T r e i n t a

Una temblorosa Jennie avanzo con temor, observando como la mayoría de los estudiantes estaban acompañados de sus parejas y círculos de amigas se encontraban riendo.

Estaba nerviosa, cada paso que daba su corazón sentía la adrenalina.

La música comenzó a sonar fuertemente en salón donde se llevaría a cabo la fiesta escolar para recaudar fondos para ayudar al instituto.

Bebidas alcohólicas, estudiantes bailando, otros besándose en las esquinas era el panorama del lugar.

Se sentía tan fuera de lugar, pero se sintió mal al no tener a nadie que la acompañase. Pudo evitar eso, porque Jiyong se había ofrecido a ir con ella, pero él no contaba, seguramente tendría cosas que hacer, no quería causarle problemas.

Algunas de las estudiantes "populares" (o como podría decirle) "fresitas" miraron a la morocha con burla y asco.

Poca gente sabía su secreto.

Claro estaba, que aquellas chicas sabían que la "rarita" Jennie, gustaba de las niñas, pero no habían dicho nada ya que estaban demasiado ocupadas yendo al salón de belleza o arreglando sus uñas y comprando ropa.

Todas unas creídas de lo peor, pero si quería permanecer sin problemas, tendría que pasar casi invisible.

Un suspiro cansado se escapo de los labios de la chica, apretando la chaqueta por encima donde se ubica su corazón.

Unas chicas pasaron frente a ella.

Miro su atuendo disimuladamente haciendo una ligera mueca. Tal vez no debió haber ido en ese aspecto.

Pantalones pegados a sus piernas de color negros, una blusa color azul marino y chaqueta de cuero negra.

No quiso usar vestido porque no creía verse "bien" en ellos. Pensaba firmemente que era de un 0.0% que se veían bien con vestidos.

Busco con la mirada a sus amigas, no era bonito estar solo.

— ¡Jennie! — grito una dulce voz llamando a la castaña quien se giro buscando con la mirada a la dueña de la voz.

─Por aquí ─Gritó otra vez.

Jennie sonrío cálidamente. Eran Rose y Lisa tomadas de la mano acercándose a ella. Había pasado bastante tiempo sin poder verlas.

─Creíamos que no vendrías ─Expresó Chaeyoung con preocupación ─. Has estado últimamente muy apagada y enferma que pensábamos que no podrías venir.

Era verdad, desde que Jisoo comenzó a salir con Changkyun nada había sido lo mismo.

— Estoy bien, rosita — menciono la chica tratando de que los nervios no le hicieran una mala jugada, estaba temblando de miedo. — Yo...he tomado una decisión.

Lalisa y Chaeyoung se miraron preocupadamente. Temían de la reacción de Kim Jisoo, pues era una chica que podría ser un ángel pero también el mismísimo demonio encarnado.

─¿Hablas de eso? ─Preguntó la pelinaranja con duda.

Jennie asintió.

— ¿Estás segura? — pregunto la rubia preocupada. — Es muy arriesgado Jenjen.

Jennie trago saliva pesadamente. Sabía que no era buena idea, claro estaba, pero no podía dejar pasar más tiempo.

Tengo miedo...— confeso bajando la mirada, quería llorar del miedo. Sus amigas le observaron preocupadas. — demasiado a ser verdad chicas, pero estoy cansada de ocultar lo que siento por Jisoo unnie.

Chaeyoung abrazo fuertemente a su mejor amiga mientras también luchaba por no llorar. Amaba demasiado a su mejor amiga.

─Se fuerte Jen, sea lo que sea estaremos aquí para apoyarte ─Trataba de animar a su amiga.


La moracha asintió, deshaciendo el abrazo para buscar a la mayor con la mirada. Ya era muy tarde para echarse atrás, si no lo hacía ahora, no lo volvería a hacer.

— Iré a buscarla — dijo la chica a sus amigas. — Yo...solo espero que no me odie. — sin más, se despidió de sus amigas quienes tenían un mal presentimiento de ello.

Jisoo no era una persona muy buena.

