🎨-XXIX
SeokJin probablemente debería comenzar a vestirse para irse de una buena vez. Se encontraba boca abajo en la cama de TaeHyung, ya habían repetido más de una vez, en diferentes posiciones y roles. Él había sido el último en recibir y había estado dentro de TaeHyung una vez.
No debería sentirse extrañamente eufórico y enérgico por otra ronda. ¿Qué estaba mal con él?
Una mano pesada se posaba en su espalda baja y lo hacía tensarse, estaba creído que TaeHyung estaría dormido. Este tendría clases que dar mañana y él un doble turno que cubrir. Pero el dueño de la casa no lo echaba aún, así que... Sólo un poco más de descanso.
— ¿Estás despierto? —susurraba TaeHyung, acariciando la zona de su espalda baja con sus largos y talentosos dedos que había tenido el placer de sentir.
— ¿No? —soltaba SeokJin extrañamente relajado.
—Idiota —respondía TaeHyung, el castaño reía secamente, pero no se movía. Seguía boca abajo y su cabeza mirando en dirección a la pared de TaeHyung—. Quiero follar otra vez —decía sin escrúpulos.
Bien, era un consuelo no ser el único eufórico e insaciable.
—Me duele el culo —decía intentando no ser el más descarado.
—No quiero follarte, quiero que me folles... Sólo lo hiciste una vez —decía el pintor.
Y SeokJin juraba que tenía un puchero pintado en ese rostro. Girando con la sorpresa pintada en el suyo, se encontraba a TaeHyung, con un exacto puchero en sus labios.
— ¿No tienes clases que dar mañana? —cuestionaba.
— ¿No tienes un doble turno que cubrir? —tiraba como respuesta otra pregunta. Cómo si no estuviera tan deseoso como su acompañante.
TaeHyung ponía los ojos en blanco ante el silencio del castaño y se acercaba, su pierna cubría el culo desnudo de SeokJin, nuevamente la sensación de piel con piel era tan enloquecedora con este hombre. La cercanía en sus rostros era una intimidad dulce y a la vez, daba miedo. TaeHyung era como un agujero negro que lo succionaba y chupaba sin que él pudiera evitarlo.
No sabía si la comparativa era buena.
— ¿No quieres follarme, SeokJinnie Kochinnie? —cuestionaba el pintor.
SeokJin resoplaba y pasaba su brazo por la cintura de TaeHyung, atrayendolo y acomodándose más de lado para tenerlo frente a frente. Las pollas de ambos nuevamente tocándose, semi erectas y listas para otra ronda.
—Sí quiero —respondía SeokJin, apretando más a TaeHyung contra su cuerpo—. Seré un maldito zombie mañana, pero mi cuerpo todavía quiere repetir contigo.
TaeHyung sonreía ladino, victorioso y llevaba su mano a la boca para lamer la palma y buscar la polla de SeokJin entre ellos y estimular con unas últimas sacudidas hasta su dureza. SeokJin siseaba entre dientes dejando escapar unos suspiros mientras TaeHyung buscaba su boca y lo besaba. Cuando menos lo esperaba TaeHyung se subía encima, encaminaba a su polla hacia su agujero y grandes manos presionaban sus caderas.
—No estás lo suficientemente húmedo, toma el lubricante y baña mi polla antes de lastimarte —pedía con voz ronca.
TaeHyung fruncía el ceño—. No estoy tan seco...
—Por un demonio, toma el maldito lubricante —ordenaba, TaeHyung resoplaba y lo alcanzaba de la mesa de luz de su lado.
Cuando echaba en su mano miraba a SeokJin—. ¿Satisfecho, mandón?
SeokJin reía ladino—. Aún no estás montando mi polla para eso. Pero es un comienzo —decía divertido, hasta que la mano lubricada bañaba su polla y sus pensamientos se desviaban por completo.
