18.- Quien Completa el Equipo (3/5)


Holly pensó rápido. La defensa de Doublade debía estar en los niveles normales. Una Finta no iba a bastar, necesitaban más.

—¡Giro bol...

—¡Cambio!— exclamó Holly.

Todos se detuvieron y se giraron hacia él, sorprendidos.

—¡¿Eh?!— exclamó Geranio.

—¿Estás... ¿Estás seguro?— alegó el árbitro.

—¡Holly, aún puedo continuar!— protestó Snisy.

—Lo sé, pero te necesitamos. No podemos subestimar al enemigo, Snisy— explicó Holly— Miki.

El Chandelure sonrió y su llama aumentó en dos metros de la emoción.

—¡Ya era hora!— exclamó.

Se dirigió al círculo de combate al mismo tiempo que Snisy se retiraba. El árbitro se giró hacia Holly.

—Como cambiaste, el oponente tiene derecho de terminar el movimiento que estaba usando. No puedes decirle a tu pokemon que contraataque ¿Entendido?

Holly asintió. Ambos pokemon se prepararon. Geranio lo pensó un poco.

—¡Sombra vil!— exclamó.

El Doublade se preparó, pero de pronto el árbitro se interpuso entre ambos pokemon, con los brazos cruzados para formar una "X".

—¡Alto, alto! ¡Geranio, no puedes hacer eso!

—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!

—¡Debes continuar con el movimiento que ibas a usar contra el Weavile!

—¡Pero si iba a usar Sombra vil!— alegó.

Sin embargo, todos sabían la verdad. La gente comenzó a murmurar alrededor. Algunas de las chicas protestaron, algunos de los chicos se les unieron.

—¡Está bien, está bien! ¿Entonces qué movimiento tengo que usar?

—Giro bola. Obviamente ibas a decir Giro bola— le alegó el árbitro.

Geranio se cruzó de brazos, pero acató.

—Usa giro bola, da lo mismo— alegó.

El Doublade usó el mismo movimiento de antes, y Mikeas tuvo que recibirlo sin rechistar. Sin embargo, su velocidad no era muy diferente de la de Doublade, y su tipo fuego lo hacía resistente a movimientos de tipo acero, por lo que el ataque casi no le hizo nada.

—¡Reanuden el combate!— exclamó el árbitro.

—¡Sombra vil!

—¡Embútelo en Pirotecnia!— despotricó Holly.

El Doublade intentó atacarlo, pero Mikeas seguía siendo más rápido, y le llenó la cara de escupitajos de fuego. Rápidamente se debilitó y cayó inconsciente.

—¡Doublade no puede continuar, la victoria es para Chandelure!— exclamó el árbitro.

Geranio apretó los dientes. Aprovechando que tenían unos segundos, Holly se giró hacia la chica que lo cargaba.

—Gracias por ir explicando. Me llamo Holly ¿Cómo te llamas tú?

—Érica— contestó— Érica Sanz. No soy amiga de este Geranio ¿Sabes? En verdad me perdí y terminé en esta fiesta por accidente, pero me alegro de ser de ayuda.

—¡¿Qué?! ¿Entonces es coincidencia que...

—¡Entrenador Holly, concéntrese, por favor!— le exigió el árbitro.

Holly se volteó. Todos lo esperaban para continuar la pelea.

—Claro. Lo siento.

Geranio envió otra pokebola, esta vez sin tanto ánimo como en ocasiones anteriores. De esta apareció un pokemon que parecía un globo aerostático. Holly conocía de esos. Era un Drifblim, tipo fantasma y volador.

—Tiene una buena resistencia— indicó Érica— necesitarás ataques poderosos para acabarlo.

Holly pensó en las ventajas que tendría Mikeas sobre ese Drifblim. Como conocía a su amigo Chandelure, sabía que no tenía ataques poderosos fantasma, pero se le ocurrió una idea.

—¡Continúen!— exclamó el árbitro.

