Capítulo siete

Debía haber oído mal porque no tenía ningún sentido toda esa mierda sobre JiSoo siendo una maldita traidora. KyungSoo estaba impactado por esta inesperada información y se negaba a aceptar la fatídica verdad. JiSoo tenía lágrimas en los ojos y todo su cuerpo temblaba, se sacudía por el miedo y por el llanto descontrolado. A un lado estaba Jay, intentando calmarlo.

—KyungSoo, por favor vuelve a tu habitación, conversaré contigo pronto.

Pero por supuesto, KyungSoo no se movió ni un centímetro.

—Dime que no es cierto —rogó con la voz entrecortada. El híbrido estaba recogiendo los pedazos de su alma para poder articular palabras.

—KyungSoo, por favor regresa-

—¡Dime que no es verdad! —gritó con fuerza, casi desgarrando sus cuerdas vocales.

JiSoo respondió desatando un llanto más fuerte que antes, el cual alteraba los nervios de KyungSoo. No iba a tener piedad, no la iba a dejar tranquila tan fácilmente. Necesitaba una respuesta, necesitaba su confesión aquí y ahora.

—¿Te acercaste a nosotros para traicionarnos? —La mujer negó varias veces con la cabeza—. ¿Te atreviste a mentirnos en la cara para luego apuñalarnos por la espalda?

—¡No! —Finalmente había roto su silencio.

—¿Entonces qué, JiSoo? Explícalo para poder entenderlo porque está matándome. —Una lágrima cayó por su mejilla mientras hablaba, y la sintió arder sobre su piel—. ¿Trabajabas en sus laboratorios? ¿Fuiste tú quien les daba la información a los cazadores para raptar a los híbridos?

La mujer ahora estaba hipando y no podía dejar de llorar. KyungSoo no obtenía respuestas, solo llanto y más llanto.

—¡Responde! —le ordenó entre gritos.

—No tuve opción... —respondió la humana con un hilo de voz.

—¿No tuviste opción?

—Iban a llevárselos a todos

—¿Y por eso tuviste que sacrificar a mi mejor amigo?

—No, no es así —hablaba con la voz quebrada—. Ellos me aseguraron que no le harían daño, que solo le darían una advertencia...

—Y tú les creíste, ¡qué conveniente! —bufó—. ¿Crees que soy un niño para que vuelvas a mentirme a la cara?

JiSoo negó con la cabeza y sorbió la nariz.

—Fui estúpida, lo sé, me estaba aferrando a una palabra que no valía ni dos centavos, pero no tuve el valor de hacer algo más por ustedes. KyungSoo... ellos se apartaron de tu posada por un tiempo porque rogué que fueras mi excepción. Mark y tú son todo lo que tengo, son mis amigos... Mi familia.

—La familia no traiciona —sentenció el felino—. Tú no eres mi familia, y ahora me doy cuenta de que nunca fuiste mi amiga.

Si KyungSoo permanecía en la habitación un minuto más, su estabilidad emocional empeoraría, así que inteligentemente —con la poca lucidez que le quedaba— optó por salir de ahí, debía respirar un poco y calmarse. Detrás de él podía oír a JiSoo llamando su nombre entre llantos, y eso solo incrementaba su ira bañada en tristeza por los momentos que construyeron juntos a lo largo del tiempo. Esa increíble amistad que había sido forjada a base de confianza se acababa de desmoronar frente a sus ojos. Vio a su mejor amigo morir en sus brazos, y vio morir a esa Kim JiSoo en la cual creía a ciegas.

¿Qué le quedaba? ¿Perdería uno a uno a las únicas personas que tenía?

Sus pensamientos hacían más pesada su cabeza y nublaban su vista, por lo que no se dio cuenta, hasta ese momento, de que había caminado lejos de la casa, que casualmente quedaba detrás de una montaña, y ahora se encontraba en la cima de esta. Desde ahí podía tener una gran vista de lo que había al otro lado, y entendió que solo podría llegar allí si cruzaba el gran río.

—KyungSoo. —Esa voz conocida, que le traía paz en medio de la tormenta y lo reconfortaba, llamó su nombre detrás de él—. ¿Por qué estás aquí?

El híbrido no se giró para verlo, permaneció firme en su lugar, con la vista en el panorama.

—Solo... Necesitaba aire... —respondió.

Escuchó los pasos de JongIn haciéndose más fuertes hasta que lo sintió a lado suyo mirándolo seriamente.

