❝O24: The letter❞
MinHo, hola...
Bueno, sí o sí estarás leyendo esto si yo ya no estoy ahí. Y lo siento, en serio, perdón, pero no constaba de mí, Min.
Espero en serio no haberte lastimado al hacer esto, aunque es básicamente imposible, perdón, otra vez, discúlpame.
Me gustó pasar contigo esos años, los viernes de pizza, las risas con Félix y Binnie, tú, simplemente tú, fuiste lo mejor que pudo haberme pasado y te agradezco por haber aparecido.
Gracias por haber tenido la iniciativa de hablarme en aquella clase el primer día, y haberme dicho que tu cabello no era rubio, sino naranja, por presentarme a ese pecoso que tiene ganado el cielo y la tierra.
Gracias por haber sido simplemente tú, Lee MinHo.
Me siento tan cobarde no haberte podido decir esto en persona y tenga que escribirlo, pero es que no supe como, no quería arruinar el hermoso tiempo que estábamos teniendo, aunque no es todo.
Me siento un cobarde por no haberte dicho que me gustas y te amo más que a mi vida.
Aunque bueno, sí lo dije, pero no como debía, y no sé cuándo podré volver a hacerlo, porque ya no estoy y no sé si volveré.
Ni siquiera podía seguir leyendo aquello, las lágrimas le habían nublado completamente su visión, se sentía roto, triste, pesado y en cierta parte, molesto, pero no con Han, jamás podría molestarse con él.
Estaba enfadado consigo mismo por lo mismo. Por no haberle podido decir cuánto lo amaba, que si quiera la misma palabra se quedaba corta con todo lo que JiSung le hacía sentir, con su tranquilo mundo cuando estaban juntos, con como su corazón latía a mil por hora cuando este le tocaba su mano, o cuando tocaba sus labios.
No podía seguir leyéndolo, pero sabía que si no lo terminaba en ese momento, no sería capaz de hacerlo nuevamente.
MinHo, te amo... Lo siento.
Pero por favor, no te estanques, no te quedes ahí, hay muchas más personas ahí, miles de personas que estoy seguro que te van a cuidar y querer mejor a como yo lo hacía, que sí estén contigo todo el tiempo.
Siempre te llevaré conmigo, en mi corazón, te llevaré donde sea que vaya, cada parte de mí te recordará siempre.
Cuida a Lixie por mí, es frágil, y a Binnie también, cuídalos.
Lee MinHo, te amo, gracias por todo, nunca olvides cuanto te amo porque yo lo seguiré haciendo, y lo siento, nuevamente.
MinHo tenía su respiración agitada, supecho subía y bajaba rápidamente tratando de mantener una respiración regulada, cosa que era casi prácticamente imposible.
JiSung es su todo, lo seguía siendo y lo seguiría siendo.
No sabía hacia dónde se habría dirigido, por lo que no podría dedicarse a buscarlo en un país tan grande para él.
Te amo, Lee MinHo, como no tienes una jodida idea, te amo y lo seguiré haciendo, hasta mi último parpadeo, hasta mi último suspiro, hasta mi último aliento.
Te amo.
—Yo también te amo, Han JiSung— dijo finalmente rompiéndose en un llanto ahora imparable.
Quería, y deseaba con toda su alma que todo fuera simplemente un sueño, que JiSung pronto entraría por la puerta y le diría que todo es una mala pasada, un mal rato y una mala broma gastada.
Pero no.
JiSung se había ido, sin siquiera despedirse de la manera correcta, un adiós, un abrazo, un beso, algo, pero no, nada, simplemente una carta escrita en puño y letra.
No quería “otras personas”, él lo quería a él, quería a su niño, a su chico, a su mundo, a su todo.
Quería abrazarlo, y quedarse así durante un gran rato, sin que lo soltara, porque lo extrañaba incluso antes de saber que ya no estaba.
