#14
Hola a todos, quiero agradecer por el apoyo que he tenido en esta historia ❤️🩹 espero que esté disfrutando mucho los capítulos, recuerden que las actualizaciones son los días miércoles y viernes más o menos en la noche🤟
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Nos unimos a la mesa, dónde los padres de Adam estaban comiendo galletas. Estaba nerviosa, sentía que en esta cena me iban analizar por completo, pero me lo iba a tomar con calma. Todos estaban concentrados comiendo, pero una de las miradas estaba fijada en mí.
– Cariño, come alguna galleta – añadió la madre amable – No quedarán muchas con estos niños.
Reí junto a ella.
Agarré una galleta, podía notar que era muy grande, tenía muchas chispas de chocolate. Dentro de mí, sentía que debía comerla, lo quería mucho. En otro lado, sentía que si me la comía iba a subir de peso, no me iba arriesgar a subir más de peso. Me costaba muchísimo comer en frente de personas. Al parecer Adam notó la tensión que tenía, una de sus manos se puso en mi pierna, haciendo que me calmara.
Le di un mordisco a la galleta, sentía que tenía muchísima comida en la boca. Me sentía con mucha presión, a pesar de que nadie me estaba mirando.
– Diana, ¿Qué es lo que planeas estudiar, querida? – añadió la madre.
Dejé el resto de la galleta en el plato y tragué con dificultad lo que tenía en la boca.
– ¡Ay madre! No es necesario hacer ese tipo de preguntas – dijo Adam.
Aclaré mi garganta y la miré.
– Me gustaría estudiar idiomas. – exclamé.
Ella asintió, el padre tomó un sorbo de agua y me miró.
– Tengo un amigo en la universidad de Nueva York, si quieres puedo hablarle de ti.
¿Que?
Eso era lo que siempre he querido, pero no iba aprovecharme de sus conexiones, lo iba a ser por mi cuenta.
– Eso es increíble – Le agradecí – Pero aún estoy en la escuela, lo tendré en mente, pero muchas gracias señor.
Él me dio una gran sonrisa.
El resto de la cena fue tranquila, tomé agua que era lo único que no me daba nervios hacerlo con gente alrededor. Mientras tomaba otro sorbo, Jake decidió hablar.
– ¡Mami! ¡Papi! ¿A qué no adivinan? – Dijo este –¡Adam se besó con Diana!
Por un breve momento, pensé que iba a escupir el agua que tenía en la garganta, pero lo único que salió, fue una tos nerviosa. Miré a Adam que parecía entender lo que estaba pasando, pero lo único que noté en él, fue una sonrisa.
– ¡Jake! ¿Qué te hemos dicho? No espíes a la gente, cariño.
Sonreí, tratando de mantenerme en calma, sin ponerme roja. Miré el reloj, habían pasado dos horas, quizás ya era tiempo de volver.
– Debo ir al trabajo, cariño. Volveré más tarde.
El señor se levantó de la mesa, dándole un suave beso a su mujer en los labios. Le dio un abrazo a Jake y un apretón de manos a Adam. Me quedé allí contemplando el momento, quizás extrañaba a mi padre. Pero de todas formas, aún seguía enojada con él.
– Diana, si quieres puedo ir a dejarte a tu casa – añadió.
Adam pareció ser más rápido en responderle a su padre.
– No te preocupes, papá. – Dijo este mirándome – La llevaré yo.
Todos nos levantamos de la mesa, bueno todos excepto Jake. El salió corriendo por sus juguetes. Al momento en que iba a salir de allí, la madre me llamó a la cocina.
– Diana, cariño – me dijo la madre – ¿Podrías venir?
Caminé hacia allá, muy tranquila. Ella estaba guardando unas galletas en una caja.
– Te guardé estas galletas, cariño – susurro – Sé que el problema alimenticio es difícil, pero se logra salir de allí. – Exclamó – Espero que lo que hayas pasado que te cause esto, lo puedas superar pronto.
Asentí, dándole mi mejor sonrisa. Le recibí las galletas y salí de allí. Adam estaba mirando su teléfono muy concentrado. Aclaré mi garganta y él me miró muy tranquilo, mientras guardaba su celular.
