C1: Una lista de deseos.
Un año atrás...
Erick rio divertido contemplando a la niña vestida con un tutú rosado que bailaba frente a él con una linda sonrisa enmarcada por el espacio que había entre sus dientes. Atrajo un poco más a su cuerpo a Audrey que descansaba a su lado observando el baile improvisado de su hermana. Ella apoyó su cabeza en el hombro de su novio en medio de un largo suspiro y Erick besó su frente cariñosamente.
Era lindo compartir momentos así, siempre lo había sido.
—¿Tienes frío?—cuestionó el chico de ojos verdes en voz baja. La rubia lo observó un momento y negó de inmediato.
—Estoy bien—musitó entrelazando sus manos.
Pero la realidad era que no. No estaba bien y ambos lo sabían. Ella lo aceptaba mientras su novio se negaba a admitirlo. Todavía se encontraba en esa etapa de negación que las personas cercanas a los enfermos como ella solían experimentar. Audrey lo sabía y no terminaba de entender cómo hacer para ayudarlo. Erick se negaba a creer que su novia podía marcharse. No lo aceptaba ni lo aceptaría nunca.
—Estás temblando—anunció el chico abrazándola con más fuerza tratando de darle un poco más de su calor corporal. Los ojos grises de la chica se encontraron con los suyos y una sonrisa se instaló en sus labios.
—Oye, Sarah...¿podrías decirle a mamá que se nos terminaron las palomitas de maíz? Recuerda que todavía vamos a ver otra película y sí ves una película sin palomitas de maíz no cuenta realmente como que la viste—comentó en voz baja.
La niña del tutú rosado los observó un segundo con una ceja enarcada sin embargo aceptó el bowl de plástico que su hermana le tendía. Le sonrió un poco y luego se marchó llamando a su madre a gritos.
—¿Quieres más palomitas de maíz?—murmuró Erick.
—Sabes que no, Er...lo que realmente quiero es que me escuches...—Erick soltó un suspiro y se apartó de ella de inmediato. Audrey lo miró a los ojos y negó un poco.
—¿No vamos a comenzar a hablar de lo mismo, cierto?—cuestionó mordazmente.
—Erick, por favor...no puedes siempre querer evadir el tema, no es así como las cosas funcionan y lo sabes, no puedes cegarte y querer hacer como sí nada pasara...abre los ojos, amor...las cosas no son así—le explicó.
—Audrey...hemos tenido esta discusión millones de veces...—ella negó.
—No. Yo he tenido esta discusión millones de veces porque tú siempre huyes...no puedes huir toda la vida, acepta el hecho de que me voy a morir y vive con ello...—el ojiverde la observó cruzado de brazos y apretó la mandíbula.
—Basta, por favor, Audrey...—susurró apartando la mirada.
—Por favor, tú...Erick...sé que es duro pero sí yo ya lo he aceptado no entiendo por qué tú no...—decretó la chica al borde del llanto.
—Porque estás pidiéndome que acepte que te vas a ir...que te vas a morir cuándo ambos sabemos que eso no es cierto, hay millones de tratamientos médicos...incluso hasta existe la opción de un donante...
—¡Y ninguno funciona, Erick! ¡Los donantes no son opción, no soy compatible con ninguno! Tengo un tumor de Wilms, eso ni siquiera es común en personas de mi edad, pero acá estoy...aceptándolo y tú deberías hacer lo mismo, sabes que cada vez estoy peor y no lo quieres ver... no te sigas haciendo más daño a ti mismo, Erick...
—¡Cásate conmigo!—murmuró el chico y fue entonces que las lágrimas comenzaron a correr libremente por las mejillas de la chica
—No.—respondió en un hilo de voz.
—¿Qué?
—No, Er. Sólo lo dices porque sabes que estoy enferma y que en cualquier momento puedo morir, no voy a casarme contigo para hacerte sufrir más de lo que ya lo voy a hacer...te amo con todas mis fuerzas pero no pienso hacerlo...eso sería demasiado cruel de mi parte, estaría pensando sólo en mi...—le explicó contemplándole fijamente.
—Aud...
—No, Er...no voy a casarme contigo nunca.—decidió en medio de sollozos.
—Eso fue lo que soñamos desde niños, Audrey. —le recordó el chico con las primeras lágrimas bajando lentamente por sus mejillas.
