Linaje 16

Estaba asustado y por mera inercia volteo para saber exactamente que coche los seguía.

Su maldito chofer.
Traidor.

Se sentó bien y abrocho su cinturón lo que pudo para no lastimar su vientre, el dolor que sintió luego le quitó el aire, aún se sorprendía de que a mitad de su embarazo pudiera sentir tanto.

—Tranquilo... Tranquilo, todo estará bien. —susurró al tiempo que acariciaba su piel sobre la tela de su ropa, tenía miedo de que algo saliera mal y terminara perdiendo a su bebé. Habría sido mejor quedarse en el hospital.

Para estas alturas ya su madre debería estar alterada y gritando a medio mundo para que encontraran a Yuri y que no demoraran mas en hacerlo regresar, incluso su padre y Viktor abandonarían Moscú para volver a mover todas sus influencias como la primera vez que huyó.

Dios... ¿Porqué a él?

Ivan parecía bastante hábil para conducir, el controlaba el auto de tal manera que lograba avanzar más y perderse entre el tráfico de San Petersburgo y que pronto lograron esconderse del chofer del rubio.
Siguió conduciendo hasta un callejón y se estaciono ahí un momento en lo que revisaba Otabek a Yuri y que todo estuviese bien.

—¿Ahora que vamos a hacer? Nos están siguiendo, no podremos tomar un avión porque seguramente su loca familia ya dio aviso de que dos alphas secuestraron a un omega preñado... ¡Y! —enfatizó —Que es esposo de Viktor Feltsman.

Otabek se tallo la frente, tenía razón, no podían ya tomar un vuelo porque seguro ya habrían lanzado una alerta y avanzar en coche era mucho más lento, pero si lo hacían podrían llegar a Estonia y la primera ciudad sería Narva. No conocía ese lugar y tampoco habría tiempo de investigar si las leyes de alpha-omega serían las mismas que en Rusia, pero definitivamente estaba mucho más cerca que Almaty y era su oportunidad de que el rubio ya no estuviera en manos de sus padres.

—Hay que cambiar de auto.

Se vio en el espejo de los baños y aunque en su rostro no tenía más que unos cuantos rasponcillos, su cuerpo dolía por los golpes. No podía creer que realmente el padre de Viktor fuese a ser de esa manera y más que nada que la agresividad fuese algo que él heredará... Son alpha de cualquier manera.

Yuuri se trató sus propias heridas y vendo su torso para poder moverse y poder patinar al siguiente día. Su naturaleza de omega le hacía tener miedo a la agresividad de Viktor pero todo estaba dentro de lo normal. Se suponía que los alpha reaccionaban así cuando su pareja era amenazada...

"Su pareja"

El nipón se ruborizo al pensar en aquello pero no tenía por qué no era su pareja todavía, apenas habían cruzado palabras y se habían tocado las manos.

¿Podía ya aventarse de algún puente?

Se sentía tan estúpido de ser tan ridículo y cursi y soñador... Justo ahora necesitaba de su amigo Pichit, de sus consejos y de su forma de llevar las cosas, pero él ya no estaba, ya no, sentía que por fin era una prueba de que tendría que lidiar con sus propias cosas y solucionarlas sin tener que depender de alguien.

—Madura, Yuuri, madura ya.

Ignorante de lo que pasaba a su alrededor y en Moscú en general, salió de la pista de patinaje para irse al hotel, ya no quería practicar más, no tenía ánimos y debía de tomar algunos analgésicos que calmaran su dolor.
Quizás, de verdad no podría pertenecerle a él... Seung podría ser su alpha.

...
...

—¡¿QUE CARAJOS ESTOY PENSANDO?!

Corrió a un poste cercano y golpeo su frente contra éste. ¿Cómo podía pensar en eso? ¿Tan desesperado estaba por tener un alpha que lo llenara y lo marcara?
Casi... Tenía veinticuatro años y aun es virgen.
Le pidió perdón en silencio a Pichit por pensar en Seung como un alpha y hacerlo suyo.
Mejor iba a esperar a que mañana estuviera bien para poder hacer su presentación y que al menos quedara en una buena puntuación. Ya no le importaba ganar, mejor era regresar a Hasetsu a pasar el invierno y superar esto que pasó y que no iba a pasar.

—Perdón...

Ya estaba alucinando de tanto golpe en su cabeza.

—Los postes de luz no son buenos compañeros en Moscú ¿sabes? —su voz cantarina pero con un tono triste llegó hasta él distrayéndolo de su letargo y volteando a ver a quién le hablaba.
Viktor regresó.

No esperaba que fuese tan pronto, ósea, si pero no así.
Se puso nervioso y lo llevó a la torpeza tirando su maleta al suelo y el trastabillando con sus propios pies. El platinado se rió.

—Pensé... Pensé que estarías con tu padre.

—Llamé a una ambulancia y se lo llevaron, me tarde porque tuve que hacer el movimiento del hospital y... Bueno... Perdón, Yuuri

Que pronunciara su voz de esa manera era hermoso, su acento, su tono, el olor a lavanda. Su omega interior se estaba humedeciendo y clamaba por tener a su destinado dentro de él, porque todo su cuerpo palpitaba.

—Yuuri...

