Capítulo 13: Ahora tenemos problemas
{Tracy Alden}
—¡Mierda! No puede ser que pierda de nuevo —tiré el control hacia la mesa y saqué la paleta de mi boca.
Giré mi cabeza hacia la entrada al sentir la puerta principal ser abierta, mi hermano entró en mi campo de visión mientras se quitaba la corbata y tiraba su arma a la mesa.
—Dashi, creo que compraste un equipo defectuoso —me arrodillé sobre el sillón mirándole.
—No está defectuoso, eres mala y por eso siempre pierdes —volqué los ojos y me dejé caer al sillón observando el techo.
—Voy a morir de aburrimiento.
—Entonces sé productiva, Tracy. Vuelve a la universidad y trata de graduarte.
—No voy a quedarme de brazos cruzados viviendo como si fuese una chica normal sabiendo que mi hermano arriesga su vida día a día tratando de tomar venganza por nuestro padre.
—Tienes que hacer exactamente eso, solo tienes 19 años.
—¡No me pidas que lo ignoré! Esa asesina mató a nuestro padre y sigue suelta, viviendo la vida buena, con amigos que darían su vida por ella, con un esposo e hijo ¡Es injusto Dashi!
—Lo sé, es precisamente por eso que me tomo mi tiempo, haré que pierda todo, que sus amigos le den la espalda, que se quede sin familia, cuando lo haya perdido todo y esté tocando fondo entonces la mataré y tomaremos venganza por nuestro padre. Hasta entonces, te toca mantenerte alejada de todo esto.
Sin más entró a su habitación dejándome sola en la sala. Hice una mueca inconforme.
—Tal vez es hora de agilizar tu plan.
Tomé el teléfono que Ann había conseguido robarle a Nickolas. Gracias a que mi hermano ya lo había llevado con un experto pude abrirlo sin problemas y buscar la dirección de Kateline.
La anoté en un papel y luego arranqué este de la libreta de notas. Volví a apagar el teléfono y salí de casa con un plan en mente.
Revelar una de las tantas mentiras de Evelyn Black.
Al pasar por el callejón que guiaba a la salida de la residencia Alden sentí un tirón en mi brazo y mi cuerpo impactó contra la pared.
Levanté la vista encontrándome con esos ojos tan oscuros devorándome con la mirada.
—¿Perdiste la cabeza? —onreí de lado—. Si mi hermano te ve por aquí te mata.
—Te extrañaba demasiado.
—Solo espera un poco más. No seas impaciente —palmeé su pecho y comencé a alejarme.
A medio camino me detuve y le miré.
—Y no vuelvas por aquí si no te lo ordeno.
(...)
{Kateline Rivas}
Tomaba mi malteada sin despegar mi vista del chico frente a mí, su cabello castaño perfectamente arreglado hacia atrás, su traje negro impecable, sus mejillas abultadas por el pastel que comía.
Jhon levantó su mirada conectándola con la mía y se sonrojó apartándola rápidamente.
—¿Por qué me miras fijamente?
—Te ves muy guapo hoy —confesé. Jhon comenzó a toser poniéndose rojo así que le ofrecí rápidamente un vaso de agua.
—No me acostumbro a que seas tan directa —confesó una vez estuvo más calmado y solo pude sonreír viéndolo.
—Me alegra que nos hayamos encontrado hoy, he estado algo ocupada y no he tenido tiempo para encontrarnos.
—Cierto, he dado vueltas por tu casa y nunca estás. ¿Qué hacías por aquí?
—Tengo asuntos que resolver, negocios —miré por la ventana y luego me fijé en la hora que tenía mi reloj.
—Ya veo, pues fue agradable encontrarnos al menos un rato. Debo ir a la iglesia —se levantó tomando sus cosas y dejando el dinero sobre la mesa—. Espero que nos veamos pronto, cuidate y no te metas en problemas — revolvió mi cabello como si fuese una niña y se fue.
