❝O4O: The wedding❞
Y bueno, finalmente luego de dos años de relación, altibajos, colores de rosa, risas, llantos, molestias, y muchísimas cosas más, el día llegó, los dos morían internamente, por supuesto, los nervios eran algo que no muere, más en un momento así, pero tenían que controlarse.
En la escena, yacía MinHo, con su traje de color azul perfectamente planchado, su cabello, ahora de color castaño oscuro y apenas largo, y nervioso, muy, muy nervioso, y aún le faltaban veinte minutos para que la celebración comenzara, pero ya estaba muriendo.
No había visto a JiSung en todo el día, Félix se lo había llevado temprano al salón para comenzar a arreglarse con más tiempo, y lo único que había visto fue una nota escrita por él que decía: “Félix me robó, nos vemos más tarde. Te amo.”
ChangBin, por otro lado había aparecido en su casa, por orden de Félix, para ayudarle a prepararse y sobretodo, tranquilizarse, sabía que MinHo era un saco de nervios cuando se trataba de cierta personita de mejillas regordetas.
—¡Estás a veinte minutos, MinHo!— gritó en un susurro, ChangBin. —¿No estás emocionado?
—Me estoy muriendo, ChangBin, me ves muy tranquilo aquí de pie, pero yo, ya cavé mi tumba. ¡Más que sé que su mamá y sus hermanos estarían por llegar en cualquier momento!— decía tratando de no hacer tanto escándalo.
—¿Quiénes, ellos?— dijo señalando a las personas que parecía que venían llegando.
Y a MinHo se le subió el alma a la cabeza.
La mamá y hermanos de JiSung estaban llegando por el camino donde entraría JiSung en unos minutos, buscando a alguien, a él, y cuando lo vieron, se acercaron hasta donde estaba, siendo MinHee la primera en lanzarse a abrazarlo.
—¡Cuñado!— decía estrujándolo en sus brazos. —¡La última vez que te ví tenías el cabello naranja, y mírate ahora, estás muy guapo!
—Gracias, noona.— decía tratando de poner su mejor sonrisa. —Hola, hyung.— dijo ahora al ver a JaeSung aparecer por detrás cuando MinHee lo soltó, dándole la mano para estrecharselas.
—Hola, Min. Felicidades.— dijo él con una sonrisa estrechando sus manos.
—Gracias, hyung.— dijo igual que con MinHee.
Sus ojos ahora se posaron en la señora que los venía acompañando, la misma señora que le quitó a su JiSung tiempo atrás.
—Hola, MinHo.— dijo mientras él hacía una leve reverencia a la señora. —Felicidades, niño, espero sean muy felices.
Ni en sus sueños, si quiera en los más oscuros, se imaginó ver a la mamá de JiSung diciéndole así, pero pasó, y lo escuchó clarito.
—Muchas gracias, señora Han.— le devolvió el gesto de la sonrisa, forzada pero algo hizo.
—Seremos familia ahora, dígame ma.— dijo.—No suena tan formal, hijo.
Y esta vez, la sonrisa de MinHo fue verdadera.
—Nosotros iremos a tomar asiento.— habló MinHee. —¡Mucha suerte, MinHo, fighting!
Nuevamente con ChangBin, pudo a lo lejos diferenciar a una hermosa mujer de edad muy poco avanzada, venía con un precioso enterizo de color crema y en todos lados podía reconocerse que era la mamá de MinHo, Lee SoulMin.
Ella se acercó hasta donde MinHo y le regaló un abrazo muy fuerte a su hijo, y al de traje gris, ChangBin, que si bien era la primera vez que lo veía, suponía que era amigo de MinHo, y de igual manera lo abrazó.
—Hola mamá— dijo sonriente de verla ahí con él.
—Hola MinHo, estás guapísimo, mi hijo se ve demasiado guapo, ¿no lo crees, chico de gris?
—Mamá, primero, él se llama ChangBin, es el novio de Félix, y segundo, cálmate.
—¡Cómo quieres que esté tranquila sabiendo que mi hijo se va a casar!— dijo. —Quiero guardar este momento en un cuadro, mejor me voy a sentar. ¡Suerte, te amo!
—Dios.— se quejó MinHo, la amaba, pero a veces era así. —¿Qué hora es ChangBin?
—Faltan... ¡diez minutos! Félix ya debe estar aquí, iré a buscarlo.— dijo antes de desaparecerse.
Internamente, MinHo trataba de recordar su discurso, sabía que cuando estaba nervioso, las cosas se le olvidaban fácilmente, y trataba de hacer memoria para que no se le olvidara al momento de decirlo.