– ¿Estás lista? Te guardé tu ropa en esta bolsa.
– Sip.
Me despedí de todos, agradeciendo lo divertido que había sido todo. Jake estaba mirándome muy triste, podía notar que tenía migas de galleta en su boca.
– ¿Qué pasa pequeñín?
Me agaché para estar a su altura, Jake miraba hacia el suelo.
– No quiero que te vayas, hoy la pasé increíble contigo Didi. – añadió casi llorando.
Me partía el corazón verlo así.
– Jake, no te pongas triste – añadí en voz baja – ¿Te cuento un secreto? – Le susurré al oído – Voy a seguir viniendo.
En unos cuantos segundos, una gran sonrisa se le formó en su cara, me dio un gran abrazo. Cuando me levanté del suelo, Adam extendió su mano para que yo la uniera. Lo hice sin pensarlo, salimos de la casa en silencio, sin hablar de lo que había pasado.
– Eh... ¿Así que, me besaste? – Añadió – Por un momento pensé que estaba soñando.
– No digas tonterías.
Reí junto a él. Adam dejó de caminar y me miró de frente. Se acercó lentamente, poniendo sus labios en mi frente, dándome un suave beso.
Cerré mis ojos y le sonreí.
Seguimos nuestro camino hasta mi casa, Adam me iba contando la historia de su familia. No quise que fuera todo muy apresurado, pero al parecer él se sentía cómodo hablando conmigo. Nos sentamos en una plaza que había, tenía dos bancas de colores y muchos juegos alrededor de ellos.
– Cuando mis padres eran jóvenes, les costó mucho tener un hijo --- añadió mirando al suelo – Lo intentaron por años, pero nada le resultaba.
Estaba mirándolo de frente y me fijaba en lo que le costaba hablar de esto.
– Adam, no tienes que decirlo si no quieres.
– Quiero decirlo... – dijo Adam – Luego de dos años, contactaron a una agencia de adopción, eso fue menos papeleo para ellos, luego pasó un año entero y lograron contactarlos con una pareja – aclaró su garganta – Mis padres biológicos no podían tenerme en ese momento, entonces me enviaron a esa agencia.
¿Adam era adoptado?
–... Fui adoptado teniendo dos años, no tengo ningún recuerdo de mis padres biológicos – susurró – Cuando yo tenía diez años, mis padres lograron tener a su primer hijo, Jake llegó siendo un milagro a sus vidas.
Sonreí, puse mis manos en las suyas dándole un pequeño apretón, esperando que logrará entender que lo apoyaba.
– Pero Jake, ¿No lo sabe?
El negó con su cabeza.
– No, no quieren arruinarle lo que tengo con él – Me respondió – La relación de mis padres ha sido muy extraña desde el comienzo, con mi padre he tenido mejor conexión, ya que él fue quien me dijo que era adoptado.
– ¿Qué piensa tu madre? – susurré.
Él me dio una sonrisa a medias.
– Con ella ha sido complicado, pero hemos mejorado un poco la relación – exclamó.
Me levanté de la banca y le extendí mi mano. Adam la unió junto a la mía y seguimos nuestro camino. Nos quedamos en silencio, pero ya habíamos llegado a mi casa. Nos detuvimos en frente y Adam me miró.
– Gracias por venir a mi casa, le gustaste mucho a mi hermano.
Me acerque hacia él y le di un beso en la mejilla.
– Nunca iba a rechazar una invitación tan increíble como la de hoy.
Era verdad, había olvidado todos los problemas que tenía y había disfrutado toda la tarde. Me iba a girar para entrar a mi casa, pero Adam agarró mi mano haciendo que me volteara hacia él, sus labios se unieron a los míos, dándome un suave beso, mientras que sus manos estaban en mi cintura.
Estábamos a punto de separarnos, cuando escuché que alguien hizo un sonido. Los dos nos volteamos hacia la puerta y allí, estaba Felipe junto a mi madre, mirándonos.
Maldición.
Esto sí que era incómodo.
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