capítulo tres.

Can you hear me screaming?Please don't leave me...

La carretera estaba casi desierta a pesar de la hora, pensó que encontraría muchos autos, pero nada. En la radio anunciaban probabilidades de lluvia para esa noche y sinceramente a Felix le agradaba escuchar eso ya que en la cabaña el resonar de la lluvia era más fuerte, cosa que le traía tanta paz interior. Nada como escuchar el sonido de lluvia frente a la chimenea con una tasa de chocolate caliente y algo de música; constantemente lo hacía cuando se sentía abrumado o cuando necesitaba pensar, y considerando la situación, aquello ha sido de las 2 cosas buenas que Chan había hecho por él, la otra era su hija.

Aparcó su auto frente al lugar cuando la llovizna empezó, sacó sus llaves y entró a la cálida morada. Tendió su abrigo en el perchero al lado de la puerta y se quitó los zapatos junto con sus medias, amaba andar descalzo por aquel lugar. Encendió unas lámparas de la sala para crear una luz tenue pero cálida y luego prosiguió con la chimenea. Caminó hasta el pórtico trasero para asegurar que las puertas de cristal estuviesen cerradas; corrió las cortinas para poder ver la lluvia caer. Fue directo a la cocina para preparar un espeso chocolate caliente con algunos bombones, días anteriores había rellenado la despensa, así que tenía todo lo necesario para preparar su capricho.

We say we're friends, but I'm catching you across the room—. Cantó en tono bajo aquella canción que desde hace días no salía de su mente—. Friends don't look at friends that way—

Tarareaba la canción mientras preparaba su chocolate, la lluvia se intensificaba cada vez más y eso lo hacía realmente feliz porque ya comenzaba a sentir el frío. Su celular sonó mostrando un mensaje del morocho en las notificaciones. "Estoy con Changbin, vino a casa y está muy mal. Te cuento luego. PD: Te debo una cena, perro." Leyó en el mensaje logrando que se le fuera el enojo ¿Por qué Changbin habría ido en busca de Seungmin? Esos dos son más estúpidos de lo que creía Felix, ambos obviamente sentían algo el uno por el otro, o era masoquistas, Felix votaba por las dos opciones.

El timbre de la puerta sonó logrando sacar a Felix de sus pensamientos. Nadie a excepción de Chan, Minji y él sabían de la ubicación de aquel sitio, así que sus opciones era cortas. Bajó las llamas donde se cocía el chocolate y fue a abrir la puerta para descubrir a un mojado Chan con una sonrisa a media detrás de ella. Felix se sorprendió de sobremanera al verlo allí.

—¿Qué haces aquí? — Cuestionó Felix.

—No lo sé, la verdad—Replicó Chan—. Pero no me pienso así que ¿Me invitas a pasar?

—¿Y si no quiero? —Se cruzó de brazos mostrando firme su oposición.

Chan sonrío—Me quedaré aquí afuera hasta morir de hipotermia por la lluvia o algo parecido—Alegó.

Esa absurda respuesta sacó una risilla de Felix, lo pensó unos segundos y luego aceptó.

—De acuerdo. Te dejaré pasar pero quítate tus mugrosos zapatos, llenaras de lodo mi piso.

Chan asintió como un niño siendo regañado e hizo lo ordenado, quedándose descalzo.

—Bien, ahora si, pasa—Se hizo a un lado para dejarlo cruzar y luego cerró la puerta—Traeré una toalla para que te seques y algo de ropa.

—Dudo que algo tuyo me quede.

—No... tú ropa sigue arriba, donde la dejaste, no he tirado nada.

Después de haber dicho eso, se marchó escaleras arriba en busca de las prendas de vestir. Chan aprovechó para quitarse la ropa mojada que llevaba, retiró prenda tras prenda hasta quedarse en bóxers y luego la llevó al área de lavabo.

—Encontré este jogger y creo que te quedan todavía y ¿¡Qué diablos haces!?—Exclamó.

—Me quité la ropa mojada, la llevé al área de lavabo—Explicó con calma, para él aquello no era la gran cosa.

Felix al ver la actitud despreocupada de Chan bajó la guardia, recordó que ya no eran adolescentes hormonales; simplemente eran adultos y nada estaba realmente pasando allí. Le tendió la ropa y este de inmediato pasó a vestirse sin más.

Felix lo dejó para ir a la cocina a ver su chocolate, apagó la llama para después servirlo en dos tasas.

—¿Eso es chocolate caliente? —Preguntó el pelinegro sentado en la isla de la cocina.

—Si. ¿Quieres malvaviscos?

—¿Qué tengo? ¿5 años? —Se burló.

—Jodete— Le tendió su taza y este la recibió.

Felix se sentó en la silla frente a Chan para tomar su chocolate, la situación era extraña ya que ellos nunca habían tenido esa clase de convivencia.

