Miraba como todos ellos miraban con sorpresa a Uchiha Madara, ellos no le quitaban la vista de encima en ningún momento.

—Pensar que pudiste oponerte a la resurrección impura...la verdad que es muy típico de ti. —le decía mi Padre a Madara.

—Dejando eso a un lado, ¿qué te está retrasando? —preguntó Madara cruzándose de brazos.

—¿Cómo? ¿Cómo puede estar aquí otro Madara? —preguntó con confusión y enojo Naruto.

—¿Madara? ¿El mismo Madara? —preguntaba Kakashi.

—Ese también es un clon, ¿dónde se encuentra el auténtico, Obito? —preguntó Madara.

—¡¿Qué les pasó a los demás?! —gritó con mucho enojo Naruto. —¡¿Qué sucedió con los Kages?!

—Bueno, me temo...que no se encuentran bien del todo.

—¡Oh! Se ha enfadado. —sonreí de medio lado al ver como el Uzumaki se enfadaba y le quitaba las estacas al Hachibi para luego lanzárnosla. —Ahí vienen.

Mi padre le entregó a Madara su Gunbai.

—Era tuyo, así que te lo regreso.

Madara con rapidez detuvo aquellas estacas y me quedé impresionada.

—Magnifico. Uchiha Madara es impresionante. —digo formando una sonrisa. —Si que es un Uchiha.

—Tu hija me agrada, Obito. —decía formando una media sonrisa, pero luego se escuchó el grito de la estatua demoníaca y la expresión de Madara cambió. —¿Han puesto en marcha el plan antes de haber absorbido al Hachibi y al Kyuubi?

—Hay una buena razón por la que se inició antes. —digo con seriedad. —Ya lo sabrá.

—Bien, pero... ¿dónde se encuentra Nagato? —preguntó acercándose un poco a los enemigos. —Se suponía que el plan era revivirme utilizando el Rinne Tensei no Jutsu cuando llegara el momento.

—Así que pretendían utilizar a Nagato. —frunció el ceño Naruto.

—Él nos ha traicionado. —habló mi padre sin quitarle la vista a Naruto. —Usó el jutsu en los habitantes de la aldea.

—Al final hicieron lo que se les antojó. —digo con molestia.

—En fin. Aún no es tarde. —dijo Madara. —Yo capturaré al Hachibi y al Kyuubi.

—¡Tú estabas muerto, así que deja de molestar! —exclamó Naruto apareciendo frente a nosotros formando una Bijudama. —¡Regresa a donde perteneces!

Una fuerte explosión se produjo, pero ninguno de nosotros resultó herido.

—Me encargaré del Hachibi y del Kyuubi. Ustedes encárguense del resto.

Madara fue a encargarse de los Jinchuriki mientras nosotros mirábamos atentamente a Kakashi y al Cejotas.

—¿Qué te sucedió, Obito? —preguntaba Kakashi. —¿Cómo pueden estar con él?

—Y aún así tiene el descaro de preguntar. —digo presionando mis puños mientras activaba mi Mangekyo Sharingan. —Yo te mataré Hatake Kakashi.

—Alto. —me detuvo mi padre. —Yo me encargaré de él. Tú ve por el otro.

—¿Qué? —digo frunciendo el ceño. —No pienso ir por el otro. Yo misma venceré a ese imbécil.

—No necesito que gastes tu energía en vano. —decía mirándome con seriedad.

—Entonces no me mandes con el cejudo.

—Eres mi hija y harás lo que te ordene.

—Tks...

Mi padre miró a Kakashi para luego ir a atacarlo, el Hatake se encontraba cansado debido al uso excesivo de su poder ocular.

Yo miré al Cejudo el cual me sonreía ampliamente, su sonrisa me molestaba debido a que aún en momentos como este él podía sonreír y no me agradaba para nada.

—Que la llama de tu juventud nunca se apague. —me decía alzando su pulgar.

—Eres molesto. —murmuré.

Fui directo a golpearlo, pero este dio un salto a lo cual miré hacia arriba y noté que iba a darme una patada, patada que no pudo propinarme debido a que me traspasó, golpeando el suelo y causando que este se agrietase.

—Impresionante. —me sonrió ampliamente. —Nunca imaginé que serías tan hábil como tu padre.

—No volverás a golpearme. —sonreí de medio lado. —Te devolveré el golpe que me has dado hace rato.

—Me gusta tu entusiasmo. Serías una perfecta alumna mía.

—Cierra la boca. —digo con frialdad. —Te borraré esa sonrisa de la cara.

Traje a esta dimensión el armamento que anteriormente había absorbido de esa persona, él me miró con sorpresa y entonces comencé a utilizar aquella arma.

Fui directo donde él, comenzando copiar exactamente todos los movimientos que había hecho anteriormente con esta arma y pude golpearlo en el estómago.

