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"AL FINAL NO HAY NADIE TAN FUERTE, YA QUE NI SIQUIERA LOS ÁNGELES PUEDEN RESISTIRSE A EL MAS IMPURO REGALO DE LA VIDA"
Las mañanas suelen llegar con calma, despertando a las personas con los rayos de sol en sus ventanas o con leves toques en sus puertas
Podría decirse que era algo aburrida la rutina en esos primeros minutos del día, solamente despertar y arreglarse lo suficiente o no para verse al menos un poco decente al salir. Oh al menos eso era lo que siempre hacían todos ellos en la mañana
Luego salían de sus habitaciones justo a las 7 AM, o incluso un poco antes para luego dirigirse tranquilamente al comedor para el desayuno. A pesar de ser menos de 20 personas ya les era común sentarse en esa amplia mesa que quedaba bastante vacía
Así era en esos instantes, todos sentados en el mismo orden de siempre, con más de la mitad de las sillas de la mesa vacías pero aún así algunos con una gran alegría y otros aún con sueño. Solo queriendo desayunar en paz y empezar su "monótono" día
-Emmm...- Apenas pronunciaría incomodó y aún con sueño el de ojos azules de marrón cabellos Michael -¿Podría alguno de todos decir al menos algo? Así hacen menos incómodo el ambiente...- Sus palabras cansadas daban a entender que aún seguía algo dormido, para que justo al terminar de hablar todos lo miraran haciéndolo incomodar más
-Ya hablaste tú ¿Para que sería necesario que nosotros dijéramos algo ahora?- Una de las presentes en la mesa, haciendo más incómodo de lo que ya era el ambiente
Todo se quedaría en un bastante molesto y de nuevo incómodo silencio haciendo que todos se quisieran parar e irse de allí, y fue justo eso lo que pasó... La mayoría se levantó, para huir de al situación urgentemente y fingir que tenían que hacer cualquier cosa
Al final en la mesa solo quedaron siete personas, entres esas el que había provocado todo lo anterior
-Bueno, eso salió mal- Pronunciaría tenue la voz del de ojos verdes que también se había quedado mientras se acomodaba los lentes -Seria mejor que a la próxima hablaras menos Michael-
El mencionado suspiraba cansado mientras giraba los ojos, quizás estaba insultando al otro mentalmente o a él mismo
Y justo parecía querer decir algo cuando alguien se adelantó a sus palabras -Seria mejor que no hablaras nada- Entraría en la conversación el rubio que por algún motivo estaba justamente sentado al lado del de ojos azules -Aunque quizás nos estamos tomando esto muy enserio- Giro leve su cabeza levemente para mirar al otro junto a él, observando lo cansado que estaba ya de todo
Y después de eso el silencio volvió a traumar el lugar, terminado su desayuno algunos ya levantándose de sus asientos, yéndose de últimos el rubio y la de ojos grises
-¿¡Es necesario!?- Una voz algo irritada se escuchó, era aquella de ojos grises, que enserio odiaba tener que estar presente en las misas pero al parecer está vez era necesario o quizás solo era alguien muy obvio queriendo molestarla -¡¿Acaso no tienes ni idea de como odio esas cosas?!- Seguiría con sus reclamos sin cuestionarse antes lo que iba a decir
Un leve "shh" la haría callarse un momento -Calma Emilian- Le respondería el de cabellos menta mientras miraba su rostros de "No quiero ir a esa mierda" -También me jode mucho ir allí, pero tengo que hacerlo y está vez es necesario que estés allí-
Ella suspiraría pesado ya que no tenia mas opciones que aceptar - Al menos dime ¿Que tonto versículo dirás?- Sonaba aburrida y sin otro remedio más que ir
-Peccatum, te quiero allí porque eres la viva imagen de los pecados- Diría burlesco el de ojos verdes haciendo enojar un poco a la femenina
Ella solo daría un suspiro mientras intentaba suprimir las ganas de contestar fallando en el intento -Claro, lo dice el que cada noche se vuelve un maldito hijo de puta sediento de sexo- Dijo sin pensar mucho en sus palabras, aunque se daría cuenta de lo que dijo algo tarde
-¿Imaginas que solo alguien te hubiera escuchado?- Hablaría el de ojos verdes mientras se acercaba a ella, no muy feliz que digamos -Se que ser discreta no es lo tuyo, pero tampoco para tanto- Ya estaría a poca distancia o prácticamente ninguna distancia de ella
-De igual forma no mentí ¿Y acaso crees que me importa que me escuchen?- Hablo la femenina con calma, además de que el otro ya la había agarrado sutilmente por los hombros
