Naruto.
─Espero que no estés titubeando justo ahora, idiota.
La voz lo desconcentró por un segundo, era autoritaria, un tono grave y diabólico que Naruto no quería obedecer. Los ojos oscuros del hombre pedían piedad, temerosos de que siguiera la orden indicada, como si tuviera la opción de salvar a ese pobre diablo de su final. El hombre estaba con las extremidades atadas, capas de plástico estaban debajo de él, mientras lloraba por su inminente final.
Estaban en alguna bodega que servía para almacenar cajas de te para importarlas al extranjero, o esa era la fachada. El clima comenzaba a calentar afuera, pero dentro de la bodega donde se encontraban los tres hombres el aire era frío gracias a la ventilación, Naruto agradecía esto, no quería sudar y verse nervioso.
Naruto cerró los ojos y pensó en lo que su padre haría en su situación; nunca lo conoció, pero desde pequeño, en su mente su padre siempre era un hombre respetable, honrado y trabajador que había amado a su madre tanto como para hacer cosas que mancharon su reputación.
Su padre había muerto antes de que Naruto naciera, o eso le había dicho Kakashi-sensei. Ahora que lo pensaba bien, todo lo que sabía de su padre era gracias a Kakashi, quien había sido entrenado y protegido por Minato. Según Kakashi, su padre fue el mejor policía de Konoha, pero cuando sucedió la guerra de las yakuzas en la ciudad, su padre se había involucrado con una de las mafias, había sido expuesto ante todos y desacreditado a nivel nacional. Un día fue hallado muerto por el mismo Kakashi en un sucio callejón.
─Tengo una cita en media hora, apresúrate y termina pronto o le harás compañía en el bosque ─. El otro hombre en la habitación, su jefe, miró con aburrimiento su Rolex.
Naruto apretó con fuerza sus parpados y los abrió con una mirada decidida, jaló el gatillo.
Mientras envolvía el cadáver con las lonas de plástico no podía dejar de pensar en Kakashi-sensei y en lo que estaría haciendo en ese momento. El recuerdo que le venía a la memoria fue de el primer día que Kakashi lo había llevado a disparar su primer arma.
─No cierres los ojos ─. Kakashi le advirtió, sus manos estaban acomodando los frágiles brazos del niño. Naruto no tendrías más de nueve años y el arma era un subfusil MP5, calibre 9mm que pesaba al menos unos once kilos que Naruto a duras penas podía cargar ─. Si quieres ser un hombre, debes de ver a los ojos del hombre que vas a asesinar.
─Pero si morirá de todas formas ~ttebayo ─discutió el niño pequeño, mientras apuntaba hacia los blancos en forma de silueta humana ─. ¿Qué importa si lo miro o no?
─Es por honor.
Naruto sonrió melancólico, dudó que Kakashi aprobara o encontrara honorable lo que acababa de hacer. La madre de Naruto había muerto en el parto, no quedaba nadie que cuidara de él y quizá fuera al orfanato. Kakashi no dejó que eso pasara, aunque legalmente no era capaz de adoptar a Naruto porque tenía quince años, él consideraba a Naruto su responsabilidad. Años después pudo sacar a Naruto del orfanato y lo adoptó legalmente.
Después de cargar el cuerpo hasta una cajuela, Naruto la cerró y dio unos golpes para alertar al conductor que el paquete ya se encontraba ahí, sin moverse, listo para enterrarse.
Subió al asiento del copiloto de una camioneta negra, nada caro o que resaltara, puesto que cuando su jefe iba a las citas especiales necesitaba mucha discreción. Con un asentimiento de cabeza saludó a los otros dos guardaespaldas que estaban en la camioneta junto a Sasuke. Juugo condujo durante quince minutos, por carretera y después se desvió hacia una residencia amplia que estaba protegida por la espesura del bosque y la cual, Naruto nunca había visto antes, aunque era de esperarse, sólo llevaba trabajando para el clan Uchiha ocho meses, todavía no ganaba la confianza de Sasuke.
Una doncella, de unos treinta años, cabello negro y ojos rubí, los estaba esperando en la puerta. La mujer saludó con una reverencia a los cuatro hombres frente a ella para después guiarlos hasta una habitación amplia a la que solo entró Sasuke.
─Si iban a hacer esperar a Sasuke lo hubieran citado más tarde ─Se quejó Suigetsu. Estaba apoyado en una de las piedras ceremoniales del jardín interior Hyuga, con una mano cubriendo sus ojos del sol y con la otra sostenía su cigarro.
Suigetsu, por lo que había visto en su tiempo de conocerlo, era el más impulsivo de los dos, violento a la mínima provocación, se había afilado los dientes para ser más mortal o eso le había dicho a Naruto, con cierta fijación hacia tomar agua, litros y litros de agua que Naruto no sabía donde le cabía puesto que el hombre era alto, sí, pero muy delgado, aunque con una fuerza muy grande para alguien así.
─Es porque ha llegado antes de lo esperado ─. Juugo no quitó la vista de Sasuke ni un momento desde que entró al salón. Juugo era el más calmado de los dos, pero Naruto había visto que cuando era provocado podía ser mortal. En sus primeros días como guardaespaldas de Sasuke, Suigetsu le advitió que Juugo había matado al anterior guardaespaldas porque lo había molestado. Naruto no creyó la historia; Juugo era el más alto de los tres, quizá el más fuerte, pero era tranquilo; por eso mismo no creía esa historia... hasta que Juugo le demostró lo contrario cuando lo vio desprenderle carne de las mejillas con solo los golpes de sus puños a uno de los "Sentenciados" como les llamaba Suigetsu.
