Capítulo 7.
Después de dos semanas estandose alimentando como la cerda obesa sin juicio en la que se había convertido, Zack se dio cuenta que la fuente de Holly se había roto. Ella no lo había notado porque estaba muy ocupada comiendo la carne de res que Zack le había comprado, y tomando una de las malteadas de aumento de peso que tanto le gustaban. Rápidamente Zack llamó a una ambulancia, la cuál llego en cuestión de minutos. La encontraron desnuda en su cama, sobando su panza mientras gemía de manera sensual con comida en sus manos y en su boca. No pudieron levantarla, así que llamaron a otros 8 hombres, pero pronto esta rompió la camilla en la que la habían subido. Llamaron a un trailer con un colchón extra grande, con el cuál por fin lograron arreglárselas para acomodarla. Al sacarla de la habitación tuvieron que embarrarla de grasa y la deslizaron con cuidado por la puerta. Holly lamía la grasa de sus senos y su gordo cuello.
Zack salió corriendo para el hospital, dejando a Ben con su hermana Angélica, quien estaba emocionada sólo por el hecho de ver que Holly finalmente estaba afuera de la casa (Aunque esto hubiera sido a la fuerza). Una vez que Holly estaba en el hospital, la pusieron en una cama de metal solida, aunque a pesar de esto esta tronaba un poco. Montones de doctores la rodearon, sosteniendo papeles que indicaban lo gorda que era. Su panza colgaba de la bata que le habían dado, notando los doctores que sólo su panza ahora pesaba unos 190Kg, del mismo modo en el que notaron que había 25Kg de pastel de chocolate dentro de su estomago, almacenados dentro de su bella y apreciada gordura. Eventualmente los doctores decidieron que tenían que quitarle 170Kg de su panza para realizar una operación segura. Zack se sintió extremadamente decepcionado, ya que realmente amaba lo gorda y glotona que era su nueva esposa, pero entendía que la vida de sus hijos era más valiosa que cualquier fetiche. Aceptó algo triste, y pronto se la llevaron a la sala de operaciones. Zack se quedó sentado en la sala de espera, preocupado y esperando en lo que parecían ser días sobre días.
----------------------------------------------------------------------------------------
- ¿Sr. Porter?... - dijo una voz. Zack estaba dormido en la sala de espera, y poco a poco al abrir los ojos se encontró con una enfermera frente a él - Acerca de su esposa... ambas cirugías salieron perfectamente. Tiene dos hermosos bebes ahora, un niño y una niña - Zack sintió calor en su corazón, y emocionado siguió a la enfermera, quien le llevo hacía su esposa. Ahí vio a Holly, cuidando de sus dos nuevos pequeños y amamantandolos. La vio contenta por primera vez desde hace unos diez meses. Caminó hacía sus dos pequeños y vio sus bellos rostros. Ambos tenían pequeños y delgados cabellos rubios, los cuales parecían ser parte de la herencia genética de su madre. Una lagrima salió de sus ojos. Holly despertó rápidamente y vio a Zack para pronto mirar hacía abajo y preguntar desconcertada;
- ¿En donde esta mi panza?
Zack no sabía que decir, y confundido por no haber cambiado ninguna palabra con su mujer desde hace diez meses, recordó lo tanto que la amaba. La reconfortó diciéndole que podría continuar recuperando ese peso en casa. Ambos durmieron ese día en el hospital, cuidando de sus pequeños.
A la pareja se le recomendó irse a casa solos por unos cinco días, ya que la leche de Holly era muy alta en grasas y provocaría que sus hijos ganaran 2Kg cada que se alimentaran de ella. Los bebes odiaban la formula, pero tenía que esperar a que su madre controlará lo que parecía un inminente aumento de peso. La pareja caminó al auto, en el que Holly -a pesar de haber perdido peso- aún así parecía no caber. Tan pronto llegaron a casa, Holly se dirigió a la cocina corriendo y comenzó a comer todo lo que encontraba, deteniéndose sólo para lanzar largos eructos.
- Lo siento amor, estoy muy hambrienta - decía Holly con un rostro lleno de grasa y comida. Zack sólo le sonreía y le indicaba que no había problema. Se agacho para tomarle la panza, la cuál era igual de cómoda y esponjosa que cuando solía pesar mas. Le dio un beso en la mejilla y con una gran sonrisa en su rostro le dijo; "Buen trabajo, princesa". Holly respondió lanzando un gigantesco eructo. Ambos rieron, se tomaron de la mano y regresaron a su habitación. Estaban por comenzar otra etapa en su matrimonio...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top