—6 años.. ¿Ah? —Habló Chan, tomando un pequeño sorbo de su taza.

—Esperaba que fueran más... sinceramente—Respondió.

—Lo siento.

—No lo haces. No lo sientes.

Chan río—No, no lo hago, porque a mi si me alegra verte—Dijo sin burla alguna en su voz.

Felix tomó de su taza y observó detenidamente el rostro de Chan para encontrar algún indicio de descaro o burla.

—No lo pareció, me ignoraste todo el día y luego te apareces aquí como si fuéramos los mejores amigos del mundo. Ya no quiero más engaños—Expresó con cierto tono de cansancio —No quiero más juegos mentales, Chan.

La mirada verde inspeccionó al chico, después de todo, Nayeon tenía razón.

—No hay más juegos, Felix. Ya no más.

—Entonces...—Dejó la taza sobre la mesa.

—Te ignore porque...—Dijo con calma—Era la única forma de controlar las ganas que tenía de besarte en el momento en que te vi.

Felix se mantuvo tranquilo ante la confesión de Chan. Quizás porque el también deseaban, muy en el fondo, ser besado por el rizado.

—¿Tú y Rosé están juntos? —Aquella pregunta había venido carcomiéndole desde hace rato.

Chan sonrío—Vivimos juntos. La ayudo a criar a Mina. ¿Pero si somos pareja? No.

—¿Cómo sabes que ella no está enamorada de ti? —Inquirió en un tono más serio de lo que quiso.

—No lo sé. Pero ella sabe de quién estoy enamorado yo—Le miró directamente a los ojos.

El más joven evitó la mirada del magnate, sentía como el corazón le latía tan fuerte, nada había cambiado.

En un momento ambas miradas se encontraron, era la primera vez que mantenían una sana conversación, sin altanerías ni a la defensiva. Al parecer el tiempo si había obrado en ellos.

—Perdón—Dijo Chan.

Felix lucía confundido—¿Qué?

—Nunca me disculpé realmente por todo lo que te hice. Quizás sea muy tarde pero, quiero sentir que si me disculpé. Mi intención nunca fue hacerte sentir como una basura, Lix. —Se sinceró— Lo que sentí cuando te conocí era algo muy nuevo para mí y sentir que podía más que yo... simplemente, me perturbó.

Felix no esperaba nada de eso, lo último que alguna vez imaginó fue escuchar una disculpa de los labios de Chan, por eso parecía tan absorto en sus pensamientos.

—Nunca debí tratarte como lo hice.

—No sé que decir al respecto. Ambos nos hemos hecho mucho daño y dañamos a nuestra hija de camino.

—La he buscado mucho—confesó.

—Te dije que no lo hicieras, ella debe estar mejor.

—No podrías apostar por eso.

Felix se levantó de la silla y salió de la cocina sin responder, pensar en que su hija estaba con otra familia y con todos los cuidados como le había prometido Doniya, le ayudaba a controlar un poco la ansiedad y la desesperación. Tomó asiento frente a la chimenea para despejar su mente con los colores de la viva llama.

Rato después, un cuerpo se sentó a su lado. Ambos apoyaron sus espaldas en el sofá para recostarse, sentados sobre la gran alfombra donde años atrás hicieron el amor.

—Estoy teniendo un Deja vú—Habló Chan.

—No—Dijo Felix observando concentradamente el fuego de la chimenea—No vayas por ahí, porque solo se va a quedar en eso. Un deja vú.

Chan se encogió de hombros abrazándose luego así mismo, hacía un poco de frío a pesar de la chimenea.

—Es la primera vez que hablamos sin ofendernos el uno al otro, como dos personas normales—Mencionó el ojiazul.

—¿Cuál es tu sabor de helado favorito? —Inquirió el rizado.

—¿Para qué quieres saber eso? —Replicó entres tiernas risas.

—Quiero saberlo porque no lo sé— Respondió simple.

Felix se acomodó un poco más en su lugar antes de empezar a contar.

—Inicialmente... era el pistacho—Observó unos instante a Chan— Pero... am... cuando estuve embarazado le tomé cierto amor al helado de chocolate orgánico sin azúcar.

Chan hizo una mueca de asco, cosa que hizo reír a Felix.

—Es asqueroso—Argumentó Chan.

—¡No lo es! Es muy bueno de hecho y era una de las pocas cosas que no vomitaba así que, era un manjar.

—¿Tenías muchas náuseas?

Felix se giró un poco para darle el frente al rizado.

—Si. Bastantes. Pero no me importaba—Observó el semblante de Chan, lucía un poco decepcionado, triste, molesto y eso no le gustaba porque usualmente venía seguido por insultos hacía el ojiazul.

Chan no dijo nada, miró a los ojos de Felix por unos minutos donde el silencio no era para nada incómodo.