—¡Drifblim, usa Vendetta!— exclamó Geranio.

—¡Rayo confuso!— mandó Holly.

El Drifblim mandó una ráfaga de rápidos golpes oscuros, que hicieron un daño decente a Mikeas, pero nada demasiado serio. Este, como respuesta, soltó un grupo de bolitas de luces erráticas, que volaron hasta la cara del Drifblim y lo rodearon por varias órbitas, confundiéndolo.

—Ah, muy bien— lo felicitó Érica.

—¡Viento aciago!— exclamó Geranio.

—Otro cambio— dijo Holly.

—¡¿Qué?! ¡Eso debe ser ilegal!— alegó Geranio.

—Sabes que no. Un entrenador puede hacer todos los cambios que quiera— le indicó el árbitro.

Mikeas cambió por Snisy. Este no se había recuperado, pero aún podía pelear. Al pararse en el campo de batalla miró a su contrincante. Miraba en todas direcciones y se tambaleaba, como si estuviera muy ebrio. Daba más susto por pensar que podría caerse sobre él que porque pudiera atacarlo.

—¡Maldición! ¡Usa Viento aciago!— exclamó Geranio, frustrado.

El Drifblim intentó golpear al Weavile con un puñetazo, pero solo se dio a sí mismo en la cara, justo en su gran "X" en medio de la nariz.

—¡Puño hielo!— exclamó Holly.

Snisy saltó hacia el Drifblim y le mandó un golpe con su puño congelado. El impacto del golpe mandó una escarcha, que se propagó por la cara del Drifblim y contrajeron su piel, provocándole heridas pequeñas por todos lados. Rápidamente cayó y no se volvió a levantar esa noche.

—¡Drifblim no puede continuar! ¡La victoria es para Weavile!— exclamó el árbitro.

—¡Eso es! ¡Vamos a la cabeza por dos pokemon!— exclamó Holly, contento.

—No, no tanto— lo paró Érica— mira a tu amigo Weavile.

Holly se giró hacia Snisy y notó que algo raro le ocurría. Una extraña niebla oscura lo rodeaba, una niebla que provenía de las heridas de Drifblim. Entonces Snisy se giró hacia Holly. Se veía pálido, desorientado y se afirmaba la cabeza como si le doliera mucho.

—Señor Kirlia, no me siento muy bien— musitó, antes de caer rendido.

—¡Snisy!— exclamó Holly, desconcertado.

—¡El Snisy ya no puede continuar!— indicó el árbitro.

La gente se puso a reclamar.

—¡Oye, eso fue trampa!— dijeron algunos.

—¡Ese Drifblim usó una especie de veneno! ¡Eso no se hace!— alegó otro.

Pero el árbitro parecía no tener problemas con la pérdida de Snisy.

—Esto es parte de las reglas, no es una transgresión— les explicó.

—¿A qué se refiere?— inquirió Holly.

Érica lo dejó en el suelo un momento, caminó hacia el árbitro y de un salto se paró sobre sus hombros. Se puso a aplaudir fuerte para que la gente se callara.

—Drifblim tiene una habilidad especial llamada Resquicios— explicó ella— Esta hace que el pokemon rival sea herido en el momento en que Drifblim queda inconsciente. Las habilidades natas de los pokemon son válidas y están dentro de las reglas. Weavile también tenía una habilidad que podría haber usado en combate. Ahora cállense y dejen de alegar, o ustedes serán los ilegales aquí.

Parecía que querían seguir alegando, pero la gente en la multitud se calló. Érica se bajó de los hombros del árbitro, le agradeció con unas palmaditas en la espalda, tomó a Snisy en brazos para llevarlo con ella, y luego de recostarlo en un lugar seguro junto al jefe, tomó a Holly en brazos y regresó a su puesto.

—En... entonces ¡Pueden continuar! ¡Ambos deben elegir a otro pokemon al mismo tiempo!— exclamó el árbitro.