Lo repitió una y otra vez, mientras daba vueltas, lo recordaba de derecha a izquierda y viceversa. Sin importarle el tiempo que pasara, porque cuando menos se dió cuenta, ChangBin y Félix venían caminando rápidamente con una sonrisa en sus bocas, significaba sólo una cosa.
Era momento de comenzar.
—¿Listo campeón?— dijo ChangBin cuando se acercó para ponerse detrás de MinHo.
—No, quiero huir, ya entré en pánico, ¿puedo cambiarme el nombre, la cara y mudarme a Vanuatu?— dijo observándolo.
—MinHo, lo harás excelente.— le dijo Félix tratando de tranquilizar a su mejor amigo y sus locuras. —Ahora respira, y no mueras. ¿Sí? Sí.
MinHo asintió, y pronto, la típica música de bodas comenzó a sonar en el lugar. Todos se pusieron de pie, y pudo ver alrededor, y se encontraban tantas caras conocidas, su madre, la mamá de JiSung, MinHee, JaeSung, Christopher también estaba ahí, acompañado de su novio, JeongIn, incluso HyunJin había sido invitado, e iba acompañado de uno de sus amigos, SeungMin.
Y ya pasando por el hermoso umbral decorado con hermosas flores, estaba él, estaba JiSung.
MinHo sentía como su corazón daba un vuelco, cada vez latía con más fuerza, cada vez más rápido, llegando a sudar un poco, pero era normal, cualquiera en su lugar, viendo cómo el amor de tu vida viene caminando hacia el altar, hacia dónde estás tú, sabiendo que van a casarse, se pondría nervioso, ¿no?
El traje de JiSung era de color blanco, con un precioso encaje en el cuello, y una faja que yacía en su pequeña cintura, dándole ese toque fino y delicado que se merecía cada esquina de su cuerpo, viéndose elegante, tierno y perfecto. Su cabello ahora era de color gris, y el poco maquillaje que se había puesto -que casi ni se notaba-, hacía que se viera simplemente único, y cargaba en sus manos un ramo de unos hermosos girasoles.
En su cara se reflejaba una preciosa sonrisa, esa que llenaban de felicidad las mañana de MinHo, y de cualquiera, sus mejillas estaba levemente rojas, derritiendo a MinHo, ¿por qué era tan perfecto?
JiSung brillaba, siempre lo hacía, pero en ese momento, opacaba a cualquiera, pues se veía simplemente perfecto.
Caminaba al lado de su mamá, quién venía con una sonrisa al sostener de la mano a su hijo menor, y al estar cerca, la señora Han, le entregó a su hijo, dejándolo en manos de MinHo, quién sabía que lo cuidaría mucho más que a su propia vida, teniendo toda la confianza en él para dejar algo tan valioso como lo era él.
MinHo extendió su mano, atrayendo a JiSung a su lado, regalándole, no una de sus típicas sonrisas, esta era una que irradiaba felicidad por donde quisiera que la vieras, mostraba que a quién estaban dirigida esa sonrisa, el amor de su vida, la persona que ama, su alma gemela, y el alma gemela de MinHo, es él, su mundo, su felicidad, su razón de existencia, su todo, es Han JiSung.
Las personas tomaron asiento, dando inicio a la ceremonia de boda, pero aún sí, queriendo que fuera lo más rápido posible, para poder tener a JiSung a su lado, y por fin poder ser esposos.
La boda en sí, era más que todo para simbolizar su unión, nada católico, además, ayer en la tarde se habían comprometido en una oficina de manera civil, pero ellos querían recordar una celebración más especial en memoria de la fecha en que se casaron, por lo que decidieron hacer una pequeña celebración junto a las personas que eran mayormente cercanos, en un precioso jardín que daba vista a un hermoso lago.
El cura, sería uno de los viejos amigos de MinHo, NamJoon, quién amablemente se ofreció luego de enterarse de la boda de Lee. Félix se ofreció, pero era decidir entre padrino de bodas, o cura, y por supuesto, nadie le quitaría el puesto de padrino.
—Ahora los novios dirán sus votos.
Los dos se vieron, nerviosos y rieron suavemente.
—Sunggie.— le indicó MinHo para que comenzara el peligris.
—Yo, Han JiSung— las manos de Han buscaron las de MinHo, tomando su mano derecha y colocando en su anular, ese precioso anillo que encajaba perfectamente con su dedo —, te tomo como mi esposo, te elijo a ti, MinHo, como mi compañero de aventuras, risas, llantos, y te elijo, Lee MinHo, como mi alma gemela...— MinHo trataba de ahorrarse las lágrimas que quería botar en ese momento. — y como en esta y las siguientes vidas, yo voy a amarte, siempre, y hasta mi último aliento.