—Ojalá tenga tus ojos. Azules y brillantes. Espero que tenga esa mirada tuya tan inocente.

—Yo espero que tenga tu carácter... no la parte tuya que es una mierda—Ambos rieron—Solo... que sea valiente, fuerte.

—No debiste hacerlo, Felix. No debiste alejarla.

Felix apartó la mirada y luego agachó la cabeza para contener las lágrimas.

—Hice lo que creí correcto en el momento. Chan, por Dios. Esta es la primera conversación que tenemos sin insultos o sin tratar de dañarnos el uno al otro. ¿Tú crees que entonces estábamos preparados para ser padres?

—Hubiésemos aprendido.

—No. ¿Nuestra hija era un ensayo o que? No. Ella no debe ser nuestra rehabilitación. Y tú sabes que ninguno estaba dispuesto a ceder entonces.

—¿Y ahora? ¿Ahora estamos dispuesto a ceder? —Preguntó el rizado.

La pregunta tiene tantos significados que Felix no sabía ni por donde contestar ¿El estaba dispuesto a ceder? Nunca lo había pensado, ya que en la vida, alguna vez imaginó que tendría este tipo de conversación tan seria con Chan. Si era lo que creía que era, ceder significaba mucho para Felix.

—¿Tú estás dispuesto a ceder? — Felix volvió a mirarle a los ojos.

—Lo estoy haciendo, justo ahora—Respondió sin titubear.

Felix apretó su labio inferior, luchando contra su orgullo y lo que realmente quería decir. Su mirada triste se clavó en el hombre frente a él.

—Si cedo... ¿Este es el Chan que veré cada día? —Preguntó, como niño asustado.

Puso sus manos sobre las mejillas coloradas de Felix, regalándole leves caricias con su pulgar.

—No te puedo prometer eso. Tú conoces mi temperamento.

—Entonces seguimos en las mismas, Chan—Replicó un tanto decepcionado, retiró las manos de Chan de su rostro—Yo no voy a dejar a Hyunjin para ser tú marioneta.

—¿De que hablas?

—Hablo de que yo siempre te he dado lo mejor mi...—Explicó mirándole directo a los ojos— Y yo solo he obtenido lo peor de ti. Y ahora, después de 6 años, me hablas de que debemos ceder cuando para ti ceder es que deje a Hyunjin para tener que ir a aguantar tus desplantes y maltratos solo porque ese es tu temperamento. No me jodas.

Chan se mantuvo en silencio unos minutos observando el semblante triste de Felix frente a él.

Continuó:—Quiero que cambies, Chan. Pero no porque me quieras a tu lado, sino porque sabes que yo también merezco lo mejor ti.

El rizado tomó unos minutos en silencio. Felix aprovechó para marcar distancia entre sus cuerpos; acercándose un poco más a la chimenea ya que comenzaba a hacer frío, o quizás solo quería evadir la respuesta de Chan.

—No puedo hacer eso—. Fueron las palabras que salieron del mayor. Felix cerró los ojos fuerza para evitar cualquier signo de lágrimas.

—Entonces... no tengamos esta conversación —Pidió mientras miraba las llamas de la chimenea.

Chan suspiró:— No puedo darte lo mejor de mí... porque tú eres lo mejor de mí. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y me devolviste el alma que me quebraron por tantos años cuando supe que estabas esperando a nuestra hija.

Chan se puso de pie. Lucía a punto de tener un ataque de ansiedad y euforia corriendo por su cuerpo. La mirada azul capturó cada uno de sus movimientos.

—No soy la mejor persona, no tengo las manos limpias Felix, probablemente he asesinado personas que ni siquiera lo merecían—Hablaba con la respiración acelerada—Hay días en los que quisiera amanecer muerto y no tener que lidiar con toda esta mierda. No soy una buena persona cuando no te tengo cerca y ese es mi maldito problema, pero a pesar de todo, nunca te he escondido la escoria que soy; nunca he fingido ser bueno solo para gustarte y aun así, te enamoraste de mí.

Felix también se levantó para acercarse a Chan.

—Seguimos en las mismas, Chan. No voy a ser tú centro de rehabilitación. No voy a quebrarme para completar tus piezas rotas— Dijo en su tono serio, observando los ojos verdes y cristalinos.

—Lo hiciste con Hyunjin. Y ni siquiera es capaz de aceptarte como eres.

Golpe bajo para Felix.

—Es mejor que me vaya, antes que esta conversación se vuelva hiriente para los dos—Dijo Felix.

—El que debe irse soy yo, al final de cuentas, es tu casa.

Con una última mirada, volvió a abandonar aquella casa, volvió a irse sin luchar, volvió a dejar a Felix llorando por él y con el corazón nuevamente roto. Todo volvió a repetirse. Como hace 6 años. 

¡gracias por leer!

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