Poema de TefysSoul

₍ᐢᐢ₎

El vuelo de ambas mariposas empieza.

Un bailoteo que con la serena brisa

y los ruidos del arpa, te embelesa.

Un baile con la luna puesta en escena.

Las pobres mariposas solo pueden

mostrar su verdadera naturaleza

cuando no tienen los ojos en ellas,

es ahí donde sus alas se liberan.

Las máscaras de sus rostros caen,

arreglan sus largos vestidos de colores

y de sus falsas sonrisas se deshacen,

para darles paso a unas brillantes.

El chapoteo travieso del río suena

y acompaña al arpa tocada por la brisa,

generando una arrullo perfecto

para el corazón de ambas plebeyas.

Se reúnen en el jardín cada noche,

sin fingir falsa delicadeza,

sin fingir necesitar ser salvadas,

sin fingir ser alguien que no son ellas.

Extienden sus alas fulgentes,

se toman de las manos temblantes

y bailan queriendo convertirse en la brisa

pues tiene algo que ambas no comparten.

Libertad.

Escuchan el susurro en sus oídos,

miran a todos lados con temor

pero solo se encuentran la una a la otra,

en su refugio, a solas.

El impacto se muestra en sus caras

y ambas se toman el tiempo de analizarlas

adorando ver un poco de libertad en la otra

pero también cuestionando cuanto les faltaba.

La lluvia comienza a caer y las distrae,

deciden dejar sus remordimientos para luego

y seguir disfrutando mientras se tuvieran

la una a la otra, para bailar.

La gotas caen de sus cabellos,

transparentan sus vestidos de encaje

y bañan sus caras,

desnudándolas del maquillaje.

Sonríen sin pena para la otra,

pues no se sienten avergonzadas

como harían si lo estuvieran

frente a otra persona.

Solo se encuentran ellas,

así que se mantienen serenas

sin importarles realmente

el estar expuestas.

Unos brazos van al cuello de una

y a la otra unos en la cintura,

juntan sus pechos, sus caderas

y comienzan un vals más íntimo.

Uno con el ruido atrapante del arpa

por las gotas de lluvia ahora siendo tocada,

hace que ambas, entre el tacto de sus palmas

y la melodía, queden embelesadas.

Notando las caras serias de cada una

explotan en burbujeantes risas tímidas,

sonrojándose hasta el cuello ambas

cuando les vino el impulso de probarlas.

Se preguntan si sabrán tan bien

como la melodía que brotan,

y en un movimiento inconsciente

unen con delicadeza sus bocas.

Sienten estrellas fugaces en el estómago,

y les desean que el momento nunca acabe,

pues al unirse en un beso afable

descubren que el sabor de este

era de su libertad.