Suspiré cruzándome de brazos y empujé mi lengua contra el interior de mi mejilla. Dejé mi parte del dinero sobre la mesa y me levanté tomando mis cosas para salir de allí.
Tomé mi teléfono contestando la llamada entrante mientras miraba a ambos lados.
—Informe.
—Lo tenemos jefa.
—¿Dónde están?
—En la vieja fabrica de los cinco grandes jefes.
—Estaré allí en un momento, no lo dejen ir —colgué la llamada y me subí a mi auto conduciendo hasta el lugar.
Aparqué una calle antes para no llamar la atención, saqué mi arma de la guantera y salí del auto cerrándolo con seguro.
El sonido de mis botas militares contra el suelo era lo único que se escuchaba a cada paso, todo a mi alrededor eran ruinas de lo que alguna vez fue la fuente de drogas de todas las mafias.
Al girar a la derecha noté que los dos guardias a los que había enviado a localizar al objetivo estaban allí esperando.
Me acerqué a ellos recibiendo sus reverencias y les miré seria cargando mi arma.
—¿Seguros que están adentro?
—Así es, jefa. La niña se encuentra en el suelo no sabemos si está inconsciente o muerta —apreté con furia mi puño al escuchar aquello.
—Vamos a entrar, cúbranme, déjenme a ese pedazo de mierda a mí.
—Si señora.
Los tres juntos nos dirigimos a la vieja puerta de metal con el gran letrero de "Pentagon", pateé esta con fuerza abriéndola de golpes y los tres entramos a la fábrica.
Los disparos no tardaron en hacerse presentes resonando por todo el lugar, con facilidad nos deshicimos de aquellos lacayos y apunté directo a la persona que había guiado este estúpido plan.
—Date la vuelta lentamente y no cometas ninguna estupidez o agujerearemos todo tu estúpido cuerpo —la chica se giró hacia nosotros sonriendo dejando ver sus hoyuelos, el cabello rubio caía lacio hasta sus hombros, su piel era demasiado pálida y sus ojos color café.
—Kateline Rivas, siempre tan amable —comentó con sarcasmo haciéndome rodar los ojos.
—Sabes quien soy, sin embargo yo no tengo ni puñetera idea de quien coño eres.
—Mazikeen Smirnov —informó con total seguridad y una sonrisa cínica adornó su rostro cuando observó la duda y confusión en mi rostro.
—Imposible —negué—. Acabamos con todo el puto linaje de los Smirnov, rusos hijos de puta.
—Así es, mataron a mi abuelo, a mis padres y tíos, pero mis hermanos y yo sobrevivimos y ahora vivimos a buscar la venganza que merecemos. El clan Hollan caerá este año, pagarán todos sus pecados y arderán en el infierno —callé su estúpido discurso atravesando su cráneo con una de mis balas.
Su cuerpo muerto impactó contra el suelo y yo le miré asqueada.
—Dejen allí tirada la basura. Si los Smirnov volvieron tendrán el mismo destino que sus antepasados. Todos serán masacrados por la mafia Hollan.
—Señora —un guardia tomó de encima de la mesa de metal una tarjeta y me la dio.
Dashi Alden
—Claro que estos hijos de puta estaban detrás de esto —guardé la tarjeta en el bolsillo trasero de mi short de mezclilla.
Caminé hacia el pequeño cuerpo de la niña, me quité mi camisa de cuadros y tapé su frágil cuerpo. Acaricié su larga cabellera castaña, sus ojitos azul oscuro me miraron con debilidad y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
—Kati.
—Aimee.
—Viniste a salvarme, s-sabía que no me dejarían —sonreí y traté de limpiar la sangre de su frente.
—Eres parte de la familia, la familia se protege. Los demás niños te esperan en casa, están muy preocupados. Todo estará bien. Descansa un poco.
Miré sobre mi hombro a los dos guardias indicándoles que la tomaran.
