#38

Aquí estoy nuevamente poniendo todas mis pertenencias en unas simples cajas...

Se sentía extraño tener que dejar el único lugar que había sentido como un verdadero hogar, Felipe ya había metido mis libros en cajas y estaba poniéndole cinta encima, me había quedado mirando toda mi habitación completamente vacía, los recuerdos volvieron a mi mente de la primera noche que pasé aquí.

Lo único que tenía en mente eran los últimos recuerdos de Mark, me había quedado sentada en la cama mientras me paseaba por la habitación, admirando los lugares que más adelante podría ser mi hogar, me acerqué a la ventana donde se veían más casas parecidas a la mía.

Me miré al único espejo que tenía, en mi frente aún seguían los parches del accidente, unos pequeños cortes salían del costado, me toqué los cortes despacio pero al hacerlo sentí un pequeño ardor por toda la piel. La puerta de la habitación se abrió, era mi hermano. Siempre hemos sido muy unidos pero este último mes me había alejado de todos, no quería hablar con nadie, aún sentía que todo era muy reciente, si decía algo, lo único que saldría serían lágrimas.

- Didi, quiero que sepas que puedes contar conmigo, ¿lo sabes?

Lo miré y asentí.

Así estuve durante días, paseándome por cada pasillo de la casa, recordando cómo fue mi primera noche. Este siempre sería mi hogar, el único lugar que realmente fui feliz. Mi madre estaba preparando almuerzo en la cocina, Felipe estaba con Clara en el comedor, me estaban organizando una despedida ya que me iba en tres meses.

Solo tres meses.

- ¿Una fiesta de despedida? - exclamé levantaba una ceja.

Nunca me han gustado las fiestas y mucho menos las de despedida, lo único que pasaría ese día sería llorar y abrazar a mis amigos.

- No debes hacer nada, yo la planearé junto a Felipe - añadió Clara con entusiasmo.

Mi madre comenzó a servir los platos, Felipe y yo la ayudamos a poner la mesa mientras que clara nos ayudaba con los platos, su embarazo iba normal, ya llevaba tres meses y ya se le notaba un poco más grande, ella parecía muy feliz de tener a un bebé.

- ¿De qué están hablando? -- preguntaba mi madre, con una gran sonrisa.

Todos ya estábamos sentados comiendo el almuerzo, Clara comenzó hablar de la despedida que planeaban hacerme, mi madre era otra de las personas que no quería hablar del tema, la otra persona seria Adam.

- Queremos planearle una fiesta de despedida, yo me encargaré de la decoración, Felipe podría ayudarme.

Parecía muy entusiasmada, mi madre en cambio estaba en silencio mirándome.

- Yo podría hacer tus pasteles favoritos hija...

***

Ya estábamos de vacaciones, mis notas se habían cerrado antes debido a lo que iba hacer, mi madre logró convencer al director que iba a terminar la escuela en Nueva York, así que tenía tiempo libre y mucho, así que ayudé Adam a estudiar la mayor parte del tiempo, sentía que él tenía un pequeño problema en su cabeza; elegir alguna carrera o algo que te guste.

Digamos que no es tan fácil escogerlo, pero Adam había tenido bastante tiempo para escogerlo, lo apoyaba en lo que más podía, estábamos estudiando historia, al parecer le iba bien, respondía todas las preguntas, parecía estar muy concentrado, ignorando que solo nos quedaban tres meses juntos.

En tres meses la magia se iba acabar.

Un beso en la mejilla hizo que volviera a la realidad, miré Adam que estaba sonriéndome.

- ¿Qué sucede?

Dejé los apuntes en la mesita y me acosté a su lado, más bien en su pecho, puse una de mis manos en su pecho, para poder escuchar su corazón, sentir completamente todo lo que era Adam, podía sentir que él se acomodaba a mi cuerpo, haciendo que quedáramos más unidos, no pregunto nada más, solamente nos quedamos así durante horas.

- Solo quiero tenerte cerca - le susurré.

Adam me besó en la frente, luego de eso, me quedé allí recordando cada parte de él, recordando su respiración, la forma en que coincidía cada vez que me abrazaba, la forma en que me sonreía cuando me miraba, la forma en que me miraba, todo eso quería recordarlo.

Adam se había convertido en mí otra mitad, sé que suena cursi y todo, pero así es como lo siento. Se metió en mi vida, haciendo que todo cambiará, metió luz a mi vida, iluminando toda mi vida, me aceptó en la forma en que quedé, aceptó que estuviera rota, así mismo fue como de a poco comenzó a reconstruir todo lo que estaba malo en mi vida.

