#32

Diana.

Adam se había ido, entre medio de mis sueños pude sentir todas sus caricias, todos los besos que me dio, sabía que hacia todo esto en forma de despedirse. Abrí mis ojos pensando en la decisión que había tomado, mi madre me había dicho que podía elegir, pero sabía que estaría mejor si me fuera de aquí, que tomara un nuevo camino, a pesar de todo lo que había hecho Adam por mí.

Me iba a ir.

Ya le había enviado el correo al doctor, nos ayudó a encontrar un buen lugar para comprar los pasajes y un lugar para quedarnos, la conversación que tenía mi madre con él a través de la pantalla hizo que volviera a la realidad.

– El traslado será por un año, mi oficina estará a dos cuadras de donde vivirás – Añadió mientras miraba un cuaderno – En la fecha en que viajarás no habrá tanto tráfico, así que todo estará bien.

Asentí mientras lo miraba.

La escuela hoy iba a comenzar más tarde, guardé mis cosas mientras que mi madre seguía conversando con el doctor, antes de irme me despedí de él y salí de la habitación. ¿Estaba haciendo lo correcto?

Durante todo el trayecto me hacia la misma pregunta, no podía dejar de pensar en esto, no podía dejar de lado todo lo bueno que había hecho acá, la conexión que tuve con mis amigos, el reencuentro con Tyler y Stella, sentía que había sido todo en vano. Cuando entré a la escuela, todos parecían estar pendientes de sus problemas, escuchaba risas de la mayoría de mis compañeros, me acerqué a mi casillero y guardé mis cosas, saqué dos cuadernos y me dirigí a la sala que me tocaba.

Presté el doble de atención, todos los profesores me daban la información dos veces para entregársela Adam, tenía muchos apuntes, de alguna forma olvidé lo que tenía en la mente, me concentré en la clase de matemáticas, hoy había examen y no había estudiado nada. Cuando vi la hoja con los ejercicios, traté de responder la mayoría de los ejercicios, todos estaban concentrados en su hoja, al parecer yo era la única que había terminado.

Me levanté y le entregué el examen.

– Le acabo de enviar el archivo al alumno Adam, el director me informó que usted lo iba ayudar a subir sus notas – parecía que estuviera preguntando.

Asentí.

– Sí, yo lo ayudaré.

Me entregó una guía para Adam, salí de la sala y me dirigí hacia mi casillero, guardé mis cuadernos y las guías en la mochila que tenía guardada, una chica se me acercó dándome una mirada bastante seria, creo que la había visto antes.

– ¿Eres amiga de Adam? – Me pregunto mientras no dejaba de mirarme – Quería saber si estaba bien, ¿sabes? No ha venido a la escuela.

Reí y asentí.

– Sí, iré a dejarle estas cosas – Le señalé las guías – Está suspendido por la pelea del otro día.

Ella se tocó el cabello y me dio una sonrisa, podía ver que su mirada se había quedado en dónde estaba el moretón que aún seguía allí.

– ¿Te duele?

Cerré mi casillero y la miré de frente.

– ¿Qué quieres saber? – Pregunté bastante seria – ¿Algo en específico?

No me agradaba esta chica, parecía estar muy interesada en Adam.

– Adam fue mi novio, claro que quiero saber de él – Añadió con una sonrisa – Quiero saber si está bien, si necesita algo.

Voltee mis ojos y la miré tratando de entender que vería en ella, esta chica era mala.

– Adam es mi novio ahora, lo que necesite me lo pediré a mí.

Lo que más odiaba eran las personas así, salí de la escuela y me dirigí hacia su casa. Nunca me había puesto a pensar en que si con Adam teníamos algo. Antes de ir a su casa, debía ir a la mía a dejar mis cosas, cuando abrí la puerta, Felipe estaba sentado en los escalones mirando su teléfono.

– Hola, ¿Estás bien?

Al momento en que hablé, sus ojos encontraron los míos, parecía estar nervioso.

Me acerqué a él, poniendo una de mis manos en su mejilla, mi hermano casi nunca se enfermaba, pero cuando lo hacía, había que llevarlo al hospital y hacerle muchos exámenes, pero esta vez no era eso, parecía ser algo más grave.

– Recuerdas a Clara, ¿verdad?

Clara es su novia de hace dos años, pero no se ven hace meses, desde que Felipe entró a la escuela han sufrido con tener una relación a distancia, algo que los dos han aceptado.

– Claro que lo recuerdo, me agrada – Le respondí.

Él asintió pasándose las manos por el cabello, parecía nervioso.

– Sí, lo es – Aclaró su voz – Nos vimos hace un mes a escondidas – Podía ver un poco de vergüenza por el tono en que lo habló.

– No tienes porqué sentirte así, extrañas a tu novia. Eso es todo.

Le sonreí para tratar de calmarlo.

