Era ya tarde cuando llegamos a casa. Papá y mamá ya se habían ido a dormir y nos habían dejado la cena en la cocina.
Al terminar de cenar y subir a mi habitación, me tumbe agotada en la cama, mirando el techo sin antes ponerme el pijama.
Me quedé pensando en el comportamiento de Eric aquella tarde, parecía afectado en cierto modo y a pesar de que la mayor parte de la tarde estuvo en plan amargado y repelente, cuando lo encontramos fuera viendo las nubes del atardecer, parecía totalmente diferente, calmado, perdido en sus pensamientos...
Estuve un rato dándole vueltas a la cabeza hasta que escuché sonar la puerta de mi habitación.
—¿Sí? —Pregunté y me levanté de la cama tan rápido que sentí mi cabeza dar vueltas.
—¡Sammy! ¿Sabes qué día es mañana? —Nelly entró emocionada y se sentó en mi cama.
—Emm... —Pensé qué tipo de día especial podía ser, pero no, no se me ocurrió nada. —¿Domingo?
—Obvio, pero no es un domingo cualquiera, es especial porque, ¡Mañana vuelve Chase de sus vacaciones!
Eso me pilló por sorpresa. Y no sabía si estaba preparada para contarle a Melody de golpe todo lo que había pasado esos días. Hasta el momento no le había dicho nada porque no quería agobiarla ni preocuparla en sus vacaciones.
—Melody no me ha dicho nada.
—Ah, es que solo vuelve Chase. Se ve que sus padres han discutido...otra vez... El caso es que Chase vuelve con su madre y Melody se queda allí con su padre.
—Eso tiene más sentido.
—¡SÍ! Ay cómo le echaba de menos... —Suspiró mirando hacia arriba y con una sonrisa estúpida en sus labios y apoyando su móvil sobre su pecho.
—No hace falta que lo jures. —Me reí por lo bajo.
—Oye, ¿Por qué no te has puesto el pijama aún? —Arqueó una ceja.
—Estaba ocupada...pensando. —Me levanté para acercarme al armario y sacar mi pijama.
—¿Pensando en alguien en especial? —Me miró muy fijamente, esta vez era una sonrisa perversa la que se dibujaba en su rostro.
"¿Es en serio?"
Suspiré e ignoré su pregunta.
—¿Y ya has quedado mañana con Chase? Lo digo para que me dejes tranquila. —Mi tono sonó a enfado y nada más escucharme a mi misma me arrepentí de haber dicho eso.
"¿Qué demonios me pasa?"
Oh, no hagas como si no lo supieras.
"¿A que viene este enfado de repente?
—¿Se puede saber que te pasa? —Nelly me miro mal por haberle contestado de esa forma. —Cuando hemos llegado estabas bien, ¿En que estabas "pensando" para ponerte de esa manera de repente?
—Perdón... Estaba pensando en...
—¿En Eric? —Me interrumpió, pero solo para acabar la frase, porque no estaba para nada equivocada. —¿Es por eso por lo que te has enfadado? Te ha molestado mi pregunta. Perdón, aún así no iba por...
Ahora fui yo quien no la dejó acabar su frase. —Da igual Nelly, no te preocupes. Es solo que para una vez que un chico me hace caso, tiene que salir así, tiene que estar engañando a su novia...bueno engañándola a ella y a mi. Tiene que salir de esta forma... —Volví a suspirar.
Tal vez no hubiera sentido gran cosa por Eric, pero me hizo sentir que sí que le importaba, aunque ese sentimiento no hubiera durado mucho. Y esa fue una de las cosas que más me... dolió.
Aunque no hubiera querido reconocerlo jamás, en el fondo solo quería sentir eso de lo que habló Erin el día de la fiesta de pijamas: El sentimiento de sentirte querido por una persona por la que sientes tanto. Pero estaba claro que con Eric no era el caso y tal vez no lo sería jamás, mucho menos vista la situación.
—Como si fuera la primera vez que un chico se fija en ti... ¿O es que ya no recuerdas a...?
—¡Ni lo nombres! —Exclamé, volviéndola a interrumpir. No quería hablar de eso, pero al final acabe haciéndolo.
—¿Por qué no? Es tu mejor amigo.
—Tu lo has dicho, mi mejor amigo y eso es lo que será siempre. —Termine de ponerme el pijama y guardé la ropa en el armario.
—Por un tiempo fuisteis algo más que amigos. —Habló calmada y no me quitaba la vista de encima.
—Eso es pasado Nelly. Y se acabó cuando el decidió irse a vivir a Santa Mónica. —Rodé los ojos.
