Linaje 9

Viktor desde que fue concebido siempre le fue planeada toda su rutina diaria...

>6:00 am. Desayuno
>7:30am Ballet
>10:30 am Práctica de patinaje
>12:00 pm Fisioterapia
>1:30pm Comida
>3:30pm Ballet
>6:00pm Práctica de patinaje
>8:00pm Clases de piano
>9:30pm Cena
>10:30pm Dormir

Nunca ha podido hacer algo más en su vida rutinaria, lo mismo todos los días, todos los putos días de su vida y la desesperación de que fuese a acabar de esa misma manera lo llevaba al llanto desesperado en su adolescencia.
No podía ni jugar con sus hermanos más jóvenes. Viktor vivía presa de sus padres y de esa maldita casa enorme.

Nació Georgi, después Mila y por último Yuri... Ojalá nunca hubiese nacido.

Viktor al contemplar al recién nacido en su cuna, era hermoso, tenía unos bellos labios redondeados y sus apenas perceptibles cabellos color sol... Era su hermano, uno perfecto...

Muere...

Había escuchado de sus padres que ese sería la pareja de Viktor en cuanto cumpliera la edad adecuada o en cuanto tuviera su primer celo, de ahí saldría la siguiente generación Feltsman.

Durante los años siguientes, las miradas del platinado para con su pequeño hermano, eran odio, recelo, asco...
Si su vida ya era una mierda no quería terminar como una bestia que tendría sexo con su propia familia para complacer a sus padres. Ese fue el motivo por los que a sus diecisiete años, Viktor trato de suicidarse.
Objetivo que no pudo cumplir... Su ocurrente padre lo llevó de urgencia al hospital donde pudieron salvarlo pero en cuanto recuperó la consciencia fue reprendido por ambos progenitores haciéndole sentir aún mas miserable. Ni siquiera volteó a verlos y es que la noticia de que los Feltsman tenían un hijo rebelde y sobre todo, suicida, corrió como pólvora por San Petersburgo.

Sus hermanos iban a verlo de vez en cuando pero, sólo las visitas de Yuri lograban calmar su corazón por que él no lo reprendió, no lo juzgó porque de igual manera era muy pequeño para darse cuenta de que estaba pasando. Le llenaba de besos, dulces y dibujos horribles que Viktor le pedía pegara en el vidrio de la ventana para poder verlos.
Yuri se volvió su persona favorita en la tierra e iba a protegerla y a alejarla de sus padres tanto como le fuera posible.

Veintiseis años.

Viktor volvía a ser campeón en el patinaje artístico... Y era aburrido.
Fingia la sonrisa, fingia el saludo, fingia amabilidad... Pero ese año, ese mismo año fue diferente. Había visto al omega mas hermoso de su vida, torpe, pero hermoso.
Se había quedado en el número seis de la final del grand prix y pese a su poca experiencia y su falta de belleza en sus pasos, por si mismo, brillaba y lleno sus ojos y su corazón haciéndole sentir algo más.

En el banquete todavía lo vio esa noche... No se veía nada bien y estaba solo. Viktor se acercó con todo los nervios del mundo en sus piernas y su corazón latiendo a mil por hora.
Sus castaños se encontraron con los azules del ruso y así su pieron junto con el roce de sus manos que estaban destinados. Les falto el aire, el rubor en sus mejillas se hizo mas notorio y entonces... Yakov apareció llevandose a Viktor lejos de aquel omega del cual leyo de sus labios las palabras por las que hasta ahora seguía ahí, con vida y esquivando lo que fuese para llegar a él.

Esperaré por ti...


Desde ese momento no sacaba de su cabeza esa mirada, su pequeña sonrisa nerviosa...
Ahora su consuelo era Yuri, con su cariño tosco y rebeldía pura, haciendo enojar a sus padres y llenando la casa de gritos. Viktor era felíz a ratos, no podía evitarlo, cada que veía una sonrisa del rubio pensaba en como se la arrancaria cuando llegase el momento de cruzarse.

—Yuri, tu cabello ya esta muy largo, deberías cortarlo

—Anciano no te metas, yo dije que quería dejarlo crecer

—Recuerdo eso, un pequeño Yurio llegando a mi, con unos ojos muy molestos diciendo "Mi hermano tiene un cabello bonito, quiero el cabello como mi hermano"... ¡Fue tan bonito! ¿Porqué no te quedaste así de pequeño? Antes podía estrujarte y llenarte de besos o tu venías a mi con toda la alegría de un pequeño de cinco años... ¿Que te pasó?

—¡Cómprate un puto perro que te de cariño! ¡Lo lamento! ¿Sí? ¡Yo tampoco quise crecer!

Ese niño... Berrinchudo y todo, era un regalo de la vida.