TaeHyung volvía a alinearse y cuando la punta del glande golpeaba su entrada y pasaba su anillo muscular con facilidad, un gemido escapaba de sus labios. ¿Por qué SeokJin tenía que sentirse tan bien? No se trataba de una simple polla golpeando en su punto dulce o sólo dar saltos en una para darse placer a sí mismo mientras un hombre lo miraba fascinado.
Simplemente era una combinación de todo. Sus manos grandes apoyadas en el pecho blanquecino de SeokJin con marcas de su boca y sus uñas, los ojos negros rasgados mirándolo de esa forma que podrían hacer que se corriera por el simple hecho de verlo como lo hacía. Con lujuria y devoción. En partes iguales.
No era la primera vez que lo miraban así, pero si era la primera vez que despertaban algo extraño dentro de él. Una necesidad de pertenecer que estaba dormida. Un hambre voraz por un sólo ser humano que deseaba con extraña fascinación.
Medio enojado, medio necesitado, se inclinaba y tomaba la boca de SeokJin que estaba semi abierta, respirando agitado por golpear sus caderas cuesta arriba para encontrarse con sus caídas y proveerle un placer más intenso. Su lengua se abría paso no dejando a SeokJin oportunidad de pelear, sino sólo de recibir. Respirar en su boca con ansias. Saciarse de las ganas que le tenía. Era ridículo, las bocas ajenas no sabían a nada en particular, pero SeokJin era totalmente dulce. Adictivo.
Él recibía la polla de SeokJin mientras que este recibía su lengua. Sus piernas se sentían débiles, pero sus bolas a punto de explotar con la sensación de cosquilleo en su bajo vientre. Las manos de SeokJin amazando sus glúteos, arañando con sus uñas romas su espalda, dejando gratas marcas que miraría luego con un maldito obsesionado frente al espejo. Estaba tan cerca que sólo podía morder los labios de SeokJin desesperado.
Gimiendo agitado.
—Dios. Estoy tan cerca —lloriqueaba, cambiando sus saltos a movimientos pélvicos desesperado que hacían que la polla de SeokJin raspara una y otra vez en su próstata—. Joder...
—Sí-... Ve por ello, cariño —decía SeokJin, con sus manos apretando su culo y ayudándolo a moverse más rápido, más intenso mientras sus pelvis también estaba en un constante movimiento errático—. Llévame allí contigo... —decía SeokJin con voz ronca, logrando morder el labio inferior de TaeHyung, su mandíbula, mientras una de sus manos subía a la nuca del pintor y lo retenía allí para acercarse a su oreja y murmura bajo y grave—. Hazme correr dentro de tu culo —ronco, sucio y crudo, pasando su lengua por el hélix de su oreja, mordiendo y chupando hasta tirar de su lóbulo y provocar todo tipo de sensaciones que hacían a TaeHyung correrse como un demente.
Seokjin gemía aún con su boca sobre su oreja, soltaba su nuca y tomaba su bonito trasero con sus grandes manos y golpeaba cuesta arriba mientras TaeHyung estaba más apretado, vaciandose encima de su abdomen y lo follaba más fuerte, más rápido a través de las réplicas del orgasmo ajeno para perseguir el suyo propio.
TaeHyung daba una serie de gemidos rotos, uno tras otro mientras era un muñeco deshuesado encima de SeokJin y lo sentía correrse en su interior. Era una sensación sucia y satisfactoria que le recordaba que no se había molestado en ponerle un maldito condón a SeokJin y este mucho menos había recordado aquello hasta que ambos terminaban de temblar, dejando que sus cuerpos se drenaran de toda la euforia reciente.
TaeHyung respiraba bocanadas de aire y SeokJin igual, aunque le costaba más debido al cuerpo pesado de TaeHyung.
—Mierda... —decía SeokJin en el silencio de la habitación, momentos después—. No usamos condón —soltaba con un tono de voz que estaba entre sorprendido y hastiado de su idiotez.
TaeHyung suspiraba, salía con sumo cuidado de encima de SeokJin, apoyaba su brazo en su frente y miraba su techo.
