Capítulo 11
No tardé en caer dormida y no me desperté hasta bien entrada la tarde del día siguiente. Me desperecé y entonces me percaté de un ruido ensordecedor: mi móvil sonando a todo volumen. Me levanté con los ojos semicerrados y miré quien era: Georg. No me apetecía hablar con él, no estaba segura ni siquiera de poder hablar. Apagué el teléfono y volví a tumbarme en el sofá, quedando dormida hasta el día siguiente. Cuando desperté estaba un poco desorientada, es decir, continuaba semidrogada. Miré a mi alrededor: sola como siempre.
Me levanté y tropecé, estando a punto de caer sobre la mesita de cristal del salón. Caminé hasta la cocina y me preparé un café bien cargado. Volvía a entrar en el ciclo de drogarme para dormir y tomar cafeína para estar despierta. Cuando el café se calentó me lo tomé en apenas un par de minutos. Y a continuación estaba preparando otro. Mientras tanto encendí el móvil y miré las llamadas perdidas: había varias de Georg. Miré el reloj. Era demasiado pronto para llamarle. Esperé bebiendo café y leyendo un libro hasta una hora más decente.
- ¿Shannon?- respondió al teléfono
- ¿Quién si no? ¿Qué querías?
- ¿Por qué no me lo cogiste ayer?
- Estaba ocupada- mentí
- Shannon... es sobre Tom
Me dio un escalofrío y se me pusieron los pelos de punta. La última vez que recibí una llamada así me habían dado la peor noticia de mi vida.
- ¿Qué ha pasado?
- Creo que sería mejor vernos
Y seguía. Aquello empezaba a ser como un déjà vù.
- Estoy en casa- le dije
- ¿Podrías venir a verme?
Recordé las pastillas y las numerosas tazas de café.
- No creo que pueda conducir. Mejor ven a verme tú.
- Vale... estaré allí en un rato.- aseguró
Georg vivía en la otra punta de la ciudad por lo que tardaría un buen rato. Aproveché para irme a la ducha. El agua caliente me relajó y empezó a darme mucha pereza salir de la ducha. Lo hice cuando sonó el portero automático. ¿Ya había llegado? Estaba claro que mi percepción del tiempo estaba muy alterada. Me envolví en una toalla y fui a abrirle. Mientras él subía en el ascensor me peiné el pelo y cuando llamó al timbre le abrí la puerta tal cual.
- Coño Shannon... que recibimiento- dijo con cierto grado de sorpresa
- Ya ves- sonreí sarcástica- Pasa y siéntate
Fue hasta el salón y se sentó en un sofá.
- Voy a cambiarme, enseguida vuelvo
Me puse unos pantalones de chándal y una camiseta de sport. Y volví al salón.
- ¿Qué pasa con Tom?- pregunté
- Vas a saco ¿eh? Verás creo que... necesita ayuda
- ¿Ayuda? ¿Con qué?
- Con él mismo. Está hecho una mierda de un tiempo a esta parte y me está preocupando. No se cuida, solo se dedica a beber y meterse en problemas.
Suspiré profundamente. A pesar de todo, aunque no quisiese admitirlo, Tom me importaba. Era el hermano de Bill y muy en el fondo de mi ser me importaba.
- ¿Y qué crees que puedo hacer yo?
- No lo sé... lo mismo contigo descarga su ira o es capaz de hablar sobre lo que le pasa...
- Descargará su ira. Pero yo no estoy de ánimo para eso
- Shannon, me tiene preocupado... En serio, tienes que verle
- Le vi ayer- pensé mejor- anteayer- corregí.- Y daba pena verle pero yo tampoco estoy bien. No le necesito a mi lado pateándome el culo
- Por favor Shannon, por Bill. Ayúdale - pidió
Aquello era jugar sucio y él lo sabía. Lo medité durante unos segundos.
- Lo intentaré.- cedí- Pero no sé que hacer para ayudarle. Ni siquiera sé donde vive ahora
- Dame un papel y te apunto la dirección
Le acerqué papel y boli y me lo apuntó.
- ¿Ahí?- pregunté asombrada
Era uno de los peores barrios de Hamburgo. Georg se limitó a asentir con la cabeza.
- Ten cuidado ¿vale?- dijo levantándose- Cuando vuelvas... avísame y me cuentas. Inténtalo con todas tus fuerzas Shannon, por favor. Si tú no lo consigues no sé que podremos hacer...
Se fue de casa dejándome con la dirección en la mano y sumida en un montón de dudas y preguntas.
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