—Sammy, se fue porque a sus padres le ofrecieron un trabajo mejor del que tenían aqui.
—No, el podría haberse quedado, le acababan de hacer un test de inteligencia en el instituto y le había salido alto, por eso le iban a dar una beca para comenzar en la universidad el próximo curso. Además sus padres confiaban en el y le dejaban quedarse aquí, en su casa. —Conforme iba hablando, mi tono iba demostrando cada vez más la indignación que sentía. —Se fue porque le dio la gana. No le importaba tanto como decía si decidió alejarse.
También me di cuenta de lo egoísta que estaban sonaban mis palabras, así que decidí calmarme. No estaba siendo justa y eso ya era el pasado. Simplemente Berny y yo no estábamos destinados a estar juntos.
Al fin y al cabo, el era feliz en Santa Mónica, tenía nuevos amigos, estaba saliendo con una chica y al acabar el verano pasaría a su tercer año de la carrera de Ingeniería Bioquímica que siempre había querido estudiar. Y eso era lo importante al final. Si el era feliz, yo también por el.
—Lo siento. Esta noche no estoy en mi mejor momento. —Volví a sentarme en la cama e hice puchero.
—¿Pensar en Eric saca lo peor de ti, eh? —Se río, pero después se arrepintió. —Oye se me ocurre una cosa. —No dije nada, pero la miré esperando a que hablara. —¿Por qué no hablas con Leia?
¿Cómo?
—¿Con Leia? ¿Qué tengo que hablar con ella? Lo más probable es que me odie por haber estado a punto de acostarme con su novio.
—El cual ahora no es su novio. Las dos sois víctimas de esto porque tú no sabías nada tampoco.
—Víctimas...que mal suena eso Nelly. Te gustan demasiado los programas de crímenes y luego no te atreves a ver una película de terror. —Me reí.
Ella suspiró, me ignoró y siguió hablando. —Leia puede hablarte sobre Eric, aclararte cosas que no cuadren en tu cabecita. —Me dió un toque con su dedo índice en la cabeza y ambas reímos.
—Bueno, lo tengo que pensar, me da un poco de vergüenza, no se...
—Tienes la noche entera para pensar. —Se encogió de hombros y se levantó de la cama. —Yo me voy a dormir, tengo que estar bella mañana, porque SÍ. —Acentuó el "sí" antes de continuar. —Mañana voy a quedar con Chase, pero no te voy a dejar tranquila, porque necesito seguir esta historia desde cerca. —Me hizo un gesto, con los dedos índice y corazón apuntó a sus ojos y luego a los míos. Yo me reí. —Buenas noches, hermana. —Acto seguido hizo el gesto de paz con los dedos antes de salir de la habitación.
—Buenas noches... —Susurré cuando ya se había ido y dejé caer mi cabeza en la almohada.
Pocos minutos después acabé quedándome dormida.
Cuando me desperté por la mañana y encontré a a Nelly desayunando, volvió a sacarme la conversa.
—¿Sabes ya si vas ha hablar con Leia? —Preguntó al tiempo que sacaba el brick de leche de la nevera para sus cereales.
—Uff...ni si quiera había vuelto a pensarlo. —Eche una mano sobre mi cara.
¿En serio Nelly pensaba que sería capaz de hablar con una chica que a dejado a su novio por mi culpa?
Leia no quería hablar conmigo y menos si era sobre Eric. Pero yo solo necesitaba saber, si su parte tierna existía o era solo un reflejo, si habría merecido la pena darle una oportunidad si no hubiera estado engañándonos y si realmente sintió algo por alguna de las dos, demostrando que sí que tiene sentimientos.
—¿Sabes como contacto Erin con ella? Lo digo para pedirle su número de teléfono y así no tener que hablar con ella en persona, para que no sea tan incómodo.
—Es raro, pero para mí es más incómodo hablar por teléfono que en persona, más si no hay confianza con esa persona. A no ser que sea en mensajes, pero no es una opción... —Hice una pausa mientras pensaba. —Pero sí, se cómo Erin consiguió su número, creo que le cogió el móvil a Eric mientras se duchaba o algo así.
—Pues ya está. —Se metió la cuchara con cereales antes de seguir. —Yo voy a salir con Chase después y cuando vuelva quiero novedades. —Se limpió la boca con una servilleta. —Voy al baño. —Y con esas desapareció de la cocina dirección al baño, dejándome ahí volviendo a mis pensamientos.
¿Por qué Nelly estaría tan interesada en que hablara con Leía? Era más cotilla de lo que pensaba.
Pero si algo había aprendido cuando estuve saliendo con Berny, era que los mensajes hay que mandarlos sin pensar para no comernos tanto cabeza. Así que cogí el teléfono y le envié un mensaje a Erin.
