𝟎𝟓. ── Affuter, capítulo cinco.
WARNING. MENCIÓN DE TEMAS SENSIBLES.
Lenguaje mal sonante, depresión, y mención hacía la autolesión y suicido. Favor de leer la nota del autor al final del capítulo.
─ ✩ 𓎩 ✩ ─
/ ... POUR VOSTRE DÉGUSTATION ... /
RIVER NORTH, CHICAGO, 2022.
Affuter*, Capítulo Cinco𓈒
Se mentiría a sí misma si no encontraba un poco excitante el estrés de estar dentro de la cocina de THE BEFF una vez más, y ahora con la compañía de un hermano Berzatto diferente.
A Jolene A'Dair le resultaba peculiar cómo su estómago se contraía cada vez que discutían, solo para sentirse cómoda y en paz a su lado al instante siguiente. Terminaban discutiendo con frecuencia, pero la polaridad de su relación resultaba estimulante en comparación con la monotonía de su vida como panadera.
No obstante, necesitaba detenerse. Por su propio bien y por el bien de su mejor amigo y del restaurante que le había dejado, pues terminaría completamente destrozada si prestaba atención a cada palabra pasivo-agresiva que salía de la boca de Carmy. Y, por supuesto, seguían peleando.
Así que comenzó a ignorarlo y a tratarlo como siempre debería haberlo hecho: como su socio.
Pero esto estaba exasperando a Carmen Berzatto.
En realidad, había más de una cosa que estaba sacando de quicio al joven chef. Tal vez era el estrés que claramente enfrentaba intentando sacar a flote un restaurante en quiebra y pagar una deuda de miles de dólares con empleados mediocres y una dueña que de repente había aparecido constantemente en su campo de visión.
Jolene había tomado en serio sus palabras. Había decidido asumir la responsabilidad, y ciertamente lo hacía. A Carmy realmente no le molestaba recibir algo de dinero gracias a Jo, pero sí le incomodaba encontrarla todo el tiempo en el restaurante. Siempre estaba a su lado, vigilando cada cosa que se hacía dentro del establecimiento, y lo peor era que nadie más parecía sentirse incómodo, excepto él mismo.
Jo llegaba antes de que Carmen llegará. Jo se iba antes de que Carmen se fuera, pero ninguno se dirigía la palabra fuera de un lenguaje laboral tan gélido que resultaba demasiado para el hombre de rulos desordenados y ojos azules. Le recordaban sus días en el French Laundry cada vez que Jo llamaba su atención cocinando a su lado o simplemente le daba una instrucción sobre dinero, cuentas o alimentos refrigerados, y aún que parecía hacer feliz a Richie, a Carmen ya le parecía insoportable las constantes burlas qué le hacía el personal y qué ahora se sentía ignorado e insuficiente.
No obstante, a ella parecía no importarle en absoluto ignorarlo dentro y fuera del trabajo. Era solo otra persona para ella, y era un respeto que podía agradecerse pero Carmen odiaba la indiferencia en el trabajo. Le recordaban los horribles días que había pasado en New York dónde parecía no tener ni un sólo amigo con quién hablar y terminaban vomitando cada mañana antes del trabajo, o no hablaba durante días más que los gritos que aportaba dentro de la cocina.
Era para claro que lo que más odiaba Carmen era la indiferencia, había llegado a Chicago con la intención de mantener ese ambiente familiar que siempre había deseado en el trabajo y sabía que su hermano lo tenía. Sabía que Tina, Marcus, Ebrahim, Richard y hasta los lavaplatos amaban a Michael y sabía que ya había una unida entre ellos.
Y personalmente lo que más lo lastimaba era ver a Jolene restregarle que ella también era parte de esa unidad y él no era nada.
— ¿Tienes un minuto? —preguntó cuando se acercó a Jo, quien cortaba zanahorias en pequeños cubos de diferentes tamaños. Jo lo miró por encima del hombro y asintió, dejando a un lado el cuchillo. La mirada de Tina y Ebrahim lo hizo ponerse nervioso—. En privado, ¿vienes a la oficina?
Uno de los problemas de tener una cocina tan pequeña era la falta de privacidad. Si algún miembro del personal necesitaba hablar de algo, era fuera de la cocina o directamente en la calle. Pero afortunadamente, Carmy tenía una oficina, igual de reducida que la cocina, pero al menos contaba con una puerta y un poco de paz. La puerta de la oficina se cerró cuando Jo entró, después de que Carmy le pidiera a Tina que volviera a sus tareas cuando ella la observaba detenidamente mientras se quitaba el delantal y entraba con Carmy.
— Necesito que pares. —fue lo primero que salió de la boca del hombre. Frunció el ceño y se acarició la frente y las sienes intentando aclarar su mente al mirar a Jo sentada en su silla—. Entiendo que estés molesta conmigo o algo así, pero esta cocina no será como la de Nueva York.
Jo se encogió de hombros mientras cruzaba las piernas. Se ponía demasiado cómoda en el diminuto lugar de trabajo del chef, y apretó los labios antes de hablar: — No estoy molesta contigo, Carmen. ¿Hice algo para molestarme?
El tono de su voz, lleno de inocencia hipócrita, hizo que Carmy se molestara. Ya no podía soportar una semana más de ella pavoneándose por la cocina mientras hacía reír a cada miembro del personal, incluso a Sydney, que ahora parecían ser muy cercanas, a pesar de que a Tina le molestaba que la nueva chef se acercara a Jo. Estaba harto de ser el único ignorado por ella y su gran trabajo en equipo con todos los demás.