—Estaba preocupado por ti. Tuve otro despertar solitario, pero no quise pensar mal. Creí que habías ido por el desayuno; sin embargo, los minutos pasaban y no volvías, así que fui a buscarte. JooHyun me dijo que te vio salir de la casa con prisa.

—¿Y cómo me encontraste?

—Por tu aroma —dijo—, y porque aún hueles un poco a mí.

KyungSoo sonrió con tristeza.

—No importa cuánto me aleje, siempre vas a encontrarme, ¿verdad? —Esta vez sus ojos se encontraron con los de su pareja, en busca de algo que ni él podía entender bien—. Tú no vas a traicionarme, ¿cierto? —rogó con un nudo en la garganta—. Si me mientes, asegúrate de que sea hasta el final, que yo no me entere jamás, porque... Ya no podría soportarlo.

JongIn vio a ese terco y orgulloso híbrido gato desmoronarse frente a sus ojos. KyungSoo solía ser tan frío e impenetrable, que parecía que nunca se vería derrotado. No obstante, aquí estaba él, totalmente destrozado, con el corazón roto y desesperanzado.

El corazón del híbrido lobo se encogió en su pecho.

JongIn no atinó a hacer nada más que atraerlo hacia sus brazos y rodearlo fuertemente con ellos.

—¿Quién te ha lastimado tanto, mi amor? —hizo la pregunta esperando que el más bajo tuviera la confianza de contárselo tan pronto como dejara de sollozar.

KyungSoo sorbió la nariz y se apartó un poco para responder.

—Te lo diré todo, lo prometo, pero por ahora ¿podrías sentarte aquí conmigo y abrazarme? —solicitó—. Esta vista me da mucha calma y creo que es lo que más necesito en este momento.







°∆~•~∆°

Habrían pasado un par de horas cuando KyungSoo y JongIn decidieron regresar a la casa. Era la primera vez que la observaban de día y podían jurar que nunca pensaron verla tan llena como ahora. Habían varios híbridos en el interior, algunos reparaban la fachada, otros fabricaban prendas a base de lana, algunos otros limpiaban y seguramente habrían más en las distintas instalaciones del lugar.

—¡KyungSoo! ¡JongIn! —saludó JooHyun—. ¿En dónde estaban? Llegan un poco tarde pero les he guardado su desayuno en el refrigerador. Pueden calentarlo en el microondas de la cocina.

—Gracias —dijo KyungSoo—. ¿Sabes si Mark ya desayunó?

—Sí, lo hizo hace un rato y se volvió a su recámara. Preguntó por ustedes dos, pero no supe darle razón. Creí que estarías hablando con Jay, mas no te encontré ahí cuando fui a su despacho. ¿Todo está bien?

No, habían muchas cosas mal, pero ¿cómo decírselo?

—Sí, solo quería salir un momento —respondió KyungSoo sin entrar en detalles—. ¿Jay sigue en su oficina?

—No, ha tenido que encontrarse con alguien, pero no creo que tarde. No le gusta dejar el refugio por mucho tiempo.

—Entiendo.

¿Qué habría hecho Jay con JiSoo?, ¿aún estaría en la casa?

—Pero me encargó un comunicado para ti, dijo que no te preocuparas por nada, que lo tiene todo bajo control. Hablará contigo una vez que regrese.

—Gracias JooHyun. Si no te importa, llevaremos nuestra comida al cuarto.

—Por supuesto. Iré a buscarte en cuanto Jay vuelva.

KyungSoo y JongIn hicieron una leve reverencia con la cabeza y caminaron juntos hacia la cocina.

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Mientras desayunaban, KyungSoo estaba un poco apagado, comía los alimentos con dificultad y lentitud, dibujando una vista muy desalentadora para JongIn. El lobo no podía permitir que su pareja se sumergiera en una profunda tristeza, por lo que empezó a sacar temas de conversación para distraerlo, pero KyungSoo respondía con monosílabos. Viendo que eso no funcionaba, JongIn decidió soltar palabras amables cada tanto, como: te amo, estoy aquí, no voy a dejarte, jamás dejaré de amarte. Y aunque el felino sonría, su sonrisa no iluminaba sus ojos. Le dolía verlo así y también le enfurecía que la responsable estuviera aún con vida.

