Home this Christmas
>>Home this Christmas<<
Es increíble como en un momento inesperado suceden muchas cosas, conoces personas inesperadas y formas lazos inesperados, lazos fuertes e irrompibles.
*~*~*~*~*~*~*~*
Su trabajo estaba terminado. Todo estaba listo.
Bajó la vista hacia una torre, notando que una hermosa y pequeña niña de largo cabello rubio le observaba asombrada.
Se acercó a la ventana.
—Espera... ¿Puedes verme? —preguntó el joven con esperanza.
— ¡Sí! —Exclamó la niña con emoción al hallar un amigo en la soledad de su habitación—. ¿Cómo te llamas?
Él no cabía en sí de la alegría, ¿enserio esto era posible? ¿Alguien de verdad lo podía ver?
—Jack Frost, ¿y tú? —el chico que sostenía un cayado sonrió.
—Rapunzel —respondió la pequeña rubia tímidamente.
—Rapunzel... Es un lindo nombre, ¿Estás esperando a Santa Claus?
La niña asintió con una sonrisa.
— ¿Puedo hacerte compañía? —preguntó aquel peliblanco desde la ventana.
Lo dudó por un momento. Él era un extraño, pero se sentía tan sola sin su madre y justo en Nochebuena.
—Por favor —respondió Rapunzel y Jack entró.
El joven observaba cada detalle de la habitación. Estaba llena de pinturas, creativas y muy hermosas para una niña de 10 años.
— ¿Tú hiciste todo eso? —El joven preguntó sonriendo.
Rapunzel asintió, tomó su mano guiándolo y le mostró sus pinturas, explicando que eran.
Jack sintió ternura al ver la alegría de la pequeña al señalar cada una de sus obras.
—Son muy lindas —dijo señalando una con una sonrisa—. ¿Qué hacías antes de que llegara?
La rubia suspiró.
—Miraba como caía la nieve —respondió Rapunzel caminando hacia la ventana—. Mi madre salió y regresará hasta mañana.
El tono de decepción que ocupó no pasó desapercibido para Jack.
Se acercó a ella.
—Creo que podré quedarme hasta mañana —habló Jack con una sonrisa haciendo que el corazón de la niña se acelerara—. ¿Qué edad tienes?
—Diez años, ¿y tú? —preguntó la pequeña rubia.
—Dieciocho, desde hace largo tiempo.
— ¿Eso es posible? —preguntó Rapunzel observándolo con sus brillantes ojos verdes llenos de curiosidad.
—En mi caso lo es —Jack sonrió.
—Si tú lo dices, ¿y cómo es que puedes hacer que nieve en cualquier lado? —la niña lo miró atentamente.
—Bueno, es una larga historia.
—Me gustan las historias.
El peliblanco sonrió.
*~*~*~*~*~*~*~*
Rapunzel suspiró recordando aquel día de hace siete años y sonrió.
Guió su vista hacia su madre quien arreglaba algunas cosas. Apenas eran las cuatro de la tarde.
—Madre...
—Dime, Rapunzel —respondió la mujer sin siquiera mirarla.
—... ¿Es necesario que salgas esta noche?
—Lo es querida —la mujer se acercó a abrazar a su hija—. Pero no te preocupes, mañana a primera hora estaré aquí.
—De acuerdo —la hermosa rubia lucía un poco decepcionada, pero ya se había acostumbrado a eso.
—Te quiero mucho mi niña —su madre la abrazó fuertemente y acarició parte de su bastante largo cabello.
—Yo te quiero más.
—Yo te quiero aún más. ¿Podrías ayudarme a bajar, querida? —habló Gothel mientras se colocaba una enorme y cálida capa.
Rapunzel suspiró y le ayudó con su cabello a bajar de la torre.
Miró como su madre partía y la despidió con la mano. Regresando al interior inspeccionó que ningún detalle faltara en el árbol, incluyendo el regalo situado abajo de él.
Sintió el suave viento rozando sus mejillas y sonrió corriendo hacia la ventana.
Lo vio volando en el cielo mientras nieve comenzaba a caer.
— ¡Día Nevado! —exclamó Jack mirando hacia abajo.
La rubia agitó su mano saludándolo y él bajó hacia la ventana.
—Hola rubia —el espíritu del invierno le dedicó una sonrisa divertida.