— ¿Crees que sea buena idea? — pregunto Chaeyoung a su novia.

Un suspiro salió de los labios de la rubia.

— Sinceramente no, pero nadie puede detener a Jennie cuando se propone algo.

─Debemos estar cerca, no quiero que le hagan algo malo.

─Esta bien.

Un suspiro cansador se escapo de los labios de una morocha al notar como su misión no podía avanzar. Tal vez el universo trataba de decirle que era una mala idea, que dejara aquello y regresará a casa con Chaerin para que hicieran galletas juntas y olvidará que eso pasó.

Jennie se sentó en una de las sillas cerca de las bebidas alcohólicas y aperitivos para reposar un rato.

Estaba cansada, cansada de todo, pero más, psicológicamente. Estaba destruida, Jisoo podría armar y desarmar su corazón a su antojo.

Trato de buscar a la mayor entre la multitud pero no logro ubicarla. Jisoo aún no se encontraba allí.

Tal vez podría ser que aun no llegaba o bien, estaba con Changkyun, su novio en alguna parte del instituto.

Un nudo se hizo presente en la garganta de la chica tan solo pensar en esa posibilidad pero por más que pensará en otras, esa debía ser.

Jisoo no podría estar con otra persona que no fuera ese chico.

Jugueteo con sus manos mientras decidía mirar a todos. Risas, besos, abrazos.

¿Por qué todos estaban tan felices y ella no?

¿Por qué no podía ser feliz como ellos?

¿Por qué el amor era tan difícil?

Quería ser feliz, Jennie deseaba con toda sus fuerzas poder ser feliz.

Unas voces alertaron sus sentidos cuando observo la silueta de Jisoo entrar con un vestido floreado color rosa, tomada de la mano del pelinegro, su novio.

Una opresión se hizo presente en el corazón de la chica al ver como la mayor y su novio saludaban alegremente a los invitados de la fiesta.

Era una tonta.

¿En qué estaba pensando al querer declararse a Kim Jisoo?

Era normal, era lógico, siendo la presidenta del club estudiantil, debía llamar la atención de todos.

Jennie miro las botellas de alcohol tratando de que nadie observara él estado en el que se encontraba. Sin dudar más, tomo en sus manos una de las botellas mientras que con otra tomaba un vaso de plástico de la mesa.

Necesitaba un poco de alcohol en las venas para olvidarse de la mayor lo más pronto posible. Se quiso maldecir por sentir eso, por ser así.

Tal vez no recordaría mucho luego de beber.


Las horas avanzaban y no dejaba de ver a Jisoo, quien estaba de lo más feliz con su novio y amigos.

No encajaría nunca con ellos.

¿Dolida rarita? — dijo una voz irritante y diversión llamando la atención de una borracha Jennie.

La morocha miro a el trió fresa con una mueca en su rostro, ¿Por qué esas estaban allí esas chicas con las que nunca había hablado? Las reconocía, eran conocidas de Jisoo.

— Déjenme por favor. — pidió la chica tratando de hacer que aquellas chicas se fueran. No quería problemas, lo menos que quería era llamar la atención o que todos se enteraran.

─No niegues que te gusta la presidenta, rarita ─aquello enmudeció a Jennie quien miro a aquellas chicas con terror temiendo por su vida en esos momentos ─. Hemos visto como la miras, lesbiana. Si supiera Jisoo de eso, sin duda te aborrecería de por vida, eres una asquerosa.

─Eres una enferma.

─Querrás decir, asquerosa ─Ye Ji observaba con asco a Jennie, le parecía asqueroso como miraba a Kim Jisoo.

— Deberías darte por vencida asquerosa...— dijo con desprecio Yeonwoo mirando de arriba hacia abajo a la morocha. — ¿Qué se siente saber que jamás le gustarás a Jisoo? Jamás podrás tener a Jisoo porque no eres un hombre, en cambio, eres una asquerosa lesbiana que gusta de ella.

Los ojos de Jennie se llenaron de lágrimas al oír esas palabras salir como cuchillas de la boca de la castaña. Su corazón dolió a horrores por eso, ni ebria podría olvidarse de Jisoo, ni ebria podía evitar sentir dolor.