La huida había arruinado su emparejamiento, ni siquiera pudieron disfrutar de pasar momentos juntos y agradables debido a eso; sin embargo, se las arreglaron para continuar con ello durante toda la noche. Habían sido tan felices enredando sus cuerpos durante horas, y compartiendo besos y palabras hermosas, dejando que sus almas se unieran en una sola. Pero, otra vez, todo se había arruinado. KyungSoo estaba alicaído, y verlo así lo estaba volviendo loco. Si le hacía el amor, ¿podría ayudarlo a despejar su mente? Quería hacerle saber que era amado sinceramente, pero no estaba seguro de si el momento era adecuado.

Como si fuera una respuesta del universo, alguien tocó la puerta.

—KyungSoo hyung, JongIn, soy yo —habló Mark desde afuera.

El felino parecía haber salido del trance en el que estaba.

—Pasa —le indicó el mayor.

Entonces, lo vio entrar a la habitación con esa alegría y vigor del que estaba lleno el muchacho, y KyungSoo intentó contagiarse de ese sentimiento; no quería hablarle sobre JiSoo y su traición, pero tarde o temprano tendría que hacerlo.

—Sé que ustedes dos ahora hacen todo juntos y me alegro mucho, de verdad —habló el más joven—, ¡pero aún estoy aquí! No se olviden de mí.

KyungSoo sonrió por la ternura que le causaron sus palabras.

—Nadie te está olvidando, niño engreído.

—No podría olvidarme de mi pequeño cuñado —agregó JongIn.

Mark entrecerró los ojos.

—Tú menos que nadie debería olvidarme —se refirió al lobo—, ¡te ayudé a conquistar a mi hyung!

—¿Disculpa? —se quejó KyungSoo.

El chiquillo se llevó las manos a la boca, cayendo en cuenta de su error. JongIn soltó una carcajada.

—No, lo que quise decir es que-

—Ya olvídalo —interrumpió KyungSoo—. Gracias por ayudar a que me diera cuenta a lo que me estaba cerrando.

El muchachito se sintió orgulloso por lo que había logrado. Ciertamente, su hyung, ese chico que prácticamente lo había criado, merecía ser feliz, y estaba seguro de que JongIn era el indicado. Lo había visto llegar malherido, casi moribundo, pero resistió valientemente toda una noche de dolor y varios días de recuperación. También se dio cuenta de que aprendía rápido y era muy hábil con las tareas domésticas. Luego fue testigo de las pequeñas cosas que hacía por KyungSoo y cómo lo miraba. Con todas esas características a la vista, Mark concluyó que en esta vida nunca habría mejor partido que aquel híbrido lobo para su hyung. Además, era muy guapo, ¿qué más podría pedir?

—Hyung, mereces ser feliz, ambos lo merecen.

JongIn tomó la mano de KyungSoo y entrelazó sus dedos para luego mirarle y sonreírle.

Deseaba que ese momento jamás terminara. KyungSoo se sentía seguro, protegido y amado como nunca antes. No obstante, el momento no duró mucho, pues JooHyun tocó la puerta segundos después para llamar a KyungSoo.

—Jay acaba de regresar. Quiere hablar contigo.

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KyungSoo tuvo que asegurarle a su pareja que estaría bien, que podía con esto y que no era necesario que lo acompañara. JongIn gruñó ante la idea de volverlo a dejar solo, pero finalmente lo dejó ir; él estaría esperando por el felino. Así que, aunque nervioso, KyungSoo caminó hacia el despacho de Jay, aquella habitación que estaba llena de malos recuerdos. El híbrido tocó la puerta una vez y obtuvo el permiso para entrar. Jay se encontraba terminando una llamada, de pie junto a la ventana.

—Toma asiento —le indicó señalando la silla junto al escritorio.

Pero KyungSoo negó con la cabeza.

—Estoy bien así.

—Como gustes —dijo y caminó hacia su silla para sentarse.

KyungSoo dio unos pasos sigilosos hacia adelante.

—¿Qué hiciste con...?

No podía mencionar su nombre, le sabía mal y lo perturbaba. Jay entendió perfectamente de quién hablaba.

—Ella está confinada en el sótano —respondió con seriedad—. Hay algunos híbridos vigilando que no escape. No dejaré que se vaya hasta que lleguemos a HOPE.

—¿HOPE? ¿Qué es eso?

Jay había hablado sin cuidado, como si KyungSoo tuviera conocimiento de los planes que tenía en mente. Debió habérselo dicho cuando le propuso venir a esta casa, pero no estaba muy seguro de cuánto podría confiar en él.

—HOPE es el refugio oficial para los híbridos —confesó—. Después de varios años, finalmente ha terminado de ser construido.

