Tenten
Desde el inicio ella supo que esto no duraría, que en algún momento todo terminaría con su corazón roto y él con una esposa digna. Pero en ese momento, al sentir las manos de Neji aferrarse con violencia a sus caderas, no le importaba. Los gemidos eran lo más cercano a emitir una voz, pudo sentir el nudo en su estomago tensarse, las caderas se movieron circularmente mientras Neji trataba de encubrir sus gemidos en el pecho de Tenten. Percibió como un estremecimiento la sacudía desde su centro esparciéndose a todas sus extremidades, después de unos movimientos sintió como Neji se vaciaba dentro de ella. El hombre dio por terminada esa visita con un beso en la clavícula que hizo a la mujer tensarse.
Estas visitas nocturnas comenzaron cuando ambos tenían diecisiete. El clan Hyuga dejó de celebrar la navidad desde la muerte del padre de Neji, el aura por esas fechas era de tristeza y un silencioso respeto hacia los difuntos, las cuatro personas muertas en ese accidente. Los padres de Tenten habían sido cremados y expuestos en el mismo lugar que el padre de Neji; un detalle de Hiashi-sama hacia Tenten, aunque ella ya no recordara ni la cara de su madre.
El día había estado nublado y frío; Neji estaba más callado de lo normal, alienado de todo. Tenten no sabía la fuerte conexión que Neji había tenido con su padre, pero por lo que le habían dicho, la muerte de su padre lo había cambiado. Lee y Gai-sensei habíantratado de animarlo, pero no había funcionado; Hiashi-sama le había dado espacio para poder lamentarse a solas. Tenten comenzó a preocuparse por él a la hora de la cena familiar, Neji no había comido en todo el día y a nadie más le importaba.
Cuando todos se retiraron a sus habitaciones, Tenten le pidió a Kurenai un plato para Neji. Tenten tocó la puerta de la habitación de Neji con el pie, las manos las tenía ocupadas con la charola de comida; al no obtener respuesta alguna entró al cuarto oscuro. Después de adaptarse a la poca luz que otorgaba la luna encontró a Neji sentado en su cama, la mirada perdida en una vieja fotografía de sus padres; ni se turbó por la repentina llegada de Tenten a su habitación.
El plan de Tenten era solamente dejarle la bandeja con sus alimentos y después irse, pero algo la mantenía expectante. No podía irse así, no con Neji... de esa forma, algo dentro de ella sabía que él se podría reponer para el día siguiente, pero algo más hondo, sabía que si lo dejaba solo en ese momento, sus heridas no sanarían completamente.
Dejó la charola en el suelo y se sentó al lado de Neji, dejando el espacio suficiente, respetando su espacio personal; lo abrazó y comenzó a llorar, eran quejidos agudos que reflejaban dolor. Tenten no lloraba por sus padres, no los había conocido tanto comparada con el clan Hyuga, siete años que no recordaba tan claramente como si su memoria bloqueara esa etapa de su vida. No, Tenten lloraba por Neji, por lo que quizá él estaba sufriendo y quizá no podría demostrar al público.
Neji colocó una mano en su espalda, moviéndola de arriba hacia abajo tratando de consolarla. Eso hizo que Tenten llorara con más fuerza escondiendo su cara en el pecho masculino; ella debía consolar a Neji, no al revés. Sin embargo, de un momento a otro sintió la otra mano de Neji completando el abrazo, después oyó un sonido similar a un quejido seguido de una sensación de humedad en sus cabellos.
Tenten se alejó un poco, rompiendo el abrazo; miró fijamente los ojos de Neji, la esclera estaba roja y eso hacía que sus ojos color lavanda relucieran con la luz de la luna. Él inició el beso, eso lo recordaba bien; la sensación de los labios secos y salados entrando en contacto con los suyos, los movimientos torpes de niños principiantes. Todo lo que siguió a ese torpe beso ocurrió como una catarsis que los unió más.
Y ahí estaba ella, varios años después, dejando su cuarto antes de la madrugada para que nadie sospechara, las manos haciendo su peinado habitual mientras caminaba por los pasillos hacia su cuarto. Después de acostarse solo pudo dormir dos horas, se duchó, cambió y fue directo al cuarto de visitas en el que estaba Lee.
Lee estaba en una habitación que habían equipado como habitación de hospital, los tonos blancos y grises estaban por todo el cuarto, como en toda la mansión, lo que la diferenciaba eran las maquinas que monitoreaban a Lee, el humidificador de aire junto a la cama y el jarron con flores medio marchitas que Hinata había colocado apenas cuatro días atrás. Era necesario mantener a Lee ahí y no en un hospital regular para no dar sospechas; lo habían encontrado doce días atrás, pero él aun no había despertado; lo alimentaban a través de sondas.
Tenten lo veía mejor de como lo habían encontrado, pero seguía preocupada por él. Todo lo que le habían hecho había dejado a Lee en un estado físico terrible; no había comido en una semana por lo menos, le habían roto ambas piernas, algunas costillas, golpes varios en la cabeza, quemaduras con cigarros y lo que parecía una batería, habían insertado agujas en lugares sensibles y, por lo que le había dicho el doctor, no contaba con que se recuperara mentalmente.
