Muy tarde llego a mi casa, después de un difícil día. Pero estoy satisfecha, pude pagar por un lugar mejor para las cenizas de mis padres y logré hacerles una buena ceremonia.

Cansada me siento en mi cama, y luego me dejo caer hacia atrás. Cierro mis ojos y luego me doy cuenta que ya mi mente estaba buscando una justificación para ir a molestar a mi vecino.

— Se me ha hecho costumbre— digo y me levanto para meterme al baño.

Después de ducharme coloco el secador de cabello, comienzo a secarlo, sin embargo algo desconocido provoca que el secador se detenga. Lo reviso y veo que tiene el cable partido.

— Joder, tendré que arreglarlo yo misma.

Con ayuda de una cuchilla y cinta adhesiva logro empatar los cables y suspiro antes de probarlo.

— ¡Ah!

Casi me muero, Dios que gran explosión hizo esto. Ahora sin luz ¿Habrá sido en toda la casa o en este piso nada más?
Los fuertes golpes en la puerta me confirma que es la primera suposición.

— Lo siento— digo al abrir y ver la cara de demonio que tenía mi vecino.

— Busca la manera de arreglarlo ahora mismo.

— Llamaré a los de la agencia— me alumbra con la linterna de su celular y yo me cubro con mis manos.

— Maldigo la hora en la que te mudaste a esta casa— dio la vuelta para irse pero lo detengo por su ancha playera.

— Le tengo miedo a la oscuridad— zafa su playera de mi con enojo.

— ¿Crees que me importa? Problema tuyo, fuiste quien causó todo esto.

— Por favor...— ahora agarro su mano.

— Te me estás insinuando ¿verdad? ¿Acaso quieres que pase la noche contigo?

— ¿Q-qué?... No...no es eso lo que quiero decir...

— ¿A no? ¿Entonces?— mira la unión de nuestras manos y rápido lo suelto.

— Nada, olvídalo.

— Pensándolo bien, me quedaré— me empuja hacia un lado y entra.— Llama a la maldita agencia ya.