—¿Y en dónde queda?

—Al sur del país, cruzando el mar. Es una pequeña isla no habitada que queda entre Corea del Sur, Japón, Taiwán y China, ni siquiera aparece en el mapa.

—¿Cómo la encontraron?

Jay sonrió de lado.

—Sabes que pertenecí a la inteligencia coreana, hiciste tus conclusiones solo, por supuesto que sé cosas. No hay lugar en la tierra que organizaciones tan poderosas no conozcan.

—Entonces, no estaremos seguros, si dices que ellos también lo saben podrían lanzar una bomba y deshacerse de todos nosotros.

El ex agente se puso de pie para servirse un vaso de whisky, y con una seña le ofreció un poco, pero el híbrido meneó la cabeza rechazando la oferta.

—Por eso tienes que jugar con todas tu cartas, KyungSoo —cerró la botella y llevó su vaso hacia su boca para darle un sorbo a la costosa bebida—. Esos malditos no son los únicos que tienen armas letales. Verás, una vez que cuentas con información valiosa que podría cortar cabezas, también te vuelves alguien que causa temor en sus enemigos.

—Los estás amenazando —concluyó el híbrido—. ¿Qué pasa si te matan?

Jay se encogió de hombros.

—No soy el único al que deberían temer.

—Tus hombres...

—Tengo a alguien que sabe mucho más que mis propios hombres —aclaró—. Confío en esa persona más que en mí mismo. Espero que puedan conocerla pronto.

El hombre no tenía que mencionarlo como para que KyungSoo lo entendiera. El híbrido podía ver cómo se arrugaban las esquinas de sus ojos y cómo estos brillaban cada vez que mencionaba a esa persona; había ocurrido lo mismo la primera vez que lo conoció. Entonces, supo que Jay tenía a alguien que lo esperaba del otro lado. Alguien con quien luchar codo a codo.

—¿Por qué le pusieron ese nombre?

—Es un nombre algo romántico, lo sé, pero en realidad proviene de las siglas en inglés de Hybrids' Operation and Protection from the East. Operación y Protección de Híbridos del Oriente en español —respondió—. Quien fundó aquel refugio dijo que ese lugar era pequeño e invisible, casi insignificante para el resto del mundo, pero sería la esperanza para los suyos.

Esa persona sonaba como MinSeok, igual de soñadora y llena de buenas intenciones. Si tan solo su amigo hubiera recibido el apoyo adecuado, podría haber estado aquí, junto a él, luchando por una misma causa.

—Creo que será agradable conocer a esa persona.

Jay sonrió ampliamente, una sonrisa llena de sinceridad que iluminaba su enseriado rostro.

—Estoy seguro de que se llevarán bien —afirmó con seguridad—. Y, regresando al tema de JiSoo, no te preocupes, ella tendrá un juicio por lo que hizo. —KyungSoo no opinó—. Por lo pronto, para que se mantengan ocupados, les asignaré una actividad a cada uno de ustedes.

KyungSoo asintió.

—¿Podríamos mantener en secreto lo de JiSoo? —pidió—. JongIn ya lo sabe, pero no quisiera que Mark se enterara.

—Descuida, KyungSoo, esto queda entre nosotros. Lo prometo.





***

Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, en medio del trabajo que los mantenía ocupados hasta la noche y que los dejaba totalmente abatidos. Aun así, KyungSoo y JongIn se las arreglaban para pasar tiempo juntos, lejos de los demás híbridos. A veces, terminaban el día ansiosos por perderse en los brazos del otro y saborear cada parte de sus cuerpos. Eran jóvenes y estaban llenos de vigor, y aunque el trajín del día se llevaba gran parte de sus energías, nunca se sentían demasiado agotados como para hacerlo en las noches. Conforme el tiempo pasaba, su relación se iba fortaleciendo, y nadie podía negar la fabulosa química que ambos tenían.

—No te quita los ojos de encima —le dijo JooHyun a KyungSoo un día en el que se pusieron a cocinar juntos—. Es más, creo que cada día se vuelve más protector contigo. Ya quisiera yo que mi conejito fuera así conmigo, pero su labor como médico lo mantiene tan ocupado que no está muy pendiente de mí. En cambio, JongIn no deja que nadie se acerque a ti, te lo juro.

KyungSoo se rio por lo exageradas que sonaban sus palabras.

—Eso no es cierto, tú estás a lado mío y no ha pasado nada.

