10 || ¡Quiero regresar!

Para cuando Penny estaba en su casa ya había caído la noche. Miguel se alcanzó a despertar cuando ella se alejó de él pero ninguno estaba cien por ciento consciente de lo que pasaba a su alrededor.

Alejandro subió de nuevo al auto sin decir nada, se había dado cuenta de que su sobrino había despertado pero decidió no molestarlo.

Miguel miró por la ventana, no conseguía dormirse de nuevo, miraba el cielo y los campos que se encontraban a su alrededor, al menos una cosa le quedaba clara: a Penny le gustaba la tranquilidad.

Se imaginaba cómo era salir en la noche, tumbarse en el pasto y rodar junto, con Dante mientras admiraba las estrellas con dificultad ya que este perro es hiperactivo y juguetón.

O tumbarse en el pasto, agarrado de la mano con el amor de su vida escuchando los grillos chirriar mientras se daba cuenta de su respiración.

En la mano izquierda iba recargado su rostro y lo sintió cada vez a mayor temperatura.

Montserrat.

Era tan hermosa, no, ¡era maravillosa! Era dulce, inteligente, tenía una sonrisa hermosa y unos ojos que brillaban. Lo mejor de todo era que respetaba su opinión con los besos y los cariños, ella tampoco era cariñosa pero le gustaba sorprenderlo de vez en cuando con alguno en la mejilla mientras jugaba online con Marco y Miguel gruñía, Marco se carcajeaba y aprovechaba para saludarla.

Eran como, ¡el trío de oro! <<oh espera, eso sonó mal>> pensó Miguel. Preferían llamarse los "3M". ¿Que mejor que se llevaran bien su mejor amigo y su novia?

Como los extrañaba, tanto a ellos como a su mejor amigo perruno, extrañaba sus risas y sus locuras. Pero... ¿ellos lo extrañarían? No lo habían llamado. Pero bueno, Monse debe de estar ocupada en sus clases de francés y Marco debe de estar dando shows en la plaza del mariachi, también extrañaba eso, que ambos cantarán y que los admiradores les aplaudieran, ver a Monse celosa abriéndose paso entre las niñas y colocándose a su lado abrazándolo por la espalda y a Marco haciéndoles cara de asco mientras se llenaba de atención.

Cuando menos se dio cuenta llegaron a su casa, Miguel le dio las buenas noches a su tío mientras se servía un vaso de agua y miraba por la ventana, estaba todo oscuro y todo lo que se veía eran la luna y las estrellas blancas y brillantes.

-¿Que estarás haciendo ahorita cariño?- susurró mirando a la luna.
Se la imaginó aún lado de él, en la mesa, con las luces encendidas; rodeada de libros y lápices.

-Hola, Migue- dijo ella y el se sobresaltó tanto que casi se le cae el agua.

-H.. hola-.

-Ay, cariño. Mira que agotado estás- dijo ella levantándose de la silla para acercarse a él -se que ha sido duro, pero nos veremos pronto- dijo aún sonriendo.

-¡Pero si tú! Has estudiado demasiado- dijo el aún pasmado.

Ella se acercaba cada vez más a él y él cada vez se sentía más feliz de verla.

-Te extraño- dijo acercando su mano a la mejilla del chico pero cuando su piel quiso tocar la de ella...

-Yo también te...- y se desvaneció.

...

Él se desanimó, la alucinó. Quizás ya se había quedado dormido en la cocina y no se había dado cuenta, se pellizcó y noto que estaba en la misma posición de hace unos segundos.

-Debo ir a dormir ya-.
...








-Miguel, despierta- escuchó que alguien lo llamaba -te quedaste de nuevo dormido en el sofa hermano- dijo Socorro riendo.

-¿En el sofá?- respondió aún viendo el rostro de su hermana, mientras se familiarizaba con lo que veía.

-Si, haces eso desde que regresaste- dijo ella.

-¿Desde que regresé?- dijo el pasmado.

-Si, verás. Las cosas han cambiado aquí desde que regrésate, tus hábitos no son lo único hermano mayor-.

-¿Regresé? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Porqué?- dijo el algo alterado.

-Oye, tranquilízate vamos paso a paso- dijo para después alejarse.

-Oye ¿que?-.

-Hola hijo- lo saludó la voz dulce de su madre.

-¿mamá?- dijo y ella lo abrazó. A él se le escapó una lágrima. -Mamá, ¿Porqué me regresé?-.

-Extrañabas tú vida, tus amigos, todo y decidiste que cantar en la plaza con Marco estaba bien, mejor que ir a Hollywood-.

-¿En serio?-

-Si mijo- dijo sonriendo.

-¿Rosa?- vio pasar a su prima por detrás de su madre. -Hola enana, cuanto tiempo sin verte- le gritó.

-Miguel, regresaste- respondió sin mucho ánimo.

-Oye ¿que tienes?- dijo y su madre se levantó y se fue, dejando a Rosa sentarse.

