Ventana 5

╰┈➤[One-Shot/Niñeros Au]

╰┈➤[SOUKOKU, FYOLAI, ALEKTOSHI, SIGMA, SATOKO, VERLAINE & SOFÍA]

╰┈➤ [OMEGAVERSE HINTS. FLUFF & ANGST. OOC]

El de cabellos color negro azabache de orbes violáceas y el de cabellos marrones de orbes del mismo color mantenían un duelo de miradas; ambos tenían los puños apretados, el ceño y los labios fruncidos y un sentimiento de rabia en el pecho.

Por su parte, dos adolescentes, dos niñas pequeñas y cuatro adultos miraban aquella especie de duelo, cada uno con varias piezas de cubertería en sus manos.

Ya están otra vez—suspiró Karma, negando varias veces con la cabeza.

¿Deberíamos interrumpirlos?—preguntó Satoko en voz baja.

Pues sí—respondió su hermano mayor antes de situarse tras dos de los adultos y empujarlos con un simple movimiento de cadera y exclamar—:¡Vosotros os casasteis con ellos, hacedlo vosotros!

Los dos adultos suspiraron antes de dejar la cubertería bien puesta sobre la mesa y dirigirse a los dos "combatientes".

Dos-kun, mi amor, venga, vamos a comer—pidió el adulto de cabellos blanquecinos al mismo tiempo que se sentaba al lado del azabache.

Al mismo tiempo, el adulto de cabellos pelirrojos se sentó sobre el regazo del de cabellos marrones e hizo que lo mirara tomándole del mentón.

Dazai, deja de pelearte con el anémico aunque sea por hoy. Es Nochebuena, y tu primogénito quiere pasar un buen día con su familia y la familia de su novio—dijo el pelirrojo.

Los otros dos suspiraron antes de ser arrastrados hacia la mesa por sus parejas. Tras eso, el resto de personas se sentaron, distribuyéndose por la mesa.

¡Buen provecho!—exclamaron todos los comensales antes de hincar el diente en la cena de Nochebuena que habían preparado entre tres de los adultos y uno de los adolescentes.

Ni siquiera en la mesa Fyodor y Dazai dejaron de hacer ese extraño duelo de miradas; comían sin apartar la mirada y sin pestañear.

Tras media hora en un silencio que sólo interrumpían Sigma y Karma al juguetear con Satoko y Sofía, Aleksey suspiró mientras jugaba con el maíz de su plato. Satoshi lo miró con pena y lo tomó de la mano antes de susurrarle:

No te desanimes, bufoncito. Aún no se han puesto a gritarse entre ellos o a hacer duelos intelectuales, así que no pongas esa cara—el de orbes azuladas le ofreció una sonrisa cálida a su novio antes de besarle la sien. El hijo mayor de Fyodor sonrió de vuelta y se apoyó en su hombro.

Aquel gesto llamó la atención de los de mayor capacidad mental de la sala, que miraron a los dos adolescentes fijamente. Éstos se sintieron avergonzados y se separaron, apartando la mirada, mientras sus mejillas se teñían de carmín.

Chūya frunció los labios y apretó el cuchillo que sostenía en su mano derecha. Karma miró con el rabillo del ojo a su hermano, sabiendo que estaba comenzando a cabrearse.

Pídele a tu hijo que no toque al mío delante de mis narices, por favor—dijo Dazai mientras entrecruzaba los dedos de sus manos y apoyaba su barbilla sobre éstos.

Lo haré cuando tu hijo no sea el primero que lo toque—contestó Fyodor, imitando al detective.

Lamentablemente para la joven pareja, sus padres habían comenzado a discutir verbalmente. Al menos no gritaban, cosa que alivió a Sigma, puesto que no quería que las más pequeñas se asustaran.

