"AVECES NO HAY OTRA ALTERNATIVA, MAS QUE TERMINAR CON UNO MISMO"

Ya el nuevo día había llegado, era una tranquila mañana y algunas aves cantaban afuera con tranquilidad... No era un día tan ocupado, casi nadie tenia nada que hacer excepto los de mayor autoria, estos habrían sido avisados en la mañana de que era "necesaria" su asistencia en un supuesto discurso público que habría en el centro de la ciudad

Allí estaba la de hebras moradas explicándole a la joven de naranjas cabellos a dónde iría y porque se ausentaría la mayor parte del día

-¿Comprendes?- Pronunciaría la mayor antes de salir del cuarto, obviamente volvería a encerrarla lo que no molestaba mucho y era lo mejor que podría hacer después de todo... Al no escuchar ninguna respuesta le haría unas preguntas antes de salir -¿Tu madre estará ahí?-

La joven la miraría unos segundos para luego responderle -No, papá tampoco están en una misión... Por eso estoy aquí- Miraría abajo, esa niña estaba más abandonada por sus padres de lo que podrían esperarse -Tampoco es que me importe....-

Antes de salir aquella de ojos grises la miraría quizás con lastima, tenía sentido su pesada actitud. Había aprendido lo peor de sus padres y podría decirse que estos tampoco le enseñaron nada bueno...

La mayor saldría por completo de la habitación y la cerraría con llave otra vez, caminaría por los pasillos para terminar llegando a la entrada donde la esperaban aquellos tres para que pudieran irse ya

No antes de subirse al vehículo en el que irían, aquella femenina lo miraría un minuto algo incrédula -¿Cómo sigue funcionando está cosa? Lleva aquí desde antes que llegara-

El de cabellos marrones la miraría fastidiado por la "terrible ofensa" que le habían hecho a su coche -Asegúrate en cubrirte las raíces rubias antes de decirle algo a mi cosita- Hablaría sobre actuado mientras colocaba una de sus manos en su cintura y la otra en el capo del coche -Y ahora que lo pienso, haz lo mismo tu Sebastian- Señalaba a el de ojos verdes que al igual que con la de cabellos morados, el color original de si cabello se empezaba a notar

No dirían más nada para luego subirse al auto, conduciendo obviamente estaría el de ojos azules y junto a este de copiloto el rubio mirando una revista vieja que había tirada en el maletero, atrás estarían los otros dos con cada de aburrimiento

La femenina miraría la revista que sostenía el de ojos aguamarina con curiosidad, notando que no era la cosa mas normal del mundo -¿Que lees Can?-

Aquel le miraría un momento para luego lanzarle la revista, para luego está tomarla -Mhm... Si cariño es una de esas- Fijaría su vista a delante una vez más mientras aquella empezaba a ojear aquella cosa

Miraba algunas páginas sin nada interesante, pasando las rápido sin terminar leyendo de que hablaba cada una -Ew.... ¿¡Que mierd... hacia esto aquí?-

El rubio reiría al ver la cara de aquella, tenía una verdadera cara de asco. Podría ser tanto por el contenido de aquella revista o también por lo bastante "usadas" por así decirlo

Después de aquello la femenina pondría la revista a un costado, siendo está tomada por el de cabellos menta que no tenía idea de que tenia aquella cosa y terminaría con el mismo resultado que con la anterior

-Tenían que ser- Diría aquel que tenia la revista en manos, procediendo a abrir la ventanilla del coche y tirar por allí aquella cosa

El de marrón cabello no prestaría atención a lo que hacían hasta lo anterior ocurrido, dando un frenazo y bajando con prisa de aquel auto -¡Me cago en vuestra puta madre!- Diría algo molesto mientras buscaba aquella cosa

El rubio reiría a lo bajo mientras los otros dos estarían muriéndose a carcajadas internamente, sus miradas tenían gracia

-¿Porque el obispo quiere recuperar la revistita del señorito aquí presente?- Hablo Emilian en un tono burlón para luego recostarse en las piernas del que estaba junto a ella

Aquel que se había bajado del coche volvería a subirse con la revista en manos, guardando está en la guantera y cerrando aquella después -No es de el, es mía- Respondió alterada para volver a encender el auto -Y tu...- Señalaría al rubio con enojo -No vuelvas a coger cualquier cosa sin preguntar y menos dársela a estos dos-

Así comenzaría de nuevo el viaje, claro que ninguno había notado la hora y que podría ser que llegarán tarde

Eso que el que conducía pregunto la hora, a lo que le respondería el que junto a el estaba sentado que eran las "10:30" haciendo que este apretara el acelerador porque al parecer llegarían muy muy tarde y eso no era bueno

Asi después de más o menos una hora llegarían al centro de la ciudad, a una alta velocidad y seguramente una multa por exceso de velocidad parquearían el coche a un costado de la calle, para salir de este luego

