C23: Audrey Smith.

El cerebro de Zoé realmente no era capaz de terminar de procesar aquellas dos palabras que acababan de salir de los labios de Erick. Tampoco era consciente que todos sus compañeros los estaban observando fijamente unos con sonrisas genuinas y otros con rostros de fastidio pero eso era lo menos que le importaba en ese preciso momento.

Sintió sus piernas aflojarse un poco y agradeció el hecho de permanecer sentada mientras los ojos de Erick la contemplaban fijamente como si estuviese esperando por un respuesta. ¡Él le acaba de decir que la amaba!

—También te amo—musitó lentamente y el cuerpo de Erick se relajó notablemente antes de envolverla en un gran abrazo.

Y esa definitivamente había sido la noche más feliz de la vida de Zoé Bulman. Luego de que todo el mundo decidió que ya les habían dado demasiado protagonismo siguieron con las canciones, Bruneey, una chica de cabello rojizo con pecas salpicándole la nariz y las mejillas se había dedicado a cantar una canción que Zoé reconocía como propiedad de Taylor Swift que estaba completamente segura que era una dedicatoria especial para Luca Froyland aunque él permanecía con la mirada fija en las majestuosas llamas que danzaban frente a sus ojos completamente ajeno de la mirada soñadora de la pelirroja que lo contemplaba a él con ojos soñadores. Luego le siguió una canción interpretada por Christopher que en realidad era de Sin Bandera, Nathaly no había dejado de mirarlo un solo momento mientras él cantaba y sus mejillas tampoco habían dejado de sonrojarse.

A Zoé le gustaba la pareja que hacían, definitivamente.

—¿Te gustó la fogata?—cuestionó Erick observando como Zoé se cambiaba los calcetines por unos más gruesos. La chica llevó sus ojos hasta él para encontrarlo sentado con las piernas cruzadas y un paquete de galletas de chocolate en las manos.

—¡Me encantó!—respondió ella con media sonrisa.—Gracias por la canción, por cierto. Es realmente bella—comentó acercándose hasta él. Erick le sonrió ampliamente un momento antes de besar dejar un casto beso sobre sus labios.

—Me alegra mucho que te haya gustado, Zoé...—susurró apoyando su frente en la de la chica.—Te amo...

—Te amo más...—inquirió ella besándolo fugazmente.—¿Sabes que es lo no me gusta?—cuestionó Zoé en medio un pequeño suspiro.

—¿Qué cosa?—preguntó Erick entrelazando sus manos para hacerla recostarse encima de su pecho. Zoé rio en voz baja apoyó su oído encima del corazón del muchacho.

—Que mañana volvemos a la ciudad—murmuró arrugando la nariz. Erick se echó a reír y besó su frente antes de dejar un beso sobre su nariz y finalmente en sus labios.

—Es cierto—susurró apenas se separaron—Pero nosotros podemos volver a acampar cuando tú quieras—prometió besándola de nueva cuenta.

—¿De verdad?—musito Zoé con los ojos iluminados.

—Claro que sí, mi amor—murmuró en medio de otro beso—¿Qué pasa?—cuestionó Erick lentamente percatándose de la manera en la que la muchacha lo estaba observando.—¿Por qué me miras así...?

—Porque eres muy guapo—susurró y él la volvió a besar cariñosamente.

—Y tú la más hermosa—anunció pasando sus manos por la espalda de Zoé haciéndole estremecer por completo.—¿Quieres ver el amanecer conmigo?—preguntó en voz baja apartando el cabello de la muchacha de su rostro.

—¿De verdad?—él asintió de inmediato—Pero vamos a congelarnos, seguro...—bromeó y ambos rieron.

—Pero estamos juntos así que no importa si nos congelamos o no—rio.—nos congelaremos juntos...—anunció y ella lo besó de nueva cuenta.

—Me encanta la idea esa de congelarnos juntos...—murmuró Zoé con diversión.