No podía decir nada, se sentía incapaz de pensar algo coherente, pero al mismo tiempo quería lanzarse a sus brazos.

—Yuuri... Estás... ¿Molesto? ¿Te asusté? Yo... Lo siento, simplemente perdí el control y no pensé en mi padre, sólo en ti y que debía de protegerte.

Cada palabra que decía era un tormento que necesitaba procesar lentamente.

—Yuuri, necesito decirte que yo...-!

—Viktor... Puede que seamos destinados, pero tu ya tienes una pareja y esperas un hijo. ¿Qué clase de persona sería si me meto entre ustedes?

—No, Yuuri escucha, es que no...-!

—¡No, Viktor! Es que no podría. Es TU hijo, es tu omega, es tu familia... Yo no quiero tener problemas y que al final me vayan a hacer algo a mi o a ti por faltar a tu país. Se lo que hacen aquí y a lo que los obligan. No quiero ser parte de esto.

"Tu hijo"

Palabras fuertes rompieron el corazón de Viktor y todo se acentuaba más por la oscuridad que estaba avanzando del día comiéndose al astro del cielo.
No podía decirle lo que pasaba a menos que él pudiera estar tranquilo y en otro lugar.
Lo tomo con cuidado de la manga de su ropa y lo jalo despacio, una tenue invitación a que lo siguiera y una promesa de que no pasaría nada.
El japonés accedió en silencio.

El cuarto de hotel era cálido y silencioso. Ambos se hospedaron en el mismo hotel sin saberlo por las competencias de patinaje.
Se sentaron en los sillones clásicos que había dentro como parte del mobiliario en decoración. Se quedaron en silencio y no se miraron durante un rato.

—No lo amo. —el japonés respingo y volteo a verlo —me casaron con mi hermano porque está preñado y porque tiene "buenos genes" sólo es eso.

—¿Y... Quién es el padre?

—Eso no es importante...

—¿Quién es el padre?—su tono expresaba molestia total y era obvio que Yuuri no estaría tranquilo hasta saber que había pasado con ese omega.

—No lo sabemos... Se llevaron a Yurio unos meses hasta que cuando apareció regresó en cinta... Lo violaron.

El nipón sintió un vuelco en el estómago. Seguramente habría sufrido lo mismo que su amigo Pichit pero corrió con suerte.
Exhalo pesado y se tallo los ojos, los tenía irritados por forzar la vista y no tener sus lentes, pero igual contenía un intento de sollozo.

—Entonces... ¿No tiene tu marca?

—No.

El mundo se hizo una nada. Pudo respirar y sentir que la vida y el destino le ofrecían una nueva oportunidad.
El platinado tomo sus manos habiéndose acercado a la orilla de la silla para alcanzar al azabache. Lo miro con ternura y amor infinito que lo sentía en su pecho a pesar de que no se habían visto más que dos veces en su vida.

Era el poder de ser destinados.

Lentamente Viktor se levantó motivando al otro a hacerlo también. La necesidad de tenerlo entre sus brazos fue creciendo al punto en donde le quemaba el cuerpo la ansiedad y sin mas que perder lo estrujo contra su cuerpo para sentir el trémulo ajeno, su calor, su olor omega de jazmín... ¿Estaba soñando? Por que la sensación era la mejor de su vida.

—Viktor...—susurró disfrutando de la comodidad que le ofrecía el ruso — Huye conmigo, hay que olvidar la competencia. Por favor.

El platinado se alejó un poco del otro y no supo que decirle, su corazón le gritaba que debía de irse, que debía de ser libre y poder ser feliz, pero, estaba el poder que necesitaba 'ejercer' en su casa, en su familia, por SU cachorro. 

—No puedo — un hilo de voz se deslizó de sus labios, un dolor emanaba en sus palabras, no podía. 

— ¿Por qué no? 

—Yuuri, te amé desde que te vi, te ame en sueños y te amo ahora que estás aquí. Pero... 

Maldita su suerte que justo en ese momento su celular sonó interrumpiendo el momento tan íntimo que estaban teniendo y la atmósfera llena de hormonas que embriagaban a ambos pero su control se mantenía. 
En la pantalla estaba el número de su madre y muchos mensajes que ni quiso ver ni contestar la llamada. Exhaló pesado y dejó el celular en la mesa de centro que había a un lado de ellos. Viktor volvió a tomar al japonés entre sus brazos y recargó su rostro escondiendo su gesto entre su cuello y el hombro ajeno. Su olor lo incitaba a de verdad huir e ignorar a su familia. 

¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? 

Poco a poco Yuuri fue el que se acercó más, su omega interior estaba húmedo, gritaba por tener al otro, era demasiado no poder volver a verlo y que fuese prohibido y peor cuando su celo empezaba a desatarse. La esencia llegó a las fosas de Viktor y sus manos se deslizaron con fuerza siguiendo el contorno del cuerpo del nipón.
Los emdos estaban extasiados con la esencia, con el despertar de su celo, con estar con su destinado de verdad.

Lo próximo que harían era volver la cama un desastre.


Aquí el cap.
Pequeños padawans no me odien leo sus comentarios y pos unos dicen que ya es mucho drama u-u
Por eso hoy les dejo esto.
Viktuuri para aliviar sus almas.

Gracias por leer y votar ❤❤

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