Capítulo 30
Al cabo de un rato, cuando conseguí calmarme un poco, subí y Bill ya estaba de vuelta. Tom había hablado ya con los médicos, al parecer todo estaba bien, de momento. Las pruebas indicaban que no había lesiones cerebrales y que la pérdida de la memoria podía deberse simplemente al shock.
A lo largo de la semana le fueron haciendo más pruebas, y todas nos reportaron buenas noticias. Yo tuve que irme el viernes debido a mi trabajo. Estuve a punto de mandarlo a la mierda. En aquellos momentos no me interesaba mi trabajo, no podía concentrarme y no tenía ganas de alejarme de Hamburgo, pero Bill y Tom me convencieron de que fuese al menos esa vez. Después podría pensarlo con más calma.
Los días en Lisboa fueron agotadores, tanto por el trabajo como por el estrés que me supuso estar lejos de casa. A todas horas estaba colgada del teléfono hablando con Tom, pendiente de las novedades que pudiese haber. Bill llevaba esos días haciendo rehabilitación corporal. Tanto tiempo tumbado había pasado factura a sus músculos y articulaciones. Habían empezado haciéndole gimnasia pasiva, movilización de todas las articulaciones y ayudarle a estar sentado. Semanas después tendría que ir haciendo diversos ejercicios como caminar, levantar pesos ligeros, apretar una pelotita... todo lo necesario para reactivar la musculatura.
En cuanto pude volví a Hamburgo. Bill se alegró bastante de verme, pero ya no tenía la misma expresión parecía más serio. No tardé en comentar el tema con Tom.
- ¿Qué le pasa a Bill?
- No has tardado en darte cuenta ¿eh?
- ¿Qué le pasa?
- Creo que ya no se toma tan bien lo nuestro- suspiró
- ¿Cómo?
- Pues eso... al principio lo llevó bien por el shock, o a saber, pero ahora...
- ¿Pero está... enfadado? ¿triste? ¿decepcionado?
- Nada de eso... está decidido a salir de aquí y reconquistarte- sonrió- Y no le va mal en su propósito. Los médicos dicen que está teniendo una mejoría impresionante. Es probable que en un mes o un poco más pueda volver a casa aunque tenga que seguir viniendo cada día a rehabilitación.
- Eso es genial-reconocí.
- ¿Cuál de las dos partes?-rió él.
- Ya sabes cual – le miré-. Voy a hablar con él del tema... ve a casa y date una ducha. Descansa.
Le besé ligeramente los labios y entré en la habitación.
- Hola...-le saludé.
- Hola- me respondió incorporándose un poco.
Tom tenía razón, había mejorado mucho. Se había incorporado con menos dificultad de lo que esperaba.
- ¿Cómo estás?
- Deseando salir de aquí. Me estoy empezando a agobiar.
- Ten paciencia...
Me senté en el sillón y sonreí ligeramente.
- Siéntate aquí a mi lado ¿no?
Torcí el gesto pero me levanté y me senté a su lado en la cama.
- ¿Qué tal con mi hermano?
- Bill...
- Lo pregunto en serio. No me pegáis en absoluto, uno de los dos ha debido cambiar mucho y quiero saber cuál.
- No te voy a decir nada al respecto. Ahora lo que importa es que te pongas bien.
- Bah, claro que voy a ponerme bien. ¿de cuánto estás embarazada?
- ¿Qué acabo de decirte Bill?- pregunté empezando a enfadarme.
- Tom está cagado. Totalmente. No se ve como padre, y no me extraña.
- Vale Bill, se acabó.
Me levanté enfadada pero él me cogió por la mano. No me agarraba con fuerza, no tenía fuerza aún, pero el gesto me hizo darme la vuelta. Aproveché para mirarle con ira.
- Lo siento- se disculpó- es que aún no me acostumbro a que mi novia esté embarazada de mi hermano.
Pasé por alto lo de "mi novia" al fin y al cabo, él acababa de despertar y se había encontrado con todo de golpe.
- Pues te va a tocar acostumbrarte, Bill- afirmé con dureza.
Me soltó sin decir nada y salí de la habitación.
- Está en plan cabroncete- le informé a Tom que seguía allí.
- Ya- puso los ojos en blanco.
- Se le pasará.
Tom enarcó una ceja.
- Me parece que no conoces bien a Bill- fue su única respuesta
Al final su salida del hospital se retrasó hasta casi dos meses. Yo mientras tanto iba y venía de todas las partes de Europa. Simone había vuelto a casa, aún seguía bastante enfadada.
Desde el principio Bill insistió en venir a mi casa, o sea su casa... bueno, lo que fuese. Tom, sin embargo, prefería que Bill se quedase con él. No sé si no se fiaba de mi fidelidad o de las intenciones de Bill o si, en el fondo, estaba preocupado de verdad por Bill y quería tenerle lo más cerca posible. Al final el asunto se solucionó viniéndose los dos a mi casa. Bill podía andar por sí mismo, aunque iba despacio y se cansaba pronto.
Yo, por mi parte, empecé a asustarme un poco con la perspectiva de tener a Bill siempre en casa. Escuchaba las palabras de Simone en mi cabeza "¿Qué vas a hacer cuando le veas a menudo, cuando le escuches reírse o cuando vayáis juntos al cine o cualquier otra cosa? ¿Estás segura de que no vas a sentirte confundida?" Estaba claro que ella tenía razón y todo aquello no iba a ser nada fácil. Era evidente que aún tenía sentimientos por Bill, sentimientos fuertes. Pero de algún modo que aún no alcanzaba a comprender lo que sentía por Tom era aún mayor. Nunca había creído que el amor podría ser tan desgarrador. Sentía demasiada tensión en mi interior, demasiada presión impuesta por los demás y por mí misma. Debía hacer lo correcto pero ¿acaso alguien sabía que era lo correcto? Dejé de hacer lo correcto cuando empecé a sentir cosas por Tom, y las consecuencias eran toda aquella locura.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top