—"Erin, necesito saber si puedes pasarme el número de teléfono de Leia. Sin preguntas por favor, después te lo explico todo".
Le di a enviar y dejé rápidamente el teléfono sobre el mueble de la isla de la cocina. Me eche zumo en mi vaso y cogí algo para comer. No había pasado ni un minuto cuando mi teléfono se iluminó. Erin me había contestado.
Junto al número de teléfono había un mensaje: —"Aquí tienes, me da bastante curiosidad saber para que lo quieres. Pero sin preguntas, esperaré que me lo cuentes todo cuando puedas". Y con eso un emoji lanzando un besito que me hizo sonreír. Le di las gracias y añadí el número.
Entonces me di cuenta de que la parte difícil no era pedirle el número de teléfono a Erin, eso no había sido tan difícil y ya estaba hecho, solo quedaba hablarle a Leia.
No tenía nada que perder, si me decía que no quería hablar conmigo, me quitaba la sensación de incomodidad de tener que hablar con una persona que seguramente me odiaba. Pero si me decía que sí, por incómodo que fuera, me pondría al corriente de todas las dudas que llevaba dentro.
Así que sin pensalo más, le escribí un mensaje.
—"Buenos días, soy Samantha Watson, la chica que fue a comprar con Erin el otro día. Puede que no quieras saber nada de mí y lo entiendo, solo quería decirte que lo siento, yo no sabía nada de lo que Eric estaba haciendo con las dos a la vez, realmente no quiero que nadie se sienta mal ni tampoco busco enemistades de ningún tipo y mucho menos por un chico. Así que si te parece podemos vernos para hablar y aclarar las cosas cuando puedas, solo si quieres. Espero que todo vaya bien."
Una vez enviado el mensaje, termine de desayunar y subí a ducharme.
Pasaron las horas y cuando Chase vino a recoger a Nelly para irse, salí al jardín a ayudar a mi madre con sus nuevas plantas.
Mi madre era una aficionada a la jardinería, tenía plantado todo tipo de plantas así como lavanda, claveles y verbena. Pero mis favoritas eran sin duda, las rosas blancas.
—¿Necesitas ayuda mamá? —Ella se giró para mirarme y se levantó dejando su regadera en el suelo.
—¿Ves esa bolsita de ahí? —Señaló una pequeña bolsa de semillas de caléndula que había dejado en el suelo junto a la regadera y los insecticidas que estaba usando. —¿Puedes ir plantandolas mientras yo voy a por otros guantes? —Ella se quitó los guantes que llevaba puestos y me los pasó.
—Claro. —Asentí y me puse los guantes que mamá usaba para el jardín, morados por la parte de las palmas y blancos por arriba con estampados de flores.
Empecé a plantar las semillas de caléndulas y ella entró a por otros guantes para ella. Mientras estuve mirando lo bonito que mamá había dejado el jardín y la poca atención que le había estado prestando últimamente a todas sus nuevas plantas.
Cuando volvió me miró con una ceja alzada. —¿Nelly ya se ha ido?
—Sí, Chase a pasado por ella hace un rato. —Enterré bien las semillas y les eche un poco de agua con la regadera. —Oye, ¿Cuando has plantado cosmos?
—Hace un par de semanas, Anne me dijo que eran muy llamativas y quedarían genial aquí. Y no sé equivocaba. —Se puso sus otros guantes y empezó a plantar otras semillas que había traído con ella. —Pensé que te habías dado cuenta. Al final es verdad eso que dice tu padre de que estás muy distraída desde que empezaste a trabajar en HOPEFULLY. El cree que tienes la cabeza en el trabajo y en lo poco que te falta para la universidad, pero yo sé que hay algo más que te preocupa.
Mamá me conocía demasiado bien, era un espejo para ella, aunque nunca le contaba nada. Nelly era la encargada de sacarme siempre información y era a ella a quien se lo contaba todo, así como ella conmigo, pero aún así mama nos descifrába a ambas como si todo lo que nos pasará fuera tan predecible siempre.
—¿Y qué más puede haber mamá? —Me reí incómoda, haciéndome la tonta como mejor sabía.
—Chicos. —Sonrió de boca cerrada, poniéndole atención a sus semillas. —Se que allí trabajan tres. Y Eric siempre había puesto mucha atención en ti, desde que erais pequeños.
¿En serio todos se habían dado cuenta de eso menos yo?
¿Tan obvio era?
Lo único que sabía, era que lo que necesitaba no era precisamente que hasta mi madre me hablaste de Eric, así que no dije nada. Pero eso fue suficiente respuesta para ella.