Todo le daba vueltas, el alcohol la volvió vulnerable ante las palabras.

D-déjenme en paz...— pidió la chica levantándose de aquel rincón para tratar de escapar de aquellas chicas. — P-por favor, váyanse.

Debía irse de allí o si no podría explotar, quería llorar. Antes de poder dar un paso, una chica apareció frente a Jennie quien la miraba divertida. Yoo Jin bloqueo su paso mientras negaba con la cabeza.

Oh no Kim, las lesbianas como tú deben pagar por sus errores.

Sin esperar más tiempo, la chica fue sostenida por aquel trió de chicas quienes reían divertidas de la situación, los ojos de todos los estudiantes estaban puestos sobre ellas.

Nayun quien no espero más tiempo, le tiro encima a la morocha una bandeja de pintura azul que había preparado con ayuda de otras más.

Jennie cerró los ojos recibiendo aquel impacto de pintura encima de ella.

Gritos y risas no tardaron en hacerse venir.

Lisa y Rose miraron sorprendidas la escena, sin más corrieron para tratar de alcanzar a su amiga quien necesitaba de su ayuda.

¡¡Jennie!! — una voz desgarradora llamo su nombre. La chica miro la dueña de aquella voz con terror en sus ojos. Jisoo venía hacía ella con expresión preocupada.

No me mire de esa forma, unnie.

 Tanto que se había esforzado por arreglarse bonita para Jisoo y ahora que estaba tan sucia y lamentable, no quería que la viera de esa forma.

Jennie solo atino a correr lejos de allí mientras que por sus mejillas resbalaron lágrimas, mojándolas con él paso de los segundos.

Dolía.

Estaba cansada de sufrir solo por ser diferente.

¿Qué tenía de malo amar?

Había sido humillada de la peor manera frente a todos.

En frente de Jisoo.

Jennie solo corrió a su refugio sintiéndose destruida por lo sucedido.

Dolía tanto aquellas verdades que le dijeron todas esas chicas, era una enferma por amar a otra mujer.

Quemaba, quemaba a flor de piel aquellas palabras que le dijeron aquellas chicas pero eran ciertas.

La chica no se había dado cuenta que era seguida por una muy preocupada Jisoo quien trataba de alcanzarla.

¡¡Jennie!! ¡¡Jendeukie!! — gritaba la chica tratando de alcanzar a la menor.

Jennie se negaba regresar. No podía mirar a la mayor a los ojos.

Sin esperar más tiempo, llego al lugar al que quería estar para calmarse.

Solamente se dejo caer en el suelo, llorando mientras todo le daba vuelvas por lo que bebió.

— Jennie, no llores por favor. — trato de consolar la pelinegra a su menor quien no podía darle la cara para tratar de animarla. — Esas chicas son unas malditas víboras, juro que les volare la cabeza una por una por lo que te hicieron. — hablo Jisoo con el ceño fruncido a más no poder. La menor se encontraba hecha una bolita a fuera en la terraza del instituto en el último piso.

─No me mires unnie ─Trataba de alejarse, no quería ensuciar a Jisoo con la pintura.


─Calma, sabes que no es problema pequeña.

Jisoo abrazo a la chica. Jennie lloró abrazando a la mayor.

─Te ensuciaré.

Solo quería amar y ser amada, ¿acaso eso estaba mal? ¿Por qué era malo?

─La ropa se puede lavar.

Pudieron haber pasado una media hora para que la menor se calmara. El alcohol en sus venas no ayudaba mucho, ya que estaba comenzando a dolerle la cabeza a horrores y a darle vuelta todo.

— No llores Jennie... — susurro Jisoo acariciando los cabellos con olor a frutas de la más joven.

<Ahora es cuando Jennie, lo decidiste hace varios días>, se dijo en pensamientos la chica. Tenía mucho miedo, pero decidió arriesgarse.

— Unnie...por favor no me odies. — imploro la chica con el corazón lastimado.


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