C25: Valiente.
—¿Se puede saber porque demonios no estás levantado ya si tienes colegio, Erick Brian Colón?—cuestionó su madre irrumpiendo en su habitación. Avanzó con paso decidido hasta las ventanas para abrir las cortinas y dejar que la intensa y cálida luz matutina entrara en la habitación.
—No voy a ir hoy, me siento muy mal—respondió el chico cubriéndose más con los edredones de su cama.
—Erick, ¿Qué es ese olor, por Dios?—añadió haciendo una mueca de asco—Volviste a beber...—acusó entornando los ojos.
—¿Me puedes dejar en paz?—vociferó incorporándose en la cama y lanzándole una mirada desafiante. Parpadeó un par de veces y negó un poco—Lo siento, mamá...—susurró afligido.—Es que...tengo la cabeza en otro lado...
—Y con una tremenda resaca ¿verdad?—cuestionó llevando sus manos a sus caderas--¿Qué es lo que te pasa, mi amor...? Hacía mucho tiempo que no probabas una gota de alcohol... ¿Qué pasó para que hayas vuelto a beber?
—Conocí a la persona que tiene el corazón de Audrey...—hilvanó lentamente y automáticamente los ojos de la mujer se abrieron completamente llenos de sorpresa.
—¿Qué?—negó—¿Cómo es que tú...?
—Es Zoé, mamá...es mi novia...—susurró sintiendo una gran opresión en el pecho.
—Realmente no sé que decirte, mi amor...—murmuró acercándose a él.—Sólo haz lo que creas que es lo mejor, Erick...
—Es que ese es el problema, no sé que es lo que es lo mejor...—negó un poco y soltó un largo suspiro.
—Si lo sabes, Erick...y por favor, todo lo que hagas, hazlo con el corazón...
—¡Erick!—chilló Bethan pasando su mano frente a su rostro para atraer su atención.
—¿Qué pasa?—cuestionó parpadeando un poco como si estuviese saliendo de una burbuja impenetrable.
—¡Te estoy hablando!—murmuró entornando los ojos.
—¿Qué es lo que pasa?—repitió mirándola fijamente.
—Eso es exactamente lo que quiero saber... ¿Por qué no vas a verla a su casa en lugar de estar aquí mirando la puerta? ¿Sabes que eso no la va a traer, cierto?—susurró la castaña ofreciéndole una pequeña sonrisa tratando de animarlo.
Pero sabía que era un tanto imposible. Habían pasado tres días desde que había vuelto del campamento y Zoé aún no se había presentado a clases ni tampoco había dado señales de vida. Nathaly, Christopher, Nicolás y Bethan le habían enviado millones de mensajes de texto pero ni siquiera le llegaban. Era realmente como si a Zoé Bulman se la hubiese tragado la Tierra.
Erick había estado tentado en ir a su casa aunque fuese sólo para comprobar que ella estaba bien pero prefería mantenerse al margen y darle tiempo. Tiempo que por supuesto, él también necesitaba para poder poner en orden sus sentimientos.
No es que no la amara. No. Él la amaba intensamente pero sentía que había algo que le impedía acercarse a ella. Era como una barrera invisible que no comprendía en que momento se había formado pero era imposible de cruzar. Por lo menos en ese momento lo era.
—Ya lo sé...—murmuró en medio de un largo suspiro.
—¿Por qué no vas a buscarla y terminas de una buena vez con todo, Erick?—cuestionó Nathaly en voz baja sin dejar de mirarlo.
Los ojos verdes de Erick se instalaron de inmediato en los marrones de Nathaly e inspiró profundamente.
—Sé que suena tonto pero no puedo...no por ahora, me siento tan confundido...es decir, no dudo del amor que le tengo a Zoé...sé que la amo pero...
—¿Te sientes decepcionado por saber que Zoé es quién tiene el corazón de Audrey?—cuestionó Nicolás en un murmuro.
—No...decepcionado no, confundido...no podría decepcionarme jamás sabiendo que eso fue lo que salvó a Zoé...lo que le dio una nueva oportunidad para vivir...es que siento que desde que sé lo de Zoé...últimamente no he dejado de pensar en Audrey...está más presente que nunca y no es una forma literal de decirlo...—explicó arrastrando las palabras.
—¡Hiciste una promesa!—reprocho Christopher.—¡No la puedes romper!
—Tampoco puedo cumplirla...no me veo capaz de cumplirla—susurró el muchacho con voz afligida.
—Si puedes—replicó Christopher.
—¡No, no puedo!
—De todos modos, Er...creo que ya deberías hablar con Zoé y explicárselo, se puede crear un mal entendido y de una vez te digo que Zoérick no puede terminar así—inquirió Bethan llevando hasta sus labios un palillo de zanahoria.
—¿Zoérick?—cuestionó el muchacho.
—Así es como los bauticé así que más vale que te guste porque a Zoé le encantó...
—Zoérick..