— No tengo tiempo para estás estúpideces, Jolene. Hoy pasaré todo el día preparando hotdogs para niños, y necesito que tú dejes de actuar como uno para poder trabajar juntos en esto. ¿Me entiendes? —suspiró, casi sorprendido al escucharse, no había tartamudeado ni un poco y el poco entusiasmo en el rostro de Jo hizo que volviera a sentirse acorralado.
— ¿Qué? Dios mío, eres increíble. —Jo hizo una mueca con la boca antes de cruzar los brazos—. Ni un puto gracias por todo lo que he hecho en las últimas semanas, y ahora vas a decirme cómo me comporto o cómo trabajo, qué mierda.
Y ahí iban de nuevo. Llegaba un momento en que Jo comenzaba a comportarse aún más antipática con él, alejándose de cada idea o imagen que le había mostrado al chef desde que se habían conocido. Cada cosa o intención buena que Carmy intentaba tener con ella era motivo para un comentario adicional de ella, hasta que se desataba una pelea entre ambos o hasta que Carmy se frustraba lo suficiente como para abandonar la conversación y ver a Jo feliz por hacerlo enojar una vez más.
Pero esto ya no se trataba de causarle enojo al hombre. Esto ya estaba atravesando su ansiedad, porque Carmy podía admitir que había hecho mal la última vez que estuvieron juntos, pero, ¿qué había hecho ahora? Esa pregunta lo invadía cada vez que Jo se mostraba molesta por algo que él aparentemente hacía mal.
Estaba agotado.
— Sabes que yo no me refería a eso... —comentó en voz baja. El cambio de voz hizo que Jo frunciera las cejas—. Y estoy cansado de nuestra relación tan agresiva cuándo he intentando disculparme las últimas semanas. No tengo ganas de ser tu saco de boxeo hoy. —la mirada cansada y sin ese brillo característico en sus ojos azules hicieron que Jo se enderezara en la silla y Carmy mirara hacia un lado, evitando su mirada—. Cuida a los clientes hoy, yo acompañaré a Richard, necesitan un jefe por aquí y supongo que en eso eres mejor que yo, Syd se encargará de la comida. Intenta que todos sean amables con ella. Es una buena chica.
Jo se quedó meditando unos segundos sobre lo que le había dicho Carmy. Aunque intentara sentirse culpable, algo repetía que no podía bajar la guardia, no ahora. No tenía sentido mantener una relación más allá de la laboral con el hombre. ¿Para qué? No tenía que ser su mejor amiga. No estaba destinada a pasar toda su vida viendo a Carmen Berzatto, así que deseaba alejarlo lo más posible antes de que esa bomba de tiempo llena de sus roces (donde ambos ya habían pisoteado) explotara.
El hombre aún se quedó parado frente a ella esperando una respuesta. Incluso una disculpa o una explicación de su comportamiento, pero no la tuvo y se sintió herido.
Realmente le costaba mucho hablar sobre sus emociones y a Jolene no parecía haberle importado ni un bledo — Simplemente suspiró un "bien" y salió de la diminuta oficina listo para desquitar su enojo con su primo, quién batallaba estúpidamente para ponerle la camiseta de la sandwicheria a una salchicha gigante.
Simplemente suspiró un "bien" y salió de la diminuta oficina lista para desquitar su enojo con su primo, quien batallaba estúpidamente para ponerle la camiseta de la sandwichería a una salchicha gigante.
Tal vez, después de todo, Jo no era tan diferente de Mikey, y ahora podía entender porqué ambos eran tan buenos amigos.
Aún que no lo quisiera, Cícero era la única familia presente actualmente en su vida.
No tenía la mejor comunicación con su hermana (aún cuando Natalie Berzatto le rogaba todo el tiempo que hablarán), su hermano había muerto, y su madre era una alcohólica que no veía nunca porqué estaba obsesionada con alabar cada paso qué daba, y jamás conoció a su padre. Su familia no era perfecta, y por eso se esforzó tanto para no terminar cómo ellos y claro, alejarse de ellos.
Pero aquí estaba, trabajando en un catering para una fiesta infantil llena de familia cercana y su tío al qué le debía una fortuna que iba a pagar hasta el día de su muerte.
No era realmente tan malo. Tenía que soportar unas cuantas preguntas incómodas sobre Mikey y otras sobre su madre, pero había algo bueno. Su tío William le había preguntado acerca de él, un gran avance. Aunque tuvo que explicar que ahora era dueño del basurero de su hermano (algo que seguramente enojaría a todos sus demás parientes, pero era mejor que lo supieran lo antes posible).
Lo único interesante era Richie y sus tonterías. Siempre había sido un dolor de cabeza. Personalmente, Carmy prefería a su hermano menor, quien había ido a la universidad y tenía mejores modales, pero prefería mantenerlo para sí mismo. Esa tarde Richie olvidó la salsa de tomate y lo vio tomar algunas pastillas para la ansiedad, fármacos que, ante sus ojos, parecían una auténtica locura. Por supuesto, Carmy prefería ocultar sus ataques de pánico y su ansiedad constante y jamás acudir a un hospital, mucho menos a un psicólogo. Pero le sorprendía que alguien como Richard Jerimovich tomara medicamentos para la ansiedad, sobre todo considerando que lo conocía desde que tenía memoria. Sí, tenía muchos problemas de ira, pero Carmy no pensó que fueran a más. Por un momento, se sintió incluso alegre, y eso lo hacía sentir horrible. No estaba contento porque Richie tuviese que medicarse con antidepresivos o algo por el estilo; estaba feliz porque no era el único con sus mismos problemas.