—¿Eso crees? Mira. —Sin previo aviso, JooHyun lo abrazó fuertemente e inmediatamente sintió una mirada penetrante sobre ella.

Alguien más había entrado a la cocina y se hizo escuchar cuando carraspeó.

—KyungSoo —llamó su pareja con una voz más grave de lo normal que lo hizo temblar.

La pobre JooHyun se apartó tan rápido como pudo.

—Oh, JongIn, ¿en qué momento llegaste?

Las palabras de la híbrido hicieron eco en su cabeza: "No te quita los ojos de encima."

—Solo venía a preguntar si necesitabas ayuda, pero creo que mejor sí te ayudo con lo que te falte.

—No es necesario, ya voy a terminar, solo me falta lavar otra pila de platos.

—Sí, pero hace frío, vas a congelarte.

—Tengo guantes —le mostró.

—De igual forma creo que voy a ayudarte.

—JongIn...

—¿Qué te parece si tomas mi lugar, JongIn? —sugirió JooHyun—. Tengo que ir a ver a mis niños ahora.

—Pero dijiste que JunMyeon estaba con ellos —dijo KyungSoo.

—Sí, pero él es su padre y ya necesitan de mami, así que debo ir a verlos —se quitó el mandil y se lo dio al lobo—. Te encargo mi parte. ¡Nos vemos!

Ambos la vieron irse casi brincando de alegría.

—Bueno... ¡Manos a la obra! —dijo JongIn, comenzando a lavar.

KyungSoo ahora se preguntaba si la híbrido conejo lo había abrazado para probar lo que estaba diciendo o para librarse de su tarea antes de tiempo. De cualquier forma, qué astuta había salido.

—KyungSoo...

El nombrado dejó de mirar hacia la puerta y le prestó atención a su pareja.

—¿Sí? ¿Qué pasa?

JongIn iba a decir algo, pero luego meneó la cabeza, como si lo hubiese pensado mejor.

—¿Me pasas el lavavajillas?

KyungSoo entrecerró los ojos mientras le alcanzaba el detergente. Sentía que se estaba guardando algo, pero no podía descifrar qué era.

—JongIn, ¿pasa algo? —decidió preguntar.

—No, no ha pasado nada —afirmó—. Terminemos con esto antes de que se nos congelen las manos.

Había cierta duda en los ojos de JongIn que le hizo saber que mentía, así que se encargaría de averiguarlo más tarde.






°∆~•~∆°

—Han pasado dos semanas y JiSoo noona no regresa, ¿y si le pasó algo?

A Mark se le contó otra historia con respecto a la mujer, para ocultar su traición. KyungSoo le dijo que JiSoo había regresado a la ciudad como una informante, pues era humana y corría menos riesgos. Los primeros días, el muchacho se tragó la historia, pero ahora no dejaba de preguntar por ella.

—Me gustaría hablar con ella, pero tiene el celular apagado. ¿Saben si cambió de número?

KyungSoo no quería seguir mintiendo, por lo que gran parte del tiempo se quedaba callado y era JongIn quien se encargaba de lidiar con el menor.

—Mark, es preferible no llamarla, puede encontrarse en una misión importante. No podemos interrumpirla.

—Pero ella podría hacerse un tiempo para contestar mis llamadas. Esto es muy raro. Iré a preguntarle a Jay.

—Mark —llamó KyungSoo—, no molestes a Jay con trivialidades.

—¿Trivialidades? Hyung... Se trata de nuestra amiga, ¿acaso no te interesa saber?

KyungSoo chasqueó la lengua y se puso de pie, saliendo de su tranquilo descanso sobre la cama.

—No estamos en un paseo de campo, Mark, aquí cada uno tiene una tarea qué cumplir. JiSoo no se fue de picnic, no la sigas llamando, ya no preguntes por ella. De una vez por todas compórtate como un adulto y deja el lloriqueo de siempre.

No pretendió ser rudo con sus palabras ni siquiera pensó en decir todo eso, pero el dolor de tener que recordarla lo venció. Ahora, se había convertido en el cruel de la historia, pie ante las miradas atónitas de su pareja y su pequeño hermano. Mark tenía los ojos cristalizados y su labio inferior temblaba ligeramente.

—Mark...

—Tú sabes casi todo lo que pasa en esta casa y fuera de ella —dijo el menor—, lo sabes todo porque Jay te cuenta cosas, porque él confía en ti. ¡A mí no me importan esas cosas! Yo solo quiero saber si mi hermana mayor está bien, quiero hablar con ella por tan solo cinco segundos, ¿por qué es tan difícil de entender?