—¡Así que es eso! —Esta vez su sonrisa fue de sorpresa y alegría. Puso sus manos en su cintura. —Sam, si tienes algún problema puedes contarmelo, se que confías más en tu hermana para este tipo de cosas, pero si la relación que tengas con cualquiera de ellos (esperemos que no) sale mal, Nelly no podrá aconsejarte en eso, a ella no le han todo nunca el corazón. Y espero que siga siendo así, por el bien de Chase.
Eso me causo muchísima intriga y de repente, consiguió obtener toda mi atención.
—¿Tú si sabes que es tener el corazón roto mamá? —Me reí, porque no me esperaba una declaración así y menos por parte de ella. Nelly y yo no sabíamos nada de relaciones pasadas de nuestros padres antes de que se conocieran.
—Eso son asuntos de hace muchísimos años. —Intentó quitarle importancia para ver si así me interesaba menos, pero no lo consiguió. —Llegado el momento en el que te rompan el corazón, te hablaré sobre eso. Te lo prometo.
—¿Y si el momento no llega? Quiero decir, han pasado cosas... Esta última semana... Pero no creo que cierta persona pueda llegar a romper un corazón que no tiene aún.
—¿Has dicho "aún" verdad? —Recapacité dentro de mi cabeza sobre lo que acababa de decir. —Eso es porque sabes que la persona de la que me hablas puede llegar hasta él, pero por el motivo que sea, lo estás cerrando. Y cuanto más nos negamos a nosotros mismos nuestros sentimientos por otra persona, antes acaban aflorando, así que ten mucho cuidado con eso, Sam. Y no le cierres tu corazón a nadie.
—Eso va a ser difícil. —Suspiré. Y de repente noté mi teléfono móvil de vibrar desde el bolsillo de atrás de mis pantalones. Lo cogí y vi que era respuesta de Leia.
—"Nos vemos a las 7:00 p.m en el Burguer del centro".
Realmente no creí que llegara a contestarme, pero lo hizo. Y faltaba una hora para las 7, así que me daba tiempo.
Volví a guardar el móvil en el bolsillo.
—¿Mensaje de tu chico especial? —Mamá arqueó una ceja y rodé los ojos. ¿Porque tenía que parecerse tanto a Nelly?
—No es ningún chico mamá. He quedado esta tarde con... —Pensé la excusa más rápida que pasó por mi cabeza para que no me interrogara más o pensará que le estaba ocultando algo. —"Una amiga".
—¿Erin? —Ella volvió a levantarse.
—Sí, he quedado con Erin. —Mentir se me daba fatal, nunca habia sabido hacerlo y seguro que notó que en ese momento lo estaba haciendo, pero no dijo nada más. Así que antes de que cambiará de opinión y empezará a preguntar, le cambié de tema. —¿Cuándo vas a hablarme entonces de ese que te rompió el corazón antes de que conocieras a papá?
—Tu no me hablas de tu novio secreto, pues yo no te hablo de los míos de pasado. —Volvió a quitarse los guantes y entro en casa.
Si no había oído mal, acababa de decir: "¿Los míos del pasado?"
—¿Tuyos? ¿Pero cuentos han sido en total? —Me reí sorprendida y ella me miró como si acabara de decir algo que no debía.
—¡Voy a por limonada! —Entró en casa por la puerta que conectaba el jardín con la cocina, dejándome completamente intrigada.
Estaba segura de que mi madre había tenido más vida amorosa de la que yo tendría en toda mi vida y de alguna forma me hacía gracia pensarlo.
Llegué al Burguer King del centro de la ciudad, el cual, por las horas que eran, aún no estaba tan lleno de gente como solía acostumbrar.
Me senté en una mesa cerca de la entrada para tener mejor vista de la entrada. Leia podía entrar en cualquier momento. Estaba un poco nerviosa, no sabía cómo actuaría ella, no sabía cómo podríamos iniciar la conversación.
Y en ese momento se me vino a la cabeza una técnica psicológica que había visto hacia un tiempo: Se trata de concienciarse de que ya conoces a la persona a la que vas a enfrentar y que tenéis confianza como si fueras amigos desde siempre. Pero en este caso sería demasiado difícil asimilar algo así.
Y entonces llegó.
—Vaya, si que eres puntual. —Se sentó en frente de mi, no encontré forma alguna de descifrar la expresión en su rostro. Bueno tal vez si: Indiferencia.
—Si, no sabía si llegarías temprano y no me gusta hacer esperar a nadie. —Me encogí de hombros.
Ella ignoro lo que dije. —¿De que quieres hablar? —Preguntó directamente.