—Hola Jack —los ojos de Rapunzel brillaban al mirar al joven. No lo esperaba tan temprano.
— ¿Puedo pasar? —preguntó el ojiazul y la chica le permitió el paso.
—No te esperaba, ¿Qué te trae por aquí?
—Sabes que siempre vengo a visitar a la persona más especial para mí —dijo el peliblanco admirando las nuevas pinturas que relucían en la galería de Rapunzel, mientras el corazón de ella se aceleraba a un ritmo desconocido.
—Lo sé, pero no te esperaba tan pronto.
Jack miró hacia la ventana. Quizá hoy fuese el día... Tenía un motivo especial pero...
—Vengo a divertirme un rato, vamos —el joven señaló afuera con la mirada.
—No Jack... sabes que mi mamá...
—Tu mamá volverá hasta mañana —sonrió y extendió su mano hacia ella—. Vamos.
Rapunzel vio su mano dubitativa. No era la primera vez que lo hacía, ¿Por qué no hacerlo otra vez?
Sonrió y tomó la mano del peliblanco.
—Esa es la Punzie que me gusta —Jack sujetó a la rubia de la cintura y ella se ruborizó al ser cargada por el chico, se aferró a su cuello mirando con temor la altura a la que se encontraba.
—No me dejes caer Jack... No como hace tres años.
—No te dejé caer... No tocaste el suelo, además no me arriesgaré a que dejes de hablar por una hora. Extraño tus pláticas, parlanchina.
La joven infló sus mejillas en un puchero.
—No soy parlanchina.
Jack bajó hasta el suelo que se encontraba cubierto de nieve. Rapunzel se separó de Jack y no dudó en tomar un poco de nieve.
El peliblanco estaba distraído mirando hacia el cielo cuando sintió el impacto de una bola de nieve sobre su cabeza.
La risilla de Rapunzel provocó una sonrisa en su rostro y con sus poderes contratacó a la chica.
Pronto ambos jóvenes se enfrascaron en una dura guerra de bolas de nieve, que había durado gran parte de la tarde, y donde claramente el peliblanco llevaba la ventaja.
— ¿Te das cuenta de que es una pelea injusta? —preguntó Rapunzel escondiéndose detrás de su torre para evitar los golpes de nieve.
—No es injusta... Tú declaraste la guerra, tú tienes la culpa —respondió Jack fallando en un tiro hacia Rapunzel
La rubia rio y volvió a lanzar una bola de nieve en la cabeza de Jack.
El peliblanco sonrió misteriosamente mientras volaba hacia otra dirección.
La ojiverde lo buscó con la vista, sosteniendo en su mano derecha una bola de nieve, sintiendo repentinamente unas manos haciendo cosquillas en su cintura y subiendo a sus costillas.
— ¡Para, Jack! —ordenó Rapunzel entre risas comenzando a retorcerse en los brazos del chico.
—Nope.
— ¡Por favor! —la joven continuaba hablando entre risas y seguía moviéndose, trastabilló.
Rapunzel cayó llevándose consigo a Jack, quien ahora se encontraba encima de ella.
Ambos dejaron escapar unas risas para después mirarse profundamente a los ojos.
De manera involuntaria la rubia acarició el cabello del chico sin apartar la mirada de sus profundos ojos azules.
Él paseó su dedo índice delineando su rostro con delicadeza. Sonrió.
—Creo... Creo que es hora de comer algo —habló Rapunzel ligeramente ruborizada colocando sus manos sobre el pecho de Jack, apartándolo delicadamente.
Él sonrió y se levantó ofreciéndole su mano para que ella hiciera lo mismo.
*~*~*~*~*~*~*~*
— ¿Lo preparaste tú? —preguntó Jack bebiendo un poco de chocolate caliente.
Rapunzel asintió.
— ¿Qué te parece?
—Está delicioso —contestó Jack—. ¿Podría servirme otra vez?
—Claro.
La rubia sirvió un poco más de la bebida en la taza del peliblanco.
Él chico tomó unas cuantas galletas preparadas por la joven.
Observó como Rapunzel acomodaba un poco de leña en la chimenea y notó como empezaba a oscurecer.
Jack cerró las ventanas.
— ¿Qué le pediste a Norte este año? —preguntó el ojiazul.
—No te lo diré —respondió la chica de largo cabello con una sonrisa.