—No, no es así. No quise decir-

—Sé que no me tomas en serio, hyung, porque solo soy un chiquillo de dieciséis años que no aporta nada en esta gran lucha...

—¡Eso no es cierto!

—...pero me gustaría que por una vez en tu vida comprendieras mis sentimientos. Tú, JongIn y ella son mi familia... La única que tengo. Quisiera saber si está bien, si ha comido y si sigue siendo tan bonita como siempre. Si tú llegas a hablar con ella, por favor dile que la estaré esperando.

—Mark, ¡espera por favor!

KyungSoo lo llamó, pero el muchacho ya había hecho su camino hacia afuera, cerrando la puerta detrás de él. Las palabras que el felino dijo resonaron una y otra vez en su cabeza, formando una especie de remolino que se mezclaba con las de Mark, y en conjunto golpeaban con fuerza su abrumado corazón.

¿Qué había dicho? ¿Por qué fue tan duro con él?

Sintió una punzada en un lado de su cabeza seguido de un mareo que casi lo hizo perder el equilibrio. JongIn, viendo su estado, fue de inmediato a auxiliarlo.

—Te tengo —le dijo colocando las manos sobre sus hombros para sostenerlo—. Siéntate, tienes que reposar un poco.

Lo llevó con cuidado de regreso a la cama e hizo que se sentara con las piernas sobre el colchón.

—No te muevas, iré por un vaso con agua.

KyungSoo le tomó la mano antes de que se alejara.

—Quédate un momento —pidió con un hilo de voz.

Desde lo ocurrido con aquella humana, KyungSoo se mantuvo fuerte, como si realmente lo estuviera superando, pero JongIn había sido testigo de la pérdida de peso de su pareja. Comía todos los días las tres comidas diarias; no obstante, unas horas antes del amanecer, JongIn lo escuchaba devolver todo en el baño. Su tono de piel había perdido un poco su color y, aunque intentara demostrar lo contrario, sus ánimos no siempre eran los mejores. KyungSoo intentaba fingir que nada sucedía, pero el lobo había logrado conocerlo a tal punto que podía mirar debajo de sus máscaras. JongIn sabía muchas cosas de él, y, quizá, tenía más conocimiento de algunas otras que ni el mismo KyungSoo sabía.

—Estoy bien, no tienes que preocuparte por mí —le aseguró el felino y acarició la mano de su pareja con su pulgar.

JongIn se sentó en el borde de la cama y lo miró con una expresión seria.

—Debes comenzar a ser más honesto.

—¿A qué te refieres?

—No puedes mentirme, KyungSoo. Puedo leer tus expresiones, tu lenguaje corporal, puedo leerte muy bien porque siempre estoy atento a cada movimiento que das —le dejó en claro—. Casi no duermes por las noches, lo que comes lo devuelves al día siguiente y tampoco hablas sobre lo que te aqueja.

—No es nada...

—¡Deja de decir eso o en serio voy a enojarme! —advirtió eufórico—. Sé que se trata de JiSoo. Tú también la querías como a una hermana, pero lo que les hizo a ti y a MinSeok, esa traición, sé que te duele y que estás sufriendo por eso, lo entiendo. Sin embargo, no puedes solo guardarte el dolor como si no existiera. Tienes que hablar conmigo, debes hablarlo con Mark o esto terminará por consumirte.

—Lo sé, pero tengo miedo. Yo... Odio sentirme débil, no me gusta esto, no quiero depender de nadie y mi cobardía solo hace que te necesite más, que quiera esconderme detrás de ti y que tú te encargues de todo. Lo siento tanto —se lamentó antes de soltar algunas lágrimas.

JongIn se acercó más para abrazarlo y dejarle enterrar el rostro en su cuello, como si supiera que su olor lo calmaría un poco.

—¿Por qué eso está mal? —preguntó el moreno—. Me alegra saber que confías en mí, no te debes culpar por ello. Yo también dependo mucho de ti.

—Eso no es cierto —balbuceó KyungSoo en el cuello de su pareja.

—Claro que lo es —afirmó el lobo—. Si tú no estuvieras aquí, ya hubiera perdido mi estabilidad. —JongIn lo alejó un poco para mirarlo a los ojos—. Tú eres mi gravedad, KyungSoo, el que me mantiene en un solo lugar. Antes de ti solo sabía huir y buscar un lugar en donde pasar la noche. Despertaba para volver a correr y corría para sobrevivir. No podría haberme quedado por tanto tiempo en un lugar si no fuera porque te conocí. Eres mi punto de partida y mi punto de llegada. Y aun así, ¿crees que eres el único que depende del otro?

