14.- Brainy (2/3)


A la mañana siguiente se despertó de inmediato. Abrió sus ojos.

Se sentía extrañamente bien, con energía, aunque aún relajado. Se giró hacia un lado, y para su sorpresa, se encontró con Brainy. Esta dormía plácidamente, muy cerca de él, tanto que podía sentir su aliento pegándole en la frente. Holly miró su cuerpo de Gardevoir desarrollado y tragó saliva, nervioso. Su cuerno de pecho era grande y reluciente, y su vestido de piel era suave como la seda. Holly amaba a Priscilla y quería pasar su vida con ella, pero Brainy lo hacía sentir emociones más primitivas, más hormonales. No estaba seguro de cómo funcionaba la cópula entre un Gardevoir y un Kirlia, pero suponía que involucraba algo debajo de ese largo y sedoso vestido de piel, y aunque sabía que no podía simplemente pedirlo, Holly se moría de ganas por acercarse a esa zona y averiguar cómo se hacía.

Se dio vuelta, avergonzado de sí mismo. Tenía que pensar en otra cosa, distraerse. Nunca había estado tan lascivo y no se sentía capaz de encarar a Brainy cuando impulsos tan potentes y poco decorosos lo invadían.

—Ecuaciones matemáticas, leyes físicas, las piernas de Brainy ¡No!... el coeficiente de refracción de la luz en el vestido de Brain...¡No!... "y" es igual a la curva que describen los muslos de Br... ¡No!

Era inevitable. Hiciera lo que hiciera, su cabeza volvía a Brainy. No ayudaba que ella estuviera justo detrás de él.

Para más remate, de repente su mano tocó su mentón, y de un movimiento lo hizo girarse hacia ella. Sus caras casi se tocaron, estaba demasiado cerca. El corazón de Holly palpitaba a mil por hora, pero Brainy permanecía calmada, apacible, misteriosa y descuidada, como si no supiera que se encontraba a centímetros de un chico que solo podía pensar en sus genitales.

—Buenos días, Holly— lo saludó.

—Bu... bu...— intentó decir, sonrojado.

Brainy le sonrió.

—¿Estás bien? Te vez... un poco raro.

—Yo... sí, no... yo...— balbuceó.

Su cerebro estaba saturado con impulsos y no podía pronunciar palabra. Se sentía como un tonto.

Pero Brainy se mostraba amable. En vez de matemáticas y física, fue su cara gentil lo que lo calmó. Brainy acarició su mejilla con cuidado.

—¿Cómo te sientes?

—Caliente ¡Digo!— se pegó en la frente con una palma— ¡Bien! ¡Estoy bien!

Tuvo que procesar eso durante unos segundos.

—Estoy... bien...— repitió, extrañado.

Se sentó en el piso como cualquier otra mañana. Su torso se sentía un poco oxidado, como si hubiera hecho mucho ejercicio la noche anterior, pero además de eso estaba completamente bien. Podía moverse con facilidad y sin dolor. Consternado, se puso de pie y se miró el cuerpo. Advirtió algunas cicatrices de mordidas de Houndour, pero más que eso, nada.

—¿Cómo me sané tan rápido?— se extrañó.

—Algunas bayas tienen buenos efectos curativos— explicó Brainy— siempre llevo unas cuantas por si acaso.

Holly se sintió tan contento que quiso abrazarla, pero al dar un paso hacia ella, la miró, aún acostada. Notó su cuerpo, sus curvas, su cuerno en el pecho, y se avergonzó. Brainy era una pokemon maravillosa, y pensar en ella como una compañera con quien satisfacer sus impulsos lo hizo sentir desconsiderado.

—¿Sucede algo?— inquirió ella.

—No, nada... gracias— dijo él.

Brainy se sentó y notó que Holly luchaba por no mirar su cuerpo. Con toda calma, terminó de incorporarse y le dio palmaditas en la cabeza.

