, pero no las personas que debería considerar, a mí, por ejemplo.

—Claro que la considero a usted, consideró su futuro, su carrera, su nombre ¿Qué creen que dicen de usted ahora? – sé exactamente lo que dicen de mí, pero cada vez que pienso en lo feliz que soy con los chicos se me olvida.

¿No se supone que lo único que tienen que importar es mi felicidad?

—Pero no considera mis sentimientos, mi relación, lo que yo quiero hacer. Discúlpeme, pero yo considero que son cosas más importantes.

Sí, esto se está poniendo mal...

—¿más importantes que tu futuro?

—Mi futuro lo decido yo, no la presa, ni nadie...— recalco.

Me falto decir que él tampoco, pero eso se quedó atorado en mi garganta.

—¿crees que algo te querrá contratar después de esto? Estás perdiendo contratos millonarios— rédate.

Y aquí vamos...

—Primero: dudo que a mis pacientes le importe mucho mi relación...— empiezo.

—No puede vasar su vida en tus caprichos...

—Segundo: si algún diseñador o marca desea contratarme, será por mí, por como soy, no por mi relación.

—También contratarán lo que representa y si lo consideran que representa es a una...

—Y, por último— lo interrumpo antes de que termine porque si vamos por ese camino sí que voy a explotar - le agradecería que respetara mi carrera, que mucho que me he esforzado por mí ella.

Sí, ya me enojé...

¿Respeto profundamente a mi padre? Sí, pero ya dejé que me pasara por encima muchas veces, y como ya dije estoy decidida a hacer respetar mi decisión, cueste lo que cueste.

Esto es por la Lia de diecisiete años que tuvo que trabajar muchísimo para conseguir el dinero suficiente para pagar su matrícula en la universidad, y por la Lia que tuvo que balancear, ser explotada por él modela y la universidad para poder tener dinero suficiente para vivir sin la necesidad de pedirle nada a nadie, ni siquiera a su tía.

Ellas y yo merecemos que respeten nuestro esfuerzo. Es mi padre y haría literalmente cualquier cosa por él, pero también prendí que mi todo lo que hice merece respeto.

—Fue complacida en otro de sus caprichos, nada nuevo, pero este no es un capricho, no le estoy pidiendo que deje lo que está haciendo, solo le pido que por una vez en su vida haga lo que le pido— labra.

Sus palabras hacen que mi enojo se convierta en ira.

Esto tiene que ser una broma, he dado mi vida entera por él, casi dejo mi mayor sueño por él.

¿Cómo puede decir eso?

—¿una vez?

—Sí, una vez, le he dado todo en la vida - y mi ira crece y crece - asumiría que podría...

—Me dio todo en la vida, pero se ha asegurado de recordármelo y hacer que le devuelva el favor — lo interrumpo.

—Eres una desagradecida. — labra.

—Se la pasa diciendo que sin usted no sería nada, pero se le olvida que todo está a mi nombre, que el imperio que tanto presume es mío.

—Amelia, cállese que me estoy empezando a molestar.

—¿empezar? Lleva molesto toda mi vida — escupo.

—Amelia, cállese y escúcheme una vez en la vida — repite.

—No, tengo mucho por decir.

Ya no aguanto más.

—Lo que tengo por decir me importa muy poco. Estoy intentando ayudarte a arreglar el desastre que causaste.

—Qué raro usted diciendo que lo que yo quiera decir no importa— ironizo — ¿alguna vez de verdad se interesó en lo que yo quería?

Siento que voy a explotar y eso no será bueno.

—Cállese que no la quiero escuchar más, me tiene al borde.

Lo sé y me gusta, cuando llego a un punto tal de enojo me gusta hacer que la otra persona llegue al límite, solo ver como se altera y estresa.

¿Eso me enorgullece? No, realmente, no, pero es algo que estoy luchando por controlar.

—¡No!

—¿Por qué todo con usted tiene que ser un infierno? A veces me replanteó por qué te tuve. De verdad, estoy completamente seguro de que mi vida sería mil veces mejor si te hubiera tenido - eso dolió todavía más, pero sigo enojada.

—Pues yo también odio el hecho de ser su hija - y cuelgo.

Siento como si me hubieran apuñalado, toda mi ira se desvanece y es reemplazada por un dolor intenso.

Soy un infierno para él...

Él ni siquiera quería tenerme...

Él preferiría que no existiera...

Siempre ha hecho comentarios como: mi abuela se estaría riendo de mí por estar viviendo, refiriéndose a que yo era como una especie de karma para él ¿Qué estaré pagando? Siempre refiriendo a mí como un calvario, pero jamás lo había dicho directamente, y si eso dolía esto quema.

Sentir que eres lo peor que le pudo pasar a una de las personas más importantes de tu vida, a la persona que más admiras, a la persona que más has dado, a la persona que es tu mundo... Es como si me arrancaran el corazón.

Quizás eso dolería menos...

Él era mi mundo cuando era niña, ahora me doy cuenta de que no importa cuánto lo ame... Eso jamás será recíproco.

Cubro mi boca para que mis sollozos no se escuchen.

Cualquier persona me lo pudo haber dicho y yo me hubiera reído en su cara, pero que lo diga mi padre... No tiene comparación.

Lo peor, yo me lo gané.

Yo me aseguré que de que él sintiera eso.

Lloro y lloro sin parar, lloro hasta no poder respirar, hasta no poder más...

Cuando ya me duele la cabeza de tanto llorar, decido que es hora de salir de aquí.

Al mirarme al espejo, veo todo mi maquillaje corrido, junto con mi rostro horriblemente rojo...

Me voy deplorable.

Con bastante esfuerzo, hago todo lo posible por mejorar mi aspecto y hacer como nada paso, pero no puede hacer mucho.

Al volver a la mesa los chicos parecen preocupados, pero intento calmarlos, sobre todo a Blue, que no parece muy convencido, pero con el tiempo se traga mi actuación.

Y ahora tengo que fingir frente a las pocas personas con las que me sentía libre y feliz.

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