Con las lágrimas nublando sus ojos, KyungSoo rodeó el cuello de JongIn y lo besó. Ambos se fundieron en un beso que sabía irónicamente dulce, a pesar de las lágrimas que caían por las mejillas del más bajo. La sensación de tener a su pareja al lado tenía un efecto anestesiador para ambos, lo que hizo que se quedaran dormidos sobre la cama, abrazados, con los latidos de sus corazones perfectamente alineados.





***

El cuarto estaba sumergido en una absoluta oscuridad cuando alguien llamó a la puerta con toques bruscos y apresurados. JongIn fue el primero en reaccionar, así que se despegó con cuidado de los brazos del felino para atender.

—¡Dios santo! JongIn tienes que venir de inmediato —JooHyun hablaba con prisa; se notaba también que estaba agitada—. Algo sucedió y ahora Mark está haciendo un escándalo abajo. Jay intentó detenerlo, pero de alguna forma se las arregló para bajar.

—¿Bajar? ¿A dónde?

—¡Al sótano! —exclamó la híbrido y JongIn palideció—. No sé lo que sucede, pero Mark quiere entrar al cuarto que está ahí. Los guardias no se lo permiten, así que está amenazando con hacerse daño.

—¿Qué? —JongIn escuchó la voz grave de KyungSoo detrás de él—. ¿Que Mark, qué?

—¡De prisa, por favor! Tengo miedo de que algo pueda pasarle al muchacho.

KyungSoo no lo pensó dos veces y empujó hacia a un lado a los dos para correr en dirección al cuarto subterráneo.

—¡KyungSoo, espera! No corras, ¡puedes lastimarte! —gritaba JongIn, corriendo detrás de él para alcanzarlo.

Pero el felino hizo caso omiso a sus advertencias, pues estaba más preocupado por su hermanito. Mientras bajaba las escaleras se encontró con Jay, quien subía de prisa.

—KyungSoo... Iba a buscarte...

—¿Qué fue lo que pasó? ¿En dónde está Mark?

Jay suspiró.

—Sobre eso...

—¿Está bien? ¡¿En dónde está?!

A lo lejos escuchó la voz del menor, quien chillaba, golpeaba cosas y repetía varías veces "déjenme entrar". El híbrido se congeló al caer en cuenta de algo.

—KyungSoo... Lo siento —dijo apenado—. Él dijo que lo sabía, que se había enterado sobre lo de JiSoo. Creí que era cierto, así que le solté información sin pensarlo.

—Él no lo sabía. ¿Cómo pudo saberlo si nosotros no se lo dijimos?

Jay no tenía una respuesta certera, solo se encogió de hombros sin saber qué responder.

—No tengo idea, KyungSoo... En serio lo lamento. Será mejor que hables con él.

Entonces, el híbrido gato continuó bajando las escaleras con una velocidad peligrosa. Escuchaba a JongIn detrás diciéndole que tuviera cuidado, pero lo cierto era que poco o nada le podría importar su bienestar en estos momentos.

Cuando llegó a la primera planta, abrió la puerta que conducía al sótano y volvió a descender por las cortas escaleras de piedra, encontrándose con los guardias que custodiaban el cuarto, y con Mark forcejeando con ellos.

—¡Mark! —le llamó desde arriba.

El nombrado alzó su vista para verlo, y KyungSoo pudo notar cuán rojos e hinchados estaban sus ojos por el llanto.

—Hyung, ellos tienen a JiSoo noona encerrada ahí. No me dejan entrar, diles que me dejen —solicitó de forma apresurada.

KyungSoo terminó de bajar los últimos escalones lentamente.

—Mark, debes regresar a tu cuarto.

El chico negó con la cabeza tozudamente.

—No. No voy a irme hasta hablar con noona.

—Por favor... No hagas esto...

—¿Qué cosa, hyung?, ¿qué es lo que no debería hacer? ¿Por qué tú pudiste hablar con ella y yo no?, ¿por qué hasta JongIn sabía todo y yo no?, ¡¿por qué tuve que espiarlos para enterarme de esto?!

KyungSoo frunció el ceño.

—Tú...

—Jay me contó lo que pasó, pero no le creo, no voy a creerle a nadie más que a ella, así que debo verla.

