59. Lay/Suho
Relami mis labios después de besar un poco su cuello y espalda, mis manos disfruta cada parte de su cuerpo húmedo gracias la lluvia artificial.
- Te haría el amor cada vez que desees, mi Suhito -. Mis manos bajaron a su miembro y empecé a estimularlo.
Los gemidos que soltaba era la mejor melodía que podía escuchar.
No quería que se quedé con esa erección, pero tampoco quería que no este cómodo en la cena con nuestros padres -. Quiero que puedas sentarte bien cuando llegues a la cena.
Empecé nuevamente a besar su espalda fui bajando a sus caderas y después a sus nalgas, lo voltee topandome con su miembro ya erecto, miré su rostro, sus mejillas estaban sonrojadas... Toqué con mi mano y luego aprete su glande -. Quiero probarte.
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No podía evitar ponerme de color cerezo cuando besaba mi espalda y acariciaba mi piel obscenamente.
- ¿Cada vez que yo quiera?
Pregunté gimiendo, comenzó a estimularme haciendo flaquear sobre mis piernas.
- ¿No lo haremos? -. Pregunté ansioso y casi caigo cuando comenzó con los besos otra vez -. Caminar... pfft -. Jadee intentando agarrarme de algún lado para no caer.
Me giró con brusquedad estando al nivel de mis caderas y me estremecí cuando vió y casi me desmayo cuando me acarició apretando mi glande, tomé sus hombros buscando apoyo para no caer cuando metió mi miembro en su boca.
- Aghj Lay... -. Jadee arañando su piel cuando su mano fue hacia mi trasero.
No entendía el potencial que tenia en sus manos para hacerme desfallecer en un suspiro pero lo disfrutaba con mi alma, me recosté en la pared acariciando su cabello y gimiendo su nombre.
El sonido hacia eco, su voz era gruesa y penetrante, era música, era la mejor sinfonía, esa que hacíamos los dos al gemir y fundirnos en nuestro propio universo.
Todo era mas claro entre esas paredes de cristal y era mas erótico de lo que jamás experimente. Era un pervertido. Lo sigo siendo.
- ¡Lay! Me vendré... -. Gemí inclinándome nuevamente cuando sentí sus dedos hacer tijeras en mi interior, jadeaba.
No me interesaba caminar si podia tenerlo dentro pero él difería de ideas, cuestionando si debería o no terminó por no hacer más que tocarme el culo mientras me hacia una felación, me derretía.
- Para... para me vengo... -. Gemí y sentí como me venía y mis piernas cedieron haciéndome recargar totalmente sobre Lay -. No quisiera ir... -. Susurré jadeante sobre su oido y me separé con mucho esfuerzo para no lastimarnos, necesitaba verlo y limpiar su rostro.
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