- Diana, ¿Puedo preguntarte unas cosas?

Miré Adam y le asentí.

- Claro, ¿Qué quieres saber?

Soltó aire y comenzó con sus preguntas.

- ¿Me escribirás todos los días cuando estés en Nueva York? - añadió con un suave tono.

Solté una suave risa.

- ¿Quieres que lo haga?

- Lo digo para que no te olvides de mí.

Por la forma en que lo decía, se veía triste, puse una de mis manos en su mejilla, me dio una pequeña sonrisa.

- Nunca podría olvidarme de ti.

Lo besé en los labios suavemente, nunca me había sentido culpable por dejar un lugar, dejar a personas increíbles, por dejarlo a él.

- Quiero decirte algo, pero no quiero que te sientas presionada por decirlo de vuelta, es algo que he sentido hace días.

Este era el momento del que todos hablaban, ¿Qué pasaba si alguna vez el amor no era correspondido? Siempre pensé que me iba a enamorar solamente una vez en la vida y siempre pensé que iba a ser de Mark.

- Te amo, Diana - lo soltó suavemente - Amo todo de ti, amo que seas tan diferente a las demás, amo que seas tan buena con mi hermano, no todos son así con él, ¿sabes?

Arrugó su frente, parecía estar pensando en otra cosa más.

- ¿La chica de la escuela conoció a tu familia?

Él asintió.

- Si, conoció a mi padre y a Jake, pero no fue una buena relación, mi padre decía que ella no era la indicada.

- ¿Por qué decía eso? - pregunté.

- Porque ella solamente quería pasar tiempo conmigo - dio un largo suspiro - Odiaba que Jake apareciera y comenzará hablar de sus cosas, por eso el día del partido te preguntaba si te molestaba que te preguntara tantas cosas.

Miré a Adam que estaba un poco avergonzado.

- Adam, un niño de ocho años jamás me va a molestar y menos Jake, aparte ese día disfruté muchísimo compartir con él.

Adam me sonrió y me besó en los labios.

- Ese mismo día, Jake me dijo que tú eras muy simpática, que él te aprobaba como mi amiga.

Parecía muy orgulloso de lo que había dicho, se le formó una gran sonrisa.

--- ¿Cuál es la otra pregunta?

Asentí mientras le sonreía.

--- ¿Por qué me perdonaste? Sé que es algo que dejamos en el pasado, pero siempre me lo he preguntado.

No sé si había perdonado esa parte de Adam, pero con el tiempo acepté que solamente había tomado un mal camino, con malos amigos en su vida. Nadie era perfecto, no podría decir que Mark era el novio más sincero, nunca supe en lo que estaba metido, por lo menos Adam tuvo el valor de decírmelo, en cierta parte.

- No lo sé, nunca sentí que lo que pasamos esos días haya sido mentira - exclamé - Entonces lo dejé pasar.

Nunca había vuelto a pensar en esa apuesta, ¿Qué hubiera pasado si Adam continuará con la apuesta? Nuestros caminos se hubieran cruzado pero con un final diferente.

***

Hoy Adam daba su examen, nos habíamos preparado bastante, solo el alumno debía entrar a la sala, lo acompañé hasta el lugar, sus padres junto a Jake estaban conmigo afuera, apoyando a su hijo. Besé Adam en los labios, su padre le dio un apretón de manos y su madre le dio un abrazo, Jake estaba mirándolo.

- ¡Buena suerte! --- le gritó Jake.

Me gustaba todo lo que había cambiado en su familia, se veían más unidos, sobre todo con su madre. Ella me dio una sonrisa y un apretón en mis manos.

- ¿En qué piensas querida? - añadió dulcemente.

No les había contado sobre mi terapia, miré a sus padres mientras que el pequeño estaba viendo unos vídeos en el teléfono, tomé aire nerviosa y comencé a contarles.

- Debo decirles algo, no será fácil pero es algo que debo hacer - añadí firme.

Ella parecía preocupada.

- ¿Vas a terminar con Adam?

Solté aire un poco nerviosa.

- En cierta parte sí, pero no es por qué no quiera estar con él - exclamé, ella parecía estar muy seria - Debo ir a Nueva York para terminar mi terapia allí.

El padre levanto sus cejas, mientras que pasaba una de sus manos por su mentón, la madre me dio una sonrisa, pero no muy sincera.

- ¿Él lo sabe? - preguntó él.

Asentí.