Nikolai observó cómo a Chūya le daba un tic en el ojo, alzaba el cuchillo y lo clavaba en la mesa al tiempo que gritaba:

¡Callaros de una puta vez, hostia!—el pelirrojo se puso en pie y apoyó las manos en la mesa—. ¿Es que no os importan una mierda vuestros hijos que tenéis que seguir con vuestra maldita pelea de siempre, aunque sea SÓLO cuando ellos están delante? ¿Por qué no podéis intentar disimularlo al menos? ¿O intentar llevaros bien, como hemos hecho Niko-kun y yo?

Fyodor y Dazai bajaron la mirada, sintiéndose culpables. Aleksey silbó, asombrado, por lo que Satoshi se inclinó sobre su oído y le dijo:

Cuando mi papi se pone cabreado, es capaz de domar hasta a la bestia más rabiosa.

—Ya lo veo ya.

Los dos adolescentes miraron de nuevo al mafioso, que añadió mientras se iba a la cocina:

¡Voy a sacar el postre del horno, y cuando vuelva, más os vale que estéis más calmados y que estéis listos para pedir perdón, o si no, os romperé todos y cada uno de vuestros miserables huesos! ¿Entendido?—Chūya frunció los labios antes de salir de la habitación, dejando tras él un incómodo silencio.

Dazai suspiró antes de mirar al techo, y decir con las mejillas rojas por la vergüenza:

Chūya tiene razón. Deberíamos intentar llevarnos bien aunque fuera por Chibi y Aleksey. Dejar de lado las trifulcas que hubieron en el pasado y empezar de cero.

—Estoy de acuerdo. Hace tiempo, esto no me hubiera causado ninguna emoción, pero formar una familia con Kolya me ha vuelto más humano, y ahora esto me parece una barbárie—Fyodor cruzó una de sus piernas sobre la otra y apretó los puños—. Quizás esa ha sido una de las razones por la que me uní a este duelo:no quiero que hagan daño a Alyosha, y todos me parecen basurilla para mi primogénito.

—Ya le aseguré, Fyodor-san, que no pienso hacer daño nunca a Aleksey. Lo amo con toda mi alma, y quiero darle una vida feliz—dijo Satoshi, tomando las dos manos de su novio.

El Dosyoyevsky asintió, aún con la mirada gacha. Nikolai sonrió y besó la mejilla de su esposo.

Papá, papi no está en la cocina—dijo Satoko, mientras dejaba el postre -un panettone- del horno sobre la mesa—. Sólo estaba el postre.

Dazai, Satoshi y Karma se alzaron de pronto debido a aquella noticia.

No puede haber ido muy lejos, sus zapatos y su abrigo están en la entrada—comentó Sigma, asomando la cabeza hacia la entrada de la casa.

Hay que encontrarlo—determinó Nikolai antes de salir del salón e irse para inspeccionar la casa ajena.

Seguro se ha escondido por vuestra maldita pelea—sentenció Karma antes de tomar en brazos a Satoko e ir los dos a buscar al pelirrojo.

Dazai frunció los labios y se marchó de allí, al igual que el resto, para buscar a Chūya.

El castaño subió al piso de arriba y fue abriendo las puertas de los dormitorios, asomando la cabeza para buscar a su marido. En cierto momento, escuchó un leve ruido que provenía de la habitación del fondo.

Dazai alzó una ceja antes de dirigirse a aquella habitación, la que correspondía a su cuñado. Tras abrir la puerta con el pomo, el detective se quedó parado en la puerta, escondido debido a la sombra del armario, al ver cómo Verlaine abrazaba a Chūya, que sujetaba un cigarro en su mano izquierda. El castaño se sorprendió, ya que el pelirrojo había dejado de fumar poco después del nacimiento de Satoshi, y ya sólo lo hacía cuado ninguno de sus dos hijos estaba en casa, y únicamente cuando se sentía triste o enfadado.

Cada vez que quedamos con la familia de Alekkun, pasa lo mismo—dijo el pelirrojo con la voz quebrada—. Yo no sé por qué esos dos no pueden dejar sus diferencias de lado aunque sea por sus hijos. ¿Tan difícil es?