Verían una pequeña cantidad de personas bueno tres de ellos mirarían esto ya que el rubio se había quedado en el vehículo con la escusa de cuidarlo, más bien este iba intentar abrir la guantera

Se quedarían parados al fondo mientras esperaban aquel aburrida y patético discurso, ni siquiera sabían que hacían allí o quien les había invitado... Su curiosidad había sido más fuerte que su lógica esa vez

Un silencio comenzó a inundar el lugar, ya empezaba a iniciar todo... Aquel que hablaba decía las cosas apenas pensando en sus palabras, era desagradable el escuchar como ni el mismo se creía sus palabras

Justificaban lo mal que estaban con la guerra o incluso culpaban a los lugareños por no esforzarse en sacar a delante a su país, era algo que hacía arder la sangre. Daban ganas de romperle la cara

De repente se escucharía un fuerte estruendo y una molesta nube de polvo cubriría el lugar, dispersándose a la segundos

Lograrían apenas divisar algo por lo rápido que terminó la gente corriendo, llamando a emergencias y algunos otros petrificados sin saber que hacer

Y así como paso por la mente de ellos, se vio la situación tal y como podría pensarse... Había ocurrido una explosión donde se encontraba justamente el que daba el discurso, uno de los grandes. La pared del fondo, el suelo y las personas más cercanas estaban manchadas de rojo, bueno aquellas más cercanas que lograron salir ilesos

Mientras ocurría eso el de cabello menta miraría al frente quieto, apenas y se escuchaba su respiración, había entrado en trance hasta que la femenina sacudió sus hombros en señal de que tenían que irse de allí y rápido

-¿¡Me explican que acaba de pasar!?- Gritaría levemente el de ojos azules, y mayor de los tres mientras corrían fuera del sitio -Algo muy malo paso aquí... Esto no fue un accidente- Empezó a preguntarse mentalmente si su hermano tendría algo que ver con eso y lo más posible es que así fuera

La femenina notaría la mirara perdida del de ojos verdes, no eran buenas esas reacciones -Corramos al coche más rápido... No sabemos si algo más pueda pasar-

Siguieron así un minuto o menos hasta llegar al coche y subirse a este corriendo, no eran los únicos desesperados por irse, había mucha gente por allí también haciendo lo mismo

Se subieron rápido al vehículo asustando al rubio que revisaba los papeles en la guantera de este, solo le miraron unos segundos y arrancaron el coche solo pensando en salir de allí

El rubio no le importaba preguntar hasta que vio por la ventanilla el humo saliente de el lugar del discurso, la gente corriendo y lo asustados que parecían los otros tres -¿Que... Paso?- Murmuró, aunque en respuesta solo encendería la radio la femenina que aún intentaba calmar a el de cabellos mentas que no se veía muy bien

-Perdón por interrumpir el programa pero... Se nos a dado a entender que ha ocurrido una explosión, saliente de un posible ataque terrorista en la plaza central de la ciudad...- Aquella locutora pausaría sus palabras antes de continuar -También damos la mala noticia de que el general del ejército de nuestro país estaba presente dando un discurso sobre los recientes problemas con Satania, por desgracia no a sobrevivido... Daremos más noticias en los próximos minutos-

El auto quedaría en silencio, no había nada que hablar... Era suficiente la cara de horror que el rubio había puesto y el presente ataque de pánico que tenía el de ojos verdes en el asiento trasero

-Ya... Ya... Todo está bien- Le diría la femenina a aquel que ahora tenía una respiración pesada y su vista perdida -No pasa nada...-

Así encendería la radio cada cinco minutos, les era de importancia saber que había ocurrido... Y pensar en que podía pasar después

Aquel rubio pecoso caminaría junto a el de ojos azules y algunas otras personas, iban con tranquilidad pues su plan había comenzado

Dispondrían a entrar a unas oficinas del estado, allí trabajaban algunas personas especialistas en la economía del país... Algunos ladrones

-Cuando entremos... Sabes que hacer- Diría el que estaba junto al heterocromatico con un tono sutil o incluso coqueto mientras tocaba delicadamente el hombro de este -Cuando entremos... Sabes que hacer-

El rubio asentiría dispuesto, y luego patearían la puerta del lugar entrando a este con armas en mano... Ordenando un silencio inmediato no sin antes dispararles a algunos que intentaron huir

Apenas y todo empezaba... Estaban en guerra ahora

Mientras aquellos que habían huido del lugar por así decirlo llegarían a la iglesia otra vez, no habían ido a toda prisa por intentar escuchar la radio. Incluso pensaron parar en el hospital por lo inquieto que estaba el de pelo menta

Se bajarían del auto y procederían a entrar al lugar con preocupación en sus rostros, pasarían a sus cuartos aburridos con excepción de la de ojos grises que acompañaría al de verdes ojos a su cuarto

-¿Seb? ¿Que haces?- Preguntaría la femenina preocupada al ver como aquel rebuscaba algo en el armario -Quizás necesitas tus pastillas...-