Otabek y Yuri llegaron al hotel una hora mas tarde donde se reunieron con Dmitry e Ivan. Como siempre el último mencionado no ponía buena cara si se trataba de ver al rubio entrar y sentarse en la cama sin oportunidad de levantar la vista.

Pidieron algo de comida en el cuarto y ahora Yuri volvió a comer, pero todo por insistencia de Otabek quien lo estaba procurando más después de haber ido al médico. Se esperó con él para que se tomara las vitaminas, lo acompaño al baño cafa que tenía náuseas y se quedó a su lado cuando por fin se quedó dormido.

—Ya déjalo... Lo vas a gastar con tanto que lo miras...

—Ivan cállate, a ti es a quién le falta una bonita omega para salir, aunque dudo que te cambie el humor que te cargas.

—¡Tch! ¡No me hace falta una de planta!

—¿Quieren los dos callarse? Yura por fin está durmiendo profundamente desde que lo llevamos con nosotros...

—Otabek, me sorprende mucho el que ya te des cuenta de esas cosas —el moreno esquivó la mirada del mayor y tapó mejor al pequeño ruso para que no pasara frío, sus acciones eran calculadas y con ternura. —Lo has encontrado finalmente... Me hace muy feliz eso Beka

—¿Encontrado? ¿De que estas...? —cuando finalmente cayó en cuenta Ivan que se trataba del destinado de su amigo, se levantó de inmediato dejando caer la silla de la pequeña mesa en la habitación. Nunca había concebido tal aberración en su amigo, lo creyó no apto para ese tipo de cosas y que estarían juntos como hermanos... No estaba celoso, simplemente no comprendía aquello.
Se puso su chaqueta y salió de la habitación procurando hacer todo el ruido posible dejando a un cansado Dmitry tallandose las sienes.

—Siento que nunca va a madurar... Desde que era un mocoso, así se ha comportado.

—No importa... Mientras pueda estar al lado de Yura, seré feliz.

Para ese momento Yuri había escuchado... Se despertó luego de que el moreno lo cubriera más y juraba que era por el calor que emanaba su cuerpo por estar envuelto en mantas... Pero había aparecido un pequeño rubor en sus mejillas... Otabek habia dicho cosas muy vergonzosas... No era para nada genial...

Ivan salió del hotel para buscar el minisuper al que habían pasado él y su padre postizo auto-declarado para comprar mas cigarros y, desde que salió escuchaba detrás suyo como crujía la nieve con cada paso que no era suyo.
Al principio pensó que era algo normal, otro huésped en busca de algo diferente, pero no, se veía muy sospechoso y trataba de ir por otro camino y de nuevo, ese hombre lo estaba siguiendo.
Cansado de ese estira y afloja, lo dejó acercarse lo más que pudo para poder acorralarlo dentro de un callejón y tomarlo del cuello de su chaqueta. Su brazo estaba presionando su traquea y la otra con un puño al aire listo para estallar contra la piel ajena.

—¿Cual es tu maldito problema? Eres un asqueroso y viejo beta... ¿Que quieres? ¿Andas buscando quién te coja o que?

El beta rió con dificultad y trato de apartar al otro sin éxito alguno.

—Tu... Tienes algo —la tos lo ahogó y buscó desesperado que aquel alpha soltara su agarre, solo un poco.— Tienes algo... Que he estado buscando... El chico, el rubio... Entregamelo...

—¿Ah? ¿La rata esa? ¿Que quieres con él? Está con nosotros y no debería ser tu problema

—Su familia lo está buscando —se tallo el cuello y acomodó sus ropas antes de poder proseguir con la negociación— Es Yuri Feltsman, hijo de Yakov Feltsman, su familia y su alpha lo buscan desde que salió de San Petersburgo hace dos días... Entregamelo, te dare dinero a cambio, dime una cantidad y será tuya.

—¿Que... Que me garantiza que no mientes?

—Puedes acompañarme a un banco. Retiro el dinero y cuando me traigas al omega sin ningún rasguño te entrego el dinero.

Ivan estaba dudando, podia sentie incluso las pequeñas gotas de sudor que se iban formando en su frente a pesar del frío... Dinero... Eso lo movía y por ello se metió en eso del boxeo... Era muy tentador.

Soltó al beta en su totalidad y caminó fuera del callejón sin decir una sola palabra. El otro hombre lo siguió sólo unos cuantos pasos.

—Si aceptas te esperaré justo aquí... Traelo a pasadas las doce de la noche...

Su cabeza era un caos.
Podía pedir todo el dinero que quisiera y sacar a su madre del hospital en Almaty y pagarle un mejor tratamiento... Podría negarse también y conseguirlo se manera más honesta destruyendo su cuerpo y tardando más tiempo arriesgandose a que ella muriese en el proceso.
Todo dependía de esa maldita decisión y de ese omega sucio...



Las vacaciones me hacen inútil para poder actualizar 😢
Una disculpa y espero no ser tan lenta para el próximo.

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