—Sí, eso fue... Estúpido —añadía incrédulo.
SeokJin relamía sus labios y miraba a TaeHyung—. Estoy limpio, si sirve de consuelo... ¿Y tú?
TaeHyung lo miraba y asentía en silencio. No decía nada.
SeokJin dejaba escapar el aire por sus fosas nasales—. Lo lamento, tendría que haberme dado cuenta, considerando que fui el activo esta vez...
—No te disculpes, Jin —fecía poniéndose de pie y buscando toallas húmedas para ambos.
Cuando le entregaba a SeokJin la suya este lo miraba—. Te ves molesto —añadía.
TaeHyung reía secamente—. No es eso... Al menos, no contigo. Conmigo —decía con un suspiro, tirando la toalla usada y alcanzando la de SeokJin para tirarla también y volver a la cama—. Jamás estuve tan ido como para no proveerte un condón.
El silencio se hacía casi ensordecedor luego de unos minutos.
—Me haces mal —mencionaba TaeHyung.
SeokJin fruncía su ceño—. ¿Cómo es eso? —preguntaba con ironía.
TaeHyung reía secamente y lo miraba—. Me comporto diferente contigo. No tengo autocontrol —admitía con una mirada sería y fija en SeokJin. Ambos se miraban en silencio, pasando saliva y relamiendo sus labios mientras se miraban, aún—luego de tanta locura y encuentros en una noche—con un hambre que parecía no saciarse. Siempre deseando un poco más y un poco más.
—Nunca fui tan irresponsable. Pensando simplemente en tener tu polla dentro de mí —mencionaba TaeHyung con ceño fruncido, casi parecía furioso—. Te quiero todo el tiempo dentro de mí.
SeokJin dejaba escapar un gemido ahogado, esas palabras no deberían apretar todos sus botones cuando recientemente se había corrido como un demente de primera. Pero ahí estaba, sintiendo que podía meter otro ronda en un par de minuto con este hombre.
Era insano.
— ¿Cuántas veces puede un ser humano sexualmente sano y activo, follar en una noche? —susurraba su pregunta a TaeHyung.
El pintor dejaba pasar los segundos y luego de unos momentos sonreía, casi rodando sus ojos.
—Eres un maldito insaciable y yo me siento cómo una maldita ninfómana —decía casi con ceño fruncido—. Estoy enojado y caliente a la vez.
SeokJin reía sin gracia—. De acuerdo, hora de dormir para ti y hora de irme para mí. Es bastante tarde —mencionaba viendo su teléfono.
Cuando lo tomaba, revisaba unos mensajes, sonreía y tipeaba con naturalidad su respuesta. TaeHyung usualmente no prestaba atención a esas cosas, pero extrañamente se preguntaba a quien le respondía con esa sonrisa suave y ojos dulces.
—Ay, mierda. Esto es raro —susurraba, llamando la atención de SeokJin, desviando sus ojos de su teléfono y sintiéndose bien por eso—. Carajo... —decía sonriendo secamente y satisfecho.
— ¿Qué es raro? —preguntaba el castaño.
TaeHyung resoplaba—. Esta sensación de satisfacción por desviar la atención de tu teléfono hacia mí —decía con voz ronca, algo adormilado—. No sé a quien le contestabas, pero la sonrisa en tu rostro se sintió tan molesta. Creo que no me gusta tu sonrisa pacífica y dulce.
SeokJin alzaba sus cejas y reía ladino, soltaba el celular y se giraba para quedar frente a TaeHyung—. Creo... Que tienes una caso leve de pequeños celos.
TaeHyung reía de forma sarcástica. Su risa grave ocasionaba tirones de placer en la polla de SeokJin—. Los celos son para gente insegura. Yo no lo soy —decía seguro.
— ¿Entonces qué es? ¿Tu narcisismo a flor de piel?
—Mi narcisismo es demasiado grande como para tambalearse sólo porque tú estás sonriendo a tu teléfono mientras le respondes a quien sabe con esa sonrisa estúpida —exclamaba, sintiéndose vagamente molesto.