—No te sientas culpable por lo que ocurre en tu cabeza— le espetó— Todo el mundo tiene el derecho de pensar lo que quiera. Son tus actos los que determinan cómo eres juzgado, tus palabras también, aunque en menor medida.

Holly la miró hacia arriba, extrañado.

—¿Qué?

Brainy se llevó una mano a la mejilla y suspiró.

—Te pido disculpas, no debí acercarme con tanta confianza. Debí pensar en tus sentimientos.

Holly se puso más rojo, esta vez por darse cuenta que Brainy había visto a través de él como si estuviera hecho de cristal. Un poco asustado, dio un paso hacia atrás, pero Brainy no parecía molesta de ninguna forma. Al contrario, esbozó una pose coqueta, como si estuviera bien.

—Puedes mirar cuanto quieras— le aseguró.

Holly se quedó callado, desconcertado.

—Puedes hacer más que mirar, si gustas— agregó— con una condición.

Holly la miró a la cara, atento. Casi no creía su suerte, debía ser un sueño; la Gardevoir más despampanante que hubiera visto, diciéndole que podía "hacer más que mirar". Tenía que ser un sueño.

—¿Qué cosa?— preguntó casi sin aliento.

—Debes abandonar a tu entrenadora— le pidió Brainy— debes dejar tu vida atrás, a tus amigos, a tu pueblo, a la familia que te acogió. Eso incluye a la Haunter que te gusta, y debes venir conmigo.

Despacio, se acercó a él y lo tomó de las mejillas para asegurarse que lo mirara a los ojos.

—Seremos amantes por el tiempo que quieras, haremos de todo. Incluso buscaremos una piedra alba y te convertiremos en el Gallade más fuerte que haya pisado la región, si quieres ¿Qué me dices?

Holly se quedó sin aliento. Brainy se separó de él para dejarlo respirar.

—¿Irme... contigo?— musitó el Kirlia— Pero... ¿Estás bien conmigo?

—Ya te dije, eres lindo, y me agradas— le indicó Brainy— tampoco tenemos que estar juntos por siempre, pero si vamos a estar juntos, no puedo asentarme en un lugar. Tengo que viajar, tengo que conocer pokemon y personas nuevas ¿Entiendes?

—Pero... pero... ¿Lo que quiera?— alegó.

Era demasiado, tenía que ser un truco. Brainy claramente estaba hablando de cosas sexuales como si nada. Holly la miró, intentando descubrir qué se tramaba, pero ella solo rio entre dientes.

—Eres adorable, pero muy joven. Todo lo que te imaginas, ya lo he hecho varias veces.

Holly se puso rojo por enésima vez. Se imaginó a Brainy haciendo "cosas" con otros pokemon. No se sintió celoso, habría sido raro que una adulta como ella fuera virgen. Al contrario, la idea de ser uno de esos pokemon que llegaban a lugares prohibidos con ella, lo emocionó. Era una fantasía, pero ella se lo presentaba como una posibilidad, un futuro que él podía elegir.

Quería decir que sí. Dio un paso adelante, emocionado, listo para aceptar su oferta y pedirle todo tipo de cosas. Se imaginó sus caricias, se imaginó sus besos, quería eso ¿Solo tenía que dejar atrás su miserable vida? Mikeas estaría bien por su cuenta, Lia podía llorar el resto de su vida, no le importaba. Priscilla no import...

Se paralizó. Pensó en Priscilla. La sola idea de dejarla a su suerte se sentía cruel, tanto para él como para ella.

—Ella me rechazó— pensó.

—Pero es mi mejor amiga— se respondió.

—Brainy podría ser mi mejor amiga, y mi amante, y mi maestra, al parecer. Podría ser mi compañera de vida. Priscilla estará bien, ella es genial, todo el mundo la quiere...

Holly intentó imaginar una vida con Brainy. Solos ellos dos. En unas semanas de viaje, descubrirían una piedra alba y él se transformaría en un Gallade, al fin. Ella lo querría a él y él a ella. Tendría a alguien que lo querría, alguien increíble como ella.