Este mismo después de eso le daría una pequeña mirada de "Cállate" logrando que la de cabellos morados se pusiera algo tensa -Respondeme...- Pronunciaría mientras se acercaba un poco más a esta -Si soy yo el sediento por placer carnal ¿Porque tomas tu la iniciativa casi siempre?- Pregunto en un pequeño susurro
Aunque era mejor que no dijera nada decidió contestar de una forma algo parecida a como el había hablado anteriormente -Pues... Si yo no lo hiciera ¿Quien más lo haría?- Empezaría a decir cómo bastante confianza en sus voz pero al mismo tiempo con el miedo de hablar de más -Ademas, no es que tú seas un santo- Hablaría restándole importancia a lo que acababa de pasar
Ahí quedaría el asunto por el momento, después de todo tenían una misa a la que ir
¿Realmente era aburrido hacer esas cosas? Si, era peor tener que supervisarla o incluso hacerla que estar presente por voluntad propia en ella. Y a pesar de que la de ojos grises realmente no tenía porque estar allí lo estaba... Obligada claro
-Eso un honor tenerlos aquí, en esta nueva mañana- Diría Sebastian intentando no sonar aburrido de repetir la misma frase todas las mañanas -Hijos e hijas míos- Estaba ya bastante cansado de lo mismo, y apenas iniciaba por el día de hoy -Espero que estén bien en esta nueva mañana que nos brinda Dios- Intentaría sonar algo alegre con sus palabras pero sonaba sobre-actuado a niveles extremos
La de ojos grises miraba sin ganas la escena, no tenía sueño alguno pero estaba segura que se dormiría en algún momento por tanta plática sin sentido
Entonces el peli menta empezó a hojear el libro buscando lo que tenía preparado para decir hoy, pasaba páginas intentando no parecer desesperado ya que no recordaba dónde estaba esa cosa, hasta que por mera casualidad llegó a la página exacta -Bien, hoy tendremos algo muy importante que hablar- Hablo mientras miraba el libro frente a el -Todos conocemos perfectamente Peccatum ¿No es así?- Le preguntaría a las personas presentes consiguiendo algunos murmullos diciéndole "si" -Hablaremos de eso hoy...-
Un pequeño silencio habría en el salón poniendo nerviosa e impaciente porque ya todo terminara a la de cabellos morados, está solo intentaba encontrar una forma de escaparse del lugar
-Peccatum 1.26: No importa cómo sea, quien lo habrá cometido o porque lo habrá hecho, cada pecado puede ser perdonado por nuestro señor solo si nos arrepentimos de nuestros actos, el puede sanarnos de todo ese mal... Solo si no volvemos ni siquiera a pensar en cometerlos otra vez, al perdona todo y nos permitirá a entrar a su reino de los cielos... Siempre y cuando dejemos de ser impuros- Terminaría de hablar apenas entendiendo el trabalenguas que había dicho ¿Que era realmente pecar? Y... ¿Porque debería arrepentirme de hacer algo que quise hacer? Se preguntaba mientras pasaba la página para leer otra de esas cosas -Solo el sabe lo que hicimos, observa lo que cometemos y claro que nos juzga por eso, pero a la vez nos perdona- Pronunció algo serio está vez mientras miraba a las personas y proseguía a seguir
Al mismo tiempo, la de ojos grises empezaba a imaginar cualquier cosa que la sacará del aburrimiento y la situación actual, aunque a veces el imaginar cualquier cosa se va de el objetivo de quitarse el aburrimiento. Así pasó de pensar en algún chiste malo que divagaba por su mente en algún momento a escenas sugestivas que no eran cosas muy correctas para pensar en ese momento
"Maldición" pensaría mientras intentaba pensar cualquier otra cosa pero justamente ahora era imposible, su imaginación siempre había sido su peor enemigo, solo logrando que está apretara sus piernas intentando suprimir un poco lo que estaba sintiendo entre estás. fallando su intento ya que la fricción que ocurría al juntarlas le provocaba un gratificante satisfacción que únicamente lograba que imaginarás más cosas fuera de lugar
Así pasó un rato ya cansándose de tan poco que podía ayudarse a sí misma, aunque demasiado para estar en una sala llena de gente y no para empeorarlo en medio de la maldita misa
Y si el peli menta seguía hablando de manera seria ahora sobre las diferentes cosas que tuvieran algo que ver con aquel dichoso versículo que había leído, y obviamente se había dado cuenta de los problemas de la femenina ya que esta estaba sentada en una de las bancas de al frente -Entonces queridos hijas e hijos míos ¿Es tan malo el pecar tan vilmente?- Hablaría en ese tono autoritario que hacía que la situación de la otra empeorará -¿Acaso es tan difícil para nosotros suprimir nuestros impuros deseos? ¿¡Acaso nos es imposible controlarnos!?- Parecería exaltado mientras decía lo último, realmente estaba metido en el papel