-Es Marco- dijo dejando correr una lágrima.

-¿Marco?-respondió Miguel entre extrañado y preocupado -¿Qué pasó con él?-.

Rosa de repente lo vio a los ojos y se sobresaltó poniendo sus manos en la boca y repentinamente disculpándose.

-No es nada primo, lo siento, no debí de haberte preocupado así, no es nada, lo prometo-.

-Pero ¿Que te afligía? Sabes que aunque sea una niñería me puedes contar-.

-Será mejor que no lo sepas- dijo con la cabeza gacha -Será mejor que me vaya olvidé unos zapatos y tengo que... terminarlos. Si si-.

-Rosa... ¡La zapatería! Tiene mucho que no la veo- dijo con ánimos y salió de su casa. Apenas llegaba al mostrador cuando se encontró a Marco.

-¡Tanto tiempo sin verte!- dijo Miguel emocionado.

-¡No me vas a creer hermano, ando que echo humo por las orejas!-.

-¡Andas enamorado! Jamás lo creí de ti ¿De quien? Seguro de mi prima, tú y ella se traían ondas pero no creí que fuera a ocurrir nada serio, el problema no es ella, si no tú mi hermano ¡perro caliente!-.

Tras escuchar las palabras de Miguel, Marco sintió como un balde de agua frío en la cabeza o como si le rompieran un plato de cerámica.

Comenzó a reír con nerviosismo, lo que hizo que le cayera el veinte a Miguel e hizo una mueca a la vez que arrugaba las cejas.

-Supongo que no te lo ha dicho- comenzó -lo siento we, realmente creí que eras su primo favorito- dijo dándole una palmada en el hombro.

<<¿Que le hiciste>> pensó, pero no lo dijo así.

-Bien, si no es ella la afortunada entonces ¿Quien es?- dijo haciendo una típica expresión de interrogatorio.

-Te la presentaré, pero tendrá que ser luego, iba por una uña a la tienda de música y tengo prisa-.

-Marco- dijo haciéndolo congelarse -Ambos sabemos que tú piensas que las uñas de guitarra son estupidas y que prefieres tocar con los dedos- dijo tomándolo de la muñeca en una posición parecida al juego de fuercitas, apoyándose en el mostrador- ahora dime... ¿Que le hiciste a mi prima animal?-.

-Woa, creo que llegué en un mal momento- se escuchó una voz familiar que hizo que Miguel se relajara y Marco se sintiera aliviado.

-¡Monse!- dijo Miguel emocionado -Te extrañé tanto, no sabes cuanto- dijo queriéndola abrazar pero ella no correspondió.

-Miguel, que milagro- dijo como alguien a quien le incomoda una situación -creí que no te vería de nuevo-.

Miguel río. -Eres la reina del drama ¡claro que volvería! Y aquí me tienes-.

-Me da mucho gusto que hayas vuelto Miguel, se te extrañaba- dijo con una de sus sonrisas que lo convertía en un borrego.

-Y ahora puedo estar con mi novia todo lo que quiera, a que si- dijo Miguel.

-Sobre eso... Imagino que Marco ya te dijo- dijo desviando la vista de los ojos del castaño y mordiéndose la uña del dedo índice.

-Si, bueno yo tengo prisa. Adiós- dijo el mariachi azul echándose a correr.

-¡Marco!- gritó ella. -Supongo que seré yo quien te diga- dijo resoplando y agarrándole las manos a Miguel. - Esto será difícil de decir. Yo... yo, creí que no volverías, o no en mucho tiempo, entonces...- hizo una pausa para soplar -Marco y yo decidimos... - se lo llevó de las manos hasta la mitad de la calle empedrada, Miguel tenía miedo.

-¿Esperarme con muchos panecillos?- dijo el preocupado.

-Marco y yo decidimos ser novios-.

Eso le dolió a Miguel más que un balde de hielo, o un plato de cerámica roto sobre su cabeza, o un batazo en las partes bajas. Comenzó a llorar. Monse trató de acariciarlo en la mejilla y este se soltó de su agarre de una manera muy brusca.

-¡No! Aléjate de mi. Si no me gustaban los cariños, ahora menos-.

Y salió corriendo a consolar a su prima dejando a la muchacha con las rodillas en el suelo y las manos extendidas. Fue la ultima vez que la vio.

-Soy un idiota- lloró.

-No, no lo eres. Le dijo Rosa consolándolo ellos lo son- lo tomó de las manos y le sonrió.

-Lo siento mucho, voy a romperle la cara a Marco-.

-No, no lo harás-.

-¿Qué? ¿Porqué no?-.

-Porqué regresarás a Hollywood a cumplir tu sueño, sin importarte esos dos ¿entendiste?-.

-Rosa...-

- ah, ah, ah. Sin peros- dijo ella, igual a mamá Imelda.

-Si, enana, lo haré. Lo prometo-.

-Ese es mi primo- respondió dándole un fuerte golpe en el hombro.

...

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