Pero no se lo dijo, porque Richie volvió a ser Richie y admitió que ni siquiera pensó en traer salsa de tomate. "¿Qué clase de idiota le pone ketchup a las salchichas?" dijo, antes de que Carmy apretara la mandíbula molesto y fuera a buscar un repuesto dentro de la casa, directo a la boca del lobo.
Había saludado mientras instalaba el puesto de comida, pero usaba como excusa "traer cosas de la furgoneta" para responder más preguntas o entablar una conversación con alguna señora mayor del vecindario o algún amigo de los Berzatto que le preguntaba sobre su madre. Ya no tenía más excusas y, cuando no encontró por ningún lado la salsa de tomate, suspiró, sabiendo que no podía salir fácilmente de la sala llena de invitados.
— ¿Carmy? —y volvió a suspirar, porque cuando volteó vio a un hombre de unos sesenta años con la cabeza calva sonreírle incrédulo. Carmy sonrió y asintió, recibiendo el abrazo que el hombre mayor le daba—. ¿Cómo estás, muchacho?
— Hola, Frank. Estoy bien, gracias —comentó con un poco de indiferencia, buscando a su alrededor a Richie o a Cícero en busca de una salida ante la incómoda conversación que tendría justo ahora.
Frank era un amigo de Cícero y su madre. No lo recordaba mucho, pero sí sabía que era un hombre que hablaba demasiado y fue el primero en ventilar hasta a los sobrinos de sus nietos que Mikey se había quitado la vida unos meses atrás.
— ¿Dónde carajos está Jo? —preguntó con confusión, Carmy se sorprendió levantando las cejas y cuándo Frank lo notó resopló—. ¿No vino? Esa pequeña perra malcriada.
— ¿Jolene? ¿Cómo conoces a Jolene, Frank? —Cícero, quien entraba a la cocina dándole la espalda a Carmy, abrió los ojos y hizo un gesto de miedo antes de dar la vuelta y regresar por donde venía apenas escuchó a Carmy. Frank lo miró nuevamente con modestia y Carmy se rascó la cabeza en confusión—. ¿A'Dair?
— Claro que conozco a esa bruja, es mi sobrina y desearía que no lo fuera. Su madre es una perra, ya sabes. —comentó cómo si realmente lo supiera, cosa que molesto un poco a Carmy porqué ni siquiera en una casa llena de personas que conocía desde que era un bebé en pañales, se salvaba de Jo—. Pensé que trabaja con Richie y Mikey.
Carmy sonrió incrédulo. Ahora entendía que aún que vivieran en una de las ciudades más grandes de Estados Unidos, no podría librarse de nada, era un pueblo chico y por eso Jo le parecía tan conocida, no la conocía a ella pero sí conocía a sus familiares y entonces entendía de dónde Mikey había sacado a una chica tan terca y testaruda cómo ella. Aún que no conocía directamente a los A'Dair, sabía que Frank tenía una hermana menor, una que se había casado con un tipo muy rico del sur quién nunca permitió que Frank tocará un centavo de su familia, y por eso ahora ambas mujeres eran unas "perras" — Aún que le sorprendía que Jolene siendo una pequeña princesa del sur de Chicago con ropa fina y un labial rojo caro tuviera algo que ver con alguien cómo su hermano.
— En realidad no la conozco mucho. Era amiga de Michael, yo no sabía de ella hasta que comencé a encargarme del restaurante de Mike —sonrió antes de abrir un cajón que le quedaba a la altura de la cintura. El sonido de tenedores y cubiertos sonó y otra vez no vio ketchup por ningún lado—. ¿Sabes dónde hay ketchup?
— Entonces era la zorra de Mikey, supongo. —cerró el cajón de golpe, haciendo que varias personas más notarán su presencia en la cocina, algunos reconocieron su rostro y sonrieron felices de verlo y Frank volvió a mostrar esos dientes amarillos de fumador experto—. Tranquilo, era una broma. Jolene es solamente estúpida, dejó que Mikey la arrastrará hasta aquí, la hiciera abrir esa porquería de panadería y luego se mató. Esa pobre niña se endeudó con sus padres hasta las orejas por intentar ayuda a Michael.
¿Por qué Jolene se endeudaría con su familia por Michael? ¿Y por qué Richie no le había comentado que Frank era tío de Jo? Fuera lo que fuera, no era nada agradable escucharlo llamarla "perra o zorra", pero así era Frank y más o menos le sorprendía que hubiese parado con sus comentarios. Aunque sabía que si seguía hablando, terminaría dándole un puñetazo en la cara.
— ¿Le prestó dinero a Michael?
— Se lo regaló. ¿Ves por qué digo que es estúpida? —explicó de mala gana mientras miraba a su alrededor y gritaba un "¡Carmy Berzzato en la ciudad!" a la gente en la sala de estar; varios se acercaron contentos—. Por lo que sé, se lo dio para invertir en ese restaurante de mierda en el que trabajas. Por cierto, ¿cómo se siente ser tan patético ahora?
— Siempre tan amable, Frank. —dijo mientras le golpeaba amablemente el hombro, agradeció que llamó la atención de algunas personas que conocía y comenzó a saludar a otros para librarse del tío amoroso de Jo antes de que empezará de nuevo.