Los tres miraban a Sasuke desde el jardín, por ordenes mayores, ellos no debían estar junto a él cuando se citaban ese tipo de juntas secretas, ninguna de las partes debía llevar seguridad o algún arma que pusiera en peligro a la otra. Lo que también estaba pactado es que su seguridad debía tener un ojo en él a todo momento, por lo que las puertas tradicionales de papel se habían recorrido para dejar a la vista al hombre de pelo negro y tez pálida que se encontraba de cuclillas frente a una mesa de te tradicional, con la vajilla servida y esperando que llegara el hombre que lo había citado, el jefe Hyuga.
─O quizá quieren probar nuestra paciencia ~ttebayo ─. Agregó Naruto, más por integrarse a la plática y hacerse amigo de sus "compañeros de trabajo".
─Quizá...¡Sh! Ahí vienen ─ Tres figuras se acercaron por un pasillo que daba hacia la habitación, dos mujeres y un hombre entre ellas. Naruto los miró con detenimiento, la primera mujer era baja, de complexión delgada, utilizaba un kimono tradicional color rosa pálido, de pelo negro azulado peinado en un moño tradicional que de lejos a Naruto se le hizo incómodo de llevar, quizá porque la mujer caminaba con la cabeza gacha y sus ojos perlados estaban tristes, como si pudiera llorar en cualquier momento. Quitando la mirada, esa mujer era el ideal de esposa japonesa tradicional.
El hombre de en medio era alto, quizá solo unos centímetros más que Sasuke, pero junto a las mujeres parecía alto, de un porte soberbio, vestía un traje negro, formal y el aura que expulsaba era de un liderazgo nato, ese era el jefe Hyuga, no había opción. La primera mujer esperó frente a la puerta, Sasuke al verlos llegar se levantó de su asiento. El jefe Hyuga miró a la otra mujer que lo acompañaba y le habló bajo haciendo señas extrañas, la mujer inclinó su cabeza y se dirigió lentamente hacia donde estaban Naruto y compañía.
─Juugo, creo que es ella ─advirtió el hombre de pelo blanco mientras el jefe yakuza seguía hablando con la mujer ─, dicen que Hiashi Hyuga la encontró cuando era niña y cuando vio lo mortal que era, porque esa cabrona tiene una puntería de no creer, le cortó la lengua para que no pudiera hablar y la hizo su fiel sirviente.
─Yo oí que fue entrenada en China por monjes budistas y enviada a Japón sólo por mandato de Hiashi-sama ─. Juugo dio su versión. «La mujer en todo caso es un misterio.» Pensó Naruto.
Naruto no quería creerlo, pero estaba seguro de que quizá eso era real puesto que Suigetsu no había mentido sobre Juugo; esa mujer era letal, lo suficiente como para que el jefe Hyuga la tuviera solo a ella de guardaespaldas. Pero mientras más la veía, menos parecía capaz de matar algo, era más alta que la otra mujer, Naruto calculaba que en efecto era incluso más alta que Sakura-chan, pero era... simple, su cabello era marrón peinado en dos chongos, sus ojos igual eran cafés y llevaba un quipao blanco de bordes color vino. No era una belleza impactante, incluso podía no resaltar del resto. Igual que la camioneta negra que los había traído.
Contradiciendo su presentimiento de sobrevivencia, decidió hablar con ella.
─Hola, soy Naruto, Uzumaki Naruto ~ttebayo ─. Sonrió lo más grande que pudo, tratando de verse amigable.
Tenten lo miró, sonrió levemente y después sacó un celular de una bolsa ─. Mucho gusto. Soy Tenten.
Naruto habló de varios temas con ella, tratando de sacarle una carcajada para probar que si tenía lengua y que Suigetsu se equivocaba.
─¿Cuánto más crees que tarden? Llevan un rato ahí ~ttebayo.
Los dedos de Tenten corrieron en el teclado.
─Ya casi acaba. Es una propuesta, debe ir con todo lo que dicta la tradición.
─¿Qué dem...─Naruto no pudo terminar la pregunta, pues fue llamado por Sasuke como si fuera un perro. «Y lo eres, no lo olvides». Malhumorado, pero obediente caminó hasta llegar junto a su jefe.
─Él es Neji Hyuga ─presentó Sasuke al hombre del traje, Naruto hizo una reverencia de casi noventa grados. La etiqueta en esas situaciones era importante, o eso le había dicho Kakashi-sensei ─. Y ella es Hinata Hyuga, mi prometida ─ «Ahora entiendo el porqué de la tristeza, se va a casar con un idiota.» fue el primer pensamiento de Naruto, pero igualmente hizo una reverencia marcada ─, ahora respondes ante ellos. Y si dejas que alguien además de mi toque a mi mujer, créeme que no sólo te haré sufrir, sino que también sufrirá ese padre adoptivo tuyo ─amenazó, sediento de sangre, Sasuke.
«Oh, no». Naruto se mordió el labio, ahora ¿qué le diría a Kakashi-sensei?
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