capítulo uno.
It's always have and never hold
You've begun to feel like home.
6 años después...
Abrió los ojos para encontrase con aquel aburrido techo de plafón, su espalda ya no era la misma de cuando tenía 16 y eso notó por como crujió su espalda cuando se levantó del sofá donde había reposado la noche anterior, y básicamente todas las noches desde hacía ya varios meses. Refregó su rostro varias veces con sus manos para despertarse un poco más y aclarar su visión.
—Te dije que fueras a casa, idiota —reclamó la rubia que yacía postrada en aquella camilla de hospital.
—Y yo te dije que no me movería de aquí—replicó, acercándose a la chica.
—No sé si amarte u odiarte, Changbin—dijo, tomando la mano del castaño tan pronto se aproximó a su lado.
—Las dos—plantó un tierno beso en la frente de la chica—. Eres mi esposa y juré estar contigo siempre.
Rita bajó la mirada por unos segundos conteniendo las lágrimas, puesto que sabía que su ''Para siempre'' sería efímero.
—Así será, mi amor—mintió para reconfortar a Changbin—. Deberías ir por un café para que te despiertes, luego ve a casa y aféitate antes de que te confundan con un oso.
Changbin río ante la broma— Probablemente sería el oso más tierno que hayas visto.
—No tengo pruebas de eso, pero tampoco dudas—Río— anda, ve a casa.
—No quiero—Gruñó como un niño haciendo un berrinche. No deseaba despegarse ni un minuto de la chica, no quería. Deseaba quedarse a cuidarla. Tenía terror de ir a casa por unas cuantas horas y que al volver ella ya no estuviese, se le rompía el corazón de solo pensar en ello.
—Changbin ve, prometo estar aquí, te voy a esperar — Lo miró directo a los ojos fingiendo que todo iba a estar bien.
— ¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Changbin asintió aun con el miedo calando por sus huesos. Dejó un beso en los labios de su esposa antes de retirarse de la habitación. Una vez sola Rita se permitió sacar el aire que ahogaba sus pulmones dañados ya, trataba de ser fuerte por él, trataba de fingir que iba a mejorar, pero sabía que no era así; era consciente que sus días estaban contados, pero Changbin no caía en eso o simplemente no quería aceptarlo. Hacía tan solo 6 meses cuando se enteró que el Lupus había atacado su sistema nervioso, que sus riñones funcionaban en un 40% al igual que sus pulmones ya estaban deteriorados, era tarde. Desde entonces fue ingresada en aquella clínica a esperar su muerte, cosa que Changbin no aceptaba aún, llegando el punto de discutir por ello.
Unos cuantos toques a la puerta llamaron su atención.
—Pasa—Indicó, pues sabía quién era.
Cierto morocho abrió la puerta con cuidado, mostrándose un tanto asustado. No esperaba que una enfermera lo llamara para decirle que Seo Rita quería hablar con él en persona.
—Hola...—Saludó el morocho, acercándose a la chica.
—Hola Seungmin ¿Cómo estás? —Preguntó amablemente.
—Un poco sorprendido de que llamaras, la verdad.
Rita río leve—Me lo imaginé.
Seungmin miró a ambos lados como si esperara que alguien saliera del baño o entrara de repente a la habitación.
—¿Y Changbin?
—En casa, tuve que casi rogarle para que se fuera.
Seungmin parecía nervioso de tantos rodeos: —No quiero sonar grosero, pero ¿Para qué me llamaste?
Rita mostró una sonrisa triste—Seungmin, me voy a morir y estoy consciente de eso, ya lo acepté.
—No digas eso, los médicos...—La chica lo detuvo haciendo una señal de alto con su mano.
—Déjame terminar...—Rita suspiró y se armó de valor— Yo acepté que voy a morir, pero Changbin no... él cree que yo me voy a levantar de esta cama pronto, los doctores solo le dicen que mi condición es estable a petición mía.
—Pero te ves bien...
La rubia negó—Mis pulmones pronto dejaran de funcionar...—Las lágrimas inundaron sus ojos—Están muy dañados, mis riñones apenas sirven y mi corazón es una bomba de tiempo.
Seungmin estaba en shock totalmente, era consciente que el estado de salud de Rita era delicado, pero no a ese extremo.
