v e i n t i u n o | n o t h i n g
La mirada de Jennie se dirigía a un punto muerto. No estaba concentrada, su mente estaba vagando por las mil y un galaxias a causa de Jisoo y su nuevo novio, el cual presumía a todos con una sonrisa.
─Muy bien chicos los veo mañana. Hagan sus tareas y vayan estudiando, que en pocos días hay examen ─la profesora Kwon Yuri se dirigió a todos sus alumnos de la última clase con una sonrisa.
Los chicos fueron guardando sus cosas para comenzar a desalojar el salón de clases.
Jennie solamente quería aventarse de esa ventana que estaba junto a ella para poder acabar con todo, incluso se veía tan tentadora la oferta de poder hacerlo.
La profesora yuri despidió a todos los alumnos con una sonrisa.
Jennie fruncio el ceño, se sentía frustrada consigo misma.
Su cabeza dolía a horrores, no había prestado la mayor parte de las clases atención y había estado evitando a toda costa ver a Jisoo.
No tenía el valor de ver a la chica que le gusta con su novio.
¿Por qué le pasaba eso?
─Excepto usted, señorita Kim ─ la mayor observó a la castaña quien no parecia estar bien ─. Quiero hablar con usted un momento.
Jennie miro a la profesora Yuri y asintió en silencio, sin quejarse.
─Esta bien, profesora Kwon.
Todos sus compañeros habían salido y el salón estaba completamente vacío.
─Ven, sientate aquí y me hablas de lo que pasó ─Colocó una silla al lado del escritorio para que la menor se sentará frente a ella ─. Hay cosas que he notado y me gustaría saber.
Jennie asintió para sentarse frente a la profesora quien le miraba con preocupación.
─¿Qué sucede Jennie? Tuvimos reunión los maestros y pudimos notar que no prestaste atención en clases ─La profesora estaba preocupada, no era para menos, una de las mejores alumnas estaba teniendo una recaída.
La pequeña Jennie se veía súper mal. Empezando primero por los ojos rojos y las bolsas debajo de ellos.
Se veían apagados, sin brilló.
Su cabello no estaba a bien peinar, sus labios y mejillas pálidas.
─Estoy bien profesora Yuri ─contestó segura, tratando de levantarse de su asiento.
Una mano en su muñeca la detuvo.
─Quiero que confies en mí, Jennie. Sea lo que pase, estaré aquí, ¿si?
Aquello hizo sentir algo incomoda a la menor pero asintió.
Se trataba de la profesora Kwon, ella es como una madre para todos a pesar de que es joven.
─Gracias, profesora Yuri.
»Lastima que no exista algo que me ayude a aliviar el dolor que siento.
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