Como si no lo supieras. —Pensé, pero no lo dije.
—¿No es obvio? —Sonreí nerviosamente.
—¿Quieres saber si Eric te quiere? ¿Si está enamorado de ti? ¿Quieres saber si te conviene? —Su tono de voz era reprochante. Ella se cruzó de brazos y no apartaba su vista de e c
—No quiero saber nada de eso, no me interesa. No después de lo que ha hecho. —Suspiré al notar que mi tono sonaba a completa indignación. —Mira Leia lo que te he escrito esta mañana es verdad, yo no sabía nada de que aún estabais juntos. El me engañó como te engañó a ti. Y siento mucho todo lo que te dije el otro día, todo lo que dije en general, estaba enfadada, como lo estabas tú.
Ella tardó en hablar, parecía como si estuviera pensando.
No entendía porque Eric se empeñaba en decirme que Leía le recordaba a mi. Tal vez se refería a la personalidad, de lo que no tenía ni idea en que podíamos parecernos ya que no la conocía, pero físicamente no nos parecíamos en nada, al contrario.
Ella tenía unos grandes ojos marrones muy bonitos, con los que me miraba fijamente mientras pensaba que decir. Y tenía el pelo largo y rubio, y se lo pasaba de vez en cuando detrás de la oreja, para después volver a echarlo hacia delante. Tal vez en eso sí nos parecíamos, era una manía que solía tener yo también.
—Yo también siento mucho lo que te dije el otro día. —Suspiró y su tono de voz ya no sonaba amenazante pero seguía de brazos cruzados. —Ya sabes, cuando te llame zorra... Y eso. —Su cata fue de incomodidad, como si realmente estuviera arrepentida de lo que dijo.
—¿Sellamos la paz, entonces? —Le sonreí al tiempo que extendía mi mano sobre la mesa.
Leia sonrió también y agarró mi mano. —Hecho. Y... -Pareció pensar. —¿Qué te parece si nos tomamos las nuggets de la paz y hablamos un rato sobre cómo hemos sido engañadas? —Sonaba bastante tímida también. —Al fin y al cabo deberíamos de unirnos por haber pasado lo mismo en vez de estar enfrentadas.
Tenía toda la razón, no lo había pensado, pero al haber pasado por lo mismo podíamos compartir nuestros diferentes puntos de vista referentes a la situación. Y comentar la una con la otra cómo nos sentimos. Aunque no fuéramos amigas, el sentimiento de traición era el mismo.
Incluso diría que nos entenderíamos muy bien, pero de eso no estaría del todo segura hasta que no hablase con ella sobre el tema. Yo sabía lo que yo sentía por Eric y como yo lo había asimilado, pero no sabía lo que sentía ella.
—Me parece bien. ¡Vamos a por esas nuggets!
Nos levantamos y fuimos a pedir nuggets, patatas y algo para beber. Luego fuimos a un parque cerca del Burguer y nos sentamos en un banco.
—¿Y como conociste a Eric? —Preguntó ella antes de llevarse una patata a la boca. Después de masticar y tragar, continuó. —Se que os conocéis de hace tiempo, porque me ha hablado mucho de ti. Pero nunca me ha dicho como os conocisteis.
—Eramos muy pequeños. —Apoyé mi brazo sobre la parte trasera del banco, antes de empezar la historia. —Mi tía Vanessa y Nick, su padre, al que seguro que conoces, eran compañeros de clase de pequeños. De adolescentes salieron juntos un tiempo pero a pesar de no haber mantenido la relación romántica, su relación de amistad continuó. Y cuando nosotros éramos pequeños, el grupo de amigos de Vanessa y Nick quedaba de vez en cuando para acampar o para ir a parques acuáticos. Cualquier cosa que se les ocurriera de excusa era buena para verse. Mi tía Vanessa nos llevaba a mi hermana Nelly y a mi junto con mis primos y Nick llevaba a sus hijos como es obvio, Eric, Erin y Axel.
—Pues desde entonces no te ha sacado de su cabeza. —Suspiró mirando el azulado del cielo que se iba oscureciendo. —Creo que tú le gustas de verdad.
—¿Sabes qué? —Mordí un nugget.
—¿Qué el también te gustaba a ti? Eso me lo esperaría.
—No, que al parecer, todo el mundo era consciente de que yo supuestamente "le gustaba" —Hice comillas con los dedos al decirlo. —Menos yo.
—¿Por qué dices supuestamente "le gustaba"? —Me imitó mirándome, ella también se había apoyado en el banco con el brazo contrario al que tenía yo y estábamos cara a cara. —Es obvio que le gustabas y le gustas. Puede que no esté enamorado de ti, eso ya no lo se, pero si no te ha olvidado en todos estos años o tiene una obsesión o...
