❝O23: It's a joke, right?❞

Cuando MinHo abrió sus ojos, se sintió vacío, no sintió el cálido cuerpo de JiSung a su lado, por lo que imaginó que ya debía estar en su casa, alistándose para ir al instituto, así que lo tomó con total tranquilidad.

Al estirar su mano se topó con una nota, escrita, y leyendo la firma y la letra, se dió cuenta de que era de JiSung, pero había algo raro en ello. Tenía una mancha, aunque supuso que era de agua, y restó importancia.

Cuando se levantó de la cama, se dió cuenta de que estaba desnudo, y rió por ello, acordándose de lo que había pasado hacía solo unas horas con el amor de su vida.

Espero no sea incómodo verte hoy, JiSung. Pensó sin idea alguna de que no se encontraría a su amado en clases esta mañana.

Su rutina fue la misma de siempre, tomó una ducha, se puso a hacerse su desayuno, ya que Félix no estaba, fue un poco más rápido, cuadernos en su mochila y se fue.

Iba anormalmente feliz. Por lo general, él siempre había ido serio y concentrado en su camino, desviando su mirada hacia pocos lugares, pero esta vez, extrañamente hoy algunas de la flores estaban de un color más chillante, pero el cielo estaba algo gris. Era su combinación de ánimos en el mismo momento.

A lo lejos pudo divisar a sus dos amigos, Seo y Félix venían decaídos, sin expresión alguna, venían tomados de la mano, pero si quiera se hablaban entre sí, parecían que hoy todo mundo había invertido sus papeles.

—¡Hey!— gritó cuando los vió más de cerca.

ChangBin y Félix se vieron entre sí, y Félix volvió a tragarse sus lágrimas, no podía quebrarse otra vez.

—Tengo que contarles algo— MinHo era el más emocionado, podía notársele, cosa que hacía que los otros dos decayeran por tener que arruinarle su momento de felicidad.

—Nosotros también— dijo ChangBin, Félix no podía hablar. —¿Saltamos la primera clase?

—¿Y JiSung? Lo dejaríamos sólo, no me gusta esa idea.

—Él... sólo vamos, no te preocupes.— dijo del mismo modo.

La dirección cambió, ahora de dirigían hacia el parque. El mismo parque donde JiSung y MinHo habían grabado sus iniciales en un árbol.

Habían varias bancas libres y mesas, era temprano aún.

MinHo tenía un mal sabor en la boca por el comportamiento de los otros dos. Estaban raros, recordaba que ayer estuvieran bien con el transcurso del día, y ahora parecía que algo les absorbió la felicidad, dejándoles plena tristeza.

Tomaron asiento en una de las mesitas de picnic más adentradas al parque.

Una ardilla pasó justo en frente de los tres, recordándoles a Han. El parecido era increíble.

ChangBin y Félix tomaron asiento juntos, dejando a MinHo frente a ellos dos. Después de todo la noticia debía ser dada cara a cara.

—Hablaré yo primero.— dijo MinHo con una sonrisa en su boca. —Seguro ya habrán notado, pero bueno. Me gusta JiSung.

Seo no lo sabía, estaba perplejo, en cierto punto. No sabía ese gran dato, y ahora darle la noticia sería un poco más difícil.

»Hace unos días, bueno, el día que fuí a su casa y te dije que su madre estaba, ese día en la tarde antes de todo eso... nos, bueno, nos besamos, y ayer... demonios, ayer él se apareció en casa y bueno... sucedió, ¿bien?

»Les digo esto porque ustedes son mis mejores amigos, confío en ustedes y sé que lo mantendrán me secre- ¿Por qué estás llorando, Lixie?— MinHo se había detenido al ver que su pecoso estaban llorando, y cada vez era más fuerte.

—De eso precisamente vamos a hablarte.— dijo Seo con la voz entrecortada, tomando en un abrazo a Félix, consolándolo. —JiSung... Él...

—JiSung de fue de la cuidad.— espetó Félix aún envuelto en lágrimas. —No va a volver.

Por supuesto, MinHo pensó que era una total broma, una farsa, anoche él se veía tan bien, tan feliz, no pudo haberse ido así porque así, mucho menos sin decirle o sin despedirse.

¿Es una broma, verdad?— dijo disgustado por el mal rato que se estaba llevando. —Es una jodida broma que ustedes-

—¿Me ves cara de que jugaría con algo así, MinHo?— lo encaró, pero no duró mucho para que volviera a caer en lágrimas, en el hombro de ChangBin.

—Pero... JiSung no pudo haberse ido, ¡no!— Min no había guardado la calma, estaba desbordando entre tantísimos sentimientos.

—Siéntate, MinHo, vamos a explicarte, pero siéntate y quédate tranquilo, por favor.— habló Seo, viendo como el mayor se había sobresaltado.

MinHo simplemente obedeció. No tenía mucho que decir y solamente se dispuso a escuchar.

—JiSung anoche fue a mí cas-

—¿Cómo pudo haber ido a tu casa si pasó la noche conmigo?— dijo interrumpiéndolo.

—Déjame terminar— pidió y MinHo le hizo una señal, indicándole que siguiera. —Fue a mí casa, y me dejó unas cuantas cosas, únicamente fotos, pues.

»Dijo que debía irse de la cuidad... Y que posiblemente —su voz comenzaba a flaquear. —, era la última vez que lo veríamos.

»Se despidió de mí, y de Félix, además estuvo un pequeño rato con nosotros, pero dijo que tenía que irse y es cuando imagino que dijo que iría a tu casa.

—Dijo que te diéramos esto.— Félix sacó de su mochila un sobre, de color gris, se lo extendió y lo tomó entre sus manos.

Las lágrimas comenzaban a salir por sus ojos, calientes, brotaban sin necesidad de que él hiciera esfuerzo alguno.

JiSung era su todo, su mundo. Con el compartió una parte grande de su vida, salieron, se tomaron de las manos, y estuvo presente en tantísimos momentos.

Y ahora se había ido.

—Quiero estar solo— dijo levantándose para irse. —No se preocupen por mí, estaré en casa. Díganle a los profesores que estoy enfermo.— dijo para levantarse y tomar sus cosas. —Gracias, chicos.

Los otros dos se quedaron en su lugar, observando como el mayor de levantaba y salía del lugar, caminando rápido, definitivamente no estaba para nada bien, peor tampoco es que pudieran hacer algo al respecto.

MinHo por su lado, trataba de desnublarse la vista, las lágrimas bajaban rápidamente, pero él trataba de limpiarlas lo más rápido posible.

Volteó a su derecha inconscientemente, observando aquel árbol, donde sus iniciales estaban tachadas, y recordó ese día.

Donde estuvieron cerca y a punto de besarse. Donde fueron sólo ellos dos durante un momento.

El volvió a llorar, lo más importante de su vida se había ido, y quizá no lo volvería a ver.

Odiaba el momento en el que sintió que el camino a su casa se había hecho más largo de lo normal, pero en menos de unos cuantos minutos; finalmente llegó.

Tiró todo una vez en su cuarto, dejó la mochila tirada en alguna parte de su cuarto, y vió su cama. El último lugar donde había compartido tiempo con JiSung, y siquiera pudo subirse en ella, por lo que se recostó con la espalda en un lado de ella, y se recogió las piernas, rompiéndose en llanto nuevamente.

Su mundo se había ido.

Y fue cuando algo hizo click.

El sobre y la carta de JiSung.

Todavía no me manden a matar; aguanten un poco y luego me matan, plox.

Gracias. :)

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