—Lo sé. Pero ninguno de los dos sabíamos que algo así podría pasar...sé que cuándo todo esto comenzó te ilusionaste pensando que seríamos padres...de verdad lo lamento—él negó de inmediato y volvió a abrazarla.
—Estás temblando...—comentó el muchacho lentamente.—Escucha, Audrey...yo sé que muy pronto vamos a encontrar un donante y vas a curarte y entonces podremos seguir con nuestra vida normalmente...
—Prométeme una cosa—lo interrumpió la chica con voz amortiguada. El corazón de Erick se aceleró de inmediato y negó otra vez.
—Por favor no comiences a pedirme cosas extrañas porque de una vez te digo que no lo haré—decretó y ella rio un apoco apartándole las lágrimas de las mejillas.
—No es nada raro, amor—susurró—Esto es para ti—inquirió antes de tomar del bolsillo de sus jeans una hoja minuciosamente doblada.
—¿Qué es eso?—cuestionó él.
—Una lista de deseos...el otro día dijiste que tú eras capaz de hacer por mi todo lo que yo quisiera y me quede pensando...quiero que hagamos todo lo que está escrito en esta lista—anunció sonriéndole un poco.
—¿Son locuras?—preguntó él.
—El punto número tres es tirar de lo alto de un puente a una persona y luego esconder el cadáver—le informó. Erick la miró lleno de horror y ella rio divertida. —¡Es una broma!—se burló. Erick rio en voz baja y comenzó a desdoblar la hoja de manera lenta y cuidadosa.
Hasta que la mano de la chica lo frenó.
—¿Aud...?
—Espera un momento—musitó y los ojos verdes del chico se posaron en ella de nueva cuenta—Antes de que veas la lista quiero que me prometas que vas a cumplir todos y cada uno de los puntos que hay aquí—señaló la hoja. Erick sintió como su pulso se aceleraba. Eso tenía que ser una locura, una gran locura pero ya encontraría una buena forma de hacerla entrar en razón después. Asintió solemnemente y ella lo miró mal. —¿Lo prometes por el amor que nos tenemos?—lo presionó la rubia y él suspiró.
—Aud...
—¡Prométemelo por el amor que nos tenemos!—señaló observándole con una de sus rubias cejas enarcadas.—Erick...—lo llamó de nuevo cuándo se dio cuenta que él no pensaba hablar más.
—Está bien, lo prometo por el amor que nos tenemos...—respondió finalmente y una enorme sonrisa se instaló en los labios de la chica.
—Sí no lo cumples, Colón; cuándo sea un fantasma vendré para torturarte hasta que lo hagas ¿me entiendes?—bromeó pero Erick ni siquiera se rio. Se limitó a observarla y luego a negar.
—¿Ya puedo abrirlo?—cuestionó lentamente.
—Sí.
Erick inspiró profundamente y siguió con su labor desenvolviendo la hoja de papel que tenía entre sus manos.
LISTA DE DESEOS ANTES DE MORIR.
1.- Tirarnos desde un avión a diecisiete mil pies de altura. Con paracaídas, obvio. Soy una moribunda, no una suicida.
2.- Tener un picnic al atardecer en un bosque. Hubiese sido más romántico entre flores pero recuerda que soy alérgica al polen.
3.- Ir a visitar por última vez a los niños del hospital y organizarles una fiesta sorpresa. Aquí necesitaré de toda tu ayuda y la del payaso de Chris.
4.- Que Erick me ayude a convencer a mis padres que cuándo yo me vaya donen mis órganos. Será una manera de demostrarme su amor dando vida a través de la mía.
5.- Enamórate, Erick. Sonríe. Sueña. Vive. Enamórate, porque sí lo haces Erick, entonces será una buena manera de cumplir a tu promesa. ¿Por el amor que nos tenemos, cierto?
Erick apartó la mirada de la hoja con los ojos bañados en lágrimas comenzó a negar.—Lo prometiste, Er...
—No tengo problema con los tres primeros, pero los últimos dos...no me puedes hacer esto, Audrey... ¿Cómo se te ocurre sí quiera que puedo pensarlo?—la chica negó de nuevo—Sí hubiese sabido que se trataba de esto jamás lo hubiese aceptado y lo sabes. ¡Es una locura, Audrey! ¡Por Dios, reacciona!
