C16: Tipos de amigos.

—¿En verdad no piensas volver a poner un pie fuera de esta habitación, Zoé Luney Bulman?—cuestionó su madre en medio de un largo suspiro.

—No en caso de ser posible—respondió la chica posando sus ojos en la pantalla de la televisión que tenía frente a ella.

—Zoé, no puedes quedarte toda la vida escondida en tu habitación. ¿Recuerdas que tienes que ir a la universidad y seguir con tu vida?—preguntó plantándose frente a la pantalla plasma donde Zac Efron corría en cámara lenta por la playa en bañador rojo.

Zoé soltó un prolongado suspiro y apartó la mirada para llevarla a la ventaba abierta. Se concentró en el movimiento de los arboles e inspiró profundamente.

—No puedo hacerlo, sin embargo lo estoy intentando—replicó en voz baja.

—¡Muy graciosa, jovencita!—se mofó su madre cruzando sus brazos por encima de su pecho.

—Mamá...me siento mal—declaró y automáticamente los ojos de la mujer se posaron encima de los de Zoé.

—¿Qué? ¿Te duele algo?—cuestionó con un deje de preocupación.

—No en ese sentido—replicó la chica incorporándose lentamente en la cama.—Lo que realmente quiero decir es que me siento mal...el hecho de haber asistido a esa visita con el doctor Molina literalmente me dejó mal, mamá—explicó en voz baja.—él dijo que tenía que ser valiente pero...no puedo—susurró—ni siquiera soy capaz de abrir el expediente porque...el hecho de saber quién es la persona que me dio vida...me pone mal. Me hace sentir culpable y no sé como manejarlo. Hace un año que pasó todo pero...creo que no estoy preparada para saberlo ¿sabes?

—No es necesario que lo sepas si realmente no quieres amor.—musitó la mujer sentándose a su lado en la cama.—El hecho de que lo tengas en tus manos no significa realmente que tengas que abrirlo y saber...puedes hacer hasta que estés completamente preparada—murmuró sonriéndole un poco tratando de animarla—Pero ¿sabes que es lo que si puedes hacer justo ahora?—cuestionó inclinándose sobre la chica para depositar un pequeño beso sobre su frente.

—¿Qué cosa?—preguntó la pelinegra.

—Ponerte de pie e ir a la universidad para hacer que la segunda oportunidad que te dio la vida valga la pena...—respondió la mujer con una sonrisa genuina.

—¿Tú crees, mamá?

—¡Estoy completamente segura, Zoé!

—¿Puedo saber por qué demonios tienes una cara de pocos amigos?—cuestionó Christopher sentándose junto a Erick.

El cubano apartó su mirada del plato de fruta picada que tenía frente a él y soltó un prolongado suspiro.

—¿Te diste cuenta ya que Zoé no se ha presentado en la universidad en dos días?—preguntó con impaciencia.

—Si.—susurró el castaño destapando una botella de yogurt—pero supongo que sabes que el hecho de que te quedes como tonto observando la puerta del salón todo el día no la va a hacer aparecer así de la nada—explicó el muchacho en tono burlón.—De verdad que es totalmente extraño verte en esta nueva faceta...te extrañaba siendo un cursi patético—comentó el castaño.

—No estoy siendo cursi—reprochó Erick de mala gana.

—Claro que sí, lo eres—replicó el chico.—Ya sólo falta que cuando Zoé y tú se miren a los ojos comiencen a salir corazoncitos a su alrededor...y está bien, Er...te mereces volver a vivir una historia de amor...

—¿Tú crees que sea lo correcto realmente?—cuestionó y Christopher inspiró profundamente.

—Claro que es lo correcto, Erick—respondió en voz baja.—Escucha...sé que todo lo que pasó y lo que viviste con Audrey fue algo realmente importante pero ella ya no está...creo que te lo he repetido hasta el cansancio que ese ya podría ser mi mantra—bromeó—pero ahora que Zoé llegó a tu vida tienes que volver a vivir...

—Zoé me gusta...es sólo que...a veces tengo la sensación de que estoy haciendo todo mal ¿sabes? —inquirió mirándole.