—Mark...

—Por favor, te lo suplico, necesito hablar con ella.

Jay apareció por la puerta y observó la escena desde arriba. Había escuchado lo suficiente como para opinar al respecto.

—Si KyungSoo está de acuerdo, dejen entrar al muchacho —le ordenó a los híbridos que vigilaban la puerta.

Mark hizo una leve reverencia con la cabeza en modo de agradecimiento hacia Jay, luego, este último, se marchó.

—Hyung... —insistió.

KyungSoo se alzó de hombros apesadumbrado.

—Si es lo que deseas... —dijo y asintió hacia los guardias para que dejaran entrar al menor. Seguramente se arrepentiría de esto, pero no podía hacer más.

La puerta fue abierta y el muchacho caminó hacia adentro lentamente, nervioso y ansioso a la vez. La habitación estaba bastante oscura, pero en el centro pudo ver la silueta de JiSoo, gracias a la tenue luz de una vieja lámpara. La mujer estaba de pie y no se movió en absoluto cuando lo vio entrar.

—¿JiSoo noona?

Ella jadeó por la sorpresa.

—Mark...

—¿Por qué estás aquí?, ¿por qué han sido tan malos contigo trayéndote acá?

La mujer no tenía palabras.

—Yo...

—Jay dijo cosas extrañas sobre ti, incluso JongIn y mi hyung las han creído, pero no puede ser cierto, ¿no? Tú jamás nos mentirías, ¿no es así? No es verdad que traicionaste a MinSeok hyung, no lo es, ¿no?

JiSoo pensó que había pasado lo peor al ver la cara de KyungSoo cuando escuchó su conversación con Jay, pero estuvo muy equivocada. Su pequeño Mark, a quien consideraba como un hermano menor, la veía con el rostro más triste del mundo y eso... Eso simplemente le hizo añicos el corazón. Así que, lo único que hizo fue ponerse de rodillas y llorar.

—Mark...

—No, por favor, dime que no —suplicó el chiquillo—. Si tú lo niegas te creeré. Le diré a hyung que podemos irnos de aquí, lejos de la gente que te acusa de cosas que no son ciertas.

—Mark, escucha...

—Podemos volver a ser los mismos de antes —continuó—. Si quieres te ayudaré a conseguir un buen local para tu farmacia y puedo ayudar a administrarla, sabes que soy bueno en llevar las cuentas... Solo... Solo tienes que decir que no les hiciste cosas malas a hyung, porque eso no harías tú, ¿verdad?

KyungSoo escuchaba detrás de la puerta con un nudo en la garganta y con un llanto silencioso que le quemaba el alma.

—¿Por qué no estás diciendo algo, noona? —reclamó el menor—. ¿Por qué te quedas callada?

JiSoo se llevó una mano a la boca para ahogar su llanto. Su corazón dolía y se hacía cada vez más pesado. Ellos se habían convertido en su familia luego de haber perdido a su madre enferma, y sin embargo, les había fallado tanto. Sus malas decisiones terminaron por destrozar su propio mundo. Cuán ambiciosa había sido y cuán doloroso estaba siendo el pago por ello.

—Pequeño... Ojalá pudiera regresar el tiempo y hacer las cosas diferentes. Ojalá hubiese sido valiente para decir que no y ojalá el poder no me hubiera deslumbrado tanto como para hacer cosas de las que no me siento orgullosa. Pero es muy tarde para arreglarlo, y no podemos vivir de lo que pudo haber sido —habló con la voz entrecortada—. Lo siento mucho, pequeño, aunque supongo que no sirve de nada ahora...

Luego de unos minutos que se sintieron como una eternidad para ella, Mark, que había escuchado con atención cada una de sus palabras, retrocedió despacio y en silencio hacia la puerta, y se giró sobre su sitio para darle la espalda a JiSoo.

—Mark... —llamó la mujer por última vez, absurdamente.

—No vuelvas a mencionar mi nombre con esa boca mentirosa —advirtió el chiquillo en un tono grave y severo. La escuchó sollozar al decirle eso, pero no se volvió a verla ni se disculpó por sus palabras—. No te atrevas a acercarte a nosotros nunca más. A partir de hoy, me olvidaré de ti. Ya no volveré a llamarte, ni preguntaré por ti. Puedes hacer con tu vida lo que quieras, ya no me interesa. Adiós.

Mark giró el picaporte para abrir la puerta y en ningún momento miró hacia atrás.

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