—No te llamé para hablarte solamente de mi estado—Observó por unos segundos un punto ciego antes de volver su mirada al morocho frente a ella—Quiero hablar de Changbin.
Seungmin lució sorprendido— No sé qué podríamos hablar de Changbin, más que de negocios.
Las lágrimas se desbordaron de los ojos de la rubia—Seungmin... él es un gran hombre y no lo digo solo porque es mi esposo. Él es noble, tierno, cariñoso, honesto, es un gran ser humano. No es perfecto y ha cometido errores de los que se arrepiente y siempre trata de solucionar.
—No entiendo. ¿A qué viene todo esto?
—Changbin su historia... la de ustedes...
Seungmin río leve pero nervioso— Rita... fue solo sexo y eso pasó hace cuanto... 7 u 8 años...
—No lo fue... porque esa noche procrearon a su hija—Dijo.
A Seungmin se le detuvo el corazón. De repente sintió que no podía respirar.
—No sé de qué hablas—Intentó negar.
—En la fiesta de Milán, esa noche te escuché hablar con Felix. Recuerdo que dijiste ''Changbin hubiese sido un gran padre para nuestra hija'', no lo recuerdas, pero yo sí, esa misma noche Changbin me confesó que ustedes tuvieron relaciones hacía varios años.
—No le digas...—Suplicó.
—No, no lo haré, no es algo que me corresponda a mí.
—¿Me llamaste para convencerme de que le diga?
—Te llamé porque... quiero lo pienses. Seungmin, Changbin piensa que la vida es injusta porque yo no debería estar aquí; yo creo que solo está tratando de poner cada cosa en su lugar.
Seungmin limpió unas lágrimas rebeldes que caían por sus mejillas. No tenía palabras.
—Se va a desplomar, cuando yo no este, eso lo destrozará en mil pedazos hasta el punto de que podría matarlo. Pero, si supiera que tiene una hermosa razón por la cual seguir... que tiene la hija que yo no pude darle, te juro por mi vida, Seungmin, no te vas a arrepentir ni debes estarlo porque no le pudiste dar un mejor padre a tu hija que Changbin—Trató de no llorar, no podía.
Seungmin se permitió tomar la mano de Rita, apretarla fuerte.
La miró a los ojos y le dijo —Lo sé. Lo sé, pero no solo se trata de Changbin o de mí. Hice lo que hice para protegerla de alguien que intentó hacerle daño... Mi padre. Han pasado tantos años que ya no... ya no.
—Búscala ... sé que Changbin no permitiría que algo malo le pasara. No quiero irme sin que me lo prometas Seungmin. Ustedes merecen una oportunidad con su hija... y quien sabe que surja después —La honestidad brillaba en los ojos moribundos la chica—Júramelo—Rogó.
Seungmin cerró los ojos pensándolo. No estaba bien realizar una promesa que no sabía si tendría las agallas de cumplir, tampoco quería negarse al último deseo de la chica agonizante. De repente el agarré en su mano se empezó a sentir más apretado, Seungmin abrió los ojos para darse cuenta de que Rita comenzaba a asfixiarse. Ella misma retiró el respirador de su nariz y medio sonrió. El morocho en su desesperación trató de soltar su mano, pero Rita no se lo permitió y apretó más fuerte mientras luchaba por respirar por si sola.
—Rita, déjame buscar ayuda—Ella negó mientras las maquinas conectadas a su cuerpo comenzaron a sonar fuerte emitiendo alertas.
Los doctores entraron a la habitación.
—¡Sus pulmones colapsaron! ¡Va a entrar en paro! — Gritaban los médicos mientras ella seguía aferrada a la mano de Seungmin.
Las enfermeras buscaron los utensilios de reanimación una vez entro en paro y un ventilador para conectarla.
Su médico de cabecera y gran amigo, Sunho, las detuvo dando la orden. Rita miró a Seungmin y asintió, Sunho por su parte tomó la otra mano libre de su amiga y espero...
Lo último que pudo susurrar antes de cerrar los ojos fue un ''Gracias''...
Se había ido...
—No no no no....
—Declárenla... yo llamaré a Changbin—Avisó el médico.
Seungmin soltó la mano de Rita luciendo perturbado.
—¡No hizo nada! —Le reclamó al médico.
—No había nada que hacer... ya no...—Le dio la espalda y se marchó, debía avisarle a Changbin.