Detrás, se escuchaban como Félix no había podido aguantar dejar caer unas cuantas lágrimas. Lloraba en silencio, estaba presenciando los minutos más bellos que jamás pensó llegar a poder ver.
—Fue hermoso, Sunggie.— susurró suavemente MinHo, esquivando las ganas de llorar de felicidad.
—Vamos, Min— susurró ChangBin por atrás. —, cierra con broche de oro para poder ir a llorar a casa.
MinHo rodó los ojos y comenzó.
—Yo, Lee MinHo, me comprometo contigo, tomo tu mano, Han JiSung— decía mientras hablaba, tomaba sus manos para entrelazarlas y continuar. —, para caminar contigo en la luz y oscuridad, en las buenas, malas y en las peores; te elijo como la persona que quiero pasar todos mis días... —JiSung había aguantado muy poco, pues desde que MinHo había tomado sus manos, había a comenzado a dejar caer levemente lágrimas de felicidad. —prometo buscarte, amarte y limpiar tus lágrimas, y con estas y muchas palabras que guardo en mi corazón, te elijo, Han JiSung para que seas mi alma gemela, para amarte en esta y las siguientes vidas, porque te amo, y lo haré siempre... hasta mi último aliento.
MinHo había terminado por abrazar a JiSung, quién debajo del velo, se había deshecho en lágrimas, que fueron limpiadas por MinHo, aún sin querer quitar el velo de su cara. Se había aferrado a Min, y no quería soltarlo en ese momento, por lo que le tomó unos segundos en recuperar la cordura, mientras que el público moría de ternura al ver la escena.
Las palabras habían sido simplemente hermosas, demostraba en pocas pocas, el sentimiento que compartían los dos, el amor que tenían, y que no se rompería, pues su lazo era tan fuerte, y no había nada que lo rompiera, nada.
MinHo, luego de tranquilizar a JiSung, tomó el anillo, colocándolo en su regordete dedito, encajando perfectamente en él, brotando pequeñas lágrimas pero ahora por parte de los dos.
—Hágannos el favor a todos y bésense, así todos podemos ir a llorar.— dijo NamJoon en medio de los dos.
MinHo levantó el velo que tapaba el hermoso rostro de JiSung, tomándolo en sus brazos y uniendo sus labios en un delicado beso, del que brotaban tantos sentimientos, tanto amor, y tanta felicidad de parte de los dos.
Su público les aplaudió, eran las escenas más hermosas, parecidas sacadas de una película de amor y drama.
Finalizando ese beso, la salida de los dos recién casados, se dió, pero antes, una parada en el umbral se presentó, dejando a muchas personas detrás de ellos, incluyendo a Félix, quién era más lágrimas que otra cosa, y ChangBin, quién lo llevaba en brazos.
JiSung lanzó el ramo, tomado de la mano de MinHo, esperando a que alguien lo tomara, y finalmente fue tomado, pero por Félix y ChangBin.
Al verlo, salieron tomados de las manos, alejándose del resto de las personas, caminando hasta aquel lugar conocido como lo era el mirador donde habían tenido su primera cita.
Viendo el atardecer, siendo felices, porque lo que comenzó como una simplemente amistad y un chico detrás de unas notas, terminó con una feliz pareja, recién casada, y con un hermoso futuro por delante.
—¿Qué crees que hice en mi vida pasada para estar aquí ahora?— decía JiSung apoyado en el hombro de Minho, viendo los anillos en sus dedos. —Digo, mira, te tengo a ti, eres mi vida entera, algo buenísimo tuve que hacer hecho.
—No lo sé— decía MinHo, quién abrazaba a JiSung por su pequeña cintura, y encima de dónde terminaban sus manos, se apoyaban las manos de JiSung, y MinHo observaba sus anillos también. —, pero tuvo que ser asombroso.
—¿Y que hay de ti?— dijo ahora volteándose para verlo de frente. —¿Qué crees que hiciste en tu vida pasada para estar aquí?
—Ni idea— dijo atrayéndolo a sus brazos para enredarlo en un abrazo. —, pero de seguro fue lo suficientemente bueno para poder estar abrazando a mi alma gemela en este momento.
—Ya, me quieres hacer llorar.— dijo dándole un leve golpe en el hombro.
—Es en serio.— dijo ahora viéndolo, deshaciendo el abrazo. —Eres mi alma gemela, JiSung, te amo tanto, que no te haces una idea.
—También eres mi alma gemela, MinHo, lo dije en los votos, tontito, y tampoco te haces una idea de lo mucho que te amo, Lee MinHo.— dijo cellándolo con un beso.
Eran felices, estaban completos.
Yo se los juro que lloré escribiendo esto.
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