—¿Está enamorado? —Me reí. —No, lo dudo.
No era capaz de creer que Eric de verdad sintiera algo por mi, porque si realmente lo hiciera, yo no hubiera estado en ese preciso momento hablando con Leia sobre eso.
—¿Y tú qué sientes por el? —No pude evitar preguntarle. —¿Le quieres de verdad? O... ¿Le querías?
—Llegué a pensar que sí. El y yo nos conocimos porque trabajamos al lado, ya lo sabes. Hace un par de años tuvimos una relación de conocidos con derechos, pero él no quiso nada conmigo. A mi sin embargo no me gustaba nada ese tipo de relaciones, pero me gustaba tanto que tuve que aguantarme con lo poco que me daba.
Esa parte de la historia la conocía. Al menos Eric fue sincero en algo. Recordé cuando me lo contó el día que tuvimos que quedarnos solos en HOPEFULLY, porque Ian tuvo que irse y se llevó a Axel y Nelly.
"—Fuiste alguna vez a la ópera con ella?
—No, solo me la tire 3 veces y ahora no si quiera me saluda cuando me ve. Creo que me odia igual que tú, con la diferencia de que ella si quería algo conmigo".
Ella continuó. —Cuando le dije lo que sentía por el, se alejó de mi repentinamente y me sentó tan mal, que creí que le odiaba. Pero cuando volvió a buscarme hace poco... No pude evitar volver a sentirme atraída hacia el... Sobretodo porque lo notaba diferente. Me dijo que esta vez quería salir conmigo y me decía cosas que no solía decir la vez anterior, cosas bonitas que hacían que pensara que me quería y me hicieron pensar a mi que le quería. Pero ni el sentía nada por mi, ni yo sentía tanto por el como creía. Me di cuenta de eso cuando sentí que no me dolió tanto que me estuviera siendo infiel contigo, solo sentí rabia por el engaño y sí, me molestó mucho y me sentí estúpida. Pero cuando llegue a casa de noche y me fui a dormir, en vez de llorar o sufrir, dormí perfectamente y cuando me desperté ayer por la mañana, pensé que me ha hecho un favor. —Yo no deje de escucharla, tenía toda mi atención puesta en lo que me estab contando. —Y siento haber parecido antipática cuando nos hemos encontrado antes, era solo que estaba preocupada al no saber cómo reaccionarias tu, y automáticamente me he puesto a la defensiva, por si acaso...
Yo me empecé a reír y ella se extrañó.
—¿Qué pasa? —Elevó una ceja.
—Nada, solo que a mí me pasaba lo mismo. ¡No sabía cómo afrontar que podía ser la conversación más incómoda de mi vida! —Exclamé en modo dramática y bebí de mi Fanta de naranja.
—Pues ya ves. —Se río también. —Aquí estamos las dos, hablando y comiendo nuggets y patatas como si fuéramos amigas de toda la vida. —Suspiró suavemente, dejando ver qué estaba aliviada y tranquila.
—Tal vez de aquí salga una amistad, nunca se sabe. —Me encogí de hombros riendo. —Aunque sería irónico...
—Si que lo sería...
Entonces, mi teléfono empezó a sonar y la canción de "Shallow" se hizo presente en el ambiente relajado del parque. Aún no superaba esa canción a pesar de lo que me dijo Eric, seguía siendo mi canción favorita del momento.
—Creo que te llaman, ¿No? —Señaló el teléfono sobre mi regazo.
Nelly era quien me llamaba, pero preferí colgarle y enviarle un mensaje. Ya tendríamos tiempo de hablar.
—¿Esa es la canción de Shallow? —Ella rodó los ojos descaradamente. —La odio. —Se rió y siguió comiendo patatas. —Eric decía que me recordaba a él y a mi...
No podía ser.
¿En serio?
¿A qué me recordaba eso?
"—¿Sabes que esta canción me recuerda a nosotros? —Susurró y yo rodé los ojos. Luego me dirigí detrás del mostrador.
—Eric, ya puedes volver a lo que estabas haciendo. —Pero el no se movió, en vez de eso se agachó y me susurró la canción en el oído, haciendo que me diera un pequeño escalofrío.
«—Tell me somethin', girl.
Are you happy in this modern world?
Or do you need more?
Is there somethin' else you're searching for?»
Había escuchado tantas veces la canción que me la sabía perfectamente."
Yo volví a reírme sin decirle nada, pero esta vez no pregunto, lo asimiló por sí misma. —¿A ti también te lo dijo? —Se río sorprendida y yo asentí con la cabeza. —¡No puede ser! —Ambas empezamos a reírnos.