SeokJin sonreía con dulzura—. Los celos apestan —decía suavemente, TaeHyung iba a golpearlo, no necesitaba escuchar también del mismísimo SeokJin que claramente los celos se lo estaban comiendo vivo, ya era suficiente con su psicóloga y Namjoon. Pero no podía evitar notar que SeokJin parecía ido, como triste—. Los celos arruinan todo —decía más contemplativo y pensador que acusador.
TaeHyung lo miraba curioso—. ¿Por qué lo dices de esa forma? —preguntaba curioso. SeokJin levantaba la vista y sonreía incómodo—. ¿Quién era?
— ¿Mmm?
—El mensaje —preguntaba directamente.
SeokJin suspiraba, y cambiaba su pose. Su espalda sobre la cama y mirando hacia arriba de nuevo, TaeHyung sentía que evitaba la confrontación. Aunque no debía de haber ninguna porque en primer lugar, él no tendría que haber preguntado nada.
«Maldito seas, TaeHyung» pensaba para sí mismo.
SeokJin suspiraba y luego respondía—. Hace unos días tuve una especie de pelea con Eun Woo.
TaeHyung apretaba sus dientes y mordía su lengua evitando decir nada al respecto. La sóla mención del nombre le molestaba demasiado.
— ¿Y por qué pelearon esta vez? —preguntaba desganado.
Realmente no le importaba, le molestaba la presencia de Eun Woo desde el inicio, pero ahora molestaba aún más, hasta la mención de su nombre.
SeokJin giraba su cabeza y lo miraba, clavaba sus ojos negros en TaeHyung y la piel de este se calentaba.
—Por ti —susurraba SeokJin, luego de un largo escrutinio en el que ninguno decía nada, volvía a mirar el techo y continuaba—. Y confesó de manera tensa que si tienen sentimientos hacia mí —decía con asombro.
TaeHyung quería golpear algo. O pintar y luego manchar dicha obra, con rabia y descontrol. Estos sentimientos de ira estaban desbordandolo al punto de clavar sus uñas sobre sus palmas mientras apretaba sus puños.
—Te lo dije —intentaba sonar natural, no como una víbora llena de veneno que quería escupir.
—Namjoon también lo hizo —mencionaba SeokJin distraído.
— ¿Le hablaste a Namjoon de tu amiguito? ¿Y siquiera le hablaste de mí o sólo de él? —dios, que alguien cosa sus malditos labios para evitar sonar como estaba sonando.
Verde de celos.
SeokJin alzaba sus cejas—. Volví al psicólogo pura y exclusivamente por ti. Eun Woo fue un tema aparte que saltó... —respondía SeokJin sin problemas.
A veces TaeHyung quería hablar sin que le molestará tanto lo que sentía, como a SeokJin. Él lidiaba con sus emociones sin problemas. Bueno, claramente él no tenía ninguna hacía mucho tiempo, mucho mucho tiempo, por ende se sentía sofocado por él mismo.
—Entonces —preguntaba a regañadientes y porque necesitaba saber—. ¿Él te mandó mensaje para reconciliarse o qué?
SeokJin suspiraba—. Él respondió a mi mensaje. Me estaba ignorando... Recién respondió —decía con una sonrisa suave.
TaeHyung nunca había visto esa sonrisa suave en su rostro. Le causaba náuseas. Un nudo en el estómago horrible.
— Jamás hubiese creído que él podría desarrollar sentimientos hacia mí —soltaba sin que TaeHyung pidiera detalles, pero no se negaba a oirlos—. Lo conozco desde pre-adolescente... Jamás me miró de esa forma
—O no te diste cuenta —soltaba amargamente.
—Siempre salió con y me habló de chicas —decia incrédulo.
—Entonces sólo era una faceta, nada serio —decía con ese veneno escurriendo de sus palabras.