Cinco días después...
Zoé avanzó lentamente por los enormes pasillos de la universidad aferrándose al tirante de su mochila. Esa era la primera vez que se presentaba en la universidad luego del campamento y realmente no sabía cómo actuar considerando que sus amigos se habían desgastado las huellas dactilares tratando de comunicarse con ella y ella simplemente no los había atendido.
Si, era una mala amiga. Tal vez la peor de todas pero ya se preocuparía de eso después.
—¡Zoé!—la chica se giró de inmediato encontrándose de frente con los ojos azules y el cabello castaño de Luca Froyland. El capitán del equipo de fútbol le ofreció una pequeña sonrisa que ella apenas y correspondió—Te estaba buscando...en realidad, esperaba que hoy si vinieras...—comentó haciendo que las mejillas de la chica se sonrojaran de inmediato.
—Luca...no quiero parecer grosera o algo así pero créeme que ahorita no tengo ganas de hablar con nadie—expuso y él negó de inmediato.
—No tienes que hablar conmigo...sólo tienes que escucharme...—anunció sonriéndole débilmente.
—O en su efecto, escuchar a nadie—añadió la pelinegra y él dejó escapar el aire de sus pulmones de golpe.
—Sólo serán un par de minutos, lo prometo—Susurró.
—Te escucho entonces—declaró la chica cruzando sus brazos por encima de su pecho y anclando su mirada marrón en la de Froyland.
—Escúchame...sé que lo hice en el campamento estuvo mal, y quería, no...quiero ofrecerte una disculpa...estuve muy mal y sé que no debí provocar a Erick, lo sé pero en ese momento no pensé las cosas además no quiero que la amistad que tú y yo tenemos se vaya al carajo por eso...—explicó y Zoé negó.
—Tú y yo no tenemos una amistad, Luca. Tú intentaste coquetear conmigo y como no pudiste me restregaste en la cara que jamás iba a poder ocupar el lugar de Audrey en la vida de Erick...—replicó ella y las mejillas del muchacho ardieron de vergüenza.
—También quiero que me disculpes por eso...—añadió de inmediato.
—Si eso es lo que te hace sentir mejor pues entonces dalo por hecho—respondió volviendo a girarse para seguir con su camino.
—Zoé...
—¿Qué?—cuestionó mordazmente volviendo a su postura anterior y lanzándole una mirada desafiante.—Perdón, yo...
—Sé lo que pasó entre Erick y tú...—el corazón de Zoé dejó de latir de inmediato y negó un poco mientras trataba de llevar aire a sus pulmones de manera correcta.
—¿Qué?
—De hecho toda la escuela lo sabe...—murmuró para sí mismo pero en realidad Zoé lo estaba escuchando.
—¿Qué?—repitió la pelinegra sin terminar de comprender la frase que cavaba de salir de los labios de su compañero.—¿De qué estás hablando, Luca?—cuestionó completamente anonadada.
—No sé como pasó pero...lo siento, de verdad—susurró un momento antes de que la chica se volviese a caminar en dirección a su salón sin decir ni una sola palabra más.
Fue entonces que se dio cuenta que todas las miradas estaban posadas en ella. Negó un poco y siguió con su camino ignorando todas y cada una de las miradas que la seguían como sí ella fuese un imán. Le incomodaba demasiado pero no podía hacer nada. No tenía ni idea como rayos ellos se habían enterado pero eso era lo menos que le preocupaba en ese momento.
Todo lo que quería hacer en ese momento era irse a su casa de nueva cuenta y no volver jamás a la universidad. Ansiaba con fervor volver a tomar clases particulares para no tener que volver a verlos nunca más. Zoé llevó su mirada por toda el aula pero no encontró a ninguno de sus amigos excepto Nathaly que permanecía sentada en su habitual lugar con la vista clavada en su libreta.
—Zoé...—la saludó Nathaly apenas la vio atravesar la puerta del aula. La pelinegra la observó un momento antes de sentarse a su lado y soltar un largo suspiro.—¿Cómo estás?—cuestionó en voz baja.
—Con ganas de tirarme a las vías de un ferrocarril...—anunció sin mirarla a los ojos.
—Siento mucho lo que...
—¿Tienes una idea de quién fue la persona que le dijo a toda la universidad sin excepción alguna que yo tenía el corazón de Audrey?—soltó de golpe.
—¿Qué?
—Luca Froyland me lo dijo y lo comprobé mientras caminaba para llegar acá...todo el mundo me miraba y se susurraban entre sí y créeme que eso no es lindo...—exclamó.
—No tengo ni idea, Zoé...—murmuró.—De verdad no sé como se enteraron...—hizo una pausa—Lo siento tanto, de verdad...
—No importa, de todos modos supongo que algún día iban a hacerlo...
—¿En dónde están los chicos?—cuestionó Bethan penas Nicolás llegó a la mesa de la cafetería donde ella, Nathaly y Zoé estaban sentadas.
