CAPÍTULO CUATRO ━ EL MISMO NUEVO HOMBRE
( LAS PENAS DUELEN, AL IGUAL QUE TÚ A MI )
CAPITULO CUATRO: EL MISMO NUEVO HOMBRE
LA SEMANA SIGUIENTE, A SU REGRESO AL DAILY PLANET, LE PIDIÓ AMABLEMENTE A SU JEFE QUE LE CAMBIARA DE COMPAÑERO. Este, extrañado, le negó el pedido a la pelirroja haciendo que esta entrara en pánico. Sabía en los problemas que se metería con su pareja debido a ello y aquello solo hizo que se preocupara más.
Llegó a su escritorio y observó que el pelinegro estaba sentado en su silla. Rodó los ojos antes de sentarse y encender su computadora. Lo último que quería era que Clark Kent le hablara aunque al parecer el destino no estaba de su lado puesto que ambos tendrían que viajar para un reportaje acerca de los misteriosos personajes que aparecen en Central City.
─Pero señor, no creo que...─se trató de escuchar la pelirroja.
─Maia, hablamos.─dijo su jefe antes de entrar a su oficina dejandola con la palabra en la boca.
Maia suspiró. Quiso decir varias maldiciones que se le ocurrieron en el momento pero se contuvo. En momentos como aquel su mejor opción era respirar hondo y relajarse.
─¿Por qué no quieres ir?─le sorprende la voz de Clark Kent a sus espalda haciendo a la pelirroja saltar en su lugar. Traga en seco al ver como se inclina en su asiento haciendo que sus caras estén muy cerca.─¿Por qué le pediste a ❛nuestro jefe❜ que te cambie de compañero?
─Yo-yo... digo...─Maia empezó a balbucear.
─No me digas, ¿acaso fue cierto rubio el responsable?─pregunta con un semblante serio el pelinegro asustando a su compañera. Maia negó.─No me mientas, Maia. Sé cuando lo haces.─le dijo antes de irse. La pelirroja lo observó caminar hasta el ascensor y se mordió el labio al recordarse que tendría ella que irse también para empacar para su viaje a Central City.
Apagó su computador y tomó su bolso para luego dirigirse al elevador. Le envió un mensaje a su novio diciéndole que se tendría que ir de la ciudad debido a un trabajo que tenía. A los segundos recibió un mensaje por parte del rubio diciendo que la llevaría a la casa. Maia le escribió con agilidad que no era necesario pero este le dijo que la llevaría.
La pelirroja esperó a su novio y cuando le vio, se dirigieron al estacionamiento en busca del Audi de la pelirroja. El camino a casa fue silencioso.
Cuando llegaron, Maia fue en dirección a su cuarto o eso quería hacer si Erik no le hubiera llamado. Se giró sobre sus talones y le sonrió a su pareja.
─¿Cuánto durarás afuera?─le pregunta. Ella duda unos segundos.
─Cuatro, tal vez cinco días.─termina por decir.─Tenemos que hablar acerca de lo que pasó en los laboratorios STAR.
─¿Irás sola?─Maia empezó a balbucear.─Maia...
─No.─dijo ella.─Iré con alguien más.
─Con Clark.─dijo él y ella asintió.—¿Acaso no te pedí que estuvieras lejos de él?─Maia suspiró y se agarró el puente de la nariz para evitar decir algo malo.
—Lo intenté y le dije que me cambiara de compañero pero no quiso...
—Querrás decir que tú no quisiste.—la pelirroja iba a hablar pero Erik continuó.—Eres muy insistente en lo que te propones pero si es algo que te pido, amablemente, no lo haces.
—¿Desde cuándo aquí el ahorcar a una persona es ser amable?—le preguntó ella sin pensar.
De repente se encontró pegada a la pared con una mano de su novio en el cuello el cual apretaba sin delicadeza.
─No me hagas enojar, querida.─le dijo susurrando al oído. Él amaba sentir como la pelirroja se estremecía a su tacto mientras que ella lo odiaba.─Si me llego a enterar de que pasa algo de más entre ustedes dos, tendremos problemas. ¿Entendiste?─ella asintió.─Perfecto.
Erik la soltó. La pelirroja trataba de buscar aire y se agarro el cuello. Le dolía y sabía que aquello dejaría una marca.
─¿No tienes trabajo?─preguntó ella en lo que subía las escaleras. Erik le siguió.
─Pedí el día libre para llevar a mi novia que tiene un viaje.─ella rodó los ojos en lo que buscaba su maleta.─¿En cuanto sales?
─Tengo que estar en la estación de trenes en dos horas.─se limitó a decir.
─Eso queda a quince minutos de acá.─dice él con una sonrisa que no le pinta nada bueno a Maia.─Creo que puedes llegar en taxi, ¿verdad?
Ella asintió algo dudosa en lo que terminaba de entrar su ropa. Al ser un viaje de cuatro días no iría utilizar mucho así que una maleta pequeña hizo muy bien su función. Iba a entrar su ropa interior cuando Erik le tomó de las muñecas y la tiró en la cama.
─¿Te puedo dar algo antes de irte?─le preguntó en lo que dejaba besos en su pecho y cuello.
─No creo que este sea el mejor momento.─dijo ella y trató de levantarse pero así de rápido como el sonido, Erik le impidió el paso.─No quiero hacerlo.─le dijo ella más claro.
─Tengo que enseñarte quien es tu novio. Así sea por las buenas,─dejó un beso en el cuello de ella.─o por las malas.
Maia le golpeó en el pie e intentó salir de la habitación pero el fue más rápido y la tomó de la cintura tirándola en la cama. Erik se colocó arriba de ella esta vez con una mano en su cuello, nuevamente mientras que con la otra se quitaba el pantalón. La pelirroja se dijo a si misma que fue mala idea haberse puesto un vestido el día de hoy.
─Al final fue a las malas, querida.─Maia empezó a golpearle la mano y el pecho para que la dejara tranquila. Quiso mover las piernas pero él, de cierta forma, las tenía agarrada junto a las suyas.─Espero que esto te ayude a recordar quien es tu pareja.─le dijo antes de entrar en ella con fuerza. Maia gimió de dolor y lagrimas se le salieron por los ojos.
Erik se acercó al cuello de ella y le empezó a susurrar en lo que se movía.─Si me entero de que pasó algo como esto o, tan siquiera, un roce entre ustedes dos, será peor. Y lo mejor es que no podrás impedirlo.
Cuando Maia se llegó a la estación se encontró con Clark. El le sonrió, hasta que notó las marcas rojas en el cuello de ella. La pelirroja se arregló la bufanda nerviosa.
─No hace brisa.─dijo Clark secamente.
─Eso no es motivo para no usar una bufanda. Va con el atuendo.─dijo ella de igual manera.
Ambos entraron al tren y dejaron sus cosas arriba de los asientos. Antes de sentarse, Clark le susurró algo a la pelirroja.
─La bufanda también es buena para ocultar golpes.─Maia lo miró inexpresiva.
─No sabes nada.─le dijo ella.
─Sé cosas Maia. Cosas no tan buenas. Cosas que te afectan.─dijo el tratando de poner una mano en la mejilla de su compañera.
─No.─dijo ella evitando eso.─No sabes nada Clark, créeme. Y lo que pase en mi vida no te debe de importar.─le terminó de decir antes de colocarse sus audífonos y sentarse.
Maia se preguntó varias veces en el camino la razón de porque siempre volvía al mismo hombre. Se tocó el cuello y gimió. En definitiva tenía que alejarse de Erik.
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