Salió de la cocina apenas pudo. Con una presión en la frente y las orejas ardiéndole de calor. Era la primera vez que oía algo peor que un "lamento qué tu hermano se volará la cabeza" sobre Mike, y también era la primera vez que escuchaba a alguien quejarse de Jolene directamente. Y jamás pensó que un chisme sobre la pelinegra vendría directamente con insultos de ese grado, por lo cuál se molesto bastante de lo que quería admitir, y no entendía muy bien porqué, pero había deseado golpear a Frank hasta que su obeso trasero terminará en el piso y preguntarle sí volvería a llamar así a la chica o necesitaba que le azotará la cabeza contra el piso de madera de Cícero para que le quedará más claro. No era un idiota, a cualquier persona decente le molestaría qué alguien se refiere así a una mujer, pero era algo más, porqué Carmy conocía un poco a Jo y sabía que era todo menos "estúpida", era demasiado amable a decir verdad y por eso el restaurante funcionaba tan bien cuándo ella estaba allí. Era carismática y dulce, y tenía la paciencia más increíble del mundo porqué aparte de mantener a los clientes atentos, también evitaba gritarle a cualquiera dentro de la cocina. Obviamente él no tenía la suerte de ser tratado de la misma manera pero era obvio que Jo no era estúpida, sino más bien demasiado inocente y sí, Mikey seguro se había aprovechado de la bondad de Jo en algún momento.
— ¿Ibas a decirme en algún momento que él pendejo de Frank es tío de Jolene? —le preguntó a Richie mientras azotaba una botella de ketchup sobre la mesa de plástico, Richie lo volteó a ver y miró la botella de plástico y luego a Carmy—. Acaba de llamarla "la zorra de Mikey", ese puto imbecil.
— ¿Y a ti desde cuándo te importa quién usa ese tipo de palabras pendejas? —sonrió mientras dejaba a un lado las pinzas después de darle la vuelta a las salchichas, Carmy se sacudió las manos y comenzó a sacar los panes que había preparando Marcus y Jo esa mañana—. Tú eres el señor "me quedó callado cuándo se insulta a cualquier persona."
"No es cualquier persona. Es Jo, y es tú mejor amiga, idiota", pensó mientras se mordía la lengua cuándo un pequeño se acercó a servirse un vaso de la limonada que había preparado Carm hace unos minutos atrás.
— ¿Prefieres centrarte en mi moral o vas a centrarte en que acaban de decirle "zorra" a la única mujer que te soporta? —sus ojos estaban concentrados en los panes que abría ágilmente y formaba en una pequeña pirámide para estar listos para las salchichas que estaban cociéndose detrás de él.
— Ese pendejo habla así de Jo desde que nació. Ten pon seguro que aún que le metiera una pistola por el culo, seguiría insultándola. —Richie sonrió dando un pequeño paso adelante, miraba la espalda de Carmy medio encorvada mientras abría los panes y sonrió cuándo miró su perfil, la mandíbula la tenía apretada y las orejas le lucían rojas del lado del lóbulo—. Vaya, te molesto de verdad. ¿Ahora eres feminista, Carm?
No era la persona más afortunada con las mujeres. Y siendo honestos, su único contacto femenino era Sydney que se había vuelto una clase de "amiga" que parecía entenderlo mejor que nadie en el restaurante. Al ser un hombre tan extrovertido, nunca se le dió bien el contacto con las mujeres, y por era era un hombre soltero cercano a sus treinta qué jamás había tenido novia, su vida era tan patética que la única mujer que lo llamaba por teléfono era su hermana, y Tina quién le enviaba links de dudosa procedencia por mensaje.
Nunca se había sentido lo suficientemente valiente como para confrontar a alguien por una mujer. Aunque se enfadaba al escuchar injusticias, esta vez le molestó especialmente no haber podido intervenir, quizás porque no consideraba que alguien como Jo mereciera pasar por eso.
O quizás era porque Jo le importaba de alguna manera, no solo por ser una mujer siendo menospreciada por un hombre. No quería involucrarse en debates sobre el poder femenino, pero sí deseaba ser el típico 'macho alfa' que defendiera a una dama en apuros. Sabía que no solo se trataba de Jo, sino de su deseo de protegerla de alguna manera, incluso experimentando cierta dosis de celos al haber escuchado cómo Frank se refería a la relación entre su hermano y Jo. Qué idiota era al sentirse así, pero ni él entendía sus propios sentimientos nunca, y había sentido un dolor raro sobre el estómago aún cuando sabía que haberse enojado por eso era algo que no le incumbía, ¿por qué se enojaba?
— No creo que Jo se merezca que la llamen así, es una puta mierda. —bufó molesto mientras apretaba un pan de hotdog, sintiendo la textura bien hecha que había hecho Marcus—. Jamás he sido Bueno defendiendo a nadie, pero no quiere decir que no me molesta, primo.
Richie frunció el ceño y luego se encogió de brazos despreocupado, claro que sabía que había algo más que eso, porqué a Carmy se le veía como un tomate del enojo por ser tan pálido, y también porqué en su mano izquierda había un pan desecho entre su puño. Richie dejó a un lado la parrilla y sus pinzas mientras se acercaba a Carmy.
— Créeme que ella está bien con eso. Y no creo que deberías meterte, la última vez que yo intenté defenderla o Mike lo intentó, dejó de hablarnos durante meses. —le comentó mientras se quejaba cuándo se agachó buscando en una de las cajas un bote de mayonesa—. Jo toma mala decisiones muy seguido, y muchas de ellas tienen que ver con hombres. Jamás le ha dicho ni una palabra a Frank defendiéndose, y tampoco lo hacía cuando el pendejo de su ex-novio la llamó "zorra infiel" por casi morir después de que Mike falleció. —para entonces, Carmy había dejado el pan desecho y había puesto su atención en Richie que bajo la voz, se sentía la nostalgia en su voz y el odio al mismo tiempo, apretó los puños y se lamió los labios—. Ese puto imbecil siempre decía que no quería que yo estuviese cerca de ella, tampoco quería a Mike cerca y cuándo ella hizo lo que cualquier ser humano que perdió a un amigo haría, la dejó pudrirse por semanas en el departamento que compartían juntos, terminó con ella, se mudó y le rompió el corazón una vez más, y Jo terminó en el hospital porqué se quedó en cama casi dos semanas sin comer. Si no hubiese sido por Sugar, hubiese perdido a ambos.
