CAPÍTULO 4
Skyler's POV
Me encontraba de pié justo en el centro del patio trasero de mi casa. El sol brillaba más que nunca; parecía irreal, tuve que entrecerrar los ojos para observar todo. Una suave y fresca brisa sopló mi cabello, abordándolo y consiguiendo que tuviera que colocármelo detrás de la oreja.
¿Qué había pasado?
Muchas preguntas se hicieron presentes en mi mente, logrando que me sintiera realmente confusa y un pequeño dolor de cabeza se asomara.
¿Por qué estoy aquí?
¿Nos habrán descubierto nuestros padres mientras dormíamos?
¿Acaso estábamos muertas? ¿Estoy muerta?
Volví a la "realidad" al escuchar la armoniosa voz de mi madre.
—¿Hija estas bien?—pregunta levantándose de lado de sus rosas favoritas para ponerse en frente mío, levanta la mano y por un momento pensé que me golpearía, cerré los ojos, pero lo único que sentí fueron sus tercias manos en mi rostro, no tarde en abrirlos. Mamá estaba relativamente relajada y no estresada como la mayoría de los días en los que teníamos un deje de contacto, con una sonrisa que cualquiera diría que te alegraba el día tan solo de verla.
Esta no era mi madre.
Ella jamás estaría tan tranquila.
Definitivamente estaba muerta.
—¿Te sientes bien?— curioseó otra vez.
—Si mamá, si estoy bien—solo se limitó a asentir, volteó y regresó junto con sus rosas para seguí cuidándolas.
Giré, divisando a mi padre. Él nunca pudo haber practicado carpintería e ir a aquel depósito, una mini casita donde guardaba sus herramientas, irónicamente, así estaba pasando.
La risa de mis hermanitos resonó por todo el jardín. Comencé a buscarlos con la mirada hasta que algo calló sobre mi cabeza. Miré hacia arriba y ahí estaban jugando en su casita del árbol y riéndose.
Todo se veían felices. Si estaba muerta o dormida por favor que nadie me despierte nunca.
De repente un viento frío me hizo estremecer, miré hacia el cielo. El sol no estaba más, ya no había rastro de brillo. El día se tiñó de gris, relámpagos con la compañía de un rayo quebraron el cielo y su estruendoso sonido me perturbó. Cerré los ojos por instinto. Todo se hizo blanco por unos segundos haciéndome caer todavía cegada.
Apreté los puños, sentí algo espeso en mi mano. Toda mi palma estaba llena de sangre pero no provenía de mí, el césped a mi alrededor estaba cubierto por manchas de rojas, me erguí rápidamente. Lo siguiente que vi al me dejó perpleja.
Mamá estaba en medio de sus rosas con una mordaza en la boca, tenía rasgados los brazos por las espinas, múltiples cortes profundos en las muñecas, en su cuello, y un cuchillo clavado justo en su pecho.
Giré de nuevo con los ojos como platos. Un martillo con sangre en ambos extremos descansaba en el piso de aquel deposito donde guardábamos todos nuestros recuerdos felices, tirado en medio del asqueroso cuarto, mi padre, rodeado en una gran mancha de sangre que provenía de debajo de su cabeza.
Mi respiración comenzó a ser irregular. Me temblaban las manos, las piernas. No se cuanto tiempo más poder estar de pie.
Nada malo les pasó.
Nada malo les pasó.
Nada malo les pasó.
Pensaba, con temor carcomiendo todas las células. Al voltearme hacia donde estaban mis hermanitos.
Reuní el poco coraje que me tenía para girarme, para encontrarme con ellos, tomados de la mano; en el suelo, con quemaduras y cortes por sus cuerpos donde sus prendas manchadas permitían que los viera.
Me cubrí la boca con ambas manos, volví a sentir esa sensación viscosa, mis manos estaban llenas de sangre, al igual que mis brazos y piernas. Estaba toda salpicada en sangre. Caí de espaldas al suelo y comencé a patalear hasta alejarme, todo cambio en un abrir y cerrar de ojos. El paisaje se convirtió en noche y un olor fuerte acaparó todas mis fosas nasales. Estaba en un cementerio y en frente dos lapidas.
"Thomas y Darcy".
No podía ser cierto.
¡NO!
Retrocedí aún más hasta caer en lo que parecía una tumba. Quería gritar pero no podía. Mi voz se había atorado en mi garganta cuando esta se secó completamente. Otra vez. Comencé a ahogarme.
