Capítulo 19


Después de aquel día apenas tardé un par de días en volver a visitar a Tom. Le echaba de menos y quería ver si estaba bien. Se hizo a un lado cuando llamé al timbre y entré. Al llegar al salón vi que no había basura pero si un montón de cajas.

- ¿Y esto?- pregunté

- Voy a mudarme. A un barrio más... adecuado.

- No me lo puedo creer- abrí mucho los ojos por la sorpresa

- Pues créelo. Gracias a ti me he dado cuenta de que esto no tenía sentido. Aún no me hago a la idea de no tener a Bill revoloteando a mi alrededor pero ahora sé que amargándome no consigo nada.

Sonreí y me acerqué para abrazarle.

- Vas por el buen camino Tom- aseguré- ¿Y dónde vas a irte?

- A un barrio de las afueras. Tranquilo y con buena gente.

- ¿Tienes ya la casa?

- Sí

- Si quieres... te llevo en coche y dejas ya algunas cajas y... te instalas.

- No te preocupes, ya he quedado con Georg.

- Ah, bueno- dije algo cortada- Yo debería irme Tom, solo venía a ver cómo estabas pero tengo mucho trabajo... Pásate por mi casa y ya me cuentas que tal la mudanza y eso...

Salí casi corriendo hacia la puerta de entrada pero Tom me llamó antes de irme:

- Shannon, ¿estás bien? Te noto extraña.

Genial, simplemente genial. Había intentado actuar con normalidad pero parecía haber sido en vano.

- Sí, estoy perfectamente- dije con sencillez- Ya nos veremos.

Me fui sin darle tiempo a contestar. Subí al coche y fui hasta el hospital. Aparqué y caminé hasta la habitación de Bill. Como siempre me dio un escalofrío al entrar allí y sentí como se me encogía el corazón. Me senté junto a él en la cama y comencé a llorar.

- Lo siento, Bill... esto no está bien, lo sé, pero...

Se me cortó la voz. Tampoco sabía que decir. No sabía si tenía sentido que estuviese allí explicándome. Observé su rostro pálido, su relajada expresión... parecía que simplemente estuviese durmiendo un rato.

- Creo que tenías razón- dije al fin- Tom no es un mal tipo. Tom es... es... en el fondo es un cielo. No sé como he llegado a esta situación. Me siento como si te estuviese traicionando... traicionando de la forma más cruel posible pero no es esa mi intención. Creo que... quiero a Tom. Te sigo queriendo pero él... se ha ganado un hueco en mi corazón.

Me incliné y le besé con suavidad en la mejilla. Me levanté y me fui de allí más confundida de lo que había llegado.

No supe nada de Tom hasta casi una semana después, que recibí una llamada suya.

- ¿Shannon?

- Sí, dime Tom- dije reconociendo su voz

- Esto... ya me he instalado en la nueva casa y me preguntaba si te gustaría venir a cenar hoy o... bueno, cuando puedas.

- ¡Ah! Claro Tom, hoy me va bien. Dame la dirección.

Alcancé papel y lápiz y la apunté a toda velocidad.

- Vale, ya la tengo. ¿Qué te parece si me paso...a las 7.30?

- Genial. Hasta luego.

- Hasta luego...

Colgué y respiré hondo. Pasé toda la tarde pensando que ponerme. Me parecía estúpido pero... no pude evitarlo. Quería estar guapa, quería que se fijase en mí. Me decanté por una falda negra de vestir con una blusa azul clara. No me maquillé, no solía hacerlo porque tenía la piel bastante bonita y demasiado clara como para encontrar un tono adecuado. Únicamente me di brillo de labios antes de irme.

Ya era de noche cuando salí de casa y hacía bastante frío. Agradecí ir en coche y, más tarde agradecí llevar GPS. La casa de Tom estaba muy a las afueras y me habría resultado imposible de encontrar sin la ayuda digital. Me di cuenta entonces de que la casa de Tom era un chalet. No me lo había contado y yo había dado por hecho que sería un piso. Aparqué frente a su puerta y llamé por el interfono de la puerta exterior.

- ¿Si?

- Tom, soy yo.

- Ya salgo a abrirte.

Apenas tardó unos segundos en abrir. Me dejó pasar y caminé hasta el interior de la casa. Él cerró la puerta a mis espaldas. Me quedé impactada mirando a mi alrededor. Me recordaba a mi casa, y al piso que él tuvo frente al mío. Las paredes estaban pintadas de color amarillo claro, todo estaba limpio y olía a patatas fritas y a un asado.

- Vaya, que cambio- murmuré mirándole

- Ya ves. Me has pillado con las patatas. Déjame el abrigo y ahora te enseño la casa.

Me quité el abrigo y lo dejó en un perchero de la entrada. Fue hasta la cocina y le seguí. Me fijé en su ropa: pantalones sueltos pero no tan anchos como de costumbre junto con una camisa blanca que resaltaba lo moreno que estaba a diferencia de mí. ¿Cómo podía estar moreno en pleno invierno?