La última frase apretó el corazón de Carmy de una manera que jamás había pensado. Y tragó tan pronto su saliva que casi se ahoga, Richie miró al suelo unos segundos y se pasó ambas manos por el rostro intentando reponerse por la angustia que comenzó a sentir, seguro que las pastillas aún no le habían hecho efecto porqué Carmy notó los mismos signos de ansiedad que él solía tener.
— Y-yo, y-yo no lo sabía. —tartamudeó mientras cerraba los ojos y los apretaba con fuerza—. ¿C-cómo? Mierda, Richie.
— Bueno, no es algo que puedes contar tan fácilmente. Esa niña es una gran persona, Carmy. Yo estaba en la secundaria cuándo esa niña aún se comía los mocos, pero es más madura que yo. —sonrió, con esa clase de sonrisa que te da una persona para aliviar la tensión, una dónde seguro Richie recordaba más que una o dos anécdotas con ella—. Creo que da todo por los demás y no espera nada a cambio, y aún así todos la juzgan. Yo no debí alejarme y debí golpear a ese imbécil, porqué la alejó de mí pero ella siempre va a buscar la forma de complacer a las personas, es su peor cualidad y la mejor. Quiere ser perfecta en un mundo lleno de mierda.
Richie recordaba las noches que pasaba con Jo en Grummies y ella contaba cómo había crecido en un ambiente hostil. Dónde intentaba todo el tiempo encajar con la gente a su alrededor, incluyendo a sus mismos padres, y también a hombres que abusaron más de una vez de su confianza hasta dejarla drenada y por eso Mikey y Richie intentaron intervenir más de una vez pero Jo tenía tanto miedo de ser "abandonada" que siempre justifica cada falta de respeto y alejaba a sus dos amigos, y cuándo terminaba rota no dejaba que ninguno le ayudará a recuperarse.
Así era Jo, y Richie estaba más que seguro que Carmy había entendido un poco mejor de su vida cuándo terminó de hablar, porqué Carmy ya no tenía el rostro rojo ni las orejas calientes, pero si tenía la mirada perdida y confundida.
— Tiene un gran corazón, es todo. Pero ella no te soporta, ¿cómo haces que alguien así no te quiera? —dijo con un tono de burla haciendo qué la preocupación del rostro de Carmy bajará cuando Richie comenzó a reírse, saliendo del momento incómodo—. De verdad, ¿crees que no me doy cuenta qué te ignora? Toda la cocina susurra en qué ese día que fuiste a disculparte le incendiaste la casa o algo parecido.
Carmy rodó los ojos molesto, tomando la botella de mayonesa mientras esquivaba los golpes de Richie quien le picaba las costillas y torso con los dedos.
— Ella podría parecer la madre Teresa, pero sigue siendo una terca e insoportable mujer. —comentó de la misma forma Carmy, haciendo que Richie frunciera el ceño.
— ¿Y por qué te importa tanto esa terca e insoportable mujer?
Se preguntaba lo mismo. Desde qué había conocido a Jo había una clase de misterio en su persona y ello lo llevaba a buscar acercarse un poco. A veces pensaba que también era el extrañar a Michael y querer conectar con la vida de su hermano, pero luego se retractaba cuándo veía a Richie o a Sugar, porqué entonces se sentiría así con todos, incluso con su propia madre. Había algo diferente en su sentir, pero no podía descifrarlo así como no podía controlar ni expresar ninguno de sus otros sentimientos.
— Olvídalo, volvamos a trabajar. —mencionó antes de darle una mirada fugaz a su primo, asintiendo unos segundos. Richie hizo una mueca con la boca de disgusto y se enfocó a la parrilla.
Las salchichas se le habían quemado. Y nuevamente escuchó algunos gritos de Carmy.
Sydney Adamu era una genio en el peor lugar posible.
A Jo le sorprendió ver a la joven chica manteniendo la organización sin recurrir a gritos molestos ni amenazas, algo que solía ser característico de Michael. Sydney era el tipo de mujer que irradiaba energía y confianza capaces de liderar multitudes, aunque dudaba que ella misma lo supiera.
A pesar de que Jo pasó gran parte del día en el interior de la oficina de Carmy tratando de descifrar los enigmáticos garabatos que Mikey llamaba "cuentas", salió en algún momento para asegurarse de que todo marchara sobre ruedas y de que nadie necesitara su ayuda. Sin embargo, no hubo necesidad de intervenir, pues el día transcurrió en paz. Aunque Jo observó algunos choques menores entre Tina y Sydney, la mayor parte del tiempo transcurrió de forma agradable.
Hasta ese momento, Jo no había tenido tiempo para establecer una relación con Sydney más allá del ámbito laboral. Trataba de ayudarla en todo lo que podía y, en ocasiones, intentaba hacerle ver a Carmen que para Sydney, Jolene era sumamente eficiente y útil para ella. Sydney le agradaba por su habilidad para facilitarle el trabajo, pero también por su capacidad para fomentar el crecimiento en los demás. Jo era una excelente compañera, pero le faltaba la seguridad para impulsar a los demás, e incluso para sí misma. Por eso, le gustaba observar a Sydney trabajando, ya que parecía impulsar a los demás a alcanzar su máximo potencial.