—Tú has copiado mis movimientos...

—No subestimes el poder de mi Sharingan. —sonreí con malicia para luego golpearlo en su pierna. —Este es tu propio juego.

Saqué una barra e iba a clavársela, pero en ese momento apareció el Uzumaki deteniendo mi ataque.

—¡No permitiré que maten a mis compañeros! —gritó Naruto mientras me veía con rabia.

Iba a golpearlo, pero me mandó una patada aquel cejudo y en ese mismo momento me di cuenta de lo que sucedía a mi alrededor.

El Kyuubi y el Hachibi formaban dos grandes Bijudama para luego lanzársela a la estatua demoníaca para que así no pudiera completar su transformación.

Miraba atentamente como aquellas Bijudama le daban a la estatua demoníaca causando así una fuerte explosión, me agaché para luego tocar el suelo y ver si podía sentir el chakra de la estatua.

Mucho polvo salió por parte de esa explosión y yo sonreí al darme cuenta de lo que sucedía.

—¡Lo logramos! —exclamó Naruto.

—¿Se acabó...? —preguntó Kakashi.

—Sí...—dijimos con mi padre al unísono. —Este mundo se ha acabado.

Me levanté para luego aparecer sobre la cabeza del Juubi, el cual había revivido al fin, miré a mi lado viendo como mi padre y Madara se colocaban en su posición; entonces sentí como algo se incrustaba a mi cuello comenzando a darme chakra.

—Pretendía capturarlos hasta que el Juubi renaciera, pero...son mejores de lo que creí. —nos dijo Madara.

—Quiero empezar enseguida el ritual del Tsukuyomi infinito. —le dijo mi padre.

—Ese Genjutsu tardará un tiempo hasta que pueda llamar a la luna. —Madara miraba fijamente a los otros. —Ellos podrían interferir. Las cosas serán más sencillas si nos encargamos de ellos usando el poder del Juubi.

—Me parece una buena idea. —formé una gran sonrisa. —Quiero que ellos mueran.

—Me agrada la manera de pensar de tu hija, Obito.

—Madara...Solo quieres aprovechar el poder del Juubi, ¿verdad? —le miró de reojo para luego fijar su vista en los demás. —Eres como un niño.

—Al contrario...los niños son aquellos que quieren empezar todo enseguida.

—Oh. Nos movemos. —digo al ver y sentir como el Juubi comenzaba a moverse. —Veamos que tan poderoso es el Juubi.

—Lo sigo diciendo. Me agrada la manera de pensar de tu hija. —me miró de reojo. —Has hecho un buen trabajo, Obito.

El Juubi comenzó a ir por el Hachibi y el Kyuubi, estos simplemente se lanzaron a los lados para comenzar a lanzarnos una ráfaga de Bijudama.

—No es necesario que las esquivemos. —dijo con calma Madara.

—Me gustaría mantener la mayor cantidad de poder posible del Juubi.

De un movimiento rápido el Juubi abrió su boca comenzando a formar algo en ella, entonces lanzó un gran poder que fue directo a los Jinchuriki, pero estos se protegieron, aún así no salieron intactos; ya que sus colas habían resultado cortadas.

Sin embargo, arriba de nosotros aparecieron Hatake Kakashi y Naruto.

Kakashi había utilizado su Kamui comenzando a traer a esta dimensión al Hachibi y este último intentó lanzarle una Bijudama en el ojo al Juubi, pero el Juubi simplemente golpeó con sus dedos aquella Bijudama lanzándosela de vuelta.

—Al parecer tenemos dos moscas arriba...—decía Madara.

Uzumaki Naruto había empujado a Kakashi salvándolo del golpe de las colas del Juubi.

—¿Sucede algo, padre? —pregunté al verlo un poco inquieto.

—Solo he recordado algo. —dijo con frialdad.

—Ya veo...—digo formando una mueca para luego fijar nuevamente mi vista en el enemigo. —Al parecer el Hachibi y el Kyuubi se quedaron sin chakra. —digo al verlos a ellos en su forma original.

—¿Otra vez tus célebres clones de sombra? —preguntó Madara al ver que Naruto realizaba un sello. —Que sigas usando jutsus prohibidos de alto nivel solo aumenta tu incompetencia...

—¡No soy un incompetente! —gritó Naruto frunciendo el ceño.

—No son más que una cuadrilla.

—¿Qué? ¿Cu-cu-cuadri...?

—En verdad es estúpido. —digo al verlo intentar decir la palabra que dijo Madara. —En otras palabras, sería que no tiene sentido que aumentes el número de cabezas, porque lo que tienes dentro no cambia.

El Uzumaki simplemente se limitó a vernos con mucha ira sin dejar de realizar aquel sello.