CAPÍTULO CINCO ━ LA VERDADERA VIDA DE MAIA

( EL CONTAR LA VERDAD TE HACE MÁS FUERTE )

CAPÍTULO CINCO ━ LA VERDADERA VIDA DE MAIA

MAIA SE ENCONTRABA DESEMPACANDO SU ROPA CUANDO ALGUIEN TOCÓ A LA PUERTA. ERA CLARK. Usaba unos jeans oscuros junto a una camisa manga larga azul marino el cual le quedaba de maravilla. Llevaba sus lentes de siempre y al parecer se había quitado la barba. 

La pelirroja le dejó pasar a su habitación. Ella, por otro lado, había preferido usar un vestido sencillo y corto amarillo mostaza con detalles de flores y unas botas marrones. Clark se dijo que así aparentaba ser más joven de lo que era. 

─¿Quieres ir a dar un paseo?─le preguntó el pelinegro. Maia dudó un poco pero al final aceptó. Tomó su bolos y un sombrero negro que había traído por el sol y salió de su habitación junto a su compañero. 

Empezaron a caminar por las calles de Central City sin decir palabra alguna. La gente no era muy amigable que digamos lo cual hacia que la pelirroja se ganara algunos empujones por parte de los ciudadanos. Por un momento perdió de vista a su amigo hasta que alguien le tomó de la mano y se calmó al saber, aún sin ver, que era Clark. 

Siguieron caminando agarrados de la mano por un buen tiempo hasta que llegaron a una especie de bar. Maia miró extrañado al pelinegro pero el no se molestó en hacerlo. Se sentaron en la barra y les entregaron unos menú. 

─¿Qué deseas?─preguntó él. La pelirroja observó hasta que se decidió por una piña colada sin alcohol. Clark le dijo al bar-tender el pedido y agregó que era para llevar. 

─¿Por qué estamos acá?─le preguntó ella. 

─Quería un poco de cerveza.─se limitó a decir el pelinegro.─Creo que lo necesitaré dentro de un rato. 

Maia le miró extrañada pero no dijo nada. Luego de unos minutos, salieron de aquel lugar y se fueron a lo que sería un parque donde no habían casi personas en el. Los árboles le parecieron lindos a la pelirroja y el sonido de algunas aves le calmaba. 

─Te traje acá por una razón, Maia.─dijo el pelinegro. Ella le dio un sorbo a su bebida y se deleitó con el sabor que tenía. 

Ella entró en pánico al entender las palabras de su amigo. Sabía de que quería hablar, quería hablar de ESO, aquello que le atormentaba día a día y no creía tener el suficiente valor de poder contarle la verdad a él o a quien sea. 

─¿Por que sigues con él, querida?─le preguntó. Le dio un último sorbo a su cerveza y la tiró a un bote de basura que estaba cerca. Ella trató de decir algo pero apenas le salían balbuceos.─No te juzgaré, Maia.─le dijo en lo que tomaba su cara entre sus manos con delicadeza y acariciaba una mejilla con cuidado.─Te lo prometo. 

Ella suspiró tratando de aguantar las lágrimas.─Erik abusa de mí, Clark.─dijo con dificultad. Sentía un nudo en su garganta y unas ganas de tirar y dejarlo salir todo en ese instante.─Y es obvio que lo sabes ya pero me duele decirlo. El no era así antes, te lo prometo. Parecía sacado de un sueño.─comentó ella.

« Pero cuando nos mudamos todo empezó a ser diferente. Primero me alzaba la voz sin razón, luego me insultaba y me criticaba; decía que no valía nada y que era inútil.─a este punto las lágrimas de ella eran notorias y bajaban con facilidad.─Hasta que el primer golpe llegó y desde entonces es casi lo mismo todos los días. Cualquier mínimo error que yo cometa o que el mismo cometa, la paga conmigo, contra mí. 

Clark tenía los puños apretados tratando de no ir directamente a Metrópolis a golpearle. Al ver a la pelirroja llorar la atrajo hasta sus brazos y le acarició la espalda. Amaba esa sensación de sentir a Maia entre sus brazos y poder trasmitirle un poco de calor en aquella tarde fría. 

La lágrimas caía en su camisa pero aquello no le importaba, solo quería que ella estuviera bien, que estuviera a salvo. 

─Debes de denunciarlo.─ella negó varias veces y se alejó de él.─

─NO puedo.─se limitó a decir.─No quiero.─Clark le hizo una cara extraña, pareciera molesto.─¿Crees que es fácil? Apenas y pude decírtelo pero a una autoridad, alguien que pueda...─Maia se pausó porque empezó a temblar y con temor siguió hablando.─Te-tengo miedo de lo pueda hacer. En el hospital me a-amenazó colocando su ma-mano en mi cuello.+ y cada noche sueño con que se acerca a matarme por dejarle... por- por decirle a alguien. Y solo quiero que pare pero parece que no tiene fin. 

Clark se paró furioso.─SI no lo haces tu, lo haré yo.─Maia se paró y se colocó frente a él.─Me parece tonto que no quieras...

─Pues para mí no lo es, Kent.─le dijo ella.─No quiero que me pase algo malo o peor, que te pase algo a ti.─el rió sin ganas. SI ella supiera.─Él es peligroso y me preocupo por ti, Clark. 

─¡Y yo por ti, Maia!─espetó el contra ella haciendo que retrocediera con miedo.─¡No quiero que sufras más! ¿Es que no lo entiendes?─le preguntó en lo que se acercaba a ella y tomaba su cara entre sus manos.─ Me duele verte todos los días en constante sufrimiento sabiendo que no puedo hacer nada para ayudarte y no creo poder soportar un día más sin ir a donde él y matarlo a golpes por hacerte sufrir.

A este punto las lágrimas de Maia era notorias. Por poco el pelinegro se le declara pero aquello pareciera ser una declaración de amor. No pode ver a la pelirroja sufrir más porque le dolía ver como aceptaba aquel trato de su pareja cuando el desearía tenerla entre brazos y darle el mejor trato y cariño del mundo. 

Maia Se alejó de su compañero y se limpió sus ojos antes de hablar.─No quiero que te metas en mi relación, Clark.─le dijo ella firme.─Nos vemos mañana.

Y así, con paso decidido, se fue en dirección a un taxi para poder ir al hotel y descansar por el día de hoy. Clark la observó irse y se dijo a si mismo que haría todo lo posible para separar a Maia de su actual pareja aun eso le cueste el amor de ella. 

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