#24
Sentía las pulsaciones de mi corazón en mi mejilla, aún más fuertes que con el golpe anterior, me levanté sin mirar a nadie, no quería enfrentar a nadie y menos a burlas de alguno de los que estuviera acá, al momento en que me iba alejar, unos pasos más fuertes se sintieron, indicando que venía el director con varios profesores, cuando llegaron comenzaron a mirar a todos en busca de respuesta.
– ¡Todos vuelvan a sus salas! – Gritó uno de los profesores, todos parecían haber estado decepcionados por no saber lo que iba a ocurrir a continuación.
Uno de los profesores que venía me entregó un pañuelo para poder limpiarme, me llevó hasta la puerta del baño, él se quedó afuera esperándome, podía oír por la puerta hacia afuera la voz del director hablando con los demás.
– ¿Qué voy hacer con ustedes? – Su voz sonaba cansada – Adam y Kevin los espero en la oficina.
Me terminé de limpiar la nariz y salí del baño, el profesor me sonrió y me indicó que debía seguirlos, su mirada estaba en el moretón que tenía del golpe anterior. La oficina del director era bastante grande, tenía un mesón dónde habían unos cuadernos y hojas sueltas, al frente de ella había una silla indicando que se sentaba el director y al frente, tres sillas mucho más simple.
– Por favor, Srta. Fuller, siéntese.
Me senté poniendo el paño donde aún sentía que caía un poco de sangre.
– ¿Quién comenzó la discusión está vez? – Miró a Kevin y luego Adam, su mirada estaba fija en mí, pero cuando nuestros ojos se encontraron, miré a otro lado.
Kevin tenía una mirada desafiante, no tenía intenciones de colaborar. El director tenía una mirada bastante seria, de pronto se dirigió hacia mí.
– ¿Nadie dirá nada? Entonces, Srta. Fuller, ¿Podría ser amable de decirme que sucedió allí?
Me saqué el pañuelo de la nariz, esperando que no sangrara más, al hacerlo el director hizo una mueca.
– Tampoco sé la razón director, sólo sé que recibí un golpe de parte de Kevin.
Él asintió mientras abría un libro.
– Kevin, ¿Qué haré contigo? Esta es la quinta vez que te encuentro peleando – Exclamó el director – Y la tercera de usted, Adam.
Escribió unas cuantas cosas en las hojas de ellos negando, de pronto agarró el teléfono y comenzó hacer unas llamadas, pasaron unos minutos hasta que las personas comenzaron a llegar, los padres de Kevin, los padres de Adam y mi madre.
– ¿Qué ha pasado? Diana, querida, ¿Estás bien? – La voz de la madre de Adam sonaba preocupada mientras me daba una mirada.
El director parecía confundido ante su preocupación.
– ¿Se conocen? – Añadió confundido.
Ella le sonrió poniéndose detrás de Adam, el padre no decía absolutamente nada.
– Claro, es la novia de mi hijo.
¿Qué?
Miré Adam de inmediato tratando de entender que era lo que había ocurrido. Digo, no tengo problemas en serlo, pero no habíamos tenido ni tiempo de aclararlo. La puerta se abrió de una manera un poco más escandalosa, indicando que tenía mi madre, la mujer más calmada.
– ¿Quién fue? ¡Quién es el animal que anda golpeando! – Exclamó mi madre mientras me examinaba de cerca.
El padre de Kevin permanecía en silencio, el director era el único que hablaba.
– Los cité a todos principalmente por dos cosas, la primera situación que hemos estado teniendo durante mucho tiempo, las peleas constantes de sus hijos – Aclaró señalándolos – La segunda situación es a causa de la discusión la Srta. Fuller recibió un golpe de parte de Kevin.
El padre de Kevin escuchaba atentamente a lo que decía, mientras que negaba mirando a su hijo, el padre de Adam seguía en silencio.
– No es la primera vez que ocurre esto, tenemos reglamentos que no permite ningún tipo de peleas en la escuela – Dio un suspiro mirando a los dos culpables – He tomado la decisión leyendo sus historiales, que el alumno Kevin será expulsado de la escuela.
Ni una pisca de arrepentimiento de parte de él, el padre asintió dándole un apretón en el hombro a su hijo, indicando que debían levantarse de allí. Esperó a que ellos salieran para poder dar las otras respuestas, Adam parecía estar atento a lo que diría.
– En cambio, con Adam solo hemos tenido tres reuniones, he notado cierto cambio en él, pero aquí estamos otra vez, ¿Qué ha pasado Adam?
Adam levantó su cabeza mirando al director, se notaba que estaba arrepentido, pasó las manos por su cabello bastante serio.
– Director, lo siento – Decía suspirando – Todo ha estado bien, sólo que... Kevin ha dicho algo que realmente me molestó y no pude aguantarme. Perdón por eso director.
