#4
El timbre sonó y todos salimos de la sala tranquilos con respecto al trabajo. Cada uno iba disfrutando de su conversación con su compañero de trabajo. Adam me miró y decidió hablar.
---- Podemos seguir el trabajo, ¿Verdad?
Lo miré sorprendida. No pensé que estaría interesado en un trabajo.
---- Sí.
No sabía que pensar. Adam tiene ciertas características que lo hace idéntico a Mark. Por un lado, me sentía extraña a su lado, aún podía sentir que estaba en peligro a su lado. Aún sentía que podían volver esos tipos peligrosos que nos iban persiguiendo ese día.
--- ¿Estás bien? Te ves un poco pálida.
Volví a la realidad.
--- Si. Nos vemos por ahí.
Lo dejé solo en el pasillo, quería desaparecer. Me encerré en un baño, mi respiración parecía que iba a explotar. No podía calmarme. No podía reaccionar. Con tan solo pensar en esa noche, me ponía inquieta, asustada. Me traía muy malos recuerdos.
Mientras trataba de calmarme, soltaba aire de mi boca para poder tranquilizarme. Pero nada resultaba. Una voz se escuchó en el baño, era de un hombre.
--- Hey. Probablemente me lleven a dirección. --- sacó una carcajada ---- Pero, ¿Estás bien, Diana? Puedo llamar alguien si quieres.
Mientras oía cada palabra, mi respiración parecía estar calmada. Miré hacia el techo, le saque el pestillo a la puerta y allí estaba Adam. Con preocupación.
---- Gracias, pero estoy bien.
Lo miré a los ojos con tristeza. Le sonreí a medias.
---- Sé que no conoces, pero si quieres hablar de lo que sea. Puedes contar conmigo.
Asentí.
---- Es muy amable de tu parte, Adam. Pero, creo que ahora me siento mejor.
Una lágrima caía de mi mejilla. No podía parar, comencé a llorar. Adam se acercó lentamente tratando de darme un abrazo, para apoyarme en él. Sin ninguna dificultad, me acerqué a sus brazos.
--- No puedo... --- dije entre sollozos.
Lo miré a sus ojos, mientras que el me acariciaba el cabello. Me quedé en silencio, escuchando el latido de su corazón. Salimos del baño, mientras que todos estaban observando lo que estaba pasando. El chico popular abrazando a la chica nueva. Nos dirigimos hacia la parte de adelante de la escuela, había un pequeño jardín, muy hermoso. Nos sentamos en el suelo, esperando poder calmarme.
---- No te voy a obligar a decir nada, Diana. --- añadió --- Pero, todo lo que tienes dentro de tí, te hará pedazos.
Lo miré con desesperación.
De todo el dolor que tenía dentro de mi, elegí el menos doloroso.
---- Mi papá está engañando a mi madre. Al parecer es de mucho antes.
Adam me acaricio las manos.
---- Eso es terrible. --- se levantó del suelo.
Miré mi reloj, dónde me había fijado que iba tarde a la sesión.
Mierda.
Me levanté del suelo, agarrando mi bolso desesperadamente. La mirada de Adam se volvió preocupante.
---- ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
Traté de decirle, pero no podía. Me daba mucha vergüenza. Al momento en que me iba a ir de allí, Adam agarró mi mano, pero delicadamente, haciendo que nuestras manos se tocaran.
---- ¡Está bien! --- grité --- Tengo que ir a terapia. ¿Okay? Voy tarde.
Caminé hacia adelante, pensando en que había arruinado todo. No podía seguir siendo así. No podía confiar en nadie. No podía mostrar cómo era realmente. Al momento en que llegue a mi casa, el auto del psicólogo estaba estacionado en frente de mi casa.
Abrí la puerta y mi madre estaba en el comedor hablando con él.
---- Diana, ¿Por qué te demoraste? Me preocupaste.
La miré con seriedad. Ella no tenía la culpa de nada.
---- Estaba hablando con un compañero. Tenemos un trabajo que hacer.
Mi madre sonrió. Sabía que eso era bueno en mi proceso de recuperación.
---- Hoy la sesión será diferente, ¿Está bien si participa tu madre?
Me senté en el sillón, dejando mis cosas en la mesa.
--- Todos pueden participar, menos mi padre.
El psicólogo asintió. Mi madre no sabía nada. La pobre mujer no sabía lo que estaba por ocurrir.