Los días de Jo en The Beef eran una especie de martirio debido a su constante enfrentamiento con el chef. A veces no deseaba estar en esa situación, pero siempre había algo que detonaba el enojo de él y la convertía en su blanco. No comprendía por qué, incluso si lo perdonaba, en algún momento del día algo salía mal y terminaba apuntando a Jo para sentirse mejor consigo mismo. Esa era la razón principal por la que odiaba estar cerca de él. Carmen era una bomba de tiempo que estallaría una y otra vez en su rostro. Sin embargo, parecía que Sydney lograba calmar algo de su furia, lo que la convertía en una figura intrigante y especial a los ojos de la panadera.
— Hola —dos golpes en la puerta hicieron que Jo alzara la mirada de entre los papeles con las firmas de Carmen para ver a Sydney con un plato en la mano—. ¿No tienes hambre?
Jo había perdido por completo la noción del tiempo, completamente sumida en sus tareas. Agradeció en silencio el gesto de Sydney y asintió, consciente de que necesitaba un respiro en medio de su agitada jornada. Sydney respondió con una sonrisa, y se estableció un breve silencio entre ambas mientras Jo tomaba el plato rebosante de chile con carne. En ese instante, Sydney pareció incómoda, haciendo una expresión de exasperación y entrecerrando los ojos.
— Bueno, creo que debería volver al trabajo. —anunció Sydney, chasqueando la lengua. Jo rió ante su gesto.
— No, espera, por favor —instó Jo, depositando el plato sobre el escritorio, sin preocuparse demasiado por manchar algunos papeles. Sydney se volvió hacia ella, alzando las cejas—. Quiero preguntarte algo, si no te importa. ¿Por qué trabajas aquí? No pretendo ser entrometida, pero eres una persona increíble y pienso que podrías encontrar un mejor lugar.
Sydney pareció sentirse incómoda, carraspeando y rascándose la cabeza, su mirada se desviaba por el lugar.
— Me gusta trabajar aquí —respondió finalmente. Sydney parecía un manojo de energía, incapaz de quedarse quieta, pero Jo podía apreciar la pasión que tenía por la cocina y el lugar en sí—. Creo que puedo aprender mucho...
— ¿De Carmy? —preguntó Jo, cruzándose de brazos, observando a Sydney con curiosidad. Sydney miró al techo y Jo notó sus maneras peculiares de mostrar sus sentimientos, reconociendo que su inquietud constante era un signo de su pasión por la cocina—. No necesitas responder si te sientes incómoda. Me gusta conocer a las personas, aprender sobre ellas.
—Sí, quiero aprender de Carmen —respondió Sydney. Miró a Jo durante un momento antes de apartar la mirada—. Supongo que puede sonar ridículo para ti, como lo es para Richie, pero yo creo que Carmen es un genio, por eso estoy aquí.
— ¿Por qué sería ridículo para mí? —Sydney volvió a bufar pero está vez rodó los ojos y Jo frunció el ceño.
— Ninguno de los dos lo quiere aquí. Ni a mí tampoco, Richie no me quiere aquí, tampoco a Carmy, y supongo que tú...
— Supones que yo tampoco te quiero aquí. —le interrumpió, Jo se levantó y tomó el plato de comida entre sus manos, Sydney dio un paso hacía con un poco de sorpresa—. No quiero a Carmy aquí, porqué como todos aquí, incluyendo a Richie, creemos que Carmy estaría mejor en un lugar dónde pueda explotar toda esa genialidad que dices que tiene. Es un chef con una estrella Michelin, ¿qué hace aquí?
— Preparar sándwiches —respondió Sydney con una suave sonrisa, repitiendo la misma respuesta que le había dado cuando Jo le preguntó lo mismo. Jo encogió los hombros ante la respuesta—. Creo que podemos mejorar este lugar, Carmen también lo cree. —añadió Sydney.
Jo le pidió a Sydney que la acompañara fuera de la oficina, y Sydney se movió rápidamente para seguirla, mientras Jo notaba que la cocina seguía vacía y suponía que todos estaban comiendo en el comedor, así que comenzó a caminar hasta los demás.
— ¿Mejorarlo? Sydney, éste lugar es un desastre. Michael sabía que era un desastre, y le encantaba así. —afirmó Jo.
— ¿Deberíamos dejar que siga siendo un desastre hasta que lo cierren por alguna infracción y se acabe lo que Michael amaba? —preguntó Sydney, enfatizando la última palabra. Jo se detuvo, colocando el plato en una de las mesas de plástico con un mantel rojo y blanco. Todos los empleados del restaurante la miraron con atención—. Lo siento.
— Entiendo que quieras arreglarlo. Estoy aquí para intentar llevarlo de nuevo a sus días de gloria, para reparar lo que Mikey dejó roto —dijo Jo, un largo suspiro escapó de su pecho. Siguió, cansada—. Pero este lugar nunca será como los lugares donde tú o Carmen han trabajado antes. Es imposible, solo mira a tu alrededor. Nadie en este vecindario ha probado una comida que cueste más de treinta dólares. ¿Realmente crees que introducir comida gourmet* o algo parecido funcionará aquí? Tendríamos que demoler este lugar y abrir un restaurante de verdad.
— No quiero hacer eso. Jamás he querido cambiar la esencia de este lugar, entiendo lo que significa para ti o para Richie —explicó, Jo le dio una mirada a los demás, Tina tenía el ceño muy fruncido escuchando atentamente lo que decía Sydney pues la miraba con atención, por primera vez en semanas Jo notó que no la miraba con desagrado—. Sólo quiero que sea mejor para todos, todos ustedes son una familia, quiero que haya mejor organización, que no se maten trabajando, un mejor sueldo, un lugar limpio con prestaciones o un seguro médico real que no tenga que ver...