—Todo es tu culpa—las voces de mis padres junto a mis hermanos se extendían por el estrecho lugar. Las escuchaba en un susurro escalofriante, logró que cerrara fuerte los ojos y me hiciera una bolita en el suelo—. Tú nos abandonaste. Nos dejaste solos. No te importo la seguridad de tu familia. Todo es tu culpa. ¡TODO ES TU CULPA!
Tomé una gran bocanada de aire, me incorpore y lo primero que vi fue a Brooke con su ceño fruncido.
—¿Qué te sucede?, ¿Sky, te encuentras bien?— dijo con vos preocupada.
—Sólo un mal sueño, nada más—mentí. No quería recordar esa pesadilla—. ¿Te desperté o ya estabas despierta?
-Pues... me despertaste. Comenzaste moverte mucho. Me golpeaste, así que me desperté pero cuando te vi estabas llorando— toque mi mejilla y estaba húmeda. Había llorado en un sueño. Qué raro—. Parecía que estabas convulsionando o bailando como Alexa. Es casi lo mismo. Te desperté y aquí estamos.
—Tu explicación podía ser más corta si sólo me decías que te golpeé y me despertaste.
—¿Y así es cómo me agradeces?— elevé los hombros—. Ya que más da. Dentro de unos minutos llegaremos. ¿Quieres hacerles algo mientras duermen?—señaló con su cabeza hacia donde dormían las demás.
—Tentador; pero sabes que luego se van a vengar.
—Odio que tengas razón en todo—hizo un puchero mal hecho lo que me produjo una gran risa.
*******************
Aterrizamos en la extravagante cuidad de Las Vegas, Nevada a eso de las 9:30 p.m. Viaje muy largo.
—Llegamos a Las Vegas, bebé. ¡Miren, ahí viene Edward!— chilló Brooke, que no se contuvo y lo abrazo—. Tarde como siempre— le reprochó.
—Lo siento hermosuras— sonrió él con arrogancia—. Estaba alimentando a la bestia— guiñó un ojo y Alexa hizo una mueca de asco. Rió con gracia.
—Vayámonos ya.
—Coincido con Sky, quiero dormir— habló Chanel. Edward nos saludó a todas para luego irnos al fin a su departamento. El recorrido no fue muy largo a lo que agradecí mucho.
—Andando pequeñas.
Brooke POV's.
Edward nos ayudo a subir nuestras las maletas hasta el sexto piso, donde, según él, era su "fortaleza de macho" como nos había dicho.
—Hay una habitación para cada una, así que no quiero actos lésbicos en mi casa—reímos al unísono hasta que abrió la puerta de su "casa" dejando ver lo bonita que era. Bueno... me sorprende—. ¿Y qué les parece?
—Esta bien. Para un chico que vive solo en Las Vegas...—no continúe hablando gracias a que vi un hermoso sofá de cuero negro en medio de la sala. Miré a Alex, ella también había divisado MI sofá. Tenemos la mala y buena suerte de que ella y a mí nos gustan casi las mismas cosas es mío. Tortura— Es mío— señalé el sofá.
—Veamos quien se sienta primero— me arrojó su maleta a los pies como obstáculo, produciendo mi caída que me benefició. Agarré su tobillo, y la jalé al suelo. Me levanté rápidamente, corrí por su lado para al fin caer en el sofá. Escuché como los demás se reían de nuestro pequeño show. Me incorporé.
—Te lo había dicho antes Alex. ES MIO PERRA MALDITA— aún estaba en el suelo. Mostró su dedo corazón produciendo más risa. Se levantó con ayuda de Sky maldiciendo. Noté que Edward se habia ido por uno de esos misteriosos pasillos para luego volver con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿A que se debe tu sonrisa?
—Hay carrera esta noche, bebés.
—Eso si me alegro la noche. Pero primero hay que ir a conseguir nuestros vehículos y móviles.
—¿Qué les sucedió a los suyos?
—Los abandonamos cerca de un callejón por si acaso nos querían rastrear— explicó Grace.
—Muy inteligentes para tan jóvenes.
—No te hagás el mayorcito sólo porque tienes tres años más—así comenzamos otra mini pelea, para luego instalarnos en las cómodas y grandes habitaciones de su "departamento" (que fácilmente podría ser una casa), ducharnos y arreglar ir a un bar para hacer tiempo antes de las carreras empiezan. Edward tenía muchos autos y motos lo convencimos de que nos los prestaría pero solo por esta vez.
Una carrera en otra cuidad suena demasiado emocionante. ¿A quién tendremos el honor de derrotar ésta vez?
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