---- Hoy hablaremos sobre nuestro día. ¿Empiezas tu, Camille?
Camille es el nombre de mi madre.
---- En el hospital tuvimos que salvar a una mujer.. -- añadió bastante seria.
El psicólogo asintió nuevamente, mirándome a mí.
---- Hoy lloré. --- mi madre estaba preocupada. Lo podía sentir. --- Tuve un ataque de pánico, sentí que iba a morir. Y ese sentimiento volvió, sentí miedo, sentí que estaba en el auto otra vez. Mark gritando que todo iba a estar bien. --- mis lágrimas caían --- Pero no era verdad. Algo malo iba a pasar. Y pasó.
Todos parecían estar sorprendidos, llevaba un mes de terapia y recién había hablado de lo que pasó. Respiré un momento, miré a mi madre que estaba con sus ojos con lágrimas.
---- ¿Cómo te sientes después de hablarlo, Diana?
Lo miré más calmada.
---- Me siento un poco mejor, pero tengo algo más que decir. --- dije nerviosa --- Pero esto es más familiar. Puedo continuar mañana, lo prometo.
El psicólogo asintió, decidido a dejar la sesion. Mi madre estaba preocupada, esperé a que el psicólogo se fuera y nos dejara a solas.
---- Mamá, piensa en que no te conté, porque te estaba protegiendo.
La puerta se volvió abrir, mi padre venía conversando con Felipe. Al verlo, me quedé frustrada. Mi padre sonrió al verlos.
---- ¿Cómo está mi hermosa familia? Me topé con Martín. ¿Por qué no está aquí? Mi dinero está siendo regalado.
Tenía rabia.
---- ¿Cómo puedes hablar así? Eres un idiota.
No les había hablado hace un mes. No me dijo nada.
---- Soy tu padre, respétame. --- dijo en un tono de autoridad.
No podía quedarme callada.
Mi madre estaba mirándome. Felipe se puso de mi lado.
----- Diana, ¿Qué ocurre? --- dijo mi hermano con preocupación.
Mi padre me observó y se volvió serio. Pero no podía observarlo, no después de haberlo visto.
---- No voy a gastar dinero en una niña malcriada.
Ahí fue cuando olvide todo lo bueno que habíamos vivido y grité lo que sentía.
---- ¿Cómo puedes hablarme así? ¡No tienes ningún derecho!
Mi madre me miró confundida, al igual que Felipe. Mi padre no tenía idea de lo que ocurría.
---- ¿De que estás hablando?
Lo mire con mucha rabia, por mi mejilla caía una lágrima, pero la seque de inmediato.
---- Te vi. --- esperé a que reaccionara o recordara. --- La primera noche, la pasé horrible, no dormí nada. Mientras tú, no estabas aquí. Mi madre estaba en el hospital y Felipe estaba durmiendo. Nadie sabía sobre lo que pasaba por mi cabeza. ---- me calmé --- En la mañana, te vi con esa mujer.
Mi madre abrió los ojos y se quedó escuchando cada palabra que salía de mi boca, mi padre parecía comprender todo, hizo como si lo hubiera inventado.
---- Al parecer vamos a tener que hacer otras medidas. Estás loca. ---- dijo en voz seca.
¿Loca?
---- Eso te lo perdono. Voy a olvidar todo lo malo que nos has hecho, pero engañar a mi madre. ¡Y no mientas! Te vi.
Mi madre miró a mi padre esperando que tuviera alguna explicación, pero no hizo nada. Ella le hizo una seña a mi hermano para que me llevará a mi habitación. Pero no podía, necesitaba escuchar una respuesta.
---- Diana.... ----- se pasó las manos por la cabeza desesperado. ---- Perdón.
Mi madre comenzó a llorar de la misma forma en que estaba yo. Mi hermano me llevó al segundo piso, tratando de calmarme.
No podía dejar de llorar, de toda mi vida creí que mi padre era mi superhéroe, pero al final no era así. Uno nunca terminaba de conocer a las personas, dañaban más si eran tu propia familia. Felipe se sentó en el suelo, dónde yo estaba mirando al suelo.
---- Diana, ¿Cómo supiste?
Su voz salió en susurro. Lo miré tratando de calmarme, pero no podía. Se quedó a mi lado, de fondo podíamos escuchar a mi madre gritándole a mi padre, pidiéndole alguna explicación. No podía hablar.
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