Seungmin por su lado salió de la habitación, debía marcharse antes de que el castaño llegara. Muy tarde...
Al salir al pasillo encontró al médico hablando con el mientas que a Changbin se le transformaba el rostro al algo que no podía descifrar hasta que sus miradas se cruzaron y Seungmin se paralizó.
Changbin iba a correr hacía la habitación de su esposa, pero Seungmin lo detuvo.
—Changbin no... se ha ido....
—NO ¡NO! ELLA ME PROMETIÓ... YO SOLO FUI A LA CAFETERÍA DEL FRENTE Y ELLA...—El castaño lucía perdido, temeroso, triste, enojado.
Se dejó caer al piso de rodillas, no podía, la vida se había ido con ella... ¿Qué había hecho mal para que la vida le quitara lo más preciado y hermoso que tenía?
—¡ELLA NO! ¡ELLA NO POR DIOS! —Gritó a todo pulmón a la vez que lloraba desconsoladamente.
Seungmin se hincó tras él y lo rodeó con sus brazos—Changbin...— ''yo creo que solo está tratando de poner cada cosa en su lugar'' Aquella frase invadió su mente, logrando que apretara todavía más al desconsolado castaño entre sus brazos.
Seúl, Corea del Sur.
—Si... entiendo, llegaremos al funeral. Gracias por avisar...
Rosé colgó el teléfono colocándolo nuevamente en la base. Nayeon la había llamado para comunicarle que Rita, la esposa de Changbin había fallecido ese día.
Salió del estudio y fue directo a la recamara del rizado donde este descansaba y revisaba unos papeles. Tocó varias veces la puerta antes de entrar.
—¿Tres y dos? —Preguntó una vocecilla de cierta rubiecilla tramposa.
—Cinco—Contestó el rizado mientras observaba unos papeles.
Ambos estaban en la cama, Chan chequeaba algo del trabajo mientras que ''ayudaba'' a la pequeña con la tarea.
—¿Cuentas veces debo decirte que lo hagas la tarea? Eso es trampa—Le reclamó al rizado.
—No le hago la tarea. ¿Estoy haciendo tu tarea, cariño? —Miró a la pequeña con cierta mirada de complicidad.
—Noup mami—Respondió con un puchero.
Rosé iba a tener un ataque de nervios, Ella era una miniatura de Chan.
—Cariño ve abajo, Chiah te preparó pudín—La pequeña emocionada se bajó de la cama directo a la cocina, era amante al pudin.
Una vez Rosé se aseguró que la niña no estaba cerca, cerró la puerta.
—Rita Falleció—Dijo.
—¿Qué...? —Chan dejó lo que estaba haciendo.
—Nayeon acaba de llamarme, el entierro será mañana.
—Changbin no me dijo nada...
—Saldremos hoy para Incheon, quiero estar con él, debe estar destrozado—Rosé tomó asiento en la cama al lado de Chan.
—Si... organiza todo para salir más tarde—Ordenó.
—De acuerdo. Le diré a Chiah para que se quede con Mina...
—No. Ella viene con nosotros.
Rosé se sorprendió—¿Seguro?
—Claro, es mi mano derecha—Rosé le dio una mirada de reproche.
—Lo dices porque es una mini versión tuya.
Chan río—Una mini versión mía con lo gruñón tuyo.
—Es mi hija, debe serlo—La rubia se puso de pie para ir a organizar lo su viaje. Antes de abandonar la recamara miró al rizado—Si me preguntas, prefiero mil veces que sea una versión tuya que de su padre.
—¿Me estas comparando con ese perdedor?
—Eres imposible—Se marchó.
Chan se levantó de la cama dejando todos los papeles allí junto a los libros de Mina. Desde que nació, ese torbellino había puesto su vida de cabeza. Ella le daba la esperanza de que algún día encontraría a su hija, le mostraba lo hermoso que es ser padre.
A Felix no lo había vuelto a ver desde aquel día hace 6 años. Prometió no volverlo a buscar y lo ha venido cumpliendo de no ser por el fallecimiento de Rita, donde seguro tendrían que verse la cara nuevamente. La idea ya no le emocionaba, al contrario, le fastidiaba saber que le vería nueva vez y que todos sería igual de mierda que siempre entre ellos.
—¡Chan, salimos en tres horas! —Gritó Rosé desde la planta baja.
Bien.
¡gracias por leer!
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