C20: Déjà vu-sueño-recuerdo.
Zoé avanzó lentamente por un pasillo a oscuras sintiendo una increíble paz que para ser sincera consigo misma, la abrumaba. Se detuvo de golpe y se quedó completamente quieta dándose cuenta que ese lugar era tan tranquilo que cualquier persona hubiese deseado quedarse ahí.
Soltó un pequeño suspiro y cuándo levantó la mirada se percató que una luz verde resplandecía al fondo del pasillo. Se debatió un momento en seguir o volver pero finalmente lo hizo. Siguió avanzando de manera lenta hasta que llegó a la luz.
Una pequeña vela que emitía una luz verde se encontraba en el suelo, Zoé se inclinó para tomarla y justo cuando lo hizo se percató que frente a ella se encontraba la figura de un muchacho. Se quedó completamente quieta observándolo fijamente.
Él se puso de pie lentamente y el muchacho que permanecía entre las sombras la llamó.
—Zoé...—Zoé pestañeó un par de veces percatándose que el chico de las sombras estaba acercándose a ella. De inmediato sus alarmas internas se activaron por completo, algo le decía que tenía que marcharse en ese momento pero era como sí sus piernas se hubiesen vuelto gelatina y no era capaz de moverse.
Cuando finalmente él llegó hasta ella su piel se erizó por completo reconociendo el rostro del muchacho que estaba frente a ella con una pequeña sonrisa instalada en los labios y sin dejar de mirarla a los ojos.
Erick Brian Colón estaba frente a ella dedicándole una pequeña sonrisa.
—¿Erick?—lo llamó pero él no respondió. Se limitó a observarle en completo silencio y a sonreírle ampliamente.
—Audrey...por fin estás aquí...
Zoé abrió los ojos de golpe encontrándose con el rostro pacifico de su novio que dormía plácidamente. Inspiró profundamente y se zafó de los brazos de Erick lenta y cuidadosamente tratando de no despertarlo. Lo observó un momento y se inclinó un poco para dejar un beso sobre su frente antes de incorporarse y salir de la tienda de campaña.
De inmediato el sonido tenue del canto de los pájaros penetró sus oídos y se quedó quieta observando las copas de los árboles. Llenó sus pulmones de aire fresco y metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su suéter comenzó a avanzar lentamente hasta uno de los enormes troncos en la orilla del lago.
—¿Qué haces aquí, eh?—cuestionó una voz a sus espaldas haciéndola dar un respingo. Se giró de inmediato encontrándose con la mirada amable de Bethan envuelta en un enorme abrigo con un gorro blanco cubriéndole la cabeza.
—Estaba pensando solamente...—respondió en voz baja volviendo su mirada al lago.
—Debió ser algo realmente perturbador porque pareces completamente paralizada—musitó sentándose a su lado.
—¿Crees en los déjà vu?—cuestionó Zoé y Bethan se quedó completamente quieta observándola fijamente.
—¿ Déjà vu?—murmuró la chica.—¿Por qué lo preguntas?
—Puedes creer que soy una tonta o algo parecido pero...creo que tuve un déjà vu...o bueno, eso es lo que creo que era...—inquirió Zoé sin dejar de mirarla a los ojos.—Es...no sé como explicarlo, Bethan...
—No lo entiendo, Zoé...
—Lo he tenido desde hace mucho tiempo...al principio pensé que no era más que un simple sueño pero de un tiempo para acá se ha venido presentando muchísimo...y cada vez es más nítido...no sé que es exactamente lo que significa pero...—Bethan suspiró.
—¿Qué?—susurró la castaña—De verdad que no estoy comprendiendo lo que me estás tratando de decir...—agregó.
—Era él. Era Erick—susurró Zoé cerrando sus ojos.
—¿Qué estás diciendo, Zoé?—musitó su amiga todavía más confundida que antes.
—Que soñé con Erick incluso antes de conocerlo...
—¿Qué? ¿Eso es posible?—cuestionó Bethan y Zoé llenó de aire sus pulmones antes de llevar su mirada de nueva cuenta hasta la orilla del lago.
—No tengo idea...
—Pero no era un déjà vu...era un sueño—adivinó Bethan y la piel de la muchacha se estremeció por completo.
—Siempre era lo mismo...Erick estaba al fondo de un pasillo a oscuras y a su lado siempre había una vela...de mecha verde...—explicó en voz baja—Lo que no puedo terminar de comprender es porque...al principio me llama Zoé, y después cuando se acerca a mi...me llama Audrey...
El corazón de Bethan dejó de latir un momento.—¿Qué?
—No lo entiendo, de verdad que por más que lo pienso y lo pienso no logro descifrarlo...—musitó la chica en medio de un largo suspiro.
—Zoé...—la llamó la chica volviendo su atención a ella.
—¿Si?
—¿Qué pasa sí en lugar de ser un déjà vu, o un sueño...es un recuerdo...?—susurró y el corazón de la pelinegra se estremeció por completo.
—¿Un...recuerdo...?
—De Audrey...
—¿Zoé...?—la llamó el muchacho sin abrir los ojos.—¿Mi amor...?—palpó a su lado y su corazón se aceleró de inmediato apenas se dio cuenta que la chica no estaba a su lado. Se sentó de golpe y miró asustado a todos lados.
Salió de la casa de campaña tan rápido como sus piernas se lo permitieron y se relajó de inmediato apenas sus ojos se posaron en la figura de Zoé sentada encima de un tronco.
—¿Sabes que Zoé no es feliz y es gracias a ti, cierto?—cuestionó una voz a sus espaldas.