—Pues al menos desde que Zoé llegó no has vuelto a ir de fiesta y a ir por la vida ligando tantas chicas como se cruzan en tu camino—farfulló el castaño.—¿Te puedo hacer una pregunta?—susurró y Erick asintió lentamente.—¿Qué es lo que realmente sientes por Zoé?

El corazón e Erick se aceleró ante la mención de la chica. Los dos días en los que ella había faltado a la universidad realmente se había hecho esa misma pregunta apenas se dio cuenta que la echaba de menos. Añoraba verla, quería abrazarla y besarla. ¿Pero que era realmente lo que Erick Brian Colón sentía por Zoé? ¡Esa era una muy buen pregunta! Y es que cada vez que la muchacha aparecía dentro de su campo de visión su corazón se aceleraba tanto que creía que se saldría de su caja torácica. Su piel se estremecía y sentía escalofríos recorrer por completo su cuerpo. Era una sensación abrumadora la que se hacía presente y de cierta forma lo asustaba.

Le daba pánico enamorarse de Zoé, entregarlo todo y después sufrir. El ya había tenido suficiente de eso por el resto de su vida.

¿Entonces qué era lo que sentía por ella? Se cuestionó mentalmente.

—Estoy enamorado—declaró y los ojos de Christopher se abrieron de inmediato con una inminente sorpresa. Una gran sonrisa se instaló en sus labios y casi soltó un grito de júbilo.

—¿Qué?—murmuró sin poder creer que semejante cosa acabase de salir de los labios de Erick.

—No sé cómo pasó...pero lo estoy...—agregó jugueteando con uno de sus anillos.

—¿Y qué esperas para decírselo a Zoé?—cuestionó Christopher.

—Es que no sé como hacerlo...es decir, sé que le tengo que pedir que sea mi novio pero realmente no tengo ni una jodida idea de cómo...

—Bueno, existen millones de películas románticas en las cuales puedes basarte que me parece una falta de respeto que digas eso, Colón—musitó el castaño cruzando sus brazos por encima de su pecho.

—Sí, no eres muy específico que digamos.—replicó Erick de mala gana.

—Escucha, para las mujeres estas cosas sin importantes...dudo mucho que Zoé sea la excepción...pero si realmente quieres sorprenderla entonces tienes que pensar en algo realmente lindo para ella...—rio e hizo una pausa—Afortunadamente para ti, cuentas con amigos que haría cualquier cosa por ti y que van a ayudarte a que todo salga muy bien—anunció ofreciéndole una amplia sonrisa.

—¿En serio?

—Claro.—señaló Christopher—En el mundo existen dos tipos de amigos. Los amigos con los que puedes reunirte los fines de semana para pasar el rato y el otro tipo que sería capaz de ayudarte a esconder un cadáver en la cochera de tu casa para salvarte el trasero—explicó sin perder la sonrisa del rostro un solo momento.

—¿Eres del tipo dos?—cuestionó Erick con diversión.

—Para tu buena suerte, si...

Erick avanzó lentamente por los pasillos de la universidad ignorando a todas y cada una de las personas que desfilaban a su lado. A lo lejos observó a Bethan y Nicolás charlando amenamente con Nathaly pero no tenía ganas de acercarse a ellos. La preocupación lo estaba consumiendo de a poco y luego de un par de horas de debate mental finalmente había decidido que después de la jornada escolar iría a visitar a Zoé.

Por dos razones.

La primera era que se moría de la preocupación, ansiaba con todas sus fuerzas saber algo de la chica porque ella ni siquiera le respondía el teléfono cada vez que él la llamaba. Siempre la contestadora respondía y aunque ya le había dejado cientos de mensajes de voz seguía sin obtener una respuesta.

Y la segunda; los nervios lo estaban matando lentamente. No podía aguantar un segundo más. Quería ir y pedirle que tuviese una cita con él. Quería poder decirle todas las cosas que ella le hacía sentir a pesar de que su cerebro todavía estaba en blanco y no terminaba de comprender en qué momento se había enamorado de esa chica.

Su cuerpo chocó de lleno con otro. Escuchó un gemido y apartó la mirada del suelo para observar a la receptora de su torpeza. Los ojos verdes de Erick se instalaron en el ámbar de Zoé y una enorme sonrisa se extendió por los labios del muchacho.