- Me alegro de que hayas encontrado la casa, está un poco complicado- dijo removiendo las patatas en la sartén

- Con el GPS no he tenido problema.

Él sonrió. Mis piernas temblaron y mi cerebro me riñó mentalmente.

- Yo creo que esto ya está... Estoy estrenándome como cocinero así que disculpa si algo está mal...- se sonrojó

Sacó las patatas de la sartén y las puso en una fuente. Abrió el horno y sacó pollo asado.

- En esto debo admitir que me ha ayudado mi madre- confesó

No dije nada. Me estaba dejando impactada. Estaba tan... cambiado. Con una actitud muy positiva, muy maduro y muy... cercano. Un montón de cualidades que nunca creí que tuviese.

- Vamos al salón... ¿Quieres vino?- preguntó de camino

- Claro.

- Tinto, supongo.

- Sí.

Sacó una botella de un armario y la abrió. Me echó vino en una copa y en otra para él.

- Siéntate, ahora traigo la comida

Tardó un par de minutos en volver con los platos hasta arriba.

- Creo que se te ha olvidado que como poco- bromeé

- Mejor que sobre a que falte- dijo sentándose a mi lado-Te diré que esta cena es una forma de darte las gracias.

- Tom no tienes que agradecerme nada...

- Sí, si que tengo. Me has abierto los ojos y no solo para recuperarme, que estoy en ello, sino que también me has inspirado a ser... una versión mejor de mí mismo.

- Tom nunca has sido malo...

- Antes no creías eso.

Le miré y él a mí.

- Antes estaba equivocada- musité

Él sonrió sarcástico y no dijo nada. Nos quedamos en silencio y empecé a sentirme incómoda.

- La cena está genial- dije por sacar tema

- Me alegro- sonrió

Cielos. Cada vez que sonreía así me recordaba a Bill. Les veía ahora tantos parecidos...

Habíamos acabado de cenar y recordé que aún no me había enseñado la casa.

- Enséñame la casa- pedí

- Vale, vamos

La cocina y el salón ya los había visto. Ambos eran espaciosos y poco recargados, sencillos, elegantes. Muy del estilo Kaulitz. Supuse que toda la casa tendría el mismo estilo y no me equivoqué. Subimos las escaleras y me enseñó la habitación de invitados y una habitación llena de guitarras e instrumentos.

- No puede faltar una sala así ¿eh?- murmuré

- La música sigue siendo mi vida. Todavía escribo algunas canciones.

- ¿Sí? Enséñame alguna- pedí

- Otro día, si te portas bien- bromeó

Continuamos la ruta a través del baño, de una habitación vacía que no sabía con qué ocupar y su habitación. Al igual que todo lo demás era sencilla: la cama de matrimonio en el centro con un edredón blanco, las mesillas de madera oscura a ambos lados, una coqueta con fotos encima... Me acerqué hasta allí y cogí una de las fotos. Era de un concierto antiguo, antes de que les conociese, Bill salía guapísimo y lleno de vitalidad. Suspiré.

- ¿En qué piensas?- preguntó acercándose a mí

- En Bill- dije con sinceridad

- ¿Y más concretamente...?

- En la ilusión que le haría vernos así, sin discutir.

- Sí... llevas razón. Creo que fuimos un poco egoístas y cabezotas.

- La verdad es que sí. Pero es que no te soportaba... solo con oír tu voz ya me ponía mala- confesé

- ¡Vaya! Que sincera... Yo tampoco te tragaba. Me parecías una pija repelente, creída y mandona. Me daba la sensación de que manipulabas a Bill.

- Joder... -suspiré- que sincero tú también.

Los dos sonreímos y nos quedamos callados. Dejé la foto donde estaba y me hice la remolona al subir la vista de nuevo. Tom me miraba directamente. Se acercó tanto que su nariz rozaba la mía. No me aparté. No podía creerme que aquello fuese real. Sus manos rodearon mi cintura y me pegaron a su cuerpo. Definitivamente aquello no podía ser real. Sus labios se posaron sobre los míos ligeramente al principio y después con más insistencia. Su lengua recorrió mi boca y después se separó, despacio. Le miré cohibida, le miré con culpa, aquello no estaba bien. Le empujé ligeramente para apartarle de mí.

- Creo que debería irme- susurré

Salí de la habitación y bajé al salón a por mi bolso. Cuando iba a irme vi a Tom ante la puerta principal. Parecía arrepentido.

- Shannon, lo siento. No debería haber hecho eso. No ha sido apropiado.

¿No era apropiado? ¿Por qué? ¿Por qué sentía remordimientos como yo o por qué no sentía nada por mí?

- Me voy- dije sin más

Se apartó de la puerta y me dejó salir.

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