- Si, hemos estado pasando el mayor tiempo juntos, sé que él no ha estado en casa mucho tiempo, les quería pedir perdón, todo esto es mi culpa...

Ella de inmediato puso sus manos en las mías, acariciándome suavemente, mientras que negaba lentamente.

- No digas eso, nunca lo digas - exclamó bastante seria - Tu irás allí para poder estar bien, nadie te juzgará por eso y menos nosotros - suspiró y miró a su esposo - Quiero que sepas que estoy orgullosa de ti, es un paso enorme en todo lo que pasaste, Diana.

Ella se levantó de la banca y me dio un abrazo grande, dándome a entender todo lo que ella sentía, podía entender lo que ella había pasado y lo que le hubiera gustado hacer en su lugar, sonreí mientras me acariciaba la cabeza.

- Tu puedes cariño, sé que lo lograrás. - respondió, dando un suspiro aliviada.

El padre se acercó y me dio un abrazo un poco más suave, luego de eso me sonrió.

- Sé que volverás con una mejor versión de ti.

Esto se había convertido en una despedida, cada día sentía más lejano todo Ohio. El pequeño Jake me estaba mirando confundido, me acerque a él y comencé hablarle.

- Pequeñín, debo hablarte de una cosa.

Él dejo sus cosas a un lado y me prestó atención, nunca podría olvidar esta carita, era un pequeño tan inocente, lleno de energías.

- ¿Es sobre tu viaje? - me preguntó.

Espera... ¿Cómo lo sabía?

- ¿Quién te dijo sobre mi viaje?

- Mi hermano, me contó que debías ir allí. Dice que tienes un problema, nunca me lo contó, pero volverás, ¿verdad?

Asentí mientras lo besaba en la frente, sentía un pequeño nudo en la garganta, no quería llorar en frente de él.

--- Claro que volveré, nunca podría dejar de verte pequeñín.

Jake fue el primero en alejarse y mirarme.

- Gracias por estar con mi hermano, eres una buena novia.

Sonreí nerviosa y lo volví abrazar.

***

Un mes después.

El otro mes me iba, se supone que ya habíamos vuelto de vacaciones, pero las clases comenzaban la otra semana, hoy entregaban los resultados de los exámenes. Yo entregué un papel que indicaba que mi examen lo daría en Nueva York y las clases las iba a continuar allá, no tuvieron problema en aceptarlo.

Adam tenía la cara entre sus brazos, bastante nervioso, se supone que en dos minutos el cartero iba a llegar con la carta, estábamos afuera de su casa, cuando oímos el sonido que estaba por llegar.

Un joven de mediana estatura de bajo de una bicicleta, tenía muchos papeles en la mano, se acercó a nosotros con dos papeles en su mano.

- Correspondencia para Adam Miller, ¿Eres tú? --- preguntó el joven.

Adam no dejaba de mirarla, me levanté y le recibí la carta, esperamos a que se fuera, Adam parecía estar a punto de vomitar. Me volví a sentar y puse la carta entre medio de los dos, Adam pasó sus manos por la cara impaciente, miraba la carta, esperando que de alguna forma se abriera sin tocarla.

- ¡No puedo! Léela tú -- exclamó en tono de desesperación.

Solté aire y comencé abrir la carta, Adam se había postulado en la universidad de Londres, la de otras universidades llegaban otra día. Abrí el sobre y saque la carta, aclaré mi voz y comencé a leerla, Adam me miraba con expresión de terror.

- Estimado Sr. Miller... - me salte toda la parte que hablaba de la universidad, los beneficios que traía, blablabla... aquí venía lo que realmente importaba - Tenemos el agrado de informarle el resultado de su examen, felicidades... ¡Aprobaste el examen! ¡No puede ser! ¡Lo aprobaste!

En menos de dos segundos la mirada de Adam cambió, comenzó a gritar y a reír de la forma más alocada posible, me levanto del suelo, me besó muchísimas veces, me quitó la carta y la volvió a leer, podía ver el brillo en sus ojos, la alegría de poder tener algo.

- ¡No puedo creerlo! ¡Aprobé! - decía con alegría.

- Eso fue por todo el esfuerzo tuyo, Adam. Debes saber que eres muy inteligente.

Sonrió mientras ladeaba su cabeza, de alguna forma se parecía al pequeño Jake.

- Gracias por ayudarme... nunca he tenido a alguien que me motive a luchar por mis sueños ¿sabes? Gracias por eso, Diana.

Sonreí junto a él, lo besé en los labios haciendo que el sonriera.

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