– Sí, la extraño – Respondió mientras se paseaba por la casa – No soy muy responsable, volví a la escuela para ser mejor, para tener más responsabilidad pero... – comenzó a balbucear – ¿Ser padre? Sólo tengo veintiún años, Diana.

¿Qué?

Lo miré sorprendida, Felipe tenía miedo. Me acerqué a él y le di un abrazo. No sabía decirle nada, no podía encontrar las palabras adecuadas, pero de alguna manera él se calmó.

– ¿Clara esta...? – Pregunté.

El asintió sin dejar de mirarme.

– Tiene un mes... Digo, tiene retraso, ella me dijo... – Felipe parecía tener un ataque de pánico.

Me puse en frente de él, podía ver que su respiración estaba muy agitada, lo miré a los ojos mientras que lo ayudaba a respirar, sus ojos estaban dilatados pero de a poco su respiración comenzó a calmarse, mientras que cerraba sus ojos.

– ¿Te sientes mejor?

Felipe abrió sus ojos y me dio una sonrisa.

– Sí, gracias – Añadió – Me gustaría estar seguro antes de poder contarle a mamá.

Asentí.

– Claro, no te preocupes – Le sonreí – No le diré nada.

Felipe me contó todo, luego de que estuviera un poco más calmado. Clara estaba con un mes de retraso, ella estaba nerviosa al igual que él, habían pedido una hora al médico, Felipe iría con ella, iba a llegar más tarde a la escuela, ya tenía el permiso asegurado con su teniente. Felipe es un chico responsable, nunca podría pensar en nada negativo, me lo podría imaginar con un bebé en sus brazos, paseándose por la casa.

Felipe salió a tomar aire, mientras que él salía yo iba a buscar ropa para ir a la casa de Adam.

***

Cuando llegué a su casa, me quedé unos segundos afuera, me gustaba la sensación que tenía cada vez que estaba con él. Toqué la puerta y luego de unos segundos me abrió.

– Hola – Me sonrió – ¿Cómo estás? Pasa.

Entré mientras que Adam cerraba la puerta, no había nadie en su casa. Estábamos solos y eso me aterraba un poco. Subimos de inmediato a su habitación, Adam estaba escuchando música relajante, su escritorio estaba lleno de papeles, al parecer se tomaba enserio la semana sin escuela, aún era responsable.

Me senté en la cama mientras que él volvía a la silla del escritorio.

– ¿Me traes algo? – Preguntó mirando mi bolso.

Saqué las guías que me entregaron, él parecía más tranquilo mientras le explicaba de qué trataban.

– Sí, todos preguntaron por ti y – Aclaré mi voz – Una chica también me preguntó por ti.

Al momento en que lo dije, se dio vuelta y me dio una mirada, mientras que yo miraba a las paredes.

Que no me afecte, que no me afecte.

– ¿Una chica? – añadió confundido.

Asentí.

– Decía que fue tu exnovio – Dije mientras lo veía a los ojos.

Su mirada cambió a una más seria.

– Ah, es Elizabeth – lo decía sin importancia.

Miré a otro lado, de a poco sentí que un peso en la cama se hundía, cuando me di vuelta Adam estaba a mi lado, muy cerca de mí.

– ¿Estás celosa? – Me susurró al oído.

Por cada palabra que escuché, sentí un pequeño escalofrió por todo mi cuerpo, le sonreí y lo miré de reojo, Adam me comenzó a besar el cuello, haciendo que moviera mi cabeza para que tuviera más acceso. Luego me besó en la punta de mi oreja haciendo que todo mi cuerpo temblara, el beso de a poco comenzó a llegar a mis labios.

Lo miré a los ojos, sus ojos estaban dilatados. Podía sentir que mi corazón estaba a punto de explotar. Lo miré por última vez y me subí encima de él, sin dudarlo él puso sus manos en mi cadera, Adam me sacó un mechón que cayó por encima de mi cara y lo puso detrás de mí oreja, haciendo que sonriera. Lo besé lento y Adam me siguió el beso sin dudarlo, así estuvimos varios minutos, hasta que Adam se fue cayendo lentamente en la cama, haciendo que quedara con más espacio, los besos comenzaron a ser más apasionados, con más rapidez y con más deseo de continuar.

Cambié de posición quedando de bajo de Adam, me besó en el cuello y en la boca, mientras que lo hacía mis ojos se cerraban. Quería continuar, quería estar más cerca de Adam, quería sentirlo, quería tenerlo todo. Sabía que él también lo quería, podía sentirlo por todo su cuerpo.

Se detuvo y me miró a los ojos durante varios segundos, impaciente por saber de mí.

– ¿Estás segura? – Me susurró mientras que sus ojos me analizaban.

Lo miré a los ojos decidida, realmente lo quería.

– Sí. 

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