Este le diría un rotundo "no" a la vez continuaba buscando lo que sea que buscará, así terminaría sacando una botella que estaba bien escondida en el armario, colocando esta sobre el escritorio de la habitación para luego verter el líquido de aquella en un vaso

Ella solo dio un suspiro cansada, para acercarse a el con una mirada poco contenta -Ni lo pienses- Miraría el vaso con una mirada seria, y su voz no sonaba nada feliz -No vas a calmarte con eso-

Este la observaba un poco, no sabía que reaccionar hasta que habría un cajón del escritorio sacando una caja de cigarrillos para dársela a la fuerza a femenina -Me los agradeces luego- Y si podía decirse que la había sobornado

Ambos se sentarían en la cama del cuarto no sin antes haber abierto la ventana, mientras aquel de ojos verdes sostenía ese vaso con seguramente alcohol, la femenina tenía un cigarrillo encendido del cual daba una que otra calada

-Que buen trabajo haces como ángel- Hablo aquel mientras se llevaba el vaso a la boca y tomaba un poco de aquel líquido -Dejándote convencer por una caja de cigarrillos-

La de ojos grises suspiraría, no espero que se fuera a burlar de ella con ese desliz -Yo no soy un ángel Seb-

Aquel no respondería nada solo miraría había la ventana aburrido -Sabes... ya eres uno para mi- Diría después de guardar silencio un poco -Puedes ser hasta mi religión si quieres-

Ella sonreiría un poco y recostaría su cabeza en el hombro de aquel -Es más fácil solo decir te amo ¿Sabes?-

El dejaría el vaso ya vacío hacia un lado mientras pensaba que responder -Eso no es creativo... Me gusta más decirte la verdad- Murmuró haciendo sonreír un poco a la de cabello morado

Era una linda escena, interrumpida por el maullar de un gato que se alguna manera había entrado a la habitación por la ventana abierta, este llamaría su atención a pesar de que aquel felino ya había recorrido medio cierto hasta subirse en la cama con ellos

-¿Cómo llegaste hasta aquí? Al parecer ya aprendiste a subir por las ventanas ¿Eh Asmie?- Hablo al gato aquel de ojos verdes mientras dejaba el vaso en la cama y procedía a acariciarlo

La femenina lo vio con algo de gracia, no porque le hablara al gato más bien por darle un apodo extraño -¿Asmie? ¿Es enserio?- Pregunto mientras veía como aquel felino de pelo negro ahora se subía sobre sus piernas -Tantos apodos que podías formar con su nombre...-

El otro no haría caso a lo que ella decía, solo prestaba atención a como el gato caminaba de un lado a otro por la cama sin decidirse a donde ir -Mi gato mis regl...- Dijo algo decidido, o hubiera dicho si el gato no hubiera maullado interrumpiéndole

-El sabe que fui yo quien lo compro- Dijo entre algunas risas la de cabellos morados al ver la cara que le había puesto aquel al gato

Y si, el de pelo menta seguía mirando al cara con algo de ¿Enfado? Quizás era momentarío pues después solo dio un suspiro cansado, no podía enojarse con ese pequeño mal augurio y menos si era suyo

Ya había llegado la tarde, supuestamente la madre de Robin estaba a poco de llegar a recogerla después de estar esos dos días en una supuesta misión

Así fue, aquella llegó y estaba parada en la portada del lugar mientras hablaba con la de cabellos morados, no era la mejor charla del mundo pero algo era algo

-Bien Emilian...- Estaría hablando la que al igual que su hija tenía cabellos rojos o más bien estaba por hablar hasta que la otra la callo

La miraría sin mucho que decir, no hablaban hace años así que no era el mejor ambiente -No es necesario que hables mucho, tu cara me dice que ni vivir quieres-

La otra se quedaría quieta un segundo, ya no le salía bien ni fingir la voz -Vale, espero no tener otra misión en estos días.... Me preocupa que al le pase a Robin- Hablaría preocupada, definitivamente pasaba algo nada bueno -Cambiando el tema ¿Que tal todito?-

La de ojos grises solo respondería un "aburrido pero no más que tú matrimonio" ese había sido un golpe bajo realmente -¿Después de años entendiste el porque no puedes acostarte con alguien seis años mayor que tu?- Poseía una mirada retante, sabia que la de ojos ámbar no era tan estúpida como para contestar algo

-Tsk...-

La conversación hubiera continuado si no hubiera salido la hija de aquella militar de dentro del lugar

La de ojos grises se sorprendería un poco al haber observando cómo aquella había salido, si aún no había ido a abrir la puerta del cuarto

La joven pasaría junto a su madre sin siquiera saludarla, pues al parecer no eran una familia muy feliz. Hasta al final irse del lugar sin demasiadas palabras, permitiéndole a la de ojos grises dar un suspiro pesado para después entrar, con un seguro torbellino de pensamientos en la mente

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