Se giró de inmediato y un sentimiento abrumador lo recorrió de pies a cabeza percatándose de la presencia de Luca Froyland delante de él. El muchacho de ojos azules le ofreció una pequeña sonrisa y se cruzó de brazos.
—¡Deja de decir estupideces!—decretó entre dientes.
—¿Es que en serio no lo ves, Colón?—preguntó cínicamente.—Zoé necesita un chico que le dé estabilidad emocional no sólo alguien con quien compartir besos y abrazos como noviecitos patéticos, ¿de verdad crees que tú eres la persona con la que ella tiene que estar? Por Dios, Erick...ha pasado más de un año desde la muerte de Audrey y tú sigues llorándole patéticamente...eres un desequilibrado y no eres bueno para Zoé... ni para nadie, ella necesita estar con alguien que realmente le brinde eso que ella necesita...claramente no eres tú—argumentó.
Erick pestañeó un par de veces y antes de que Luca Froyland pudiese si quiera reaccionar, el puño cerrado de Erick se estaba estrellando con fuerza en su mandíbula.—Sí Zoé está conmigo es porque realmente quiere estarlo ¿y sabes una cosa? No importa que tanto digas, ella está conmigo, me eligió a mí y eso ni tú ni nada va a cambiarlo...
—¿Y por cuanto tiempo, Colón?—musitó el castaño llevando su mano derecha a su pómulo—Es cuestión de tiempo para que la hartes por estar llorándole a recuerdo, ese día Zoé se va a ir de tu lado y te vas a quedar como el perro de las dos tortas, sin ninguna de las dos...una estará muerta y la otra te estará odiando...—explicó y Erick negó.
—¡Cállate!—musitó antes de volver a pegarle. Un hilillo de sangre descendió por el labio inferior de Luca mientras Erick seguía observándolo furiosamente.
—¡Erick, basta!—lo llamó Nicolás acercándose al par de chicos que se seguían retando con la mirada. Apartó a Erick y luego miró a Luca. Automáticamente todas las miradas de todos los chicos se instalaron en ellos y se reunieron a su alrededor.
—¿Qué es lo que está pasando aquí?—cuestionó Christopher acercándose a ellos. Soltó la mano de Nathaly y observó a su mejor amigo que parecía realmente furioso—¿Qué es lo que haces, Erick?
—¡Cuéntale, Erick!—se burló el castaño.
—¡Cállate, idiota!—le espetó antes de dar media vuelta y marcharse.
Lo primero que hizo fue toparse de frente con Zoé. La chica lo observó en silencio sin comprender qué demonios era lo que acababa de pasar. Erick inspiró profundamente antes de comenzar a caminar lejos de ella, necesitaba estar solo y pensar con claridad.
—No le hagas caso, Zoé...así se pone cuando está enojado...—escuchó decir a Christopher pero no se detuvo. Se adentró en el bosque y caminó un buen rato antes de dejarse caer contra el tronco de un árbol.
Inspiró profundamente y dejó que las primeras lágrimas descendieran lentamente sin permiso alguno por sus mejillas. Ni siquiera hizo nada para frenarlas en su recorrido.—Perdóname, Zoé...
Zoé se encontraba sentada dentro de la casa de campaña esperando que Erick se dignara a aparecer. Había estado todo el día en el bosque y ella más de una vez había querido ir a buscarlo pero Christopher y Nicolás la habían detenido diciendo que él estaría bien, que conocía el bosque a la perfección y que nada malo le pasaría.
Inspiró profundamente y se acomodó su gorro de lana. Ya podía escuchar el bullicio de sus compañeros en el exterior preparándose para la fogata que harían en los próximos minutos pero ella era incapaz de pensar en ello o entusiasmarse si quiera. Sentía la necesidad de salir y justo cuando estaba por salir Erick entró en la tienda de campaña.
—Erick—susurró ella y él la miró a los ojos.
—Lo siento tanto, mi amor—murmuró envolviéndola en un largo abrazo.
—Chris me dijo que te dejara ir porque tenías que pensar... —añadió contra su cuello.
—Se supone que deberías estar disfrutando del campamento y me he dedicado a arruinarlo todo—respondió apartándose para poder mirarla a los ojos—De verdad lo siento, Zoé...te prometo que a partir de mañana vamos a hacer todas las actividades juntos...—ella negó un poco.
—A mí no me interesa eso—musitó mirándolo—Lo que de verdad me interesa, Er es que tú estés bien...
—Estoy bien...
—¿Qué fue lo que pasó contigo y con Luca para que tú reaccionaras de esa manera?—cuestionó y Erick apartó la mirada—confía en mí, Erick—pidió en voz baja.
—Me dijo que tú necesitabas estar con alguien que te diera estabilidad emocional...no con alguien como yo que sigue aferrado al recuerdo de su novia muerta—Zoé negó de inmediato y bajó la mirada—¿Y sabes que es lo que más me molesta?—ella volvió a negar y Erick la miró fijamente—Que tiene razón y en el fondo tengo miedo de que te vayas...siento que de alguna manera estoy lastimándote...
—No estás haciéndolo, Erick—susurró ella.—¿A quién le importa lo que Luca diga o deje de decir? Nosotros nos tenemos el uno al otro ¿cierto?—cuestionó tomándolo de las mejillas para que él la mirara directamente a los ojos.
—Si...
—¿Entonces? ¿Qué es lo que te preocupa?—musitó en un murmuro.
—Que decidas que no quieres estar más conmigo...—ella negó de nuevo y lo abrazó.
—Eso no va a pasar, créeme...
—Por un momento...pensé que te gustaba el azul—masculló Erick y ella lo miró llena de curiosidad procesando la frase de novio. Su ceño se frunció, soltó una risita y depositó un beso sobre sus labios.
—Prefiero el verde...
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