Holly se sacudió el estupor que le había producido Érica para concentrarse. Miró a sus amigos. Mikeas tenía unos rasguños, pero cualquier pokemon suficientemente poderoso de Geranio podría dejarlo débil. Rosa estaba un poco en las mismas, él era débil a movimientos tipo fantasma, pero en una de esas podía vencer de todas maneras.

—Iré yo— indicó este último.

Holly se sorprendió.

—¿Estás seguro?

—Estratégicamente, es mejor. Así verás lo que tiene este tipo y te puedes preparar mejor. Siempre me imaginé que no iba a ser el MVP en esta pelea, de todas formas.

Holly suspiró de alivio.

—Gracias Rosa. Pero haré todo lo posible por ayudarte a ganar.

—Eso espero de mi rival— comentó de vuelta.

—¡Rosa!— exclamó Holly.

—¡Ve, Trevenant!— exclamó Geranio.

De su pokebola apareció un pokemon grandote, con cuerpo similar al de un árbol y un tenebroso ojo rojo y negro en su cara. Rosa tragó saliva, ya no tan seguro de querer estar ahí.

—¡Trevenant, usa Drenadoras!

—¡Rosa, usa Cosquillas!

El Trevenant lanzó varias semillas hacia Rosa, las cuales se plantaron y hundieron sus pequeñas raíces en su piel. No fue lo suficiente para gritar, solo se sintió como espinas, pero fue bastante desagradable. Rosa corrió hacia el Trevenant y le hizo cosquillas en la barriga, o lo que pensó que era su barriga. Nunca pensó hacerle cosquillas a un tronco. Para su sorpresa, el Trevenant se puso a reír, pero entonces sintió que su energía era drenada.

—No siempre se ve algo así— comentó Érica— cosquillas baja el ataque y la defensa del enemigo. Quieres debilitarlo para que los ataques de Gothorita causen más daño ¿Eh? Pero esas drenadoras que él usó van a consumir su energía lentamente y a entregársela al Trevenant.

Holly estaba enterado, pero prefería que Érica le contara todo por si acaso.

—¡Finta!— exclamó el Kirlia.

—¡Fuego fatuo!— bramó Geranio.

Llamas fantasmagóricas surgieron alrededor del Trevenant y se dirigieron erráticamente hacia Rosa. Este intentó esquivarlas, pero se movían tan raro que dos terminaron dándole en la espalda. Inmediatamente una pequeña capa de fuego se extendió por toda la superficie de su cuerpo, quemándolo poco a poco. Sin embargo, Rosa lo ignoró de momento y aprovechó su cercanía al Trevenant para engañarlo, rodearlo para llegar a su espalda y golpearlo ahí. El rival pareció sentirlo, pero no tanto como le habría gustado al pokemon psíquico.

Luego se separó, pero entonces las raíces le quitaron energía, y de inmediato la quemadura le produjo dolor.

—Se está debilitando rápido— observó Érica— no le queda mucho para perder.

Holly apretó los dientes. No podía dejar a Rosa caer por su culpa.

—¡Trevenant, usa...

—¡Cambio!— exclamó Holly.

El Trevenant, Geranio y Rosa se giraron hacia Holly, sorprendidos.

—¡Oh, tienes que estar bromeando!— alegó el entrenador.

Rosa suspiró, algo aliviado. Para su sorpresa, las semillas dejaron de drenar su energía. Se giró hacia el Trevenant, y este asintió. Comprendió que las había detenido desde la distancia. Rosa también asintió, agradecido. Luego regresó con Holly.

—Podía... podía seguir peleando— alegó, aunque sonaba demasiado aliviado para convencerlo.

—Lo hiciste excelente, Rosa. No podría pedir un mejor rival— comentó Holly.