-Y al final creemos que el no perdonará cada cosa que hagamos si nos arrepentimos- Está vez su voz habría dejado de sonar exaltada, pero aún hablaba de manera seria -¿No sería mejor evitar estás cosas? Ser sus educados y angelicales hijos, hijos que respetan a su padre- Terminaría de hablar cerrando el libro con algo de firmeza haciendo que esto resonara en toda la sala -Eso es todo por esta mañana, espero volver a verlos en la tarde-
Así terminaría esa molesta cosa, haciendo que la de ojos grises se levantará de su asiento algo digamos incómoda, y quién no iba a estarlo después de eso
Así Sebastian iniciaría una pesada mañana en el confesionario como cada día, este era el único que hacía eso. Ya se volvía una pesada monotonía el hacer eso tres veces cada día
Este estaría esperando la llegada de alguien a la habitación al lado de la de el, aún no llegaba nadie y esperara que no lo hicieran, hasta que una puerta se habría y no era la de al lado más bien era la de el
Este miraría arriba son muchas ganas encontrándose con aquella de ojos grises -¿Que quieres?- Diría sin muchas ganas ya que la verdad tenía 0 intenciones de prestarle atención a alguien hoy o eso parecía en ese momento -Tengo que trabajar... Y pues no es una confesión si mi puerta está abierta-
La otra solo escucharía sin muchas ganas las palabras del otro, ignorándolas y entrando a ese pequeño cuarto junto a él -Puedo cerrarla entonces- Después daría vuelta y cerrando la puerta justo como él había pedido -¿Mejor?-
El la miraría aburrido y le contestaría un "Mientras se quede cerrada si" después rodaría los ojos esperando a que la femenina frente a él dijera o hiciera algo
La peli morada se sentaría sabré las piernas de este de espaldas y recostándose al pecho de este, causando un leve sobresalto en el otro
-¿Que se supone que haces?- Diría este mirando como era intentaba ponerse cómoda de alguna manera -No se supone que....-
"Shh" le diría está sin dejarle terminar -Quiero dormir cariño- Susurraría mientras cerraba los ojos para al parecer dormir -¿Oh ya olvidaste que me gusta dormir aquí?-
El de ojos verdes la miraría ya no confundido y solo procedería a acariciar los cabellos de ella para darle mas comodidad -Entonces, duerme cielo mio... Perdón por no recordarlo- Después le daría un pequeño beso en la cabeza sin importarle mucho cualquier otra cosa que pasara
-No es nada... Yo también olvido cosas- Hablo adormilada, sonriendo un poco por lo dulce que había sonado el "Cielo mio" hasta al final terminará dormida
El simplemente sonreiría y la dejaría dormir tranquila, por su lado no estaría tan tranquilo ahora empezaría su estúpida jornada de escuchar a la gente confesarse
Y justo en esos instantes alguien entro al cuarto de al lado y empezó a hablar de sus "agobiantes problemas" -Padre Storm... ¿Cree usted que el señor podrá perdonar cualquier cosa?- Diría tímidamente un chico, sonaba bastante joven quizás era apenas un adolescente
El de ojos verdes suspiraría mientras aún acariciaba los cabellos de la femenina y empezaba a hablar en un tono bajo de voz para evitar despertarla -Claro, hijo mío ¿Porque lo dices?-
El chico del otro lado se quedaría callado un momento no sin antes sollozar por lo bajo -Eso que... Yo... Yo estoy haciendo las cosas... Mal muy mal...- Aún estaba sollozando, hablando arrepentido en busca del perdón -Vera.... Me gusta alguien que no debería-
El de ojos verdes se tensaría un poco ya sabiendo como continuaba la conversación -Si no quieres entrar en detalles está bien, solo ten fe de que nuestros señor perdona todo solo si te arrepientes de eso ¿Te arrepientes verdad?-
El chico dejaría los sollozos un momento y luego contestaría "Si" y terminaría explicándole a Storm sus grandes y malévolos pecados
Al parecer este jovencito apenas y tenía 16 años y sus padres lo habían llevado un montón de veces al psicólogo solo porque el les había confesado que gustaba de los chicos, así decepcionándose de el y recalcando cada segundo que lo que hacía estaba "mal"
Así el chico termino arrepintiendo de toda su existencia, después de varias consultas con el psicólogo sin resultado. Termino yendo allí esperando que le dijeran que "Dios" lo perdonaría por sus actos
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