Sí, eso sería fantástico ¿Qué tenía Priscilla para ofrecerle?

Holly recordó las veces que habían reído juntos, las veces que ella se lanzaba a la acción, que se enfrentaba a la muerte o al peligro, las veces en que se ponía de su lado para defenderlo o ayudarlo, su emoción infantil al mostrarle su escondite secreto, su rapidez al abrazarlo y consolarlo cuando él se puso a llorar en la cueva, recordó cada vez que la había visto y había sentido que se enamoraba un poquito más de esa Haunter.

Luego miró a Brainy. El lívido ya se había ido, solo quedaba una señora misteriosa, muy amable y gentil, muy bonita, pero de quien no sabía nada.

Su decisión fue difícil, pero fue el camino que él tomó.

—Yo... lo siento— dijo, agachando la cabeza.

Brainy se echó a reír.

—Oh, vaya. Rechazada por un joven Kirlia.

Holly apretó los puños.

—En serio lo siento.

Pero Brainy le acarició la cabeza otra vez. Holly levantó la mirada, solo para encontrar su sonrisa.

—Está bien, tranquilo. No soy una mala perdedora— le aseguró.

Holly sonrió, aliviado. No la había elegido, pero no había dejado de apreciarla.

—¿Hay una manera en que pueda pagarte lo que has...

Pero antes de terminar su pregunta, un ruido afuera lo sorprendió. Al darse la vuelta, se encontró con la pandilla Houndour en el bosque, asomándose entre las plantas.

—¡Los encontramos!— exclamó el jefe, apareciendo desde el centro— ¡Vamos, muchachos! ¡Tras ellos!

Holly quiso gritar del susto, pero antes de que pudiera hacer nada, su cuerpo se elevó en el aire e inmediatamente se lanzó contra la pared contraria a la entrada. Pensó que se iba a estrellar, pero la pared se rompió antes que su cuerpo pudiera tocarla, y se largó a volar por el bosque.

Desorientado, intentó comprender cómo su cuerpo viajaba por el aire. No estaba tocando nada más que el viento, no había manera en que pudiera volar. Entonces miró a su lado, y advirtió a Brainy, volando con él. Solo que ella no parecía confundida, ella miraba y apuntaba directamente a la dirección a la que iban. Entonces Holly comprendió.

—¡Ella nos está transportanto con telekinesis!— dedujo.

Pero lo que veía no tenía sentido. La telekinesis solía practicarse con mucha concentración. Para lograrla, uno debía pararse bien y concentrarse en el objeto que se levantaba. Holly pocas veces había leído de pokemon que podían levantarse solos con ese método, mucho menos de viajar por el aire como si tuvieran ruedas invisibles.

—¡¿Cómo lo hace?!— se preguntó Holly

—¡Después te explico!—dijo Brainy, solo que no lo dijo con la boca. Lo pensó, y Holly la escuchó.

Le tomó unos segundos darse cuenta.

—¡¿Eso fue telepatía?!— exclamó en su mente.

—¡Rayos! ¡Se me salió! No importa ¡Después te explico, ahora concéntrate en no pegarte contra las ramas!

Como ya sabía que lo que lo mantenía en el aire era la telekinesis de Brainy, consiguió sujetarse de eso con sus propios poderes psíquicos y moverse en su posición respecto a ella. Así consiguió mirar hacia adelante, y advirtió que iban muy rápido, esquivando ramas y troncos por el camino. Luego miró hacia atrás, donde los Houndour corrían a toda prisa, ladraban y mordían las hojas que se interponían en su camino. Parecían furiosos. No solo eso, sino que habían traído a unos Murkrow y Scraggy con ellos. Brainy avanzaba rápido, pero no fue capaz de perder a la banda unida de pokemon. Más encima, de pronto se detuvieron.