—Dazai es un cerdo, déjalo—contestó el rubio mientras besaba el cabello de su hermano.

Lo es, uno bien gordo—Chūya miró a los ojos al francés tras tomar una calada del cigarro y soltarla entre sus labios entreabiertos—. Desde que el hijo de Dostoyevsky entró a nuestra vida, Dazai ha comenzado a tomar aspectos de la personalidad que tenía antes, en la Port Mafia. Yo pensé que eso era algo puntual, pero después de esto, yo ya no puedo más. Yo no sé si...—el pelirrojo se interrumpió, puesto que sabía que se le quebraría la voz si intentaba hablar. Las emociones le harían estallar delante de su hermano.

El castaño agachó la cabeza y se marchó en silencio del dormitorio tras entrecerrar la puerta. Lentamente, se alejó del dormitorio, con las manos en los bolsillos.

No le hacía falta pensar mucho como para saber a qué se refería su marido con aquella frase que no había terminado. Recordó aquella carpeta que Kōyō le había entregado a Chūya poco después de la última vez que tuvo una pelea con Dostoyevsky, aquella que el pelirrojo le había vetado mirar porque no quería que leyera el contenido de los papeles dentro de la carpeta.

Giri-san, ¿has encontrado a...?—comenzó a decir Karma.

El detective pasó de su cara, por lo que el de la cicatriz en la mejilla ladeó la cabeza, confundido.

Chūya bajó de nuevo al salón tras haberse desahogado con su hermano y haberse lavado los dientes para disimular el mal aliento que le había dejado el cigarro.

El pelirrojo miró a su alrededor, viendo que sólo se encontraban en la sala Dazai, que estaba tumbado en una butaca, Satoshi y Aleksey.

¿Y tus padres, Alekkun?—preguntó el adulto.

Están en el comedor, recogiendo la mesa. Papá ha obligado a padre a recoger la mesa, en compensación por haberse enzarzado en ese "duelo" con Dazai—respondió el Dostoyevsky-Gogol.

Chūya asintió y giró su cabeza hacia Dazai. Antes de poder decir nada, el castaño miró a su marido a los ojos y susurró:

Chūya, divorciémonos.

Los otros tres presentes en la sala abrieron los ojos como platos, sorprendidos.

¿Qué...?—el pelirrojo sintió que le faltaba el aire. Se llevó una mano a la zona entre su cuello y su hombro, notando cómo esa zona comenzaba a escocer.

Lo que has oído—Dazai se incorporó en la butaca antes de proseguir—. Te he oído hablar antes, con Verlaine, y he recordado esa carpeta misteriosa que Anee-san te dio hace un mes y tú no querías que viera bajo ningún concepto.

El castaño agachó la mirada, por lo que no pudo ver cómo las rodillas de su marido comenzaban a flaquear y su respiración se tornaba irregular.

Entiendo si ya no quieres seguir más conmigo, así que no alargues más este suplicio si no quieres. Firmaré los papeles y me iré. Lo último que quiero es hacerte más daño del que ya te estoy causando—el detective apretó los puños en torno a sus pantalones, sintiendo un gran dolor en el corazón.

Alzó la mirada para mirar a Chūya, sorprendiéndose al verlo pálido, con las mejillas rojas y los ojos aguados.

¿Que no quieres hacerme daño? ¿Y qué te crees que acabas de hacerme idiota?—el mafioso sorbió la nariz antes de seguir diciendo—:Lo que antes no he podido decirle a Verlaine era "Yo no sé si...debería hablar con él para solucionar el tema". Y la carpeta que me dio Anee-san estaba llena de documentos como nuestro carné de identidad o una copia de pasaportes, además de dos billetes de avión para irnos de viaje. Iba a ser mi regalo de Navidad, para ti, Osamu.

El mencionado abrió los ojos como platos, sorprendido.