—Podemos hacer una versión mejor y renovada del Titanic...—ofreció el muchacho con una sonrisa divertida tirando de la comisura de sus labios. Zoé lo observó en momento en completo silencio y luego soltó una carcajada.

—¡Tonto!

—¿Verdad que el campamento estuvo divertido?—cuestionó Erick sin despegar sus ojos verdes de la carretera. Zoé rio a su lado mientas sus amigos en el asiento trasero permanecían en silencio.

La chica llevó sus ojos lentamente hasta ellos, Christopher con el rostro lleno de picaduras, Nathaly con un chichón en la frente, Bethan con una mano envuelta en una venda blanca y Nicolás con una pequeña cortada encima de una ceja.

—¡Cállate, Colón!—musitó Nathaly ofendida.

—Yo no les dije que se unieran a la guerra de las animadoras—sentenció el pelinegro completamente divertido.

—¡Skyla es una arpía!—se quejó Bethan con el ceño fruncido.

—Además se suponía que eran globos con agua—protestó Nathaly—Nadie dijo que el globo que le lanzaron a mi novio tenía azúcar y con eso atraería a todos los mosquitos del país—murmuró. Christopher negó de inmediato y soltó un largo suspiro entornando los ojos.

—¿En qué momento dejaron los globos y comenzaron a lanzar rocas?—cuestionó Nicolás en voz baja.—Y no entiendo porque son los únicos que no tienen ni un solo rasguño—protestó observando a los chicos.

—Porque fuimos los únicos que tuvimos el sentido común de no participar en su guerrita...—se burló Zoé.

—Estaban derramando miel...—musitó Christopher y ambos se sonrojaron.

Erick negó un poco y soltó un largo suspiro antes de que sus amigos se echaran a reír completamente divertidos.

El viaje había sido un poco largo tomando en cuenta las incontables veces que Christopher había pedido parar para comprar comida. Habían cantado una que otra canción hasta que Zoé se había quedado dormida en su asiento. El silencio que reinaba dentro del auto era tan sepulcral que hasta daba un poco de miedo.

La primera en bajar al automóvil fue Bethan. Se despidió de los chicos prometiendo verlos en la universidad en los próximos días. Después fueron Christopher y Nathaly y finalmente Nicolás. El muchacho de pie en la acera de su casa se despidió de sus amigos en el mismo momento en el que Erick ponía en marcha el auto de nueva cuenta. La última parada: la casa de su novia.

—¿Por qué tan pensativa?—cuestionó Erick lanzándole una mirada a su novia que permanecía acurrucada en el asiento cubierta con el abrigo del chico.

—Estoy un poco cansada—musitó en voz baja.—¿Tú no te sientes cansado?—añadió sin apartar sus ojos del perfil del chico.

—Un poco—rio—pero me gusta la idea de pasar más tiempo contigo...

—Estaba pensando...¿crees que podríamos abrir el sobre que me dio el doctor Molina de una vez?—preguntó en un murmuro.—Me gustaría hacerlo para terminar con todo de una buena vez...—añadió en medio de un largo suspiro.

—¿De verdad crees que estás preparada para eso?—cuestionó Erick frunciendo un poco su entrecejo.

—Creo que si...—susurró la pelinegra en voz baja.

—Entonces estaré completamente encantado de hacer esto contigo...

—Te amo—anunció Zoé tomando su mano brevemente.

—Te amo más, Luney...

(...)

Los ojos verdes de Erick no podían despegarse de las paredes de la habitación de Zoé. Cada uno de los centímetros de las paredes estaba completamente cubiertas por posters de varios cantantes que Erick podía reconocer pero no todos. Llevó sus ojos hasta la estantería blanca repleta de viejos libros que descansaban completamente ordenados y a las figuras de marfil de bailarinas de ballet encima de un par de repisas antes de que su mirada cayera encima de un tocadiscos antiguo y algunos discos de vinilo.

—¿Qué es lo que pasa?—cuestionó Zoé entrando en la habitación a paso lento con un sobre en la mano.