—¿Que poco original, no crees? —Volví a beber Fanta.
—Totalmente...
—¿Sabés? Realmente quería hablar contigo para saber cómo era Eric realmente, pero parece que nos a mostrado el mismo lado a ambas.
—No, no del todo. —Dirigí mi vista hacia ella para que se explicara. —Las palabras tiernas, miradas bonitas... Y todo eso. Conmigo era todo falso, era porque no quería que me alejara de el cuando tú lo hicieras. Pero contigo creo que pudo ser real. Como te he dicho antes, tú si le gustas.
—No estoy segura del todo. Igualmente no me queda otra que convivir con el en el trabajo. Y no podemos estar siempre como el perro y el gato, así que supongo que tendré que actuar de la forma más cordial posible. Ahora que se que a ti tampoco te ha hecho tanto daño creo que puedo sobrellevarlo mejor.
Era cierto que una de las cosas que más me preocupaba, era que a Eric no le importasen nada los sentimientos de Leia, pero...¿Y si el sabía que ella no lo quería tanto? Era más inteligente de lo que podía parecer y de lo que quería demostrar, de eso también me había dado cuenta.
Pero no podía pensar algo así. Eso sería como excusarle y no quería hacer eso.
La tarde fue mucho mejor de lo que pensaba y Leia era muy simpática, dulce e igual de tímida que yo, pero eso no evitó que las conversaciones fluyeran solas entre nosotras.
Cuando terminamos de comer y el cielo se tornó de un azul apagado, que apenas iluminaba hasta que se encendieron de las farolas, nos despedimos y cada una volvió a su casa.
—A sido una tarde entretenida. Gracias. —Sonrió.
—Gracias a ti por acceder a hablar conmigo. —Le devolví la sonrisa.
—No te preocupes, a merecido la pena. Hoy vuelvo con una amiga nueva a casa. —Me dió un toque en el brazo con el puño de forma cómplice. —Si necesitas algo, háblame, ya tienes mi número.
—Lo mismo te digo. —Volví a sonreírle. —Ya nos veremos por nuestros respectivos trabajos.
—Claro, si te pasas mañana, te invito a unos tallarines a la carbonara en compensación por la mirada asesina que te eche el otro día. ¿Me he disculpado ya por eso? —Puso cara incómoda.
—Unas tres veces, sí. —Me reí. —No te preocupes, pero no le diré que no a unos espaguetis a la carbonara de La Bohème.
—Pues ya sabes, puedes venir con Erin si quieres y tu hermana a la que no conozco, por cierto.
—Muchas gracias. Si no, puedes venir tu ha hacernos una visita por el apasionante mundo de HOPEFULLY,
donde todos tus sueños se hacen realidad. —Dije recordando las palabras de Nick el primer día que entre a trabajar allí.
—Si eso es así, créeme que no dudaré en pasarme, si no tengo mucho trabajo claro, porque últimamente estamos a tope. Eric hizo bien su trabajo en ese sentido. —Rodó los ojos. —Pero bueno, me tengo que ir. —Miró su móvil. —Nos vemos. —Volvió a sonreír.
—Nos vemos. —Me despedí con la mano en lo que las dos nos dábamos la vuelta para dirigirnos en dirección a nuestras casas.
Al llegar a casa me encontré a la persona que menos esperaba.
Eric estaba en el salón de mi casa hablando tranquilamente con mi madre.
Cuando escucharon la puerta cerrarse, ambos dirigieron su mirada hacia la entrada, donde yo me encontraba. Y sin pensarlo dos veces, subí las escaleras junto a la puerta para subir ha hablar con Nelly, dejándolos ahí a los dos.
Pegue en la puerta del cuarto de Nelly repetidas veces hasta que por fin me abrío.
—Ah, ya estás aquí. —Dijo sin más.
—¿Ya estoy aquí? ¡Claro que estoy aquí! ¡Lo que no se es que hace Eric en el salón hablando con mamá! —Estaba alterada, muy alterada.
Nelly me agarró del brazo y me arrastro dentro de su habitación.
—Vaya, hola Chase. —Saludé al hermano de mi mejor amiga, que estaba sentado en la cama de mi hermana.
—¡Hey! —Levantó su mano en forma de saludo.
—¿Papá no está en casa? —Me giré para ver a Nelly.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque si estuviera el, no estaría yo aquí. —Aclaró Chase. Y sí, justamente estaba pensando eso. Mi padre estaba de acuerdo en que tuviéramos relaciones con chicos, pero no quería que ninguno viniera a casa porque tenía la paranoia de que no quería ser abuelo todavía.