Se mantuvo junto al él durante algunas horas hasta que una mucama, sabiendo que Tenten iba a estar a lado de Lee, le llamó para el desayuno con la familia. «Volveré después» le prometió con una mirada mientras daba un ultimo apretón a la mano delgada y fría.
El desayuno pasó silencioso; Neji no dirigió su mirada ni siquiera una vez a ella, Hiashi mantuvo su vista en el plato mientras en su celular revisaba las noticias del día, Hinata se dedicó a comer silenciosamente y Hanabi estaba muy dispersa con sus pensamientos como para hablar con ella, y bueno... ella no podía hablar. Había mucho por hacer ese día, por lo que cuando Neji se levantó de su asiento ella hizo lo mismo.
Ambos se dirigieron a la camioneta blanca y a pesar de que Neji era el jefe y superior a ella, también era un caballero y le abrió la puerta para que ella subiera primero. Eso se sentía tan familiar y al mismo tiempo tan extraño, su estomago había formado un nudo desde que supo hacía donde se dirigían y el motivo de ello mas como siempre, reprimió sus sentimientos dentro de ella, la prioridad en todo momento era el clan.
—¿Dormiste bien? —inició la conversación Neji en lenguaje de señas, así el chofer no sabría nada de su conversación, «una de las ventajas de tener de amiga a una muda» pensó Tenten.
—Lo que pude descansar estuvo bien, ¿listo para conocer a tu futura esposa? —Tenten sabía que ella no lo estaba. El padre de Neji, en su viaje antes de morir, había aceptado el compromiso de su hijo con la hija del jefe Tanaka; por lo menos eso decía el escrito sellado por él, y su hermano no tuvo más alternativa que aceptar la última voluntad de Hizashi al igual que Neji.
—No. Sabes que no es mi decisión.
—Está bien, lo entiendo —. A veces Tenten agradecía estar muda, quizá en ese momento su voz la hubiera traicionado y se hubiera quebrado, pero los movimientos de sus manos eran los mismos de siempre, agiles y delicados; su cara por otra parte, estaba seria, tratando de no demostrar la tristeza que sentía.
Hablaron de cosas menos importantes, como las sospechas de Sasuke con Naruto; Tenten creía que era un buen chico, que quizá estaba ocultando algo, pero que necesitaría ayuda para sacarle la información de Sasuke y lo que planeaban los Uchiha. Cuando llegaron al aeropuerto el chofer bajó junto con ellos a recibir a sus invitados. Nunca había visto al jefe Tanaka, mucho menos a su hija, pero cuando cuatro hombres se acercaron a ellos supo de inmediato quien era quien.
—Tanaka-san, bienvenido —Neji se inclinó levemente en señal de saludo. Tenten lo notaba rígido e incómodo, como cada que conocía a alguien nuevo o desconfiaba de alguien —, le presento a Tenten, ella es mi guardaespaldas y mano derecha. Si en algún momento no me encuentro presente, ella está capacitada para elegir por mi —Tenten se sintió algo orgullosa de lo que había dicho Neji porque ella sabía que era eso y más, hizo una inclinación más profunda que Neji, pero más rápida.
—Encantado de conocerla —«Esa voz...» Tenten juraba haberla oído en alguna parte, hace mucho tiempo atrás, pero no era un recuerdo placentero. Esa voz la hacía sentir un escalofrío muy diferente al que le provocaba Neji, no era miedo, miedo es lo que sentiría una persona normal al ver al hombre corpulento de pelo blanco y piel morena, lo que sentía Tenten era terror; no estaba intimidada por el hombre, sino por su voz, como si fuera una niña pequeña e indefensa de nuevo —. Permítanme presentarles a mi hija —detrás de su imponente cuerpo, una mujer unos centímetros más pequeña que Tenten, de piel color caoba, el pelo de un llamativo color azul aguamarina y los ojos amarillos, vestía elegantemente y se movía como si tuviera mucha energía en ese pequeño cuerpo.
—Ella es Fuu —El jefe Tanaka tuvo que sostenerla de los hombros para que la chica se mantuviera quieta —. Es mi hija y espero que su matrimonio sea la alianza que nos permita elevar el clan Hyuga y Tanaka a un nuevo nivel —. Tenten sintió desconfianza desde un primer momento, no sabía porque, pero la mera presencia de Tanaka la intimidaba y le transmitía recelo.
Después de las presentaciones, se fueron caminando hacia el auto, Tenten sintió como su mano era jalada por una más cálida, eso hizo que se tensara, desconfiada por el toque —¡Tenten-san, espero que ambas seamos buenas amigas! —La sonrisa despreocupada de Fuu hizo que bajara un poco la guardia, simplemente asintió con la cabeza mientras caminaba para alcanzar a los demás.
Tenten sabía que lo de ella y Neji no iba a durar, la esposa digna por fin había aparecido y ella sería la protectora de ambos, y de los hijos de ellos... y a pesar de que ella lo sabía, el encontrarse con eso en la realidad la destrozó por dentro. Tuvo que fingir una sonrisa al ver a Neji preocupado por ella.
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