14.

Realmente debo de estar loca, ni siquiera me gustan las bebidas alcohólicas y mírenme aquí sentada en este bar, con un vaso lleno de cerveza hasta el copete.

— Oh, no me había fijado— tenía una herida en la comisura derecho de sus labios.— ¿Te peleaste con alguien?

—Si— hasta me sorprendí, pregunté sin tener esperanzas de escuchar una respuesta.

— Y...

—No te contaré así que limítate.

—Vale— doy un corto sorbo a mi vaso— ¿Y de qué se puede hablar contigo?

—Yo te conté el motivo de mi soledad pero tú no me has contado el tuyo.

—Bueno, yo he estado sola casi toda mi vida— nunca le he contado a nadie sobre mi y hacerlo ahora abre heridas que creía que estaban cerradas— Mis padres murieron cuando tenía siete años y me dejaron con una tía que cada vez que podía me restregaba que era una huérfana, esa fue la peor etapa de mi vida, fui una niña que no tuvo ni un momento de felicidad, ni una amiga, ni nadie que la pudiera defender de todos aquellos que se reían de ella por tener los dientes chuecos y los zapatos rotos— tomo otra vez de la cerveza solo para tragarme las ganas de llorar— Tenía un hermano y ni siquiera sabía dónde estaba, al cabo de los años me lo encontré y lo primero que hizo fue pedirme dinero, estaba metido en muchos líos y lo ayudé, por eso vino a mi otra vez aquella noche que lo conociste.

—Si lo recuerdo.

—Creia que me quería, él me ayudó con un novio que tuve que también me hizo sentir como un desperdicio, me defendió y fue la primera vez que alguien me brindó su hombro para llorar, por eso está vez me quiso ver la cara— sin darme cuenta ya mi vaso iba por la mitad— Y pues bueno, llegué hasta aquí gracias a mi inteligencia cuando terminé la preparatoria me gané una beca en una de las mejores universidades y me convertí en una científica.

— ¿Y por qué ahora no tienes amigos?

—No lo sé, creo que no soy buena en eso suelen decirme que soy muy rara y la mayoría se alejan luego de utilizarme para algún beneficio propio.— ríe y lleva su mirada hacia mis ojos.

— Deberías de tener un título por ser tan idiota— asiento dándole toda la razón.

—Si, soy de las personas que todavía cree en la bondad de los seres humanos, no pierdo las esperanzas se que algún día conoceré a alguien que comparte mi mismo pensamiento.

—Te deseo suerte— toma de un solo trago lo que quedaba de su cerveza y se levanta— Hora de irnos.

— ¿Tan pronto?— asiente con su típica mueca de molestia.

Lo sigo hasta llegar afuera y caminamos hasta llegar a nuestras casas en donde esperaba en un auto un señor.

—¿Es ella?— le pregunta a Yoongi señalándome con su dedo índice y con una expresión bastante furiosa.— ¿Esta chica tan corriente es la que ocupó el lugar de mi hija?

—Está equivocado, yo...— me asombro al ver cómo aquel hombre plantó su puño en el rostro del chico.

— Eres el asesino de mi hija, no tienes derecho a tener algo con otra cuando por tu causa la mujer que te quería murió— aquello me estaba dejando aturdida— Más te vale terminar con esta estupidez Min Yoongi o me encargaré de destruirte la vida como lo hice años atrás.

— Señor yo no soy nada de él, es todo una confusión— me atrevo a decirle más recibí un empujón de este cuando se dirige a su auto.

—Y tú, ten mucho cuidado con ese asesino, es un maldito obsesionado por sus celos mi hija murió en aquel accidente, mejor aléjate de él antes de que termines como ella.— después de decir esas palabras cierra la puerta de un tirón y se retira.

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