Rosa sonrió, pero entonces la quemadura volvió a dolerle. No se detenía. Para su fortuna, en ese momento uno de los chicos llegó con una manguera y le ofreció refrescarlo un poco. Rosa se dejó regar para aliviar su quemadura, y luego le pasaron una manta para que no se helara. Técnicamente era ilegal, pero en esas circunstancias el árbitro lo dejó pasar mientras Rosa se dejara quemar de nuevo si reingresaba al combate.

Holly miró al Trevenant de Geranio. Era grandote, pero no se veía especialmente fuerte.

—Miki— lo llamó.

—Sí, sí. Esto será rápido— le espetó.

—Sin contar al Gothorita, te quedan dos pokemon— observó Érica— a Geranio también. Están empatados. Si el Chandelure consigue derrotar a este Trevenant, tendrás la ventaja.

Holly quería pensar eso, pero no estaba muy seguro. Geranio había dicho que el Doublade era su pokemon más fuerte, pero algo escondía, no había parado de transmitir esa sensación desde hace un rato.

Mikeas se plantó frente al Trevenant, listo para empezar.

—¡Continúen!— exclamó el árbitro.

Tanto Holly como Geranio abrieron las bocas para dar la primera orden, pero no fue necesario. Antes de que terminaran, Mikeas bombardeó a su contrincante con bolas de fuego, que salpicaron chispas incandescentes por todos lados. El tronco fantasmal cayó de espaldas por los impactos, sus hojas se quemaron antes incluso de caer al suelo. La pelea no duró ni tres segundos, de un momento a otro el árbol estaba inconsciente.

—¡Trevenant ya no puede continuar, la victoria es para Chandelure!— exclamó el árbitro.

Esta vez no hubo vítores ni aplausos. Todos se quedaron mirando al Chandelure como si fuera un demonio. Geranio regresó a su Trevenant a la pokebola, desconcertado.

—Miki ¿Estás bien?— le preguntó Holly, desde los brazos de Érica.

Pero entonces las llamas de sus manos crecieron en tamaño.

—Esta pelea lleva mucho tiempo. Tira tu último pokemon para que podamos ver a nuestra amiga.

Geranio hizo una mueca de desprecio, pensativo, pero de repente adoptó una expresión de seguridad.

—Está bien. Este es el último. Aquí va.

Arrojó su pokebola hacia el campo de batalla, de la cual surgió un pokemon muy distintivo. Su cuerpo era grande y robusto, sus extremidades cortas en comparación, mientras que su cara era grande y ocupaba gran parte de su torso. No tenía cuello ni separación entre su cabeza y el resto de su cuerpo. Parecía una sombra oscura, con una sonrisa malvada impresa y unos ojos rojos de pesadilla. Holly se quedó pálido.

—¿Qué es este pokemon? Nunca lo he visto— alegó Mikeas— no importa, es lo mismo que los otros ¿No? Es un fantasma.

El pokemon sonriente miró a Mikeas, y a pesar de su mueca burlona, pareció ponerse triste. Luego se fijó en Holly, y sus ojos se pusieron llorosos.

—¡Comiencen!— exclamó el árbitro.

—¡Gengar, usa Bola sombra!— exclamó Geranio.

Mikeas no esperó la orden de Holly, le lanzó una poderosa Pirotecnia directo a su cara de mofa. Sin embargo, su contrincante se mostró confundido, como si no estuviera seguro de si debía atacar o no. La bola de fuego voló directo hacia él, pero algo se interpuso en el camino y la hizo explotar.

Por un momento nadie supo qué estaba pasando. La Pirotecnia del Chandelure no había dado en el blanco, sino que había chocado con algo. Pero un instante antes, nada había estado ahí. El mismo Mikeas no parecía entender lo que pasaba, hasta que el humo de la bola de fuego se esparció, y el obstáculo fue revelado. En el centro del campo de batalla se hallaba un pokemon de piel blanca y pelo verde; un Kirlia.

Desconcertados, todos se giraron hacia la chica que sostenía al Kirlia que había estado dando instrucciones a sus amigos, pero Érica ya no sostenía a nadie en sus brazos.