"No deberías darle un segundo pensamiento. No debería importarte" quería decir, pero eso parecía demasiado brusco hasta en sus pensamientos. Probablemente sería violenta decirlo en voz alta.
SeokJin suspiraba, no estaba mirando a TaeHyung a los ojos y por alguna razón, al pintor no le gustaba que esquivará su mirada. SeokJin tenía la costumbre de hablarle y mirarlo directamente a los ojos.
—Eun Woo jamás hablaría por hablar sobre algo así —mencionaba.
Y el pintor no era idiota, SeokJin parecía necesitar hablar con alguien acerca de Eun Woo, pero muy en el fondo y por más que su curiosidad fuera grande para saber en qué posición se encontraba SeokJin con su amigo, él no tenía el valor de soportarlo.
«Jodidos celos. Envenenan al ser humano»
Suspirando, y apretando más el puño que escondía bajo su cabeza, preguntaba;
—Y si no es una faceta y sabes que habla en serio ¿Qué tienes para ofrecerle en todo esto? —preguntaba, SeokJin seguía mirando a la nada, no lo miraba a los ojos. Elevaba la presión sanguínea de TaeHyung—. ¿Tú sientes algo más que simple amistad por él?
SeokJin suspiraba, él no había pensado al respecto. No realmente, pero tampoco había decidido ignorar que su amigo no sentía cien por ciento amistad por él.
El pintor por su lado, tenía sus dientes apretados. Si SeokJin seguía guardando silencio él iba a-...
—Nunca imaginé a Eun Woo como una opción amorosa —mencionaba tranquilo—. Es mi mejor amigo. Como un hermano pequeño, pero creo que hace mucho ambos dejamos de vernos de esa forma el uno al otro.
TaeHyung quería levantarse y probablemente cachetearlo, para no sentir el nudo en el estómago y la falta de respiración.
—Entonces debería de temblar mi piso con respecto a él —susurraba.
SeokJin finalmente lo miraba—. Para alguien que no siente y sé que humildemente lo desestabilizo, no entendería por qué tu piso debería temblar si tú y yo no tenemos nada exclusivo y lo dejaste en claro cuando decidiste acostarte con alguien más hace unos días atrás... —el castaño se levantaba apoyándose en su codo.
TaeHyung resoplaba—. Obviamente no voy a arriesgarme a nada más que esto —decía señalando a ambos desnudos en su cama. El tono de su voz estaba una octava más alta—. Si sientes algo por alguien más que no sea sólo yo. No es lo mismo que sólo buscar a alguien por un poco de sexo.
SeokJin fruncía su ceño luego de suspirar—. ¿Entonces estamos teniendo la charla?
— ¿Cuál charla? No hay ninguna charla aquí. Tú comenzaste a hablar de tu amiguito y sus sentimientos y que volvieron a pelear y sonreiste todo-... —TaeHyung apretaba sus dientes—. Todo dulce y lindo —decía entre dientes, furioso consigo mismo por no poder callarse la boca.
—Yo no comencé nada, tú preguntaste cuando me viste sonreír y al parecer no pudiste soportarlo... Curioso. Una vez más celoso y posesivo, cuando no tenemos nada exclusivo —mencionaba.
TaeHyung alzaba su mentón y no decía nada. SeokJin lo miraba unos momentos y luego suspiraba.
—Me iré, mañana tengo un día ocupado siendo un esclavo laboral.
Cuando se ponía de pie para marcharse, TaeHyung nuevamente sentía esa sensación ya familiar y desesperada de retener a ese hombre a su lado un poco más. Su actitud le recordaba a su abuela cuando sentía desesperación porque su esposo alcohólico salía a beber y temía ser engañada y abandonada.
Se asqueaba a sí mismo.
—Bien, te acompañaré a la puerta —decía a la fuerza, buscando un pantalón cómodo y dejando que SeokJin se terminara de arreglar. Caminando en silencio y reprimiendo un ira desbordante mezclada con asco y algo más, se dirigía a su habitación de arte.