—Tenían entrenamiento de fútbol o algo así—demandó—Igual no tardan en llegar, cuando iba a la cancha escuché que el entrenador tenía un fuerte dolor de cintura, creo que estuvo haciendo cosas indebidas...—Nat hizo una mueca de asco y volvió su atención a la manzana verde que tenía frente a ella.
—Iré por un jugo—anunció Zoé poniéndose de pie incapaz de seguir ahí. Había pasado toda la mañana huyendo de Erick y de su inminente encuentro. Para su buena suerte, no ese día no compartían ninguna clase así que toda la mañana había tratado de no pasar demasiado tiempo en los pasillos para no tener que verlo aunque en el fondo se moría de ganas de hacerlo.
Lo echaba de menos y eso era algo que ya no podía seguir ocultado.
Avanzó lentamente hasta que distraídamente chocó contra el cuerpo de la capitana de las animadoras. Skyla Spaguelove se giró de inmediato y le lanzó una mirada fulminante.—¡Fíjate por donde vas!—reclamó entornando los ojos.
—Lo siento... —murmuró avergonzada.
—Hasta que al fin decidiste salir de tu escondite—se burló cruzándose de brazos.—Aunque en realidad no esperaba menos de ti...
—¿De qué estás hablando, Skyla?—cuestionó la chica levantando la mirada para poder mirarla a los ojos. Ajena a que todo el mundo las estaba mirando con curiosidad.
—Ya nos enteramos todos de que eres la afortunada chica que recibió el corazón de Audrey...aquí los chismes vuelan y lo que empezó como una conversación entre tus amigas...no, espera un momento...una conversación entre las amigas de Audrey, terminó siendo el rumor de los pasillos de toda la universidad—musitó con diversión.
—Déjame en paz...
—Eras una moribunda...estás viva gracias a ella y encima de todo, no conforme con eso, todavía pretendes quedarte con su novio y con sus amigos...—agregó en medio de una risita burlona—No eres más que el reemplazo de Audrey...
La mano de Zoé se estrelló en el pómulo de la rubia obsequiándole una bofetada que resonó en toda la cafetería—Te dije que me dejaras en paz...
—Eres una maldita...
—¡No más que tú, Skyla!—musitó Zoé dando media vuelta para marcharse. Hasta que una mejor idea se le ocurrió. Subió a una mesa vacía en la entrada de la cafetería atrayendo la atención de todos sus compañeros pero eso era lo que menos le importaba.—¿Qué es lo que quieren saber? Si, estuve enferma mucho años, mi corazón crecía y crecía y estaba por matarme cuando lo más parecido a un milagro llegó...—anunció a gritos mientras todos la observaban en silencio—Después de años de espera encontré un donador de corazón...no tenía ni la más remota idea de quién había sido porque me sentí culpable todo este tiempo y decidí no conocer si quiera su nombre...si, mi donadora fue Audrey, la Audrey que todos ustedes conocían, pero no, por dios...no estoy tratando de reemplazarla o algo parecido, tuve la fortuna de conocerla...la vi una vez pero no sabía quién era, no sabía que estaba enferma y mucho menos me pasaba por la cabeza que ella podría ser una donadora en potencia para mi...las cosas se dieron así y no lo planee...siempre voy a estar eternamente agradecida con ella pero no voy a dejar que ustedes me castiguen por algo que yo no pedí, no voy a dejar que me juzguen o algo que se le parezca...y pueden ahorrarse sus comentarios porque no me importa lo que hagan, digan o piensen sobre mi...—negó—¿querían saber qué era lo que había pasado, no? Pues ahora ya lo saben. Ahora por favor, métanse en sus propios asuntos y déjenme en paz...
Llevó su mirada de uno en uno de sus compañeros hasta que se topó con los ojos verdes de Erick que la contemplaban fijamente con un atisbo de sonrisa comenzando a tirar de sus labios.
Bajó de la mesa lentamente antes de comenzar a avanzar fuera de la cafetería. Hasta que seguir avanzando fue imposible. Se giró lentamente y su corazón se aceleró de inmediato encontrando con Erick observándole fijamente sin pestañear.
—Lo que hiciste ahí adentro fue algo realmente valiente. Eres la chica más valiente que conozco.—anunció lentamente. Los ojos de Zoé se llenaron de lágrimas y él la atrajo a su cuerpo con fuerza.—Perdóname por ser tan idiota contigo, Zoé...—susurró contra su cabello. Zoé no respondió. Enredó sus brazos alrededor del cuerpo del muchacho y sollozó con fuerza.—Te amo...muchísimo...te amo, te amo...
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La Zoé se nos reveló, ahre.
¿Cómo han vivido Hope? ¿Les está gustando? Es pregunta seria.
Quedan muy pocos caps para el final, pero creo que les va a gustar.
Un beso enorme y nos leemos al rato.
Gloria, xx.
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