—Hagan que la atienda el doctor Kane y notifíquenme su progreso.
—Si señora —salimos juntos de la fábrica, ellos se montaron en la limusina negra y yo en mi auto conduciendo hacia mi casa.
Llamé al nuevo número de Nickolas y luego de varios timbres contestó.
—Habla —se escuchaba adormilado y su voz sonaba muy ronca.
—¿Te acabas de despertar? —reí—. Que buena vida Nicki.
—¿Quién es? —escuché la voz de Aleck y seguido un beso.
¿Espera qué?
¿Un beso?
Aleck y Nick
¿Se acaban de besar?
—Creo que les he jodido la mañana de luna de miel —reí escuchando al rubio gruñir.
—¿Me despertaste solo para joderme?
—Escucha acabo de matar a una chica.
—Matas gente todo el tiempo Kateline, ¿Por qué debería importarme?
—Su nombre era Mazikeen Smirnov.
—¡¿Qué?!
—Al parecer los hijos de los Smirnov están vivos, no sé cuantos son ni donde mierda se esconden, solo sé que están aliados con la mafia Xiao y vienen en busca de venganza.
—¡Que jodida mierda! No salimos de una y ya estamos en otra —estacioné frente a mi casa y me bajé del auto para así entrar en esta—. Debemos avisarles a los demás y estar preparados.
Encendí las luces y me sorprendí al ver a una chica en mi sillón mirándome sonriente.
—Nick te llamó luego.
—Kate —colgué y me crucé de brazos viendo a la chica.
—Tracy Alden ¿Me puedes decir que mierda haces en mi casa?
—Vengo a platicar —se puso de pie y se acercó a mí quedando frente a frente, me incliné hacia ella mirando sus labios y sonreí de lado.
—¿De qué tendríamos qué hablar tú y yo?
—Tal vez de la muerte de mi padre.
—Escucha, ya me quedó claro que te dolió —puse mi mano sobre mi pecho—. Pero ya cansas. La muerte de tu padre fue un accidente en medio de un tiroteo accidental entre ambas mafias. Fin del asunto.
—Mi padre murió un día antes del tiroteo —mi boca se abrió por la sorpresa y le miré desconcertada.
—¿Ahora que mierda dices?
—Evelyn Black les miente, ella mató a mi padre, lo arrodilló ante ella y apuntó con un arma en su frente, disparó sin dudarlo, no se inmutó. Luego lo cubrió haciendo parecer que fue un accidente para no admitir que rompió las leyes de las mafias al matar sin razón aparente a un jefe de mafia que era su aliado.
Cada palabra que salía de su boca me dejaba más desconcertada que la anterior.
—Estás mintiendo, solo quieres que nos enfrentemos entre nosotros.
—Puedes verme como la villana si lo desees, pero solo estoy diciendo verdades, Evelyn Black es el verdadero monstruo que rompe sus propias reglas y mata a quien le place. No me tienes que creer, ella se llevó el anillo de mi padre, encuéntralo y sabrás que digo la razón.
Alcé mi vista hacia la pelinegra. No podía creerle, Evelyn no podía haber hecho aquello y mucho menos mentirme.
—Veo duda en tus ojos.
Quise responder, pero me sentí demasiado mareada, todo daba vueltas y me sentía débil.
Mi cuerpo impactó contra el suelo y luego todo se volvió oscuro.
(...)
Abrí mis ojos, desorientada, sentía que todo daba vueltas, un sonido lejano como de disparos me mantenía confundida.
Traté de moverme, pero mis manos parecían estar atadas y todo mi cuerpo dolía.
Miré a mi derecha percatándome de que Tracy también estaba allí y permanecía inconsciente.
Cuando volví la vista al frente un rubio apareció en mi campo de visión.
Sonrió de lado y ladeó su cabeza.
—Bienvenida.
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Si el capítulo llega a 50 comentarios les haré un maratón de capítulos.
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