Al fin salía de aquel infierno de tijeras, secadores y tintes. No podía ser peor, era girarse hacia Keith y ver su propio reflejo. Literalmente, ambos tenían el corte de pelo idéntico, por excelencia de Patch. 

-Gracias Patch, ahora parecemos gemelos.-bufó de mal humor el italiano.

-¿Qué hay de nuestra opinión en esto, Cipriano?-se cruzó de brazos el más mayor, haciendo un gesto para quitarse el flequillo.

-Bueno, podeís teñiros el pelo.-rió el ángel- Una mecha roja para ti y una blanca para Nico.

-No, gracias, le dejo la mecha blanca a Shiro.-se pasó la mano por la nuca, con el pelo más corto por aquella zona.- Odio este corte.

-Considéralo un nuevo comienzo. Además, deberíais darme las gracias, lo he pagado yo.

-No es que me moleste sobremanera, pero... En la vida, yo no deseaba tener un gemelo. No te ofendas, Nico. Tenía suficiente con que Lance me llamara Greñas. Ahora seguro que encuentra un mote para nosotros dos.

-Pero si os veis adorables.-rió más Patch.

-No se supone que debamos serlo.- musitó Nico- Mira Patch, si te encuentras un cadáver esta noche en tu cama, no es mi culpa.

Dicho eso, caminó de vuelta a casa, malhumorado. No podía creer que lo hubiera hecho, era casi como violar su intimidad. Hablaba en voz baja consigo mismo mientras caminaba, ganándose miradas por todas partes. 

Se detuvo de repente, al notar una suave brisa que olía a primavera. No era normal, ya era verano. Miró en derredor, mientras escuchaba una voz que no llegaba a reconocer, esta repetía siempre la misma frase:

-Vuelve...

Sacudió la cabeza, sería el cansancio. Seguramente sería su imaginación, como de costumbre, jugándole una mala pasada. Autoconvenciéndose, entró en la casa, chocando con Daren, quien iba a salir en aquel momento. El rubio estaba a punto de caer, pero gracias gracias a sus reflejos, Nico fue capaz de sujetarle, quedando en una posición algo comprometida.

-¿Estás bien?-le preguntó algo preocupado, quizá demasiado. Bien, puede que creyera que siendo amable consiguiera traer a Claire de vuelta.

-Si, si.-asintió apartando la mirada de los ojos oscuros del otro- Solo me he asustado.

-Me alegra que se así.-le miró a los ojos.

-Si, esto... ¿Puedes soltarme?

-Claro.-se apartó justo en el momento en el que Christian pasaba por allí.

-¿Haciendo nuevos amigos, Nico?-sonrió de lado, aunque él también notaba el aura de Claire.

-Eh... Si, este es Daren... 

El rubio se adelantó unos pocos pasos, mirando al chico, pero en seguida su mirada se desvió hacia una chica que bajaba las escaleras. Era morena, con el cabello cortado de forma desigual, llevaba una pluma enganchada. Sus ojos eran caleidoscópicos, pasando del verde y el azul al color castaño. Daren se quedó boquiabierto al ver a aquella joven, hasta juraría que se le había desencajado la mandíbula.

Antes de que pudiera articular un "Wow" la voz de Nico le interrumpió:

-¿Piper?

-Nico... ¿Qué es este sitio?-dijo la chica adormilada, frotándose un ojo con una mano.

-¿Como has...?-miró a Daren y a Piper, una y otra vez, lo comprendió al momento.-Ya entiendo...

-¿El que?

-Deberías ir a ver a Jason, Pipes, seguro que se alegra de verte. Seguramente esté en el jardín de atrás con Percy.

En el momento  en el que terminó la frase, la joven  bajó las escaleras a toda velocidad en busca de el hijo de Júpiter.

-¿Que acaba de pasar?

-Mejor dicho, ¿qué has hecho que pase, Daren?

-¿Qué? Yo no hice nada.

-Lo hiciste, Piper está aquí gracias a ti.

-Oh, sí, porque de repente soy mago.

-No lo entiendes, no entiendes nada, idiota.

-Lo entendería si me lo explicaras.

-No puedo hacerlo, es complicado.

Ambos chicos estaban hablando prácticamente a gritos, llamando la atención de casi todos los que vivían en aquella casa.

-Mira, Daren. No serás capaz de entender nada de esto porque tú solo eres un reemplazo, una sombra de lo que Claire era.

-No lo soy.-se acercó a más no poder- Soy su hermano gemelo y deberías tratarme como tal.

-¿Eso quieres? Bien, así se hará.