— Con un botiquín de primeros auxilios con una venda sucia y una pomada caducada desde 1997. —completó Ebrahim. Jo y Sydney lo miraron y Jo se rió, contagiando a todos con su risa.
— Por favor, una máquina de donas —añadió Marcus, y Jo estuvo de acuerdo con él—. Tal vez algún día podamos trabajar juntos en lugar de en turnos separados.
Jo miró a todos y sintió cierta nostalgia. Luego, observó a Sydney.
—Bueno, supongo que si hubieran explicado todo así desde el principio... —comentó Jo. Sydney sonrió con alegría mientras la tomaba por los brazos, apoyando ambas palmas en sus brazos. Jo quedó sorprendida por el contacto y se encontró mirando sus manos—. Supongo que puedo ayudarte con algo así, pero primero necesitamos poner orden y saldar todas las deudas de este lugar.
—¿En serio? —los ojos de Sydney brillaron con entusiasmo—. Puedo mostrarte el plan que tengo, tengo gráficos. ¿Quieres verlos?
Jo asintió.
—Primero, quiero comer —dijo Jo.
Un "¡Oh!" escapó de los labios de Sydney y el grupo estalló en risas. Sydney la dejó disfrutar de su comida antes de regresar con un plan detallado de mejora para el lugar, presentado en un elegante folder de plástico azul.
El día terminó mejor de lo que podía esperar Carmen Berzatto.
Cuándo su hermana Sugar lo recibió fuera de su hogar mientras vestía una curiosa bata de dormir color rosa mientras despertaba a su esposo Pete que dormía tranquilamente sobre su hombro. Carmy río cuando Pete bajó casi sonámbulo siguiendo la voz de su esposa molesta porqué había llegado tarde y también porqué Carmy solamente aparecía de repente frente a ella.
— Ya, lárgate de aquí —le indicó su hermana mientras lo despedía en la acera. Carmy sonrió y asintió—. Ten una buena noche, Oso.
Carmy no había comido nada, y Richie estaba en la misma situación. Su primo había rebuscado algunos caramelos en su chaqueta de cuero negro y se los estaba comiendo sin molestarse en ofrecerle uno. Mientras conducían en silencio, el único ruido era el sonido de Richie jugando con la envoltura de los caramelos.
—¿Crees que tu insoportable mujer cocinó algo hoy? —preguntó Richie. Carmy ni siquiera lo miró y simplemente lo ignoró, lo que hizo que Richie abriera la boca—. Sigo pensando que eres un pequeño bebé llorón, pero Jo también es una pequeña bebé llorona, así que deberían llevarse bien.
— ¿Deberíamos llevarnos bien solo porque somos bebés llorones? —preguntó Carmy, confundido. Richie asintió.
— Ambos son iguales, pero no lo admiten. Tú intentas culpar a Jo por cosas que ella no puede controlar, pero tú tampoco puedes controlarlo —explicó, mientras Carmy lo miraba durante unos segundos antes de volver la vista al volante. Richie continuó—. No sé por qué te lo digo, pero ella espera cosas de ti. Yo no espero nada. Ella sí está consciente y cree en toda esa mierda del Chef famoso, así que deberían demostrarse sus cualidades o alguna pendejada así. No estoy de acuerdo de verlos juntitos, pero ella me importa y no quiero que la lastimes con tu ira de mierda.
Carmy rió, en parte porque era divertido pensar que Richie tenía alguna idea de lo que significaban las "cualidades". También rió porque, extrañamente, Richie tenía razón, algo que rara vez ocurría. Era cierto, la única vez en que ambos estaban tranquilos y de acuerdo en algo era cuando cocinaban juntos. Tal vez todo era diferente ahora, con más cocineros y la presión de una enorme deuda, pero ese día en Grummies no podía recordar mejor la paz y la dulzura que había experimentado junto a Jolene. Sin embargo sabía que también tenía razón en la forma en la que ella podía ser herida tan fácilmente por una persona con su temperamento y por eso se asustaba al momento de pensar en tener una amistad con ella, no era una mujer frágil ante sus ojos pero tampoco deseaba lastimarla. Su preocupación ante su bienestar había nacido desde el momento que Richie había abierto la boca sobre sus autolesiones durante la muerte de Michael.
Mientras manejaba directamente a The Beef pensó en los beneficios que podía tener volver a sentirse en paz cómo esa tarde. No había hablado de Michael con nadie desde que falleció, no había de hecho logrado una conversión que no fuese recordándolo con tristeza o una incómoda, pero lo había logrado con Jo y parecía que Jo también se había sentido aliviada esa tarde, pero claro, tenía que cagarla. Le gustaría tener la confianza de poder acercarse a Jo y contarle lo mucho que extrañaba a su hermano y que sabía que ella podía entender su dolor y posiblemente acompañarlo — Tal vez podía decírselo directamente o buscar la forma de demostrarle que no era la clase de monstruo que iba a lastimarla.
Disoció lo suficiente cómo para recordar que había terminado el día. Y cuándo terminó de dejar los últimos recipientes que habían llevado a la fiesta de Cícero, la vio sentada junto a Sydney, ambas habían hablado y se callaron apenas Richie anunció que habían llegado, qué "moría de hambre" y raramente Syd se ofreciera a buscarle algo de comida que había quedado en la tarde. Jo lo miró sin ningún problema en el rostro, no se veía molesta pero tampoco contenta de verlo y Carmy le mostró una sonrisa ladina sin mostrar los dientes. La chica solamente asintió y levantó el rostro cuándo Marcus entró con la bandeja llena de pedazos de pastel y helado, Jo sonrió de oreja a oreja y a Carmy le pareció divertido la forma en la que aplaudió festejando al panadero.