—¡Exacto! Ni tampoco estaría el que está abajo en nuestro sofá.
—¡Te he llamado esta tarde! Pero me has colgado. Espero que le estuvieras sacado buena información a Leia. —Cruzó los brazos sobre su pecho.
—Si lo que quieres es que te lo cuente ahora, me temo que vas a tener que aguantarte y esperar a después. Ahora dime si sabes qué hace aquí Eric.
—A venido a verte, Sammy. —Suspiró. —Dice que necesita hablar contigo. No se de que estará hablando con mamá, pero deberías bajar antes de que le cuente algo que no debería saber.
—Gracias. —Me lleve las manos a la cara. —Ahora subo y te cuento. —Me giré. —Adiós Chase.
Bajé corriendo las escaleras y ví a mi madre disculpándose con Eric. Cuando notaron mi presencia volvieron a posar sus ojos en mi.
—¿Qué hace este aquí? —Le señalé y miré a mi madre esperando una respuesta.
—Samantha, ¿Qué formas son esas de saludar a un invitado y a tu madre? —Me recriminó mi madre con cara de enfadada.
—Perdona, mamá. Pero tenía que hablar con Nelly sobre unos asuntos... —Era la segunda vez que mentía a mi madre ese día y ella lo sabía, porque sus brazos cruzados y su vista clavada en mi con una ceja alzada, me decían que quería una respuesta más concreta.
—He venido ha hablar contigo, Sam. —La voz de Eric era suave, muy diferente a como solía sonar normalmente.
Le hice una señal de que se acercara a donde yo me encontraba, justo al lado de las escaleras y cuando lo hizo, le agarre del brazo y empezamos a subir las escaleras hasta mi habitación, dejando a mi madre desconcertada.
Al llegar a mi habitación, cerré de un portazo.
—Uh...veo que necesitas que estemos a solas... —Dijo perversamente y se acercó a mí lentamente.
Yo di dos pasos hacia atrás y le hable enfadada. —¿Qué haces aquí?
—Ya te lo he dicho.
—¿De que quieres hablar?
—Quiero disculparme, por lo del otro día y por todo. No se en que estaba pensando... Yo no quería jugar con vosotras, pero no sabía cómo dejar a Leia sin hacerle daño... —Hablaba lentamente y sin dejar el tono suave.
Entonces recordé las palabras de Leia aquella tarde.
—¿Y qué te hace pensar que le harías daño? Tal vez no te quería tanto como pensabas. Es un poco prepotente de tu parte pensar eso.
—Mira yo no sé si le he hecho daño, pero sé que no lo estoy pasando bien desde entonces y al menos necesitaba disculparme contigo. —Se acercó un poco más, pero yo no me moví esta vez.
Por muy enfadada que estuviese, que lo estaba, la atracción física que sentía por el era inevitable. Y el verle así de deprimido y arrepentido por lo que había pasado, me tenía paralizada.
—Tal vez pueda perdonarte, pero solo para tener una relación cordial en el trabajo. Estoy harta de tener que estar siempre así contigo.
—Me parece justo. Y ya me voy, no quiero molestarte más.
Pasó por mi lado para salir de la habitación pero no le dejé.
—¡Espera un momento! —El se giró rápidamente y me miró. —¿De que has estado hablando con mi madre?
Ella ya me había estado interrogando aquella misma tarde sobre si tenía algo con Axel, Ian o el mismo. Y no necesitaba que viniera el de repente a confirmárselo.
—No te preocupes, le he dicho que quería hablar contigo sobre asuntos del trabajo y no he parado de inventar cosas sobre eso. No se si se lo habra creído pero si no es así, sabe disimular muy bien.
—Lo más probable es que no. Pero gracias. —Le sonreí de forma incómoda y el asintió y se volvió a girar hacía la puerta. Pero antes de salir volvió a girarse hacía mi, me miró y yo le miré confundida. Pero rápidamente se acercó a mí y me besó.
Si el beso del cuarto de personal en HOPEFULLY me pilló de sorpresa, ese muchísimo más. Así que entre eso y la atracción ya anteriormente mencionada, en vez de alejarlo bruscamente, le seguí el beso.
Cuando se separó, volvió ha hablar. —Lo siento, de verdad lo siento, pero necesitaba hacerlo y... —El me estaba acariciando la mejilla con su mano, mientras yo le miraba embobada al tiempo que seguía tratando de asimilar lo que estaba pasando. —Tambien necesitaba que supieras que lo que siento por ti es real, por muchas cagadas que cometa, siempre va a ser real. —Y sin más, dejándome paralizada de nuevo, Eric salió de mi habitación.
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