Destapaba el cuadro de SeokJin a medio terminar y en silencio acariciaba con la yema de sus dedos cada parte repasada. Cada curva, trazo y línea.
—Puedo volver este fin de semana para que termines eso —decía la voz de SeokJin detrás de él.
TaeHyung se tensaba, pero tenía un orgullo demasiado grande como para disimular que no había acariciado su imagen en la pintura. Apretando sus dientes entrecerraba sus ojos y giraba para encontrarse a SeokJin ya vestido y con bolso en mano.
—Seguro —decía fríamente, SeokJin asentía y lo miraba en silencio.
Había mucho que TaeHyung quería decir y no sabía cómo. No quería hacerlo. Era un poco complicado poner por obra el consejo de la doctora Lee sobre disfrutar más lo que estaba comenzando a sentir en vez de pensar en escenarios complicados o en querer ponerle un nombre.
— ¿Estás bien? —preguntaba SeokJin. Él no presionaría.
TaeHyung fingía repentinamente una espléndida y hermosa sonrisa rectangular—. Por supuesto. Sólo estoy cansado y tú debes irte. Te abriré la puerta —mencionaba saliendo, desesperado por estar fuera de la vista de SeokJin.
Con la puerta ya abierta y listo para despedir a su visita, notaba que una vez más SeokJin dejaría su apartamento sin que él haya admitido nada de la vorágine de sentimientos que estaba desarrollando porque aún no estaba seguro si la tormenta que SeokJin desataba en su interior y en su cabeza eran algo más que simple lujuria. Y por supuesto, no estaba seguro si era algo bueno para ofrecer.
— ¿Te veré el fin de semana? —preguntaba SeokJin, girando y viéndolo desde afuera de su puerta. Su mano sostenía la tira de su bolso sólo un poco más fuerte.
TaeHyung relamía sus labios y asentía—. Seguro, te diré el horario exacto, probablemente sábado —exclamaba despeinando su cabello.
SeokJin le sonreía y nuevamente la despedida se sentía incómoda e incompleta. ¿Era mal momento para decirle que sentía algo? ¿Pero que sentía? ¿Qué podría decir?
—Buena suerte con Eun Woo cuando lo veas —decía intentando sonar relajado.
Fingir empatía para un sencillo fin nunca había sido algo difícil, pero la verdad es que le estaba costando horrores. Se sentía acorralado por dos opciones, fingir que quería lo mejor para la amistad de SeokJin y Eun Woo o intentar alejarlo del todo del único tipo que podría tener el poder suficiente sobre SeokJin para quitárselo.
Aunque no estaba seguro que podría ofrecerle si ni siquiera sabía lo que sentía. Y ciertamente no había nada que quitarle, SeokJin no era un objeto y no era suyo.
—Gracias —decía el castaño, aún no se movía. Relamía sus labios y miraba a TaeHyung elevando su presión sanguínea otra vez. Mantenía silencio, pero no se movía en absoluto.
Ponía a TaeHyung demasiado ansioso.
—Sabes, sea lo que sea que ten-... —el teléfono de SeokJin sonaba con una llamada y cuando tomaba su teléfono, miraba a TaeHyung una vez más.
—Te veré luego, atiende tranquilo. Adiós, Jin —decía intentando sonreír y antes de que puediera fallar, cerraba la puerta, dejaba su oreja pegada a la puerta y suspiraba cuando escuchaba a SeokJin atendiendo.
—Hey, bestia... —los pasos llevaban a SeokJin lejos de su puerta, el corazón de TaeHyung se aceleraba, el nudo en su estómago se intensificaba y sus puños se apretaban.
A este punto su cabeza estaba hecha un auténtico desastre y su estado emocional era... Bueno, al parecer si tenía uno, eso ya era suficiente desastre.
Vendrán cosas...
Si se me fue el dedito, perdón 😭
Que tengan buen inicio de semana 💜💜
Con amor niñita Nanykoo 💜
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