¿De verdad creías que querría divorciarme de ti? Después de todo lo que hemos pasado juntos, después de haber formado una familia...—por la mente de Chūya pasaron varios recuerdos, como el de ellos dos durmiendo juntos en el dormitorio principal de su antigua vivienda, antes de que llegase Satoshi a sus vidas; también pasó por su mente el día del nacimiento de Satoko, y la felicidad en los ojos de su marido al tomar a la niña en brazos—. Estamos unidos para siempre, no sólo por nuestros hijos, sino también por esto—el pelirrojo mostró la marca de unión en su cuello—. Si de verdad creías que querría divorciarme de ti, es porque entonces no me conoces de verdad, Dazai. Yo no quiero separarme nunca más de ti, no quiero vivir sin ti. Eres alguien importante para mí, ¿sabes? ¿Por qué pensaste...?

En aquel momento, si no se había quebrado delante de Verlaine, lo estaba haciendo frente a su marido, su primogénito y el novio de éste. Los dos adolescentes se miraron entre sí y salieron de la sala, quedándose observando desde el marco de la puerta para simular como que se habían marchado.

Dazai frunció los labios, tomó la mano de Chūya y lo hizo sentarse en su regazo, para después, abrazarlo con fuerza contra su pecho.

Lo siento, lo siento, lo siento—repetía una y otra vez el castaño mientras sentía sus ojos aguarse—. Siempre he pensado que no te merecía, y quizá esos factores que he confundido son lo que me han hecho pensar de manera equivocada. Sin embargo, eso no me excusa por haberte dañado. Perdóname, perdóname.

En la sala, sólo se escuchaba el llanto de los dos adultos, abrazados el uno al otro.

Si me vuelves a asustar de esa manera—susurró el pelirrojo antes de soltar un hipido—, me aseguraré de hacer que sufras un tormento.

—Prometido—murmuró Dazai, aferrándose al cuerpo de su marido—. Y prometo portarme bien con Dostoyevsky de aquí en adelante.

Chūya asintió mientras se separaba de Dazai, que limpió sus lágrimas con su pulgar. El pelirrojo se inclinó hacia delante y besó los labios de su marido mientras éste cerraba los ojos.

Aleksey y Satoshi suspiraron de alivio mientras el de ascendencia rusa y ucraniana se recostaba en el pecho del hijo del Doble Negro.

Descontando la pelea y el momento en el que Chūya y Dazai han llorado, ha sido una velada muy agradable—dijo Nikolai mientras se colocaba su abrigo y tomaba a Sofía en brazos después de que Sigma le hubiera colocado su capita.

La verdad, sí. Cuando las cosas se han calmado, ha sido una buena noche—añadió Aleksey, acercándose a su padre de la mano de Satoshi, tras haber salido del salón.

Repitamos la última parte el día de Nochevieja con el resto de la familia—pidió Satoko, a lo que todos asintieron.

Dazai le extendió la mano a Fyodor, quien, a regañadientes, la estrechó.

Bueno, es hora de irnos—dijo Sigma mientras abría la puerta—. Vámonos ya, o si no, Papá Noél no podrá entregaros vuestros regalos.

—¡Yo no quiero quedarme sin regalos! ¡Papis, vámonos ya, venga!—exclamó Sofía, tirando de la manga de Nikolai.

Aleksey sonrió con ternura antes de mirar a su novio y decir:

Buenas noches, Tutankamón—el chico rió levemente.

Satoshi rió de igual manera antes de tomar a Aleksey de la cintura y señalar hacia arriba. Susurró:

Hora de la tradición.

El de orbes disparejas se sonrojó al ver un muérdago, pero tomó a su novio de las mejillas y le besó los labios.

Tanto Dazai como Fyodor hicieron un ruido de asco, lo que hizo que sus hijos se separaran debido a la risa.

Luego te escribo, bufoncito—dijo Satoshi mientras se despedía de Aleksey, que salía por la puerta.

Éste agitó la mano antes de cerrar la puerta al mismo tiempo que lanzaba un beso.

📝;; Nota de autora

¿Lo gracioso? Esto iba a ser totalmente fluff, sin nada de angst. Aquí tenéis, disfrutad :D

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