Quería sentir su olor, el olor a vainilla de su cabello color azul.
Simplemente quería a Han JiSung.
Pero lo había perdido.
Ni siquiera se dió cuenta cuando se quedó dormido de tanto llorar, pero ahora estaba en su cama, recostado, abrazando una almohada, mientras era tapado por su calidad cobija, incluso la ropa era diferente.
—Oh, estás despierto.— Entró con una plato en sus manos, el cual dejó en la mesita de noche.—Supuse que tendrías hambre.
—¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó medio dormido.
—Pues aquí vivo, duh.— de espaldas, Félix arrastró una silla hasta la orilla de la cama de MinHo. —Siéntate, te daré de comer.
Se sentó en la cama, sin quitar las cobijas de sí. Estaba lloviendo a cántaros afuera, la única ventana abierta de su cuarto no lo dejaba mentir.
Félix se sentó en la cama, dejando el plato en la silla. Se sentó haciendo hundir su cama; se sentó de piernas cruzadas y puso un palito en sus piernas, para luego tomar el plato y colocarlo en el mismo.
Tomó la cuchara y tomó una chucharada de la comida que le había preparado a su amigo.
—¿Cuánto tiempo dormí?— preguntó.
—Un día entero— dijo—, faltaste dos días a clase, ayer y hoy, por suerte los profesores entendieron que estabas “enfermo”— habló haciendo comillas con sus dedos.—, y te hice las notas para que no perdieras materia.
—Gracias— dijo abriendo la boca para que Félix metiera la cuchara en su boca. —¿Y ChangBin?
—Está abajo, estamos en hora de almuerzo y quise venir a verte y hacerte algo rápido de comer.
—Gracias, Félix, de verdad.— dijo para volver a recibir más de la comida en su boca.
El silencio inundó en el cuarto, y sólo se escuchó como el plato era dejado en la silla nuevamente.
—¿De verdad se fue?— preguntó viendo un punto fijo en la misma cobija.
Félix simplemente lo abrazó, sobando levemente su espalda, dándole confort, o en otras palabras, diciéndole que sí, JiSung se había ido.
—¿C-cómo pudo s-sólo haberse i-ido?— dijo volviéndote a ipar y sollozar en los brazos de Félix.
—MinHo, escucha— dijo separándolo de él para verlo a los ojos. —Estamos contigo, yo estoy contigo, MinHo, no estás sólo en esto, a todos nos hará falta, pero no te derrumbes, por favor.
»Sé que no es fácil, MinHo, y que será un proceso difícil, pero por favor, no te hundas, llorar no hará que JiSung vuelva, y tampoco hará que te sientas mejor, Min, por favor.
»Estoy aquí para ti, siempre que me necesites, estoy para ti, nunca me iré de tu lado, eres casi que mi hermano, Min, estamos juntos. Si quieres hablarme, háblame, si quieres que te escuche, te escucharé, si quieres un abrazo, te abrazaré, no vas a estancarte y vas a salir adelante.
»Te adoro, Min, me atrevo a decir que te amo porque eres casi mi hermano y a como has estado ahí para mí, yo estaré ahí para ti. Pero te suplico que no te hundas en un hueco, por favor. Aquí estamos para ti, incluso Binnie, te tiene gran aprecio. Estamos aquí contigo, MinHo.
MinHo asentía a todo, mientras Félix limpiaba las lágrimas rebeldes que resbalaban por los ojos rojos de MinHo.
Definitivamente se tenía ganado el cielo y la tierra, como JiSung había dicho, es simplemente especial.
Pero el tiempo era poco, y Félix volvió a irse, pues la clase aún no finalizaba. Dejándolo solo.
Otra vez.
Jeje, hola, jeje.
Bueno, creo que los otros capítulos son más en como MinHo sobrelleva la situación y por supuesto, el asunto de las notas.
En fin, en todo caso, espero que les esté gustando. :)
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