— ¿Qué? ¿Por qué no? —reclamó Jack confundido.
—Porque no.
El peliblanco no estaba convencido con esa respuesta y bufo.
Después de la merienda ambos se sentaron cerca del árbol. Mientras Jack contaba sus anécdotas durante sus viajes repartiendo inviernos por el mundo, Rapunzel imaginaba cada una de esas historias deseosas de vivirlas por sí misma.
El ojiazul platicaba lo que veía y oía, le encantaba ver como los ojos de la rubia brillaban de curiosidad y asombro.
—Punzie... En cuanto cumplas dieciocho te llevaré a conocer distintos lugares del mundo, lo prometo.
— ¿Harías eso por mí, Jack? —preguntó la chica con alegría.
El peliblanco sonrió.
—Por supuesto.
Rapunzel le dedicó una sonrisa.
—Tengo algo para ti —dijo la ojiverde acercándose a su árbol navideño.
— ¿Para mí? Punzie, no debiste molestarte.
La rubia tomó un regalo.
—Quisiera agradecerte por tu compañía desde hace tiempo, así que toma... No es mucho realmente.
—Hey, cualquier regalo que venga de tu parte es lindo.
La joven entregó el presente.
— ¡Feliz Navidad, Jack! Espero te guste.
El espíritu del invierno tomó el obsequio en sus manos.
— ¿Tengo que esperar hasta mañana? —preguntó el joven haciendo un puchero gesto que le pareció tierno a la rubia.
—Así son las reglas.
—Al diablo. Las reglas se hicieron para romperse —dijo el peliblanco provocando una risa en la chica y comenzó a abrir el regalo.
Encontró una bella y bien hecha bufanda en color azul.
Sonrió con cariño.
—Es hermosa Punzie... Muchas gracias.
La rubia se ruborizó.
—No es nada Jack... Sólo un pequeño detalle.
El ojiazul tomó su mano con sonrisa.
—De verdad gracias.
Rapunzel observó por un largo rato sus manos unidas.
Alzó su mirada hacia Jack y descubrió que estaba más cerca de lo que pensaba.
Ella comenzó a acercarse más, llegando a un punto en el que podía sentir claramente la respiración de su amigo.
—Jack, yo... —Rapunzel miraba los labios del albino.
—No digas nada —La calló el joven a escasos centímetros de sus labios—. Sólo dej...
Frost no terminó, pues la rubia había terminado con la distancia entre ellos juntando sus labios con los de él, moviéndolos torpemente.
Fue entonces cuando supo lo que realmente quería y comenzó a guiar el beso con suavidad.
Tomó a la joven de su espalda, acercándola hacia él. Ella suspiró y enredó sus brazos alrededor de su cuello, dejándose llevar por las sensaciones que la acción le provocaba. Oh, Jack le daba su primer beso.
Jack intensificó el beso pidiendo permiso con lengua para entrar a su boca y Rapunzel permitió el paso.
El peliblanco no pudo evitar sonreír y se dejó caer en el suelo junto con la rubia quien soltó una risa suave.
Lentamente un papel situado en el árbol cayó al suelo...
"Querido Norte...
Sabes que he tratado de portarme lo mejor posible, sólo desobedecido a mi madre un par de ocasiones quizá, no suelo actuar en su contra y respeto sus decisiones.
Me considero lo suficientemente apta para pedirte un regalo este año, así el mejor regalo que podría tener sería un beso.
No un beso cualquiera, el beso de esa persona amada, esa persona que hace latir mi corazón como nadie más, él que ha estado a mi lado siempre, y no me abandonado. Él que me ha cuidado como un hermano, ha jugado como un amigo y se ha convertido en un mejor amigo, que me ha conquistado con el paso de tiempo.
Dame el valor para demostrarle mis sentimientos y más tiempo para disfrutar de su compañía.
Con cariño, Punzie."
*~*~*~*~*~*~*
Fers, ¡Feliz Navidad! <3 Espero de kokoro sis que te rodees de todo lo bueno, porque tú eres una maravillosa personita <3 Espero me disculpes por la brevedad del fic, tú más que nadie sabes lo que pasé, una etapa un poquis difícil, y siempre permaneciste a mi lado apoyándome :3 Sé que esto no se compara a lo que realmente mereces beffita, pero aun así te lo hice con mucho, mucho amor.
Te quiero muchísimo <3
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