El director se levantó de la silla y comenzó a caminar mientras pensaba en su decisión final, mi madre se había sentado en la silla de al lado.
– Disculpe que lo interrumpa, pero ¿Mi hija tendrá alguna consecuencia? Ella no ha hecho nada.
– Claro que no, Sra. Fuller – Exclamó mirándola – La citamos para saber por qué había ocurrido la pelea.
Mi madre asintió.
– He tomado la decisión de suspenderte por una semana – Decía mirando Adam, noté alivio en sus ojos, incluso hasta una pequeña sonrisa que estuvo a punto de salir – Aún deberás entregar tus trabajos y ponerte al día con las clases, por lo que veo, hay ciertos reclamos de profesores.
– Yo me encargaré de ayudarlo.
¿Eso salió de mí?
Mierda.
Siempre he sido una persona muy impulsiva.
– Me parece bien, gracias por su ayuda Srta. Fuller – Exclamó agradeciéndome – Espero que está vez Adam cumpla, ya que no habrá otra oportunidad.
Él asintió dándole un apretón de manos y una pequeña sonrisa, todos nos levantamos de allí hacia la salida, mi madre iba hablándome sobre las consecuencias de ser impulsiva, de que no debía meterme en problemas, pero no podía concentrarme del todo, ya que a mí lado, Adam iba mirándome preocupado.
– Adam, ¿Qué está pasando? – Decía su madre – No es primera vez que peleas con Kevin.
Adam cambió la mirada que tenía, volviéndose a su madre.
– Kevin ya me tenía harto, no podía dejarlo ir tan fácilmente...
– Cariño, ¿Me estás escuchando? – La voz de mi madre hizo que la mirara – Iremos al hospital a que te examinen, ese moretón apareció muy rápido.
Mierda.
Asentí y salimos de la escuela, mi madre no tenía auto, así que nos tendríamos que ir caminando, el hospital quedaba a dos cuadras de la escuela, al momento en que íbamos a caminar, la madre de Adam nos llamó.
– diana, cariño, ¿Cómo se irán al hospital?
Mi madre la observó por primera vez.
– No se preocupe, nos iremos caminando – Decía mi madre sin dejar de mirarla.
– Es lo mínimo que podemos hacer, déjennos llevarla al hospital por lo menos, así estaremos más tranquilos de que su hija esté mejor.
Caminamos hacia el auto de ellos, era muy espacioso, mi madre se fue conmigo en la parte de atrás, yo me senté al medio, a mi lado izquierdo iba Adam mirando al suelo y mi madre a mi lado derecho mirando a la ventana y conversando con la madre de Adam.
– Lo siento... – Me susurró Adam.
Lo miré y asentí, no sabía muy bien que pensar en este momento, el trayecto al hospital fue rápido. Cuando llegamos allí, nos despedimos amables de ellos y entramos a urgencias, me pusieron en una camilla mientras que uno de sus compañeros me comenzó a limpiar la herida, mi madre estaba en una esquina rellenando unos papeles, un enfermero apareció a mi lado indicándome que debía mirar hacia arriba para que dejara de sangrar mi nariz.
– Srta. Fuller ¿Cómo se siente? ¿Algún dolor? – Me examinó y a la vez veía la ficha médica – Ese moretón de allí se nota como de unos días antes, no coincide por lo de hoy...
No podía mirarlo, de pronto mi madre apareció a mi lado.
– Sí, eso le iba a comentar... – Decía mi madre – Me fijé en ese nuevo moretón, pensé lo mismo que usted.
– Le pregunté a su hija, ¿Podría dejarnos a solas? Su hija ya es mayor de edad – Respondió de mala gana.
– Doctor, si insinúa que golpeo a mis hijos... Decía mi madre en un tono preocupante, pero el doctor la volvió a interrumpir.
– Srta. Fuller, espere afuera por favor – Aclaró en un tono autoritario.
Al momento en que mi madre iba a salir, bajé la mirada y comencé hablar.
– Doctor, ese moretón no me lo hizo mi madre – Le respondí un poco molesta – Me lo hizo mi hermana, tuvo un episodio.
– ¿Episodio? ¿De qué hablas Diana?
Miré a mi madre y al doctor.
– Ella estuvo un tiempo en el ejército, cuando me acerqué a ella la encontré desprevenida y me atacó pensando que aún estaba allí...
El doctor asintió y anotó unas cuantas cosas en mi ficha, mi madre se sentó a mi lado bastante preocupada.
– ¿Cuándo ocurrió? Lizzy estaba bien... – Decía con tristeza – Lo hubiera prevenido o algo...
Podía ver que trataba de culparse, puse mis manos en las suyas.