Holly se giró hacia adelante, desconcertado. Quiso preguntarle a Brainy por qué se detenía cuando eran perseguidos, pero entonces advirtió que, ante ellos, ya no había un camino que seguir. Habían llegado al acantilado. Varios metros bajo ellos había un montón de rocas que le partirían la cabeza a cualquier pokemon tras tamaña caída. El resto era mar, el inmenso mar que golpeaba fuerte contra las rocas. No tenían a dónde ir.

Ambos se giraron hacia sus perseguidores, quienes se detuvieron frente a ellos al ver que los habían atrapado, y formaron un semicírculo para bloquear todas las salidas. Holly miró a Brainy, compungido. Por su culpa, ella también estaba en peligro. Miró por todos lados, debía haber algo que pudiera ayudarlos en esa situación, pero no había nada. Solo plantas y un puñado de rocas. Sus perseguidores eran demasiados para enfrentarlos. Sin embargo, al mirarla, advirtió que la Gardevoir no parecía preocupada en lo más mínimo.

En eso, el jefe de la pandilla, un enorme Houndoom, salió desde la primera fila de sus subordinados. A pesar de que tenía todas las de ganar, se veía tenso, listo para saltarles encima, como si estuviera perdiendo. Holly advirtió que llevaba parches y vendas por todo el cuerpo, como si se hubiera peleado recientemente, pero estaba seguro que la noche anterior lo había visto en perfecto estado.

—Los tenemos rodeados— les espetó el Houndoom— ¿Algunas palabras, antes de ser pulverizados?

Holly fue depositado en el suelo despacio por la Gardevoir.

—Cuánta confianza— le espetó Brainy.

El jefe gruñó, mostrando los colmillos. Holly se apresuró y se antepuso a Brainy, extendiendo los brazos para protegerla.

—¡¿Por qué tienes que involucrarla a ella también?! ¡Esto es entre tú y yo!— exclamó.

El jefe pareció extrañado de esto, pero no se desconcentró.

—¡Quítate del camino, Kirlia!

—¡¿Quieres pelear contra alguien?! ¡Pelea conmigo, cabeza hueca!

El Houndoom se inclinó, listo para saltarle encima, pero entonces se hizo hacia atrás, cauto. Holly no entendió por qué hacía esto, hasta que notó una mano de Brainy sobre su hombro.

—¿Puedes encargarte de ese Houndoom feo y malo?— inquirió.

—Creo... creo que sí— indicó Holly.

—Muy bien.

Entonces, para la sorpresa del Kirlia, Brainy marchó hacia las líneas enemigas. Pensó que se lanzarían encima y la harían trizas, pero los pokemon siniestro hicieron todo lo contrario: retrocedían por donde ella pasaba y se ponían tensos con la mera idea de que ella se les acercara, como si ellos fueran las presas y ella la depredadora. Más encima, al pasar, le tiró algo al jefe Houndoom. Este lo atrapó en el aire y advirtió un racimo de hojas.

—¿Qué es esto?— inquirió él.

—Son hierbas medicinales, máscalas para que se recuperen tus heridas.

Esto dejó perplejos al Houndoom y a Holly.

—¡¿Qué?!— exclamaron ambos.

—¡Brainy! ¡¿Qué haces?!— exclamó el Kirlia.

Esta se giró hacia él, sonriente.

—Como te decía, Holly, yo continuaré mi viaje. Tienes que probar que puedes vencer a este sujeto por tu cuenta, o seguirá molestándote ¿Entiendes? Debes aprender a valerte por ti mismo, pero no probarás nada si derrotas a un pokemon que ya está herido.

Holly quiso alegarle, pero entonces advirtió a un Murkrow que se acercaba a ella con intención de atacarla. Holly intentó advertirle, pero no lo conseguiría, el Murkrow estaba muy cerca. Sin embargo, antes de ser atacada, Brainy levantó una mano y atajó su pico con fuerza, sin siquiera mirarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top