—Desapareció— indicó ella, encogiéndose de hombros.

El público regresó sus miradas atónitas hacia el centro de la pelea, donde se encontraba Holly. Mikeas lo reconoció en ese momento, desconcertado.

—¡¿Holly?! ¿Qué te pasa? ¿Por qué hiciste eso?

Holly tuvo que respirar hondo varias veces para aguantarse el dolor de la quemadura en su espalda. Ciertamente, los ataques especiales de Mikeas se habían vuelto devastadores. Gracias a que él podía copiar la habilidad de sus oponentes, y que la habilidad de Mikeas consistía en absorber el fuego, Holly nunca tuvo que preocuparse de la potencia de los ataques de su amigo cuando ambos se enfrentaban. Pero en ese momento no se enfrentaba a él, no había podido copiar su habilidad, y por ende, había recibido de lleno todo el daño de la Pirotecnia. Pero Holly no lo miraba a él.

El pequeño Kirlia subió la mirada hacia el Gengar frente a él, o mejor dicho, la Gengar. Él la había reconocido de inmediato. Emocionado, Holly sonrió.

—Por fin te encontramos, Pris— le espetó.

—¡¿Qué?!— saltó Mikeas.

Los ojos de Priscilla se saturaron de lágrimas, y pronto comenzó a llorar. Avergonzada, se cubrió la cara y se dio la vuelta. Sin embargo Holly avanzó hasta ella y le dio un abrazo, emocionado. Él también se puso a llorar.

—¡Oh, Pris! ¡No sabes lo angustiado que estaba! ¡Pensé que nunca más te vería!— exclamó.

Ella se giró hacia él, desconcertada. Intentó alejarlo con una mano.

—¡Apártate de mí! ¡Ya no podemos ser amigos!— exclamó.

Holly retrocedió un paso, anonadado.

—¿Qué?

Priscilla apretó los dientes.

—Ahora pertenezco a otro amo. Vivimos en pueblos distintos. Ninguno de los dos tiene la libertad para ir a visitar al otro. Ya no somos nada, Holly. No sé por qué viniste, pero ya no podemos ser amigos.

—Pero... pero Pris...

La Gengar se giró hacia su nuevo entrenador: Geranio.

—Solo vete, Holly. Llévate a los demás.

Holly se quedó ahí, parado, sin saber qué hacer.

—¿No me escuchaste? ¡Por favor, no hagas esto más difícil de lo que ya es!

Holly quiso alegarle, pero no sabía qué decir. Ya se había esperado que no quisiera volver, pero nunca pensó que los despediría tan fríamente. Peor aun, podía sentir una tremenda angustia de parte de ella, y no entendía bien por qué. Tan confundido estaba que no notó otra mente acercándose. De pronto Mikeas pasó junto a él, lleno de rabia. Holly lo miró, mas no pudo reaccionar a tiempo.

—Pris— la llamó el Chandelure.

—¡No, Miki, ya les dije que se fue...

Pero al voltearse hacia Mikeas, Priscilla recibió una fuerte cachetada de su parte. Desconcertada, se llevó una mano a la cara enrojecida.

—¡¿Qué es todo eso de que ya no somos amigos?! ¡Viajamos todo el camino hasta aquí, nos infiltramos en esta estúpida fiesta y combatimos al tonto de tu entrenador, todo para poder verte! ¿Sabes por qué? ¡Porque queríamos ver que estuvieras bien! ¡¿Estás bien?! ¡Entonces regresa con tu tonto entrenador! ¡¿No estás bien?! ¡Entonces ven con nosotros! ¡Es así de simple! ¡No tienes por qué complicarlo con tus imbéciles niñerías! ¡Ya eres una pokemon completamente desarrollada, así que compórtate como tal!

Priscilla se quedó con la boca abierta. Holly y el público también, incluso Érica.

—Miki...— musitó Priscilla.

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