– No es tu culpa, Lizzy pasó cosas horribles allí, dale un poco más de tiempo, ya estará mejor.
Me dio una sonrisa, me apoyé en su hombro y descansé en ella.
– Disculpe, pero queríamos saber sobre una amiga, no sabemos su apellido...– Una voz conocida de escuchaba en los pasillos.
Mi madre miró al pasillo, dónde se veían una pareja de adultos conversando con la chica de recepción; más bien los padres de Adam.
– No podemos darle ese tipo de información, tendrá que llamar algún familiar.
– Déjalos entrar, Rachel – Mi madre llamó a la mujer, haciendo que se acercaran a nosotros, Adam venía detrás de ellos mirando a todos lados, cuando me notó, vi como su ánimo cambiaba en segundos.
– Oh cariño, ¿Te sientes bien? – Decía la madre mirándome y luego a mí madre – ¿Podemos ayudarla en algo?
Mi madre le dio una sonrisa amable.
– Muchas gracias, pero estaremos bien – Añadió en un tono tranquilo – Debe quedarse un poco más para examinarla, pero va a estar bien, lamento que nos conozcamos así, mi nombre es Camille.
Le dio un apretón de manos a los dos, ellos se presentaron dando su mejor impresión.
– Soy Claire, este es mi esposo Matthew – Sonrió amable mirándonos – Y claro, ya conoció a nuestro hijo Adam, que pasa más en su casa que en la mía.
¿Qué? Adam parecía tener la misma mirada que yo; de vergüenza.
– Claro, vino al cumpleaños de mi hija y le regaló algo hermoso que nos dejó a todos sin palabras.
La madre de Adam estaba curiosa por saber.
– ¿De verdad? ¿Qué fue lo que le regaló?
Miré a mi madre y luego sin pensarlo, toqué la cadena que llevaba en mi cuello.
– Esta cadena, tiene un significado muy especial – Le respondí mientras le sonreía.
La madre de Adam observó la cadena, en unos cuantos segundos notó que era de verdad.
Y así estuvimos un buen rato, de hecho nunca se fueron, estuvieron con nosotras hasta que logré irme, mi madre se tenía que quedar a completar su turno, así que los padres de Adam se ofrecieron a llevarme a casa, mi madre se notaba más cómoda ahora que los conocía.
– Si no quiere que se quede sola, podría ir a quedarse a dormir a la nuestra, tenemos una habitación de invitados.
Mi madre nunca le ha gustado la idea de quedarme en otras casas, incluso cuando salía con Mark, siempre le costaba darme permiso para ir a otros lugares.
– Estaría mucho más tranquila, gracias Claire.
Mi madre se despidió dándome un gran beso en la mejilla, Adam me ayudó a bajarme de la camilla, era muy alta y yo no alcanzaba a tocar el piso. Los padres de Adam me dejaron en frente de mi casa para entrar a buscar unas cosas, detrás de mí venía Adam, cuando abrí la puerta Felipe estaba a punto de salir.
– ¡Diana! Iba a llamar a la policía, no estabas por ninguna parte y Lizzy tampoco... ¿Pero qué te pasó en la cara?
Entramos a la casa, le traté de explicar lo menos detallado posible mientras que guardaba mis cosas en un bolso, Felipe no dejaba de mirar Adam que estaba apoyado en la pared mientras que nos miraba.
– ¿Quién fue el idiota? Digo, para ir a golpearlo también – Exclamó Felipe enojado.
– Fue Kevin, pero no te preocupes, le di unos cuantos golpes antes que Diana recibiera uno.
Felipe parecía estar más tranquilo, con tan solo oír una extraña conversación pude notar que se entendían y que se llevaban bien, Felipe no era muy bueno haciendo amigos, a veces era muy reservado. Le tuve que explicar que debía quedarme en la casa de Adam, sabía que había algo más detrás de todo esto, aparte de todas formas me iba a quedar sola, Felipe se iría a quedar a la academia, de pronto de su bolsillo sacó algo.
– Debo saber de ti, confío en tu novio, pero necesito saber de vez en cuando que estás bien – Añadió mientras me entregaba un teléfono – Es muy simple de usar, solo oprime el botón verde cuando aparezca mi cara.
Sonreí al escuchar su comentario, puede que sea un poco anticuada con respecto a los teléfonos, pero eso no quiere decir que no los sepa usar.
– Sé perfectamente cómo usarlo, pero gracias – Le di un abrazo apretado – Estaré bien, nos vemos mañana.
El asintió, nos acompañó hasta que me subí al auto, saludó a los padres de Adam, con Felipe siempre hemos sido muy unidos, tenemos casi las mismas edad, aparte siempre ha sido muy protector conmigo, siempre estaré agradecida por todo lo que hizo por mi cuando estaba en mi oscuridad.
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