La mayoría comió en silencio, y Jo se deleitó y comió hasta el último pedazo antes de prepararse para irse. Carmy la vio salir de la cocina sin que ella lo notará, y también vio a la mayoría despedirse e irse a casa, Jo se había quedado en la oficina con su abrigo puesto y la bolsa colgada sobre el hombro, Carmy se acercó recargándose sobre la pared a su lado.
— No puedes tomar otra rebanada, es para la clientela —dijo cuándo notó el pedazo de pastel envuelto en una pequeña caja de plástico, Carmy asintió y se lo acercó, Jo miró la caja y luego a él—. Tampoco voy a pagarlo.
— No, lo compré. Me gusto así que llevaré una a casa, pero está es para ti —Jo tomó la cajita con confusión y le agradeció con un casi susurro—. Oye, yo...
Trago saliva nervioso. Sentía el tartamudeo en la garganta y casi se arrepintió de lo que había hecho sino fuera porqué Jo se quedó mirando directamente a la cajita mirando al pastel curiosa, no lo había mirado y agradecía que no porqué no hubiese podido hablar.
— ¿C-crees qué p-pueda com-compensarte por esa vez? —hizo su esfuerzo para seguir hablando y Jo estaba vez lo miró mientras pidiéndole que siguiera con un ademán.
— ¿Cuál de todas las veces, Carmy? —dijo mientras levantaba las cejas, su boca se cerró para apretar los labios en la línea fina.
— Te dejé plantada esa noche —Jo asintió mientras recordaba la noche perfectamente—. ¿Crees que está vez yo pueda cocinarte a ti y espera que no me dejes plantado?
Jo se levantó de la silla y lo miró unos segundos que Carmen sintió como una eternidad mientras ella lo analizaba y soltaba un suspiró largo.
— Bueno, quizás no te dejé plantado —Carmy la miró pasar por su lado con la cajita de pastel entre sus manos y la miró caminar hacía la salida unos pasos antes de voltear a verlo, nuevamente se tomó unos segundos antes de responder—. ¿El viernes en mi casa?
Carmy asintió mientras se pasaba la mano por la boca y Jo sin decir nada más se giró para retomar su camino. Lo último que escucho después de sus pasos fue la campanilla del lugar sonar por última vez en el día.
Después de eso Carmy se fue a casa, está vez pensando en una lista de vegetales y condimentos que tenía que comprar para el viernes.
GLOSARIO— Manual de supervivencia de cocina por Lily Berzatto, (yo).
* GOURMET. término que se utiliza para describir a alguien que es un amante de la buena comida y las bebidas de alta calidad. También se utiliza para describir alimentos y bebidas de alta calidad, preparados de manera especial, a menudo con ingredientes exquisitos y técnicas culinarias sofisticadas. Los productos gourmet suelen ser apreciados por su sabor, calidad y a menudo se asocian con la alta cocina. Es un término que enfatiza la experiencia culinaria excepcional.
( ! ) disfruta tu lectura, las palabras culinarias serán marcadas con * para agregarse a éste manual al final de cada capítulo.
© R-RIZZO, SWANN'S BOOKS
2023, THE BEAR SERIES BY FX
A CARMY BERZATTO FANFIC
¡Feliz día internacional del Chef! Por fin reviví, y está vez no porque no quisiera. Sino porqué he tenido muchísimo problemas con la aplicación y por fin pude terminar con todos ellos.
Primero que nada, quiero iniciar está nota con una agradecimiento por los dos kilitos de lectores y los 300 votos. Me quedé loca cuándo de la nada llegamos a los 2K, y estoy muy feliz de poder compartir está historia con ustedes.
Si ustedes leyeron mi anuncio anterior en mi perfil, supieron que éste capítulo debió haber subido hace dos días pero pasó una controversia con la faceclaim de Jolene y tuve que cambiarla por comodidad de los lectores y también la mía, su autora. Por ello, nuestra bella Camille Razat que deben conocer por "Emily In Paris" es nuestra nueva Jo, y YO SÉ QUE AHORA JO ES RUBIA, pero qué más da, tendré que cambiar varias cosas de los antiguos capítulos para que ahora pueda ser rubia y de ojitos azules. Igual, esto es solamente para los gráficos porque ustedes se pueden imaginar a Jo cómo más gusten, ¿cómo se la imaginan por cierto?
Ahora ya hablando del capítulo. Tuve que volver a iniciar con algunas cosas porque no podía llevar a un enemies to lovers a Carm y Jo, así que he estado trabajando en su relación como pareja actualmente y creo que el cambio ahora se va a centrar más en el crecimiento personal de ambos después de la pérdida de Mikey, porqué aún que The Bear sea una serie de humor negro, no quita que tenga tanta profundidad cómo un océano y quiero centrarme en eso. Pero no esperen que estos dos dejen de pelear como matrimonio con 4 hijos, nah, nah, esos se van a seguir agarrando del chongo pero ahora más tranqui y divertido.
Gracias, gracias por leer, los quiero mucho, y espero ahora si no dejar un mes sin actualizar, me había concentrado tanto en otras cosas que dejé a mi hijo prodigio sólo pero ya volví y penas suba éste cap, ya estaré escribiendo los dos siguientes. <<<3
— Lily, aka Swann.
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