Las manos de Erick volaron hasta las mejillas de la muchacha para poder besarla desesperadamente. Ella rio envolviendo sus manos alrededor de las muñecas del chico y cerró sus ojos disfrutando del contacto de los labios de Erick contra los suyos.

—Lo Lam... ¡Zoé! ¿Cómo estás? ¿Estás bien? Te eché mucho de menos, Zoé... ¿Por qué no te habías presentado? Estaba tan preocupado por ti—soltó de inmediato y ella lo miró sorprendido.

—En orden—rio.—Estoy bien, no preocupes. Yo también te eché mucho de menos. No había venido porque...en realidad no tengo una respuesta lo suficientemente coherente o válida para eso. Y no tienes que estar más preocupado por mí, ya estoy aquí—musitó y Erick rio antes de reírse nerviosamente.

—De verdad estaba realmente preocupado...me quedé pensando en lo que dijiste...eso de que tenías que ir al hospital y después no te presentaste a clases—susurró afligido—Además te llamé cientos de veces pero jamás respondiste—declaró y la chica soltó un suspiro.

—La verdad no tengo ni idea en donde rayos terminó el cargador de mi celular—informó—Me quedé sin batería y lo apenas lo encontré esta mañana mientras buscaba uno de mis zapatos—agregó y Erick rio.

—Pues me alegra mucho que ya estés aquí, de verdad te eché de menos...—declaró ofreciéndole una pequeña sonrisa que Zoé amó de inmediato. —Además hay algo de lo que quería hablarte—anunció tomando su mano, sintiendo en el acto como la piel de la pelinegra se estremecía por completo.

Erick amaba eso. Amaba saber que eso lo provocaba él.

—¿Pasa algo malo?—cuestionó la muchacha en medio de un pequeño suspiro.

—No—respondió el chico de inmediato.—Es algo...muy importante para mí, de hecho—susurro nerviosamente.

Los ojos de Zoé se instalaron encima de los suyos un breve momento. Le ofreció una sonrisa confiada que sólo hizo que el corazón de Erick se estremeciera dentro de su pecho. El muchacho soltó las manos de la chica e inspiró profundamente llenando de aire fresco sus pulmones y tratando de encontrar el valor necesario para decírselo.

¡Vamos, Erick! ¡No es nada de otro mundo! Se reprendió mentalmente y volvió a tomar su mano derecha delicadamente.

—¿Qué es lo que pasa, Er?—cuestionó la muchacha sin apartar su mirada de los lindos ojos de Erick.

—He estado pensando...es decir, ¿quieres tener una cita conmigo esta noche?—soltó lentamente.

Una especie e inexplicable corriente eléctrica recorrió su cuerpo de arriba abajo e hizo que su corazón se estremeciera de nueva cuenta apenas una pequeña sonrisa se instaló en los labios de Zoé. La dulzura de los ojos de la chica era lo que más amaba definitivamente. Era una mirada amable, una mirada dulce. Una mirada única.

—¿Una...cita?—preguntó la muchacha y Erick asintió de inmediato.

—Una cita—repitió con media sonrisa.—Es decir, si tú realmente no quieres yo no tengo ningún tipo de problemas, podemos esperar y entonces...

—Y entonces más vale que guardes silencio, Erick Brian Colón—se rio ella llevando su mano derecha hasta la mejilla de Erick para ofrecerle pequeñas caricias que Erick adoró en menos de una fracción de segundo.—Quiero tener una cita contigo esta noche...—confesó sonriéndole ampliamente.

—¿De verdad, Zoé?—cuestionó él tal cual niño pequeño.

La ternura de Erick provocó una sonrisa en la chica.—De verdad, Erick...tengamos esa cita esta noche...

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¡Viva México, señoraaas! ¡Viva Gloria también! Okayno jajaja ¿Fueron a dar el grito de guerra anoche? ¡Cuéntenme!

COLOMBIA, ¡Feliz día del amor y la amistad retrasado! Ah, ¿Qué les regalaron? ¡Cuéntenme que también quiero saber!

Espero que les guste muchooooooooooo el capítulo y veamos cómo le va a Zoerick en su cita *inserte emoji de diablito morado*

Nos leemos más tarde en No me olvides.

Besos y abrazos, Gloria, x. 

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