—Estaba viendo tus discos de vinilo—respondió sonriéndole un poco.—No sabía que te gustaba coleccionarlos...—murmuró y ella rio en voz baja.

—Pues en realidad no tenía mucho que hacer en todo el tiempo que estuve enferma ¿sabes?—susurró mirándolo fijamente.—Papá me los regaló todos, los he escuchado absolutamente todos...

—¿Y los libros?—cuestionó señalando a la estantería.

—Los leí todos—anuncio y Erick abrió los ojos con sorpresa.

—Por Dios, Zoé...yo a duras penas puedo abrir los libros de la universidad para hacer resúmenes y ni siquiera los leo...te diré mi técnica—decretó sentándose en la silla del escritorio de la muchacha. Ella rio divertida avanzando hasta la orilla de su cama para tomar asiento.—Comienzo a subrayar desde el principio hasta el primer punto.—rio—después dejó un pequeño párrafo y sigo subrayando hasta el siguiente punto...

—¿Uno sí y otro no?—preguntó divertida.

—Exacto—sonrió—Siempre funciona...

—Eres un caso—decidió ella en medio de una risita.

—¿Qué es eso?—interrogó señalando el sobre que ella seguía sosteniendo entre sus manos.

—Este es el expediente que me entregó el doctor el otro día...del que te hablé en el campamento—musitó poniéndose de pie para luego tomar asiento en el suelo alfombrado con las piernas cruzadas.

Erick le ofreció una pequeña sonrisa antes de imitar su acto. Depositó un beso sobre la coronilla de Zoé y tomó su mano cariñosamente tratando de darle a entender que pasara lo que pasara él iba a estar con ella en todo momento porque la amaba y el amor que él sentía por ella era puro y verdadero.

—¿Estás lista?—cuestionó el muchacho en voz baja.

Zoé asintió lentamente. Inspiró profundamente y comenzó a abrir el sobre cuidadosamente. Lo primero que sacó fue una especie de libro de pocas hojas titulado "parte médico, Zoé Luney Bulman". Un montón de hojas con pequeñas fotografías de lo que parecía ser su corazón y su frecuencia cardiaco y los millones de estudios que se había hecho.

Un pequeño sobre con el logotipo del hospital cayo el sobre y Erick lo tomó lentamente.—Si...—susurró la chica con el corazón latiéndole a mil por hora.

Tenía una sensación extraña pero decidió ignorarla. Ya le había dado suficientes vueltas para tratar de evadir la realidad y ya no podía seguir postergándolo. Necesitaba hacerlo de una vez por todas...

—Ábrelo—demandó Erick en voz baja tendiéndoselo lentamente. Zoé lo miró a los ojos un momento y lo tomó con manos temblorosas olvidándose de las hojas que había tenido un momento antes.

—No puedo—susurró la chica un par de minutos después de completo silencio por parte de ambos—Ábrelo tú, por favor...—suplicó en un hilo de voz.

Erick inspiró profundamente poniéndola todavía más nerviosa que antes pero aun así lo hizo. Lo tomó, lo abrió lentamente y su corazón se aceleró de inmediato pasando sus ojos por toda la información que contenía la hoja que tenía entre las manos. La mayoría de las cosas que estaban ahí no las entendía.

Hasta que lo hizo. Sus ojos se posaron en la parte final y negó un poco.—Porcentaje de compatibilidad entre donador y receptor...noventa y nueve por ciento. Causa de muerte; muerte natural. Nombre del donante...Audrey Valerie Smith...—murmuró y Zoé soltó un jadeo apartándose de inmediato de él.

—¿Qué...?—hizo una pausa—Erick...

—Tu donante es Audrey...mi Audrey...

_ _ _ _ 

¡AJALAASSSSSSSS! Esto se esta poniendo bueno, ah.

¡BIENVENIDAS A LA RECTA FINAL DE HOPEEE! *lloranding*

Espero les guste y ahora si esperen el maratón. Les envío un beso enorme y un abrazo.

Love, Gloria, xx. 

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