—¡Lo prometiste, Erick!—repitió entre lágrimas.—Es lo que yo quiero y como mi novio y el amor de mi vida que eres tienes que cumplirlo...
—¡Ahí lo tienes! Soy el amor de tu vida y tú eres el mío, no me puedes pedir que haga esto...
—No, Er. Tú eres el amor de mi vida pero yo no soy el amor de tu vida, soy el amor que pasó por tu vida pero ahí afuera está el amor de tu vida esperando a que la encuentres...
—¿Qué hubiese pasado sí jamás te hubieses enfermado, eh?—preguntó molesto apartándose las lágrimas bruscamente.—¿Hubieses sido el amor de mi vida entonces?
—No lo sé, Erick. Es sólo lo podrías haber sabido tú—murmuró apartando la mirada.
—¿Sabes una cosa, Audrey Smith? ¡No te entiendo, maldita sea! No entiendo la locura que quieres hacer, no lo acepto y sin embargo me comprometiste a cumplirlo. Tu padre me pateará el trasero hasta que olvide mi nombre por sólo sugerirlo...no quiero hacerlo, Audrey... ¡No voy a hacerlo!—le espetó.—¡Y tampoco quiero seguir teniendo esta discusión!—añadió antes de comenzar a alejarse de ella.
—Ya hablé con mis padres—musitó y Erick se frenó de golpe.—Les he dicho lo que quiero que hagan con mi cuerpo una vez que muera ¿es que no te das cuenta? Puedo salvar a muchas personas, Erick...puedo darles vida a través de la mía, sólo así sentiría que mi estadía en esta vida valió la pena, Er... por favor apóyame en esto, sé que no va a ser fácil pero tampoco es imposible, eres fuerte y puedes con esto...por favor, mi amor...—imploró la chica volviendo a mirarlo a los ojos.
Erick negó un poco con nuevas lágrimas escapando de sus ojos, soltó un suspiro y volvió a avanzar hasta ella envolviéndola en un largo abrazo. —Te amo—murmuró en su oído.—Te he amado desde el día en el que vaciaste en mi cabeza ese jugo de naranja ¿lo recuerdas?—susurró y Audrey rio entre sus brazos.
—¡Me pegaste una goma de mascar en el cabello, Erick!—declaró la chica—Pero te amo desde ese día, ese día supe que te iba a amar por siempre—susurró besando su cuello.—Por favor, Er...
Erick contempló fijamente la fotografía familiar que descansaba en la pared, su corazón se hizo pedazos de sólo pensar que ella tenía razón en todo. Sus padres y él habían intentado por todos los medios que los tratamientos para Audrey funcionaran pero parecía que la vida se ponía en su contra y ninguno daba resultados. Por lo menos no favorables y eso le destrozaba el alma. Sentía tanto dolor de sólo imaginarse una vida sin sus ocurrencias, sin su sonrisa, sin su espontaneidad. Dolor era lo que sentía imaginando una vida sin Audrey. ¿De verdad podía ayudarla de esa manera? Inspiró profundamente y su pulso se aceleró comprendiendo que esa era la única manera.
—Está bien, Audrey. Tú ganas...voy a cumplir con cada uno de los puntos que pusiste en tu lista...—La chica se apartó de golpe y lo miró con los bien abiertos tan llena de sorpresa y curiosidad. Le sonrió ampliamente y lo volvió a abrazar.—con una condición...—la chica se apartó de golpe y lo miró directamente a los ojos.
—No...
—Escucha, Audrey...la única condición es que no me pidas que vaya a tratar directamente con las personas que estarán involucradas en el proceso. No podría hacerlo aunque quisiera, me quedaré al margen de todo ¿me entiendes?—Audrey lo miró a los ojo y acarició su mejilla delicadamente.
—De acuerdo...
—Y Audrey...—la llamó en voz baja.
—¿Si?—respondió ella.
—Tendría que volver a nacer para enamorarme de alguien más...
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¡HOLA! ¡Bienvenidas a Hope!
Para las nuevas, hola chicas. Espero que la disfruten un montón y quiero saber sus opiniones sobre el capítulo uno :3
Para las veteranas, jaja okayno, para las que están desde LCDLP conmigo, ¡les va a encantar chicas! Ya saben cómo me manejo así que bueno.
No me queda más que darles las gracias por estar